jueves, 12 de septiembre de 2013

LA “VÍA CATALANA”: UN DÍA DESPUÉS

Ya hace años que estamos sufriendo una crisis de "MODELO" y más allá de “actos vistosos”, o de reivindicaciones de carácter patriótico o económico, muchos ciudadanos estamos profundamente descontentos con el modelo de sociedad al que nos han conducido nuestros dirigentes. Estamos profundamente desencantados y necesitamos decidir un nuevo y mejor modelo de sociedad, claramente distinto del que, la clase extractiva dirigente actual, ha sabido o querido encarrilarnos durante esta dilatada época post-dictadura. 


Necesitamos con urgencia un modelo y un proyecto válido para detener el empobrecimiento de la gran mayoría de los ciudadanos. 
Los ciudadanos que vivimos en Cataluña, independientemente de nuestros orígenes, cultura y lengua, tenemos que poder decidir entre: 
· Continuar con la asfixia económica que padecemos, acrecentada en los últimos años. 
· Aceptar la asimilación cultural plena e incondicional de Catalunya y los catalanes dentro del Estado Español. 
· Someternos a las políticas más o menos desleales dictadas desde el gobierno central del estado. 
· Formar un nuevo estado con soberanía radicada en el pueblo catalán para que pueda decidir de forma verdaderamente democrática, participativa, descentralizada y con absoluto respeto a los que piensan diferente, su desarrollo social. 
Ayer, 11 de Septiembre de 2013, muchísimos miles de catalanes se manifestaron explícitamente en todo el territorio. Unos actos fueron institucionales, otros convocados por partidos políticos y otros por otras organizaciones. Unos defendieron el “Dret a decidir”, otros lo matizaron o complementaron y otros defendieron lo contrario. Todas transcurrieron en un clima democrático y pacífico. Sólo un pequeño grupo de fascistas irrumpió por la fuerza en un acto donde se conmemoraba el “11 de Setembre” en Madrid. Seguro que la justicia actuará y aunque algunos dicen que esto es el resultado de acciones de la “caverna mediática”, no es lo más importante. 
Lo importante es que todos los catalanes y españoles deberíamos pedir a nuestros dirigentes y sus poderes económicos y mediáticos, que lejos de minimizar, ningunear o reírse de las puestas en escena que tuvieron lugar ayer en Catalunya, escucharan con atención la pacífica y persistente reivindicación de cientos de miles de catalanes y se pusieran a trabajar para alcanzar acuerdos. 
¡Señores!. Los vimos por la tele. ¡Dejen de mirar las goteras”, ¡Dejen de reírse! (No se de que se reían. A mi me daban pena-indignación) y de salir al patio. 
¡Afronten los problemas que tenemos todos los ciudadanos! 
¡Piensen!. ¡Hablen entre ustedes!. ¡Negocien!. ¡Consulten-nos! 
El evento más multitudinario de ayer fue la “Vía catalana”. Para mi, fue como la expresión gráfica de la búsqueda de una salida razonada y razonable para la situación de tirantez, no de Cataluña dentro de España, sino de muchos catalanes respecto a las políticas desleales de muchos dirigentes del Estado español hacia ellos. 

Ayer la “Vía Catalana” transcurrió al “catalán style”. Con sensatez y con capacidad de incluir, como en la Sardana, a todo aquel que quiso sumarse en igualdad y sin protagonismos. Una especie de cadena humana entendida como un símbolo de unión y compromiso entro los pueblos del sur y los del norte. Capaz de frenar con sensatez el posible arrebato de algunos que se comportan alocadamente, capaz de dejar vivir con alegría sin confundirla con la ilusión de los ilusos, capaz de recordar que nada de lo que ahora se haga o se decida debe dejarse en manos de la improvisación. 
No todos los catalanes se sienten catalanes de la misma forma, ni están igualmente involucrados, ni tienen vínculos afectivos con gentes con otros ciudadanos de otras partes de España, ni disponen de la misma información, ni tienen la misma facilidad de acceder a ella ni tiempo, ganas o conocimientos para asimilarla. Por ello, a partir de hoy, los catalanes nos merecemos, por parte de nuestros dirigentes, gobernantes y políticos, mucha pedagogía y sinceridad. Esto quiere decir: 
· Claridad en los objetivos del proceso. 
· Claridad en las posibilidades reales de llevarlo a buen puerto. 
· Claridad en la pedagogía y explicación documentada y no populista de los "beneficios y perjuicios" para los catalanes y resto de españoles. 
· Claridad en la explicación de las servidumbres del proceso. ¿Cómo afectará al estado del bienestar de los ciudadanos? 
· Transparencia en los plazos y en la formula del ejercicio de la soberanía. 

El poder mediático podría ayudar dando más información y menos manipulación. Claro que poderoso caballero es don dinero y los “mass media” no suelen transmitir más que lo que a sus propietarios interesa que las masas compren. 
Naturalmente, las coyunturas políticas variarán conforme avance el tiempo y con ellas, seamos realistas, los intereses de todos a corto plazo. Mientras, si la actuación de nuestros dirigentes llegara a provocar una sobredosis de decepción a tanta movilización, esta podría traducirse en radicalidad. Y esto sería lo peor que podría pasarnos a todos. 
Como siempre, cada uno debemos esforzarnos en separar la información de la propaganda, la verdad de la mentira y en la soledad de nuestra conciencia, pensar que es lo mejor para nuestro más o menos amplio “círculo de confort”.
Ojalá que los latidos del corazón no le nuble la mente a nadie.
@JuanJAS

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