Ayer un grupo bastante numeroso de amigos, conocidos y saludados nos reunimos en un restaurante para comer y despedirnos porqué cada uno pasará el verano en lugares distintos.
Al terminar la comida la gente se siente más desinhibida, el vino y los licores ayudan. Se deja de hablar de los temas generales de actualidad, incluidos los políticos, y se empiezan a comentar historias más o menos privadas. Es el momento del petit comité, de las consultas informales, y las confesiones más o menos privadas.
Uno de los contertulios me comentó que hace unos días le había visitado su hermana…
— Llegó a mi casa bastante nerviosa y me contó que los dueños de la empresa en la que trabaja, quieren introducir el turno americano y bajar el sueldo a 1000 euros como máximo. Si finalmente pasaba eso, no podría seguir pagando la hipoteca de su casa. Me preguntó si conocía alguna empresa que la pudiera contratar si la cosa se ponía fea y me pidió que buscara entre mis amistades. También me comentó que, su actual empresa, había adquirido una nave industrial para montar una planta totalmente mecanizada y robotizada que funcionará a pleno rendimiento dentro de dos años.
Nuestro contertulio siguió explicando que la situación de su hermana, en lo que respecta a su casa era totalmente evitable…
— Ella tiene un piso totalmente pagado, y lo tiene alquilado a terceras personas. Adquirió la casa que aún está pagando, meses antes de que estallara la burbuja crediticia y la crisis (en verano de 2007) por un precio muy elevado para ser una zona semi-urbanizada en las afueras, y ahora pretende venderla sin apenas perder dinero. Bueno tal vez ahora no, pero está convencida que podrá hacerlo si espera 5 años.
A riesgo de parecer desagradable, le dije que podía esperar 5 o 50 años. Yo pensaba que ahora no se la compraría ningún inversor y más con los políticos que gobiernan o influyen en el gobierno de la ciudad. ¿Piensan que alguien invertirá en una casa que puede ser “okupada”? También veo difícil que algún día recupere el dinero invertido. Si con el salario del inminente turno americano de su empresa piensa que no podrá pagar los 1000€ de la letra de la hipoteca, no le queda otra que ser realista y lo menos malo será intentar vender al precio que pueda, aunque no pueda ni siquiera recuperar lo que le queda por pagar.
El contertulio continuó lamentándose…
— Su hermana había vivido durante mucho tiempo "a todo trapo". Había gastado y despilfarrado mucho dinero en cosas que no le hacían falta, y nunca había sido capaz de contemplar un estilo de vida más minimalista, ahorrador y nada derrochador. Hace tiempo que estoy cansado de que me pida, directa o indirectamente, “ayudas” para pasar los baches, y eso que sus padres siempre la ayudaban a pagar gastos de los niños e incluso suyos, mientras que me solía llamar “garrepa” porque seguía en mi piso totalmente pagado hace años y no me compraba una “casa como Dios manda”.
Aún recuerdo de los años de colegio cuando nos explicaban que el subjuntivo era un modo gramatical presente en muchas lenguas con diferentes valores, entre los cuales suelen estar las afirmaciones sobre hechos no reales, subjetivos, deseados, necesarios, esperados, posibles pero hipotéticos o improbables, inciertos, temidos, etc.; todos ellos caracterizados por el rasgo “irreal” que se opone al rasgo “real” del indicativo.
La hermana de mi contertulio, al igual que mucha gente lo ha venido haciendo en las últimas décadas y lo sigue haciendo, era de las que pensaba y vivía en "Modo Subjuntivo". Pienso que es aplicable calificar su comportamiento de subjuntivo, porque este modo verbal se refiere a nuestras esperanzas, deseos, miedos y temores; muy entremezclados en el caso de la hermana de mi contertulio y de mucha gente de este país.
La mayoría de la gente se niega con todas sus fuerzas y razonamientos a ser realista. Los discursos de los políticos contribuyen a este clima porqué mienten más que hablan y no explican las cosas tal como son, sólo difunden las partes bonitas fáciles y placenteras y se abstienen de contar las partes sacrificadas y difíciles. De tarde en tarde se descubre alguna patraña como la Carta del Presidente en funciones a la UE que incluía algo así: “recortaré lo necesario después de que gane las elecciones, pero antes déjenme tranquilo”. Se difundió poco, pero lo suficiente para alertar. Sin embargo, mucha gente simulará no haber oído nada y le seguirá votando y otros tampoco harán caso de sus verdaderas intenciones ineludibles por mandato de la UE y decidirán votar a otros que prometen cosas menos realistas todavía.
Sigo comprobando, cuando hablo con la gente o leo opiniones en los medios, la gran cantidad de personas que se aferran de forma muy desesperada a la creencia o más bien al deseo de que en "5 años las cosas volverán a ser como antes"...
¿Qué significa “como antes”? ¿Como justo antes de la crisis en lo más alto de la burbuja de crédito o como antes de la bonanza económica, o como hace 40 años o como hace 50….?
Este comportamiento no se observa sólo en las clases más desesperadas, desinformadas o poco instruidas en temas económicos, sino que es transversal y tiene muchos seguidores en los pertenecientes a la antigua clase media.
Si hablas con jubilados con hijos que ya trabajan, para ellos el modelo antiguo sigue y seguirá. No se plantean que a sus hijos les falte de nada, e incluso piensan que pueden mejorar su nivel socioeconómico, porque los padres tienen un patrimonio considerable, dos o tres casas y ahorros y pensión máxima, y los hijos son profesionales, bien liberales (dentistas, gestores, abogados), bien empleados de empresas grandes (comerciales, técnicos).
Los trabajadores en activo de 50 a 60 años, no consideran posible ni la pérdida de su trabajo, ni se creen que haya una rebaja de pensiones. Piensan que su hijos tendrán un nivel socioeconómico más bajo que el suyo pero no mucho más, porque tienen patrimonio de una o dos casas, y cuentan con las que recibirán de herencia. Los hijos son empleados públicos, o simplemente empleados. Aunque todos tienen hipoteca, coche, viajan y suelen cenar en restaurantes los fines de semana, viven al día y van cubriendo gastos esperando que mejoren las cosas.
Muchos estudiantes siguen viviendo en una nube. Los padres les compran coche, pagan estudios, y les dan dinero para sus gastos con el que ellos compran ropa y gadgets en las grandes superficies para seguir la moda. Son jóvenes y no se plantean tener una vida peor que la de sus padres, porqué confían en las herencias o donaciones que recibirán.
Los NiNi’s estructurales que no han estudiado prácticamente nada, simplemente están ahí y lo tienen fatal. Los NiNi’s puntuales que hace tiempo que han terminado los estudios y no han encontrado trabajo de lo “suyo”— piensan que la situación está mejorando y que tarde o temprano encontraran trabajo. Es lo que dicen los padres porqué han oído a los gobernantes decir que la situación mejorará, y que con los estudios que tienen tarde o temprano encontrarán trabajo. Ellos se dejan llevar. Teniendo los gastos pagados y viviendo en la casa de los padres la espera se hace menos dolorosa.
Me cuentan que en Alemania, los trabajadores activos de nivel medio y alto, y los profesionales liberales, siguen disfrutando de una comodidad extrema. Ahora la moda para los hijos de estos, jóvenes teenagers, es enviarlos un año a Australia, Nueva Zelanda o USA, con curso y gastos pagados para aprender inglés. Les cuesta una media de 20.000 EUR. Eso por citar una cosa. No digamos las vacaciones que se siguen pagando a países exóticos!
En UK el grado de desigualdad es muy elevado y hay diferencias notables entre Escocia, Inglaterra y entre Londres y su área de influencia. Los precios de la vivienda que se están dando en Londres se hallan fuera de toda lógica y sólo se entienden por la enorme cantidad de liquidez disponible y la disponibilidad de dinero de ciertas familias de todo el mundo que han escogido Londres para invertir. En general el tema inmobiliario ha proporcionado riqueza a mucha gente que ha sabido aprovecharse comprando casas con hipotecas baratas, y realquilándolas por partes o habitaciones. Una parte importante de este negocio se realiza en negro porque en muchos casos no se hacen contratos. El tema de los okupas, a diferencia de aquí en España, no es un riesgo para el arrendatario. Los hijos de esta gente, trabajan en subempleo o part-time o home jobs, y viven de las rentas de los padres/abuelos o incluso del welfare del Estado que allí proporciona vivienda y gastos de vivienda. Para su futuro cuentan con el Estado, el dinero negro y el patrimonio de los padres.
Mientras, aquí en España, se está creando empleo básicamente en ‘Hostelería’ y ‘Comercio’, sectores de baja productividad y empleos que aportan un reducido valor. Las remuneraciones de esos empleos creados son bajas o muy bajas.
Como consecuencia, esos trabajadores tienen un reducido poder adquisitivo, lo que incide en su capacidad de consumo, en la recaudación fiscal que generan y en las cotizaciones sociales que pagan; pero además ese reducido valor que generan limita el crecimiento del PIB, lo que afecta negativamente al ratio de deuda y de déficit, que se realimenta negativamente con las bajas recaudaciones. ¿Cómo es posible que ante una realidad como esta alguien pueda decir que la economía española se está recuperando?.
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Contratos Totales, temporales y Tasa de desempleo |
Las clases medias todavía no se sienten necesitadas de cambiar su estilo de vida. Puede que hasta que no se hayan acabado de consumir las herencias, no exista el dinero-papel (para minimizar las ocasiones de trabajar en negro) y los estados hayan liquidado el “estado del bienestar”, no se implantará un nuevo modelo que conlleve una rebaja del standard de vida, y eso puede tardar dos o tres generaciones.
Lo cierto es que para mucha gente, si no fuera por la ayuda de los padres y abuelos y por las herencias que esperan recibir, las expectativas estarían muy crudas. Los jubilados con patrimonio suficiente para sufragar los gastos de dos o tres familias son la excepción, y tras las pagas extras que desaparecerán en cuanto se agote la caja de reserva, las pensiones más altas serán las primeras que se recortarán.
Parte de los trabajadores en activo de 50 a 60 años conservarán su trabajo entre otras razones porque prescindir de ellos en un despido improcedente es caro, a no ser que se trate de una corporación internacional que decida cerrar una planta y le de igual el coste. Tampoco son mayoría quienes tienen patrimonio. Los hijos de estos pueden representarles un problema si pierden el trabajo. Supongo que no piensan que las pensiones puedan reducirse por pura defensa psicológica.
Los estudiantes … de todo hay. Los hay que son muy conscientes y realistas. Y muy trabajadores. En su inmensa mayoría están convencidos que no van a percibir pensión, y por ello critican el hecho de que ellos tengan que contribuir con sus cotizaciones a las pensiones de sus padres y abuelos con la expectativa que nadie vaya a seguir haciéndolo cuando les toque recibirlas a ellos.
El tener que llegar sí o sí a un déficit del 0% en el 2020, el retroceso imparable en el modelo de protección social, el simple hecho de plantear un tratado como el TTIP, el que esté dispuesto a intercambiar privacidad por seguridad, la aceptación de un desempleo estructural creciente, … dan razones para empezar a vislumbrar un cambio de paradigma. Los cambios de modelo nunca se producen de hoy para mañana.
Siempre se habla de las bondades del crecimiento económico: "España ha crecido un 3% este último año", "la economía de la eurozona aumentó un 2% en el primer semestre", "países emergentes"... Yo me preguntó, ¿realmente la sociedad es consciente de que vivimos en un mundo finito? Y si es así, ¿debería ser una "buena noticia" el crecimiento económico?.
Los políticos no sacan este tema porque al ser un “muy feo” no da votos.
Nunca jamás en los últimos dos mil años (por no irnos más atrás) el crecimiento –aumento anual del número de millones que suma el PIB valorado a precios de mercado– fue como ha sido desde el fin de la II GM. Ello fue posible porque se supusieron dos cosas: 1) que la cantidad disponible de recursos era ilimitada, y 2) que el precio de esos recursos era prácticamente nulo. A partir de ahí se pudo emplear a casi toda la población activa para que produjese, consumiese, ahorrase, pagase impuestos y se reprodujese.
Cuando empezaron a no cumplirse los supuestos, cuando la tecnología fue ahorrando factores productivos, cuando el modelo de protección social (europeo) empezó a mostrarse insostenible, se puso en marcha la segunda fase: el endeudamiento creciente de todos con la intención de que fuese ad infinitum. Y hasta hoy, cuando también esa vía se ha agotado.
Estamos en un punto en el que el modelo pasado es inviable y otro se ha de poner en marcha, como sucedió en la Depresión, el problema radica en que ya no quedan, como entonces, supuestos a hacer y hoy hay un exceso de oferta monstruoso y una demanda a la baja en un entorno de recursos limitados y un muy frágil equilibrio medioambiental.
Se saldrá de esta con un nuevo modelo, pero pienso que se saldrá por abajo, con crecimientos del “cero coma muy poco por ciento”, una renta congelada, una desigualdad enorme entre 'los necesarios' y 'los otros', y un modelo de protección social reducido a una renta básica y poco más. Una situación de encefalograma plano en el que deberemos aprender a vivir de otra manera, una manera mucho más simple y mucho menos excitante. Y eso es duro para quienes han vivido de otra manera; no tanto para quienes apenas han conocido otras cosas o no han conocido ninguna otra en absoluto.
Las circunstancias que posibilitaron el modo de vida del 2001 al 2007 no pueden repetirse, porque la capacidad de endeudamiento que lo permitió está agotada, y porque la tecnología cada vez sustituirá a más y más factor trabajo. La velocidad a la que sucederá esto último no la sabemos, pero así lo indica el sentido realista en el que avanzan las cosas.
Después de estas largas consideraciones —una larga sobremesa y unas copas dan para mucho— le repetí a mi contertulio que lo menos malo que su hermana podía hacer era vender esa vivienda por lo máximo que pudiera obtener, porqué supongo que el alquiler que podría pedir se hallaría bastante por debajo de los 1.000 €. Al mismo tiempo le recomendé que adoptara inmediatamente un estilo de vida que la ayudara a reducir sus deudas e intentara renegociar el crédito en mejores condiciones.
En cuanto a su trabajo, si temía que podía perderlo, lo lógico es que empezara a buscar otro empleo ya mismo; aprovechando que todavía está trabajando. Todo el mundo hace madera del árbol caído, incluidos los headhunters. Siempre ha sido más fácil encontrar un empleo cuando se trabaja que cuando se está en paro y se necesita encontrar “algo” para pagar las facturas. En cuanto a salario, si en la zona los salarios de las personas que tienen la cualificación de su hermana se mueven en esos niveles, pienso que será difícil que obtenga uno superior. Los duros a cuatro pesetas hace tiempo que no circulan.
Se lamentaba mi contertulio de las veces que avisó infructuosamente a su hermana para que no “malgastara” tanto. Ella siempre le decía que la vida hay que vivirla y tenía todo el derecho a disfrutar como los demás. No en vano, durante mucho tiempo las entidades de crédito, los comerciantes y los Gobiernos, todos a una, fomentaron una propaganda masiva dando a entender que “todo el mundo tenía derecho a todo” y que ellos eran los dioses benefactores que posibilitaban que todo el mundo entrara y se mantuviera dentro de un bucle infinito en el que "ir a más" de forma permanente en base al crédito era posible. Un mensaje super-agradable que gran parte de la población compró y asumió. Parece que enganchó al personal como una droga y aún cuando el crédito hace años que está desaparecido, la mayoría de la población sigue pidiendo “soma”, “soma”, “soma”… No me refiero a los pobres de solemnidad que son minoría, sino a los millones de endeudados que siguen malgastando sin que sean conscientes de ello y sin pensar en reducir la deuda antes de volver a irse de vacaciones. A esos no les preocupa el Impuesto de Sucesiones, porqué, al contrario de lo que hicieron sus padres, ellos a sus hijos no les dejarán más que deudas y a estos no les quedará más remedio que rechazar la herencia.
Mi contertulio parecía estar de acuerdo con mi razonamiento y me dijo que le transmitiría a su hermana mi consejo. Prefería aguantar su enfado por no prestarle sus ahorros para que pagara la casa y siguiera “malgastando”, que no quedarse sin ellos y pronto verse las dos familias arrastrándose por el fango. El que tiene más sentido común tiene que usarlo y en estos momentos donde hacen furor los mensajes “pseudo-solidarios” hay que guardar la calma y analizar con realismo cada situación y recordar aquellos dichos antiguos: “ante el vicio de pedir está la virtud de no dar” y “quien presta a un amigo, pronto se queda sin dinero y sin amigo”.
Dejen aparte sentimentalismos populistas y mediten…
©JuanJAS