Aquella pedagogía de la que fueron esclavos tanto Jordi Pujol como Pasqual Maragall, está muerta. En esta nueva fase se pretende que la razón económica, hecha de informes técnicos y estadísticas oficiales, deba permitir algún tipo de encuentro racional para dirimir diferencias y poder firmar pactos. Seguro que la razón económica tampoco servirá de nada. Por si hacen falta pruebas, en pleno debate sobre la propuesta de pacto fiscal aprobada por el Parlament de Catalunya, tenemos muestras repetidas. El ministro Montoro se carcajea y le dice al gobierno catalán, con una falta total de respeto y sin tan siquiera estudiar la propuesta, que no diga tonterías. Mientras, en Catalunya, el expolio fiscal parece una verdad indiscutible y al mismo tiempo el presidente del PSOE y de la comunidad autónoma de Andalucía, una de las receptoras principales de nuestra solidaridad, se muestra intransigente con la propuesta del Pacto Fiscal para Catalunya. Se considera particularmente maltratado y es capaz de buscar una alianza con el presidente del Gobierno español (PSOE-PP).Todo, avalado con “cifras objetivas”, claro.
¿Es normal que el esfuerzo fiscal que hacen los contribuyentes catalanes permitan que los ciudadanos de otras regiones “subsidiadas” dispongan de más servicios sociales que ellos mismos? (más y mejor dotadas plazas escolares, mas plazas en hospitales y en residencias para ancianos y más baratas para los usuarios)
Mientras en Catalunya el incremento del 7,5 % de los peajes es entendido como una agresión a quienes concentramos más kilómetros de autopistas -sin autovías alternativas-, la ministra del ramo encuentra que la injusticia era que todos los españoles nos estuvieran pagando una subvención por no cargarnos todo el peso del IVA. Y si PP y PSOE no se han atrevido nunca a discutir si el concierto económico vasco o navarro rompían la unidad de España, no tienen ni la menor duda que sí la rompería el concierto económico en Cataluña. En Catalunya se sabe que los catalanes hemos aportado tres veces más recursos a España que todos los Fondos de Cohesión proporcionados por Europa y en cambio el ministro Montoro nos considera culpables principales, si no únicos, de todos los males que sufre el Estado.
Las cifras de balanza fiscal parecen claras: La región del sudeste de UK tiene una balanza fiscal deficitaria de un 6.38% respecto al estado UK. París tiene un déficit fiscal del 4.36% respecta a Francia, Bavaria el 4% respecto a Alemania y en cambio Catalunya arrastra un déficit fiscal del 9.76% respecto a españa. Aun así….
¿Por qué, en España, estas cifras siguen confundiendo y generando conflicto?
Porque lo que confunde no son las cifras en si, sino el marco en el que estas se interpretan.
Es decir, los supuestos implícitos, dados por conocidos y ciertos y que no se ponen sobre la mesa. Del mismo modo que los grandes acuerdos se fundamentan en lo que no se dice, los desacuerdos irresolubles, también. El personal está sumido en un mar de dudas conceptuales: no entienden lo que significa nación y que toda nación aspire a tener un estado que la gobierne. Hay un tremendo lío con las banderas. No hay unión alrededor de “una” bandera que represente a todos los españoles, ni se encuentra una letra para su himno, ni todos se emocionan cuando lo oyen sonar en algún evento deportivo, porqué no la sienten como suya. Los españoles dudan continuamente de su propia identidad. ¿Por qué será?
Que una misma cifra pueda ser considerada, al mismo tiempo, expolio y solidaridad, ya lo explica todo. Que un incremento de impuestos sea un castigo y a la vez un desagravio, demuestra la magnitud de la discrepancia de perspectivas. Que un pacto fiscal sea defendido por unos como el más cercano al de la Europa federal más avanzada y por los demás sea definido como un modelo arcaico, también en nombre del federalismo fiscal, pone en evidencia que hay una restricción mental de la que no se habla, pero que es determinante para el desacuerdo. En resumen: aunque parezcan desacuerdos económicos, en realidad estamos hablando de discrepancias de soberanía. Los conflictos de intereses en España y en Europa nacen de una estructura política artificial que no ha funcionado nunca. Se trata de discusiones entre soberanías, de cesiones y preservación, de supremacías y dependencias, guiadas por un modelo de organización que confunde a los ciudadanos.
En todos los casos vamos a parar al mismo callejón sin salida: un gravísimo déficit democrático de las estructuras de poder político, obsesionadas en impedir que se hagan transparentes las verdaderas relaciones de fuerza que mostrarían los intereses que defienden. Puede que Catalunya y su gobierno tengan más o menos similitudes con Escocia o con Quebec, pero lo que no tiene lugar a dudas es que los gobiernos centralistas, que alternadamente gobiernan el estado español, no tienen en absoluto el talante democrático que tienen los gobiernos inglés o el canadiense. Además, muchos medios de comunicación no ayudan nada cuando no paran de fomentar la idea de que si no eres un poco “anti-catalán” no eres un buen “español”. Esta forma reactiva del nacionalismo español respecto a los nacionalismos históricos periféricos muestra su propia debilidad y su miedo a lo “plurinacional”, por lo que significa de pérdida de poder centralista.
Para que se pueda vislumbrar alguna luz al final del túnel, se precisa que los gobiernos Catalán y Español se pongan de acuerdo primero en los marcos interpretativos y en qué soberanías políticas son reconocidas. Los sentimientos nacionales no se pueden eliminar por decreto, sólo pueden llegar, en el mejor de los casos, a ser tolerantes unos con otros en un clima educado de respeto e igualdad. Es preciso que los gobiernos catalán y español puedan hablar de tu a tu. Y esto se me antoja, hoy por hoy y visto lo visto, utópico.
Aunque, tal es la terquedad de unos y otros que, la utopía renace como ilusión natural entre aquellos que tienen esperanza y un estado que ganar. Tal vez se pueda decir que la utopía ha perdido la inocencia con que se formuló en los orígenes de la democracia española, pero no su vigencia.
©JAS2012
PD.-
Pongo unos vídeos procedentes de You tube (se pueden encontrar a docenas) que pueden dar una muestra de diferentes tratamientos de las relaciones Catalunya - España:
Spain’s secret conflicto ( El
conflicto secreto español):
Documental encargado por Sobirania i Progrés para internacionalizar el “caso
catalán” en el mundo. Cada entrevistado habla en su idioma y en inglés si puede
y se subtitula en inglés. Subtitulado en inglés. http://www.youtube.com/watch?v=taCH_jMLNEU
Institucional: http://www.youtube.com/embed/JVV3yAX3xM8
Independentista: “Así te ve España. Dí ¡basta!”
Catalonia Calls to the World - Official English
Version:
Debate del programa “Queremos opinar” de Metropolitan
TV presentado por Carlos Fuentes con Santiago
Espot, president de Catalunya Acció, Ramoncín, cantant, Albert Rivera,
president de Ciutadans i Rafael López Diéguez, president d'Alternativa
Española, emès el dijous 22 de setembre del 2011 :
4 comentarios:
Los españoles en lo referente a Cataluña, deberíamos hacer un ejercicio de comparación, sin escuchar los razonamientos interesados de los políticos españoles y catalanes. Si somos por ejemplo andaluz, extremeño o de otras comunidades, ¿cómo nos sentiríamos? si nosotros viviéramos peor en lo referente a cualquier servicio, sanidad, educación etc., que las personas con las cuales nos solidarizamos.
Entiendo perfectamente la frustración del pueblo catalán, cuando viajan a Andalucía y ven que tienen unas autovías gratuitas, y ellos para desplazarse tienen que utilizar obligatoriamente unas autopistas con unos peajes abusivos, porque no hay otras vías alternativas. o bien tienen una lista de espera de dos años para una operación de varices, cuando en cualquier comunidad que no sea Cataluña es de seis meses.
Seamos sinceros, solidaridad sí, pero primero tienen que tener sus necesidades cubiertas los que ejercen esa solidaridad.
María. Gracias por tu comentario.
Mayoritariamente hablando, la casta política española no tiene ningún interés en dejar de “vampirizar” a cualquier trabajador productivo o a cualquier ahorrador. Por sus actos, demuestran no tener ningún escrúpulo, ni ningún valor o lealtad a ninguna ideología más que al enriquecimiento personal y de sus familiares y amigos.
No tienen ningún pudor en defender sus intereses privados de forma descarada, porqué nadie ha pedido perdón por sus tropelías, ni nadie ha pagado por sus corruptelas. Por ello los pocos mecanismos de control del poder que existen en España están muy desprestigiados.
Los gobernantes no dudan en dar “limosnas” a sus "votantes" para mantenerlos callados y fieles y ya se sabe que, el condicionamiento regula fuertemente los comportamientos de la gente.
Más allá de toda ideología y del sentimiento de pertenencia que cada cual tenga a su comunidad o país, es natural que el “exprimido”, despreciado y maltratado, cuando ya está harto, proteste y se rebele. Esto lo deberían entender todos los pueblos de España ,a pesar de lo que les cuenten o “intoxiquen” los políticos a través de los medios. Aquellos que despotrican contra Catalunya, deberían entender que es imposible hacer que nadie te ame, estime y quiera compartir su camino contigo por la fuerza. Esto únicamente se consigue con mucho respeto, sentido común y empatía.
Hay algo importante de base, que el nacionalismo es una gilipollez.
EEUU, a pesar de lo patrióticos que son, hasta el punto de la repulsión, no es nada nacionalista. ES la suerte que tienen de ser un país que lleva 2 días como quien dice y que por ello es consciente de como se hizo y de su variedad, de ahí que no haya nacionalismo.
Aquí en cambio la sociedad se ha movido siempre entre extremos, pensamos que el nacionalismo es asqueroso, pero a la vez tenemos un amor por "lo nuestro" que nos lleva al nacionalismo.
Miedo y desconocimiento en referencia al significado actual de nación, estado o país, eso es lo que pasa.
Por otro lado están los intereses político-económicos, que fomentan esa falta de comprensión en beneficio propio.
¿No se llegó a un acuerdo CONSTITUCIONAL muy mayoritario, VOTADO por el 90% del PUEBLO?
El acuerdo fue posible, pero una de las partes estaba dispuesta a traicionarlo. Con el poder que les otorgó el pueblo español, el separatismo catalán (los nacionalistas) llevan 35 años levantando muros, fomentando el odio victimista, dividiendo a los catalanes entre buenos (los Pujoles, los Millet, los Más, los Carod-Rovira, los Maragalles, etc.) y malos (los del PPC, Boadella, Albert Rivera, los que rotulan en castellano, los padres que piden la enseñanza en castellano para sus hijos, etc). Además, estos malos catalanes son señalados y estigmatizados socialmente (práctica totalitaria del nazismo). El separatismo catalán, (el nacionalismo), lleva excluyendo a todo ciudadano (especialmente, si tiene relevancia pública) que no quiera uniformarse con el ideario separatista. El independentismo excluyente catalán lleva 35 años subvencionando fuertemente a sectores de la sociedad civil que sean vasallos del ideario separatista, incluido periódicos (práctica totalitaria de las dictaduras). Sólo de esta manera puede explicarse en una sociedad diversa que se publique un editorial único en todas las cabeceras de una región. Por contra, los sectores asociaciones civiles que se oponen al ideario del independentismo excluyente y/o a sus prácticas totalitarias, son perseguidos, despreciados, denunciados, multados, en suma, excluidos.
En resumen, el separatismo catalán utilizando el victimismo y la mezquindad egoísta de la masa (práctica utilizada por el totalitarismo nazi), con un dominio absoluto (totalitario) del imaginario colectivo de Cataluña, y con un poder mediático, social y propagandístico muy potente ha conseguido en 35 años acumular el poder suficiente como para intentar consumar la traición al Estado español y a sus ciudadanos, catalanes incluidos.
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