martes, 31 de julio de 2018

La lucha del sector del taxi... ¿es la lucha de todos?

La “huelga de Taxis” en España es contra las licencias VTC que permiten operar a Uber y Cabify. Mientras unos arengan: “La lucha del sector del taxi es la lucha de todos”, otros responden: "Pues si es así, ya estamos tardando en juntarnos feministas, jubilados, parados, precarios, descontentos de la sanidad, de la educación, republicanos, separatistas, ... A ver los de la «grande y libre» donde se meten..."

La mayoría de ciudadanos se siente agraviada, perjudicada o no atendida como cree que se merece y en la primera oportunidad de “protestar” se suma a la protesta, aunque no esté muy de acuerdo con los “organizadores” de la protesta ni con los métodos que emplean para protestar.
En todas las “protestas”-manifestaciones-huelgas, … ¿Quién habla en nombre de los ciudadanos y de los consumidores para salvaguardar sus derechos y mejorar su bienestar?
Centrándonos en la reciente protesta de los taxistas, es bueno conocer unos datos mínimos:
En España hay 64.961 licencias de taxi y unas 9.000 autorizaciones para conductores VTC. Un conductor de Uber y Cabify por cada 7,21 taxistas, una proporción muy alejada del Reglamento de Ordenación del Transporte Terrestre aprobado por el PP, que en cualquier caso no contemplaba la eliminación de licencias con carácter retroactivo. 
Los titulares de las licencias de taxis son trabajadores autónomos. Lo que se llama “huelga del sector del taxi” es, técnicamente, un “paro patronal”; las empresas cierran ese día y ni sus trabajadores trabajan ni prestan sus servicios porque los patronos —no los obreros— reivindican sus intereses.
Aquí sucede que además de los taxistas autónomos, también hay taxistas asalariados: un taxista dueño de una o más licencias que contrata a uno o varios conductores para que se hagan cargo de los viajes durante el tiempo que consideren. Los trabajadores asalariados que conducen un taxi se rigen por el convenio colectivo nacional para el sector de autotaxis y las empresas que usan licencias VTC tienen que cumplir los convenios colectivos de alquiler de vehículos con y sin conductor. En ambos casos hay parecidos convenios colectivos que las patronales o patronos tienen que aplicar a sus conductores contratados. Los dos tienen que tener seguro de accidente y sus empleados tienen derecho a permisos como los de matrimonio, nacimiento o asistencia a citas médicas¿Se cumple la normativa en la mayoría de los casos?
El salario mínimo de un conductor de licencia VTC es de unos 850€ mensuales (en función de la categoría). El plus por hora extraordinaria es de 10,6 euros la hora. Para los taxistas, unos 817 euros al mes. Sus horas extra se compensan con tiempo de descanso: dos horas por cada hora extra. Tanto taxistas como conductores VTC tienen complementos, como los de nocturnidad o antigüedad.
Hay un importante colectivo de autónomos que son dueños de las licencias y que también trabajan con el vehículo. En el caso de Cabify, un 60% son empresas (con empleados) y un 40% autónomos.
La disputa es fundamentalmente de modelo empresarial y de regulación, o lo que es lo mismo, de intereses privados. Pese a ello las principales organizaciones de autónomos, ATA y UPTA, apoyan las reivindicaciones del taxi y también sindicatos como CCOO y UGT. Consideran que el taxi es un “servicio público” que hay que proteger y que la liberalización es perjudicial¿Perjudicial para los taxistas patronos, para los taxistas asalariados o para los usuarios?Los defensores del taxi aseguran que al tener competencia estos cambios precarizarán las actuales condiciones de los taxistas. ¿Cómo afectará a los usuarios?

Los taxis (y no los VTC) son considerados un “servicio público” (nada que ver con el “transporte público”) porque las licencias son una concesión administrativa regulada y porque son las administraciones las que regulan las tarifas
Unas tarifas que, paros patronales mediante, no han parado de incrementarse por encima del nivel de vida gracias precisamente a su posición de fuerza como irregular monopolio público-privado. Convirtiéndose así en un ‘servicio público’ al alcance de muy pocos bolsillos, pero que sí disfruta de las ventajas de ser un sector limitado por ley.
Las personas que quieran ser taxistas tienen que tener el permiso de conducir y cumplir una serie de requisitos que dependen de cada Ayuntamiento. Hay que superar un sencillo examen, carecer de antecedentes penales, no padecer enfermedades infecto-contagiosas o impedimentos físicos o psíquicos que le impidan la conducción, no ser consumidor habitual de estupefacientes o bebidas alcohólicas y tener la ESO o equivalente. ¿Quién controla que esto sea siempre así?

Actualmente NO se conceden nuevas licencias y para invertir en una licencia de taxi hay que disponer de un buen capital o hipotecarse, porque el precio alcanzado por una de ellas en el “mercado” especulativo puede llegar a los 140.000 euros pese a que el valor administrativo es de unos 500€. 
La bajada del precio de las licencias es probablemente una de las losas que más pesa en el conflicto, ya que muchos taxistas, en acciones especulativas, se han hipotecado para poder comprar una con el objetivo de revenderla. En el caso de las VTC, el precio puede llegar a 50.000 euros, ya que se han disparado en el último año. 
El problema existe y, como sucede en todos los casos en el que los “colectivos están organizados”, defienden sus intereses privados, que no tienen porque ser el de los ciudadanos. Por ello aunque el cabreo del colectivo del taxi sea legítimo como expresión, como actitud, como desengaño o como desahogo, querer paralizar una ciudad o un país es fastidiarle la existencia a muchos millones de cabreados que no son taxistas. 
Demasiadas veces parece que los políticos solo parecen enterarse de que hay problemas cuando pueden sacar provecho político del mismo. El caso de los taxis no será el último. Merece toda la consideración, pero el trágala que se está gestando empieza a recibir desprecio y repulsa por parte de los ciudadanos.

Los taxistas han tenido un monopolio en este sector del transporte privado-público desde que aparecieron hasta hoy en día que han aparecido las VTC, y cuando aparece competencia se enfadan, y afectan la vida de los ciudadanos de las principales ciudades incluso con violencia. Independientemente del posicionamiento que cada uno tenga sobre el conflicto entre taxi y VTC, es evidente que la vía pública es de todos y su uso está sujeto a unas normas que nadie puede soslayar a su antojo y las fuerzas del orden están para cuidar de que así sea. ¿Hay alguien que aspire a que nos convirtamos en una sociedad como la del “lejano oeste americano”, en la que sobrevivía el que tenía el arma más grande y sabía usarla mejor?. 
La ley tiene que respetarse. Si en lugar de dialogar y buscar soluciones para mejorar la convivencia general, no dejamos de aferrarnos a nuestra conveniencia privada, cada vez estaremos más a merced de los grupos de poder que nos impondrán sus normas, el ambiente se irá caldeando y no tardaremos en ver una desgracia. Imaginen cada uno con su Kaláshnikov y que gane el que pegue más fuerte.
El problema es tanto la precariedad laboral de Uber, como la mafia especulativa del sector del Taxi. Cada vez será más importante el capital y menos la mano de obra humana. En realidad esta huelga del taxi y los acuerdos a los que puedan llegar es alargar la agonía de un trabajo que desaparecerá tal como lo conocemos. Dentro de 10 años en las principales ciudades del "primer mundo" lo que circularán mayoritariamente serán los coches sin conductor. Ni taxis, ni VTC. El problema es “¿como se diseña la transición de un modelo antiguo monopolístico a uno moderno de libre competencia?”.
Como veréis más abajo, hay opiniones para todos los gustos y, como suele pasar,…
¿Dónde están los políticos que aporten soluciones? 
En los medios sólo aparecen algunos populistas que se arriman a los posibles nidos de votos, lo único que parece interesarles. Parece que NINGUNO busca soluciones razonables para el bien de la mayoría de ciudadanos y velando para que la ley se cumpla de verdad. Nos tratan como a tontos y empezamos a cansarnos.
¡Lean, lean…. Y opinen, no se callen más su opinión razonada y contrástenla con sus conciudadanos !

Comentarios de ciudadanos sobre la huelga de taxis

Voy a cortar la calle con mi vehículo y voy a agredir a la gente que me haga la competencia -¡Pero eso es un delito! -Soy taxista -Ah, entonces no. ¡Héroe! ¡Luchador! ¡Viva tú! ¡A Quemar coches!
Y si se ponen en huelga los militares (nos invade quien quiera), los policías (los ladrones, violadores y asesinos campan a sus anchas), los bomberos (nos inundamos y se nos queman las casas),  los trabajadores de las centrales eléctricas (nos quedamos sin luz, sin internet, sin teléfono, etc.) , los trabajadores de las distribuidoras de gas o de la red de suministro público de agua, etc. ¿Unos tienen derecho a hacer lo que quieran y los otros no? Nunca he entendido muy bien este tema de las huelgas. ¿Va del que tiene más fuerza para imponer su criterio, sin importar los daños colaterales?
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Contra el Kapital:
Apoyo incondicional a la lucha contra Uber (en todas sus formas). 
A los taxis se les echa de menos en las huelgas generales donde los asalariados luchamos por nuestros derechos.
La #VagaTaxis es una batalla más para detener un futuro de trabajo precario. Hoy son los taxistas, mañana puedes ser tú!
En general sobran coches -también taxis- y falta transporte público colectivo.
Airbnb, Deliveroo, Globo ... #TaxiEnLucha #HuelgaTaxis Siempre con la clase trabajadora contra el intrusismo salvaje.
Supongo que ninguno de los taxistas ha utilizado nunca “emule”, que no ha pirateado música, películas, libros, etc. y lo compra todo pagando los derechos de autor correspondientes; que compra todo en tiendas (no a los Top Manta), que no utiliza Amazon, que todas las facturas de servicios son pagando el IVA, que no defrauda a Hacienda declarando todos sus ingresos y plusvalías, etc. ..
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El indepe que se mira al obligo:
Esta protesta la hace un CDR y ya estarían todos en la cárcel a la espera de juicio por terrorismo !!! #HuelgaTaxis #JoSocVTC 
¿Pagarán los taxistas las pérdidas económicas causadas a los ciudadanos que no pintamos nada en el tema? No creo, es un país de mierda
(Lo mismo debería servir para las pintadas del tipo que sean en el espacio público, cortes de carreteras, estaciones, ocupación del espacio público indiscriminado,etc.)
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Uso poco el Taxi, cada día menos; a partir de hoy menos. 
Subes a un VTC y puedes escoger la música que quieres escuchar, si quieres o no conversación, no estás obligado a oír groserías ni faltas de respeto porque la carrera se corta….
Sin pretender tener la razón ni ser el que mas entiende, diría que los taxistas "de siempre", o se ponen las pilas o su modelo de actividad ha quedado obsoleta. Hace tiempo, muchos años, que todo evoluciona muy rápido, y parece que el taxista no lo quiere aceptar.
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La #HuelgaTaxis es un anacronismo. Entiendo sus demandas pero estamos en la 3era revolución industrial. La digitalización. Ni los VTC sobrevivirán a la llegada de los coches sin conductor. Sres. taxistas, si quieren sobrevivir tenga hecho diferencial. Ofrezca servicios complementarios !!!
Me hizo mucha gracia cuando este fin de semana, al coger un @cabify_espana, un taxista me dijo que estaba dando mi dinero a una multinacional extranjera. Me lo dijo mientras enviaba un WhatsApp desde su Samsung, vestido de Lacoste y prestando servicio con un Toyota.
Piensen un poco: Pago 200.000€ por montar un bar. -> A la semana montan un bar al lado que ofrece mejore servicios. -> Me quejo porque la gente va al otro bar y no al mío. -> No quiero cambiar nada de mi bar porque así gano más dinero. Conclusión: El bar de al lado tiene la culpa
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La única salida decente a esta crisis será aumentar licencias de VTC y de taxi progresivamente hasta su liberalización completa. De hecho, el problema se está provocado por eso mismo, hay quienes especulan comprando licencias a particulares con necesidades económicas y las venden a mayor precio a jóvenes que quieren iniciarse. Yo apostaría por la LIBERALIZACIÓN total, que todo el mundo pueda ser taxista.
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Como usuario hace tiempo que priorizo el VTC sobre el Taxi. Mejor servicio: se lo que voy a pagar, por donde voy a transcurrir, atención a la bebida, climatización y radio, es que no hay color. Basta de monopolios.
No quieren, porqué se les acaba el gran monopolio que tienen. Por tanto no les interesa. Aquí lo que vale, es hacer huelgas violentas y se consigue lo que se quiera, sin importar a quien fastidias ni a quien haces daño. No vuelvo a coger un Taxi.
No se me ocurre manifestación más torpe que la #HuelgaTaxis: malos modos, amenazas, encabronas al ciudadano, permites que el cliente conozca a la competencia y no respetas los servicios mínimos. No sois muy listos, no.

Usé VTC por primera vez en el extranjero y me salvó. A las afueras de París lloviendo a mares, supe con antelación cuánto iba a pagar, dónde estaba mi conductor en todo momento, cómo se llamaba y cuánto tardaba en recogerme. Él ya sabía mi destino y mi nombre cuando me recogió.
Este servicio está muy bien, sobre todo cuando estás en un país cuyo idioma no dominas. También estuvo muy bien poder ver su foto antes de que llegara y su matrícula para saber cuál era mi coche. Lo de saber el precio por adelantado, también. Todo son ventajas para el usuario.
Colapsar una ciudad es violento en si mismo. Subcontratar a dos personas que te den 60€ al día también es explotar. Yo reclamo mi derecho a circular por la ciudad, porque también pago impuestos para ello
Taxi en aeropuerto de Polonia, trayecto de 18 km = menos de 8€. En Uber te ofrecen el mismo trayecto por 7€. En transporte público a estación próxima al destino, 2€ por persona tren y autobús 1.5€. Los que deberíamos hacer huelga en España somos los usuarios.
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'Quien defiende la ciudad de Barcelona?'
"Barcelona, ​​como Cataluña, sufre gravemente las consecuencias de conflictos sobre los que no puede intervenir porque no dispone de todas las herramientas políticas para hacerlo"
La huelga de taxistas de Barcelona ya es un conflicto laboral que amenaza con convertirse en un conflicto político y social potencialmente explosivo y que está dañando la imagen, la economía y la moral de la ciudad de Barcelona.
La historia es como tantas otras: aparición de nuevas tecnologías de la mano de grandes capitales que ponen en riesgo modelos de negocio de toda la vida, sobre todo si son rígidos como el modelo del taxi en Barcelona, ​​donde la preocupación por el servicio al cliente ha ido bajando con los años.
No todos los taxistas son iguales: los hay que son propietarios de la licencia, hay que son asalariados, hay familias que trabajan padre e hijo o marido y mujer con el taxi en doble turno, y todos deben hacer un montón de horas cinco días a la semana. Las licencias valen mucho dinero, y los propietarios aspiran al menos a recuperarlos el día que plieguen y se la vendan; y por eso, también, la protesta de estos días es tan agresiva: por lo que están perdiendo hoy pero, sobre todo, por lo que pueden perder el día de mañana, este tipo de plan de jubilación que representa una licencia. Se entiende, por tanto, su preocupación y su interés por mantener la limitación de las licencias de las empresas de coches con conductor que ofrecen el mismo servicio.
La diferencia entre los taxistas y otros grupos de trabajadores con problemas similares es su capacidad de perjudicar la marcha normal de una ciudad, sobre todo si llevan su protesta hasta extremos violentos, como hemos visto estratégicamente al comienzo de la protesta, con los golpes a un coche ocupado por clientes o el coches que volcaron en el aparcamiento del aeropuerto del Prat. Estos comportamientos son inadmisibles y, más allá de las identificaciones de la policía, los autores no parece que tengan que enfrentarse a la justicia.
Por eso, cuando el portavoz de los huelguistas en Barcelona dice que "al sector del taxi lo respetará todo Dios", en realidad debería decir “al sector del taxi el temerá todo Dios”, porque es miedo y no respeto el que infunde.
El conflicto es explosivo socialmente: ahora los taxistas amenazan con bloquear el puerto y la frontera de la Junquera, y de juntarse con los camioneros, o sea, de parar la economía. Todo esto ante los ojos de los ciudadanos, que serían tratados con severidad si osaran intentar circular por la Gran Vía.
Políticamente, el gobierno español tiene una gran patata caliente. La misma tecnología que amenaza el taxi permite la rápida conectividad de los huelguistas y su coordinación con taxistas y transportistas de toda España. Pedro Sánchez tiene el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones de este verano y al gobierno español le corresponde actuar si no quiere ver paralizado el país. En tiene las competencias y debe tener la iniciativa.
En medio, recibiendo todos los golpes, la ciudad de Barcelona, ​​sus habitantes, sus visitantes-turistas, su comercio. Por no hablar del desastre de Vueling en El Prat. Barcelona, ​​como Cataluña, sufre gravemente las consecuencias de conflictos sobre los que no puede intervenir porque no dispone de todas las herramientas políticas para hacerlo.
¿Quién defiende a los ciudadanos de la ciudad de Barcelona?
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Una licencia de taxi vale más que un piso, normal que no quieran competencia, tienen que amortizar esas inversiones. ¿Quien es más especulador? El que especula con una licencia por la que pide 140.000€ o el de un VTC?
Se han adaptado los comercios, las librerías, correos, los restaurantes, hasta mi tío el del pueblo se hizo (se la hice yo que soy una negada) una web para vender fruta online, pero los taxistas no pueden porque especularon con la licencia.
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Hay licencias que se han revalorizado en diez años más que cualquier activo inmobiliario o de inversión y jamás oirás decir a la izquierda "es una vergüenza, hay que limitarlo, capitalismo salvaje y bla bla bla".
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O simplemente, que no se puede vender algo que no es patrimonio de los taxistas, sino de los ciudadanos, que por medio de sus administradores municipales, se les conceden para el ejercicio de una actividad regulada.
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No he oído ni una crítica de la izquierda a la especulación con licencias de taxi. No les he oído decir que hay una burbuja en el precio de las licencias, o que hay que controlar sus precios. 
Yo lo que hecho en falta es una propuesta en positivo desde la izquierda para la reconversión de los taxistas.
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La mayor especulación que hay en este país es una AUTORIZACION de VTC de 37 euritos y al día siguiente la venden a 50000€. Y ocurre justamente por lo mismo, por limitar las licencias que se conceden. Si se concedieran sin límite, nadie especularía con ellas.
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1. "Los taxistas se están manifestando porque no quieren perder su monopolio". ¿Dónde está el monopolio exactamente? La grandísima mayoría de los taxistas, al menos en Barcelona, son AUTÓNOMOS y además están ofreciendo un servicio público. ¿Qué tiene eso de monopolio?
2. "El taxi es más caro, por eso la gente no lo coge". Dos cosas: Uber y Cabify son más baratos porque tienen explotadísimos a los conductores. Los precios van en función de la demanda. Cuando hay mucha, estos pueden costar el doble o el triple, si no más.
3. "Lo que tiene que hacer el taxi es ser más competitivo". TONTERÍAS. Los taxistas NO PUEDEN competir contra estas empresas porque como ya he dicho, son un servicio PÚBLICO. Sus tarifas están reguladas por instituciones públicas, así que no pueden "bajar precios", por ejemplo.
Solo pueden usar determinados modelos de vehículo, las licencias tienen otro precio totalmente distinto... entre otras cosas. Y tienen que pagar sus impuestos. Por eso, Uber y Cabify son COMPETENCIA DESLEAL. No juegan con las mismas normas, ya que todo esto no se aplica a ellos.
4. Los episodios de violencia son lamentables, pero al contrario de lo que se quiere hacer creer, son casos aislados. Y, lo creáis o no, agresiones las ha habido en ambos sentidos, solo que la del otro lado no la enseñarán, porque los medios están al servicio de quien están.
5. Los taxistas son autónomos, como ya he dicho, y tributan y pagan sus impuestos aquí. Uber y Cabify son multinacionales que representan el capitalismo feroz y por supuesto no tributan una puta mierda. Es más, creo que declaran pérdidas para que Hacienda les dé dinero a ellos.
6. Puede que creáis que Uber y Cabify ahora van mejor, pero pan para hoy es hambre para mañana. Si se empiezan a expedir licencias VTC sin ton ni son, pasarán dos cosas: la primera que cualquiera podrá ofrecer este servicio. Con cualquier coche y de cualquier manera.
Esto significa que con el tiempo veréis un declive en la calidad. Ya veremos cuánto duran los conductores trajeados y que te dan una botellita de agua. Y la segunda es que se liberalizará otro mercado más, lo cual llevará a una precarización del sector.
Para los consumidores quizá eso acaben siendo precios más bajos, pero también una bajada en la calidad, y para los que se dediquen al sector, eso no será más que miseria. Además si no se pone un límite a las licencias que se expiden, será IMPOSIBLE que haya trabajo para todos.
El taxi es un servicio público y regulado por el estado, y como tal hay que defenderlo frente a la privatización y ataques de políticos vendidos al capital y de multinacionales que representan la cara menos amable del liberalismo y del capitalismo feroz.
Podéis ver como otro sector público más es pisoteado y privatizado defendiendo Uber y Cabify con argumentos liberales y egoístas, que a eso se resumen la mayoría, o podéis apoyar al obrero. Vosotros veréis. Yo tengo claro con quién estoy. #TaxiEnLucha

jueves, 19 de julio de 2018

Con la inmigración, tanto el racista como el utópico se verán pronto desbordados por la realidad

Los debates televisivos entorno a la inmigración (la que llega de África, porque de la que llega de otros lugares ni se habla) se reducen a cómo gestionar las pateras que van llegando, y a retransmitir los “grandes recibimientos” que se ofrecen a algunos subsaharianos para mostrar lo buenos y solidarios que son algunos, totalmente ajenos a que no hay posibilidad alguna de que ese tipo de políticas pueda acabar bien. Los gobiernos débiles, y en muchísimos casos supercorruptos, de los países africanos poco o nada colaboran en frenar el éxodo masivo de sus gentes. Ni siquiera persiguen a las mafias que se enriquecen con el tema y esclavizan a las familias de los que consiguen una plaza en la caravana/patera.
¿Cuántos españoles son conscientes de que sólo en África viven 1500 millones de personas (en Europa menos de 550 millones)  y que la explosión demográfica de África está aún por llegar?
¿Cuántas veces y durante cuánto tiempo puede estar España, por ejemplo, acogiendo buques como el Aquarius? Dicen que  sólo entre Libia y Marruecos hay casi un millón de personas esperando su turno para ser recogidos pos los barcos de las ONG’s.
¿Dónde se pondrá el límite para los ‘centros de desembarco’, en cuántos cientos de miles o millones de inmigrantes? 
El problema de África no se puede solucionar trayendo a todos los africanos e inmigrantes de otras partes del mundo a Europa.
De la misma forma que a finales del siglo XIX se celebró una conferencia europea para pactar el reparto de África, ahora se debería pactar la responsabilidad mundial del desarrollo africano (y del tercer mundo) dirigido por la ONU. De la misma forma que hubo un protectorado europeo, se debería establecerse ahora un ‘protectorado solidario del primer mundo para con el tercer mundo’.
Primero Grecia, después Italia y ahora España no pueden seguir siendo el patio trasero de la UE. Tapándonos los ojos sin encarar la raíz del problema y colgándonos medallas de más buenos, solidarios y acogedores que nadie, solo empeoraremos cada día las cosas y seguirán creciendo los partidos populistas-xenófobos hasta que sea imposible arreglar el follón y explote el tema. Tanto el racista como el utópico se verán desbordados por la realidad, que ninguno de los dos habrá sabido afrontar.

miércoles, 18 de julio de 2018

Para alcanzar el poder —y para mantenerlo— el talento ayuda, pero la fuerza es imprescindible

Estados Unidos se encumbró al liderato mundial por haber intervenido con sus ejércitos y ganado las grandes guerras mundiales. Desde entonces USA ha sabido conservar su influencia mundial preservando y ampliando sus alianzas. Propició el establecimiento de un orden económico internacional para superar el profundo desorden de las décadas anteriores, que incluía un sistema comercial y financiero abierto con reglas multilaterales.
También contribuyeron a encumbrar el liderazgo de USA en el mundo la calidad de sus universidades, sus centros de investigación y los premios Nobel que ganaron muchos científicos extranjeros que posteriormente se nacionalizaron norteamericanos, las creaciones de Hollywood que supo divulgar mundialmente las excelencias del modo de vida americano, su cultura hegemónica que supo difundir por todo el mundo (aunque eclipsara otras culturas autóctonas), sus dos mil orquestas sinfónicas, sus museos —la mayoría gratuitos— que reciben más de quinientos millones de visitas al año, etc.….
Por supuesto, USA también ha cometido muchas injusticias en el interior y en el exterior desde que empezó a ser una potencia imprescindible hace un siglo. 
La “América ilustrada” hoy influye poco en la política y el lema “America first” ha ido convirtiéndose en “America alone” (sola). Como no sabemos a quién y dónde pedir cuentas, los políticos se están convirtiendo en intermediarios y servidores inútiles, mientras aumenta la resistencia a aceptar una globalización sin reglas ni escrúpulos. En este ámbito de subjetivismos exagerados, el papel de la economía social de mercado o el del Estado de bienestar cada vez tendrán menos cabida.
El “yo primero” está en auge y la confianza mutua es un valor a baja. Esta tendencia está cambiando las reglas de comercio internacional, de las alianzas económicas y militares, y favorece el restablecimiento de fronteras. En casi todos los países europeos los populismos y la xenofobia ganan votos e influencia. Paradójicamente, el “yo primero” acaba perjudicando más a quien lo impulsa, porque quiebra sociedades con valores democráticos compartidos que lo son cada vez menos.
Se encuentran a faltar cumbres con académicos, con expertos, con científicos, con empresarios,… que difundan sus argumentos contrastables con transparencia a toda la ciudadanía. A los políticos y sus seguidores que tensionan desde los extremos solo les interesa fomentar el enfrentamiento visceral, porque a rio revuelto, ganancia de pescadores. 
En último término, aunque mucha gente no quiera ser consciente de ello, el principal problema a resolver son los desequilibrios económicos que no alcanzan a cubrir (o lo hacen tarde y mal) las necesidades fisiológicas y de seguridad de los ciudadanos. Las necesidades de afiliación (pertenencia al colectivo, raíces, relaciones sociales, etc.) y de reconocimiento/prestigio vienen mucho después; y a menudo son eclipsadas por las primeras, porque siendo importantes no son tan urgentes como las primeras.
Todos los líderes políticos (salvo los antisistema) reconocen interdependencias entre comunidades-naciones más profundas que nunca en la historia, pero a la hora de la verdad todos quieren gestionar/gobernar desde retóricas acentuadas en su propia soberanía nacional.
Gestionar los riesgos y afrontar las incertidumbres forma parte esencial de la vida. Un orden internacional trata de establecer un marco de reglas de juego con las que asumir los cambios y resolver las inevitables fricciones que se producen. Cuando llega el desorden, los riesgos y las incertidumbres dan paso a un caos… en el que los oportunistas pueden encontrar un terreno abonado, pero, como mostró la repetida experiencia del periodo de entreguerras, el coste para el conjunto de las sociedades acaba siendo tan excesivo como innecesariamente elevado. 
Un dato que deberíamos tener en cuenta y además ser conscientes de que los políticos vienen, van, cambian de discurso y no se sonrojan cuando incumplen sus promesas. Mientras nuestros problemas —que ellos han creado— permanecen y los ciudadanos padecemos sus efectos durante generaciones.

viernes, 6 de julio de 2018

Los Frugalistas


"Ahorrar para jubilarse joven, es una tendencia que cada vez gana más adeptos en Europa". Esta noticia no sale nunca por las TV ni por los grandes medios de comunicación, porque no vende y parece que no interesa al gran público. Sin embargo puede que si le interese a usted.
El sueño de los "frugalistas", una corriente que aboga por una vida sencilla y gana adeptos en una Europa cada vez más envejecida, es “Jubilarse hacia los 40 años y vivir a su antojo” (aunque sea a costa de bastantes sacrificios en el inicio de su proyecto).
¿A quien no le gustaría dejar su trabajo a los 40 años porque no necesita ingresar un sueldo mensual para poder vivir? La mayoría responderá que si y empezará a imaginar planes de futuro…
El problema, para la mayoría, es asumir los importantes esfuerzos de pasar unos años (los primeros de su vida laboral) no gastando ni un céntimo en cosas no imprescindibles y comportarse ascéticamente en lo imprescindible. La única forma de conseguir el objetivo es ahorrar drásticamente (gastando lo mínimo imprescindible) y a la vez seguir una estrategia financiera acertada para que esos ahorros produzcan rendimientos. Con este tema pasa algo parecido a lo que pasaba en mis tiempos de estudiante con las “chuletas”: resumíamos amplios temarios y los escribíamos en papelitos minúsculos (algunos los grababan en bolis BIC con un punzón de compás). Era un arduo trabajo y la mayor parte de las veces no se llegaban a usar, porque lo que contenían ya te lo habías aprendido mientras hacías el resumen. Las personas que consiguen llevar una vida austera, con el tiempo adquieren el hábito y poco esfuerzo les cuesta mantenerlo cuando ya no lo necesitan.
Los "frugalistas" proceden a menudo de la clase media. Llevan una vida sencilla y sana. Los coches grandes, las viviendas espectaculares y la ropa de marca no tienen valor para ellos. Sus motivaciones son políticas, ecológicas o personales.
Para el que quiera zambullirse en el universo “frugalista”, una buena técnica para no malgastar y ahorrar consiste en preguntarse, antes de comprar algo:
"¿Necesito realmente todas esas cosas que la sociedad de consumo quiere a toda costa convencerme de que necesito?" ¿Qué satisfacción me producirá hacer ese “gasto” y que “servidumbres” deberé asumir? ¿Sufriré mucho si no “compro” ese producto o servicio en concreto y compro otro más barato?
Un “frugalista” vive durante unos años por debajo de sus posibilidades con el objetivo de alcanzar la suficiente “independencia financiera” que le permita cumplir un sueño o un deseo particular. En el fondo, se trata de que la gente se libere de "su miedo existencial vinculado al dinero", a la pérdida del trabajo o al estrés que pone enfermo.
Con los numerosos libros o fuentes de información disponibles sobre este tema, no se necesita ser un genio de las finanzas; pero si constancia para aprender y mucha determinación y prudencia para lograr: primero ahorrar y segundo administrar productivamente esos ahorros. 
El que algo quiere algo le cuesta. Todos sabemos que la “sociedad de consumo” publicita muchas estrategias para conseguir “obtener placer inmediato y dejar de hacer todo lo que lo pospone”. La mayoría sólo sirven para adelgazar nuestro bolsillo. Si uno quiere perder peso y mejorar la salud, la única forma es comer de forma equilibrada y con menos calorías de las que perdemos sumando el metabolismo basal y el ejercicio físico. Algo similar sucede para conseguir la libertad financiera suficiente para poder dejar de trabajar. No hay soluciones mágicas. 
La tendencia “frugalista” nació en Estados Unidos con el acrónimo inglés "FIRE" —"Financial Independence, Retire Early" (Independencia Financiera Jubilación Anticipada)— y se difundió gracias a blogueros influyentes. Como los “frugalistas” suelen ser discretos y no les gusta presumir de sus logros, no hay estadísticas que contabilicen el número de adeptos de este estilo de vida y pasan desapercibidos entre la multitud consumista.
En un momento en el que las economías europeas buscan soluciones para financiar las jubilaciones después de 2025 —cuando la generación nacida tras la Segunda Guerra Mundial empiece a jubilarse— y en el que parece inevitable un aumento de la edad de jubilación hasta los 69 o 70 años, los "frugalistas" luchan para solucionar el problema demográfico a su manera, sin esperar la posible, y cada vez más complicada, ayuda de “Papá Estado”. Esta elección suscita numerosas críticas, sobre todo de parte de los “envidiosos” consumistas que prefieren “vivir la vida” mientras pueden y cuando no, pedir ayuda a “papá Estado” para que obligue a que los que “todavía pueden” a que les ayuden. Suelen emplear el argumento: ¿Cómo puede seguir funcionando una sociedad solidaria si cada vez más personas, que aprovecharon el sistema yendo a la escuela o aprendiendo un oficio, dejan de pagar cotizaciones sociales? Aquí habría que preguntarse lo mismo respecto al gran número de personas que trabajan en la economía sumergida, que cotizan menos que los del “Régimen General” o que no cotizan nada o menos que otros colectivos. También habría que preguntarles a todos los que reciben ayuda continua de los servicios sociales, ONG’s, etc. y no aportan nada a la sociedad (los que pagan impuestos) que les ayuda. Es algo similar a lo que acontece con el Transporte Público: debido a la gran cantidad de personas que disfrutan indebidamente de abonos gratuitos o semigratuitos y de los que saltan las barreras de acceso, el que quiere ser justo y solidario y paga el ticket de trasporte, debe pagar más del doble de lo que costaría si todos pagaran.
Los “frugalistas” que consiguen ser independientes económicamente asumen que no recibirán una pensión del Estado cuando alcancen la edad de jubilación o la recibirán mermada. Aún así, cotizaron a la Seguridad Social durante sus años de trabajo y frugalidad (mucho más que otros que piden solidaridad durante toda su vida) y cuando dejan de hacerlo, pueden colaborar en labores de voluntariado y realizar actividades que les aportan mayor satisfacción que vestir a la última moda o comer en restaurantes caros. Además, al dejar su puesto de trabajo dan la oportunidad a otros más jóvenes para que entren en el mercado laboral sin tener que esperar 20 años más. Mayor rotación de puestos de trabajo.
Deberíamos pensar en la calidad de vida que ofrece hoy en día nuestra sociedad para que algunos jóvenes de 25 años lleguen a pensar: quiero dejar de trabajar dentro de 25 años y voy a esforzarme para conseguirlo.
Ustedes, ¿qué opinan de este tema?


EJEMPLO BASADO EN HECHOS REALES

Supongamos una pareja “frugalista”, que sabe lo que cuesta empezar de la nada, se preocupa no solo por colmar las necesidades básicas de su familia sino por facilitar la vida futura de sus hijos.
Para ello traza un plan: Al mes de nacer su hijo, le abre una “inversión” con 1000€ y cada mes le ingresa 500€ (pueden hacerlo, porque los dos trabajan y toda la familia viven “frugalmente”: gastan sólo lo necesario para vivir decentemente y muy poco dinero en “peluches”).
Cuando el hijo tenga 18 años los padres habrán invertido 109000€ (500€*12meses*18años). Además, esa inversión habrá dado su rendimiento. Nada más y nada menos que otros 100000€.









¿Se imaginan un joven de 18 años con más de 200000€ a su nombre?
Adivino su respuesta. ¡Peligro!
Sin embargo, supongo que abrá aprendido algo bueno del comportamiento de sus padres “frugales”.
Supongamos que conseguimos moderar las impetuosas ganas del joven de pulirse su hucha y le convencemos para que aguarde unos años más y mantenga su inversión al tiempo que sus padres le siguen aportando cada mes 500€ de regalo. Si “rompe la hucha”, por supuesto se acaban las aportaciones paternas.
¿Cuánto piensan que conseguiría acumular cuando cumpliera los 30 años?

La mayoría de la gente, que desconocen la “magia del interés compuesto”, seguro que habrán imaginado una cantidad menor de la que se ha conseguido.
¿Conocen a algunos padres que han conseguido que su hijo de 30 años tenga una “hucha” de más de medio millón de euros?
Lo más seguro es que si ha “aguantado la hucha” hasta su treinta cumpleaños, al ver lo que hay en ella le podrán ofrecer seguir con el regalo de sus aportaciones mensuales y mantener el global de la inversión sólo 10 años más. Hasta que cumpla los 40 años.






¿Cuánto piensan que habrá acumulado?
¿Será su “independencia financiera” suficiente para, con sólo 40 años, dejar de trabajar y ser dueño de su tiempo? ¿O para asegurar el bienestar material de la familia que haya formado debido a la importante red que sus padres le han procurado en vida?
Piensen, piensen…. y actúen.
¡Se puede conseguir!.

miércoles, 4 de julio de 2018

TV públicas independientes de los poderes económicos pero no de los políticos

En el mejor de los casos, una televisión pública no es más que un medio de comunicación financiado coactivamente por los contribuyentes en beneficio de los periodistas que lo integran; en el peor de los casos, es una herramienta de propaganda partidista al servicio de las formaciones políticas que tutelan en cada momento al Gobierno de turno.
Aquellos que habían prometido reiteradamente despolitizar el ente: en realidad, jamás quisieron despolitizarlo sino solo repolitizarlo, esto es, desterrar la manipulación del PP para instaurar la manipulación de PSOE y Podemos. Justo lo mismo que confía en volver a hacer el PP/Ciudadanos si es que consigue regresar al Gobierno o instaurarse en el.
Tenemos unos gobernantes —tanto a derechas como a izquierdas—que nos mienten con descaro, y que ambicionan el control de los medios públicos (y privados) para inocularnos sus engaños con mayor eficacia. Ante semejante oligarquía política, uno no puede más que plantearse si lo más sano sería cerrar definitivamente esa agencia de manipulación masiva que es RTVE al igual que el resto de medios públicos autonómicos.
Periódicamente nos informan que son el canal más visto/apreciado por los televidentes, que los informativos de mediodía de las Televisiones Publicas Autonómicas son una referencia informativa para los ciudadanos y que se posicionan en situación de liderazgo en su ámbito de emisión por delante de los espacios informativos de mediodía del resto de cadenas nacionales. 
Me hace gracia que FORTA resalte el importante papel que desempeñan los servicios audiovisuales públicos autonómicos en nuestro país, como impulsores de la diversidad cultural, innovadores y únicos, de la generación de riqueza y de la exportación de talento; cuando los españoles no podemos ver más que los canales de RTVE y la cadena autonómica propia, pero NO (si no es por medios privados y de pago) las del resto de las comunidades autónomas. ¿Dónde quedó la difusión de la diversidad cultural?
En este ambiente enrarecido los profesionales de RTVE, quieren el usufructo de los activos de RTVE y que los contribuyentes les sigamos financiando para que puedan ejercer su control en exclusiva de la totalidad del ente público. Quieren que les paguemos alrededor de unos 50€ /año por persona (lo que nos cuesta de media ahora —a algunos bastante más, porque no todos los españoles pagan los mismos impuestos—) para que desarrollen aquellas actividades de comunicación que solo ellos juzguen oportuno.
A estas alturas del siglo, con más vías de información que nunca (hasta el punto de que uno puede construir su 'posverdad' exponiéndose únicamente a aquella selección de medios de comunicación que refuercen sus ideas preconcebidas) y con más mecanismos de financiación alternativos de los que podemos imaginar, no tiene ningún sentido seguir defendiendo la obligación de todo ciudadano a sufragar en contra de su voluntad un medio de comunicación que no desea sostener porque le merece poca credibilidad o no lo usa para su ocio. 
Parece que tenemos dos posibilidades: o cierre y liquidación de RTVE y demás televisiones públicas autonómicas, municipales, etc. o 'crowdfunding' para su financiación. Los socios interesados en la subsistencia de esos canales de difusión deberían cuidarse de efectuar las aportaciones periódicas para cubrir sus gastos al margen de —o de manera complementaria a— la publicidad que pudiera recibir.
Estamos artos de que políticos y burócratas metan su mano en nuestra cartera para financiar sus altavoces de propaganda. Un estado así no solo es nefasto para nuestro bolsillo sino también para nuestra salud…