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domingo, 10 de mayo de 2020

Evolucionar o sufrir

Esta pandemia nos ha quitado a todos, cada persona a su nivel, el miedo a usar las nuevas tecnologías, el miedo a que nos espíen, o el miedo a pensar en recuperar parte de la industria que dejó nuestro país para deslocalizarse a otros con mano de obra e infraestructura más barata y mejores condiciones fiscales. Algunas cosas serán buenas, otras malas, pero son las que nos tocará vivir y habrá que evolucionar, cambiar de negocios, de trabajos y de formas de divertirse. Ayer compartí en mi blog mis impresiones sobre los cambios que seguramente viviríamos en los próximos años.
Las previsiones económicas que se vienen haciendo de caídas del PIB del 10% y paros del 20% o de cualquier otro valor son solo proyecciones con datos del pasado hacia el futuro y tienen valor relativo. Es como si tuvieras que conducir un coche mirando hacia atrás por el retrovisor y eso sólo funciona mientras la carretera sea recta. Si el camino se curva (ahora circulamos por la curva más grande de la historia reciente) y pasan cosas que no han pasado nunca lo más seguro es que nos equivoquemos como los han hecho el FMI y el Banco de España en sus previsiones para las últimas recesiones que ha habido en el mundo. No han adivinado ni una.  Cuanto más tardemos en encontrar un remedio o una vacuna, mayor será la catástrofe económica, porque el confinamiento es como caer desde un acantilado al mar. Si no sabes nadar, estás muerto. Si sabes nadar, cuanto más tarde el salvamento marítimo en sacarte del agua, en peores condiciones saldrás.
Mientras estemos confinados los gobernantes nos tienen que facilitar herramientas para sobrevivir. Unos lo tendrán más fácil que otros porque han prevenido antes por si venían mal dadas y otros lo tendrán fatal porque vivieron alegremente la vida y olvidaron que en tiempos de bonanza hay que privarse de algunas cosas superfluas y guardar por si sucede algún accidente; y este covid-19 es un gran accidente. A pesar de todo, es cierto que las autoridades son quienes nos privan de la libertad de trabajar (por lo menos a algunos, porque estos días vemos que aunque hay trabajo, quedan puestos sin cubrir) y por tanto debe intervenir para ayudar a esas personas que quieren trabajar y no pueden por obligárseles a confinarse. Este se uno de los pocos casos en que tanto Trabajadores y Empresarios o socialistas y liberales están de acuerdo. En lo que no están de acuerdo es en dar dinero, comida y hasta posibilidades de ocio a quienes no aceptan los trabajos disponibles, simplemente porque han decidido no trabajar y prefieren que otros les ayuden en lugar de esforzarse ellos mismos.
En USA tanto demócratas como republicanos tardaron 10 minutos a aprobar un plan de rescate de 2 billones de dólares. En Europa los diferentes países, al igual que los políticos a nivel nacional, pierden el tiempo discutiendo cuanto dinero ponen en circulación y cuanto le toca a cada uno repartirse, por tanto las repercusiones económicas serán mucho más graves aquí que en USA.
Tenemos que volver a priorizar los riesgos, en todas las cosas y principalmente en el transporte. Tenemos interiorizado que el terrorismo ha matado mucha gente y que debemos asumir cualquier “esfuerzo” colectivo y personal para contenerlo. Con este criterio se gastaron billones de dólares/euros en perseguir a Bin Laden y a otros terroristas, y hemos perdido miles de millones de horas a los controles de los aeropuertos para subir a un avión. Ahora aparece el virus y reaccionamos tardísimo en aplicar medidas mucho menos contundentes que cuando perseguíamos terroristas con gasto militar incluido. Parece que el sistema de evaluación de riesgos lo tenemos bastante equivocado.
Recordemos que en el 11-S del 2001 en EEUU murieron cerca de 3.000 personas. ¿Cuántas ha matado el virus? En Estados Unidos van por los 80000 (casi 27 veces más) y casi 300000 en todo el mundo en 3 meses. En Madrid los atentados de Atocha provocaron 193 muertos, que es menos de lo que hay ahora cada día en España (han muerto 134 veces más). Hay que poner las cosas en perspectiva. Siempre lo más reciente o lo más cercano es lo que mas nos afecta pero hay que poner las cosas en perspectiva. La inflación nos preocupa mucho, pero comparado con lo que puede pasar a medio plazo no es nada. Nos puede preocupar los 8 euros que nos cobrarán por traernos la compra semanal a casa pero no es nada por ahorrarnos un posible contagio.
Aumentar la gran deuda de España es grave, pero mucho menos que perder la mitad de las empresas y los puestos de trabajo. Que aumente la inflación es malo (más cuanto más aumente), pero si la UE se hunde los grandes perjudicados seremos nosotros mismos y también los alemanes, holandeses, austríacos, suecos, etc. 
Cuando Draghi dijo lo del "Whatever it takes" y el BCE imprimió miles de millones de euros y compró deuda a montones, no se hundió el mundo. Es el mal menor. Es mucho peor que se hundan muchas empresas. 
El norte europeo dice que España no ha controlado el déficit y es verdad. España no ha cumplido ni un solo año los términos del trato que hizo para recibir el crédito del rescate encubierto del 2012. Los países del centro-norte europeo tienen razón cuando dice que los PIGS no son serios. A las personas responsables les produce mucho resquemor que las hormiguitas siempre tengan que ayudar a las cigarras y que estas, una y otra vez hagan chantaje emocional y no quieran aprender a trabajar productivamente, a no despilfarrar y a ahorrar, pero en estos momentos no queda otra, porque todos vamos en el mismo barco. Eso si, la ayuda debería ser con condiciones y controles estrictos para que esta se emplee en lo que se debe: ayudar a la sanidad y en las empresas para que no quiebren, mantengan los puestos de trabajo y la economía siga rodando.
El virus ha acelerado los fenómenos que ya estaban existiendo. El mas evidente es que hemos comprobado lo que ya intuíamos que era necesario, pero no hacíamos: el teletrabajo, la teleconferencia, teleformación, etc. No hacen falta tantas ferias, convenciones, congresos, restaurantes, hoteles, aviones, coches, viajes... Mucha gente verá que no hay que vivir en ls grandes ciudades y pagar alquileres estrafalarios pudiendo teletrabajar desde el campo. Las ciudades se vaciarán, habrá menos coches. Esto ya empezaba a pasar, pero se acelerará.
También quiere decir que usar más app’s y más conexión a Internet significa más control de nuestras vidas. Los grandes ganadores de esta pandemia están siendo las grandes tecnológicas estadounidenses: Amazon, Facebook, Google, Apple, Netflix, etc. no paran de subir en bolsa,… No sólo porque tenían un montón de “caja” (gran lección sobre tener una empresa sin deudas), sino porque "lo que le dices a los asistentes virtuales (Siri, Alexa, Cortana, Google now, Bixby, etc.) queda grabado, y las grandes empresas que los patrocinan saben lo que usas, como y cuando lo usas, lo que deseas y lo que vas a comprar próximamente.
El debate sobre la privacidad se ha terminado y han ganado estas grandes corporaciones. Ahora ya todos firmamos (no sabemos el que) para usar Whatsapp, Facebook, Twitter, Google, etc. y ni nos planteamos no firmarlo y dejar de usar esas apps. El día que el Gobierno te diga “no puedes salir de casa porque tienes fiebre”  no podrás negarte. De echo supongo que nos siguen mandando que hagamos las declaraciones de impuestos para dar trabajo a los gestores y abogados, etc., porque con las tecnologías existentes, bastaría con que la AEAT nos girara el recibo  directamente y ya que tenemos que pagar, nos ahorraríamos el trabajo. 
Pronto nos dirán: pasa el “test” y autoriza a tal “app” para que te haga el seguimiento si quieres entrar a este local, evento, practicar este deporte, etc.” Esta invasión de la privacidad que hace dos meses no habríamos imaginado ni tolerado está muy cerca de hacerse realidad y cuando nos la planteen privadamente la aceptaremos sin demasiados remilgos.
Los estados aprovecharán exponencialmente el miedo creado en esta pandemia para espiar a los ciudadanos, y no hay nada más permanente que una política temporal del gobierno. Recuerden que USA, un país super capitalista, liberal y nada amante de los impuestos inventaron el IRPF en 1860, (temporalmente para pagar la guerra civil), y todavía lo siguen aplicando. Cuando los gobiernos catan un poder es difícil que lo cedan o que los ciudadanos se lo puedan arrebatar. Encontrarán mil excusas, dirán que el control va muy bien para el terrorismo o cualquier otra cosa…
Seguramente se pondrán límites a la globalización asimétrica de los últimos años. El virus agrava las sospechas que todos tenemos de lo que es extranjero.  Unos se acusan a otros y al comienzo de la crisis los países se comportaron incívicamente. Lo hemos visto en la UE cuando todos los países intentaban acaparar el material de protección que podían fabricar o conseguir. Repentinamente se olvidó todo signo de hermandad y  solidaridad. Lo del America first se vio aquí. Incluso dentro de la España re-centralizada por el “estado de alarma” cada comunidad autónoma, ciudad y hospital se buscaba la vida por si misma. La muralla que Trump quería hacer en la frontera de México pronto dirá que no es para parar delincuentes o gente que te quite el trabajo sino para parar el virus, y más gente lo aceptará. Y con los africanos que vienen en pateras haremos lo mismo. Entraremos en una dinámica humanamente espantosa. 
Tal vez volvamos a una especie de mundo bipolar, con guerra fría incluida. Todo el mundo nos querrá espiar pero cada uno con su sistema. Los chinos han creado la versión china de todas las tecnológicas americanas, y el mundo se dividirá entre la influencia china y la americana. Será una globalización dual pro-china / pro-americana.
En la parte positiva, las cadenas de producción no estarán tan fraccionadas como ahora, cuando cualquier producto tiene componentes fabricados en muchos países diferentes. Tal vez la industria nacional  podrá repatriar muchas empresas deslocalizadas. Se protegerá la nacionalización de muchas industrias esenciales porqué ya hemos descubierto que no fabricábamos mascarillas, ni batas, ni tests, y los hemos tenido que comprar en China. Esperemos que esto no nos vuelva a pasar, y tal como nos espabilamos en fabricar respiradores lo hagamos también con el textil o con la industria alimentaria, y favorezcamos cada vez mas la fabricación y el consumo de productos de km.0. 
No volveremos a una autarquía donde todo el mundo lo hará todo, pero se crearán dos grupos: el asiático y el occidental. Seguirá habiendo comercio internacional y los países tendrán que especializarse. No todo el mundo hará smartphones o Porches. Tampoco todos harán AOVE, vino o calçots. Los europeos supongo que estaremos en el grupo occidental, aunque con el 5G íbamos con China. Las empresas que anticipen el retorno de la industria a Sabadell, Igualada o Terrassa saldrán ganando. El sector que mas sufrirá será el turismo porque requiere contacto. Sobre todo el de bajo coste masificado. 
Esperemos que aunque dentro de dos años acabe el miedo al virus quede algo en la memoria. Años atrás se nos hacía raro ver chinos con mascarilla en los aeropuertos y nos reíamos. Ellos habían aprendido la lección del SARS del 2003 y les quedó el miedo en la interacción. Ahora que hemos padecido el horror del Covid-19 seguramente también nos quedará  también a nosotros, y se notará en las costumbres que teníamos que ir a restaurantes, hoteles y en países lejanos. 
Aunque nos resistimos a admitirlo, no volveremos a vivir como lo hacíamos el año pasado. Se ha acelerado el cambio desde una la sociedad sólida (seguridad, contenidos, valores) a una sociedad líquida (movilidad, incertidumbre, relatividad de valores) y lo inteligente será pensar hacia dónde va la tendencia principal y ser de los primeros en seguirla. ¿Recuerdan la famosa frase “Be water, my friend” de Bruce Lee?  La capacidad de “fluir” y ser “flexible” y “adaptable” como el agua en un mundo en constante cambio. La adaptación, la anticipación, el uso correcto de las fuerzas tanto propias como del contrario, serán muy necesarias en el futuro próximo..
Los maestros se tendrán que espabilar para aprender a dar clase a través de videoconferencia y aprender a editar sobre vídeos, etc. porque se han terminado las clases magistrales o las clases en aulas reducidas con muchos jóvenes interactuando a cortas distancias continuamente. La escuela se deberá digitalizar rápidamente y para ello no basta con que todos los jóvenes tengan un iPAD o un ordenador, hace falta crear buenos contenidos y facilitar la interacción porque Tener un escuela conectada no es lo mismo que tener una escuela inteligente. Los conferenciantes y tertulianos habrán de aprender a hacerlo vía telemática y a responder las preguntas que les llegan desde miles de kilómetros. Por ejemplo, las juntas de accionistas hace tiempo que ya no son presenciales y se hacen telemáticamente. Son más prácticas, más baratas y más cómodas para los asistentes y organizadores pero se pierde negocio para las salas de congresos, los hoteles, restaurantes y todo el ocio asociado a este tipo de actos multitudinarios. Sólo queda adaptarse, renovarse o desaparecer.
En algún momento la vacuna llegará y temeremos al Covid-19 igual que tememos a una gripe que también produce miles de muertes cada año, pero lo tenemos asumido. La humanidad siempre ha solucionado los grandes problemas porqué, a pesar de que a muchos les paraliza el miedo, aún quedan muchos millones de cerebros pensando para encontrar soluciones, y mas si comparten información útil y trabajan en red. Por desgracia siguen existiendo muchas personas que, en lugar de esforzarse en buscar soluciones creativas nuevas, siguen empeñándose en repartirse la miseria o priorizar lo que llaman defensa de sus derechos y libertades (no las de los demás). Esa tendencia es la que habría que controlar. Como siempre, todo en su justa medida. Necesitamos atender lo urgente en momentos puntuales para asegurar la supervivencia, pero sin dejar de tener en cuenta lo más importante, porque eso es lo que nos permitirá sobrevivir como comunidad y como especie.