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jueves, 2 de febrero de 2017

El futuro del trabajo: ¿Peligro u oportunidad?


Lo que se entendía por “trabajo” en las últimas décadas del siglo pasado ha pasado a la historia y evoluciona a una velocidad de vértigo, aunque muchos no sean conscientes de ello o no quieran serlo. Hoy en día, las personas que tengan “trabajo remunerado”, mejor o peor remunerado, que lo celebren, que lo cuiden, que se des-endeuden lo antes posible y que ahorren para cuando llegue la necesidad de “recolocarse” o “reinventarse”, y no les quede otra que valerse por si mismos fuera del paraguas de una empresa u organización. 
Me cuentan personas de más de 50 años que sus padres, hace sólo 60 años, iban al bar o a la plaza del pueblo para intentar que un “capataz” los contratara para trabajar una semana o un día en el campo, en la obra o en la fábrica. 
Con el bum de la industrialización —más tarde de los servicios— abundó la oferta de trabajo por encima de la demanda, y mucha gente pensó que bastaba con conseguir un trabajo que duraría toda la vida, a menos que cometieras un descalabro o quisieras cambiar a otro para prosperar. Unos se acomodaban, realizaban el esfuerzo justo para consumir tranquilos y llegar a fin de mes, y otros se formaban y se esforzaban en progresar hasta que, a una determinada edad pensaban que era momento de atemperar el ritmo o incluso parar la carrera ya que “tenían suficiente” para poder acomodarse hasta esperar la jubilación.
Esta concepción de entender el trabajo ha vuelto a cambiar, y como un pez que se muerde la cola, va regresando aceleradamente al sistema de plaza y capataz, vestido con versión 2.0.
A finales del año pasado el WEF publico un artículo con el título: ¿Para el año 2030, seremos todos nuestro propio jefe?
¿Qué respuesta darían ustedes a esa pregunta? Piensen en ello porque el tema es importante para todos y más para los jóvenes.
Todos sabemos, desde hace una década, que los trabajos son más precarios, peor remunerados y de más corta duración. Cada vez es más significativa la demanda de mano de obra según ‘proyectos’, desvinculándolo de personas y de horas. Los ofertantes ofrecen contratar a personas, equipos, organizaciones o alguna maquinaria, porque precisan hacer un producto, un diseño u ofrecer un servicio durante un tiempo determinado y con un coste concreto. Lanzan la demanda a la red y preguntan: ¿Quién, con las garantías y avales adecuados, acepta el reto?
Las implicaciones de este nueve sistema, que ya vamos teniendo con nosotros son tremendas: el capital marca la pauta y los derechos de los trabajadores desaparecen porque, en la mayoría de los casos, la oferta de trabajo es muy superior a la demanda.
Los trabajadores y profesionales deberán dar un giro a su conceptualización profesional y esa forma de vida profesional requerirá una amplia red de contactos que aumente la posibilidad de aceptar trabajos —al principio tal vez a beneficio negativo— y excelencia en el desempeño reconocida por trabajos anteriores realizados exitosamente, porque cada vez habrá más competencia. Además la disponibilidad deberá ser total, trabajar muchas horas a la semana, independiente del estado anímico o físico del sujeto (ya se dice que los autónomos no se ponen nunca enfermos) y el término “conciliación de la vida privada y la laboral” se olvidará por falta de uso. Una posibilidad podría ser que los profesionales se asociaran cooperativamente y que cada uno se ocupara de una faceta o turno de disponibilidad.
Un reto a perseguir será que cada uno se dedique verdaderamente a lo que le guste y lograr obtener beneficios con la práctica de sus hobbies personales. Ya hace años que se ven ejemplos de gente que ganan dinero, vendiendo sus fotos, detectando tendencias, probando juguetes, viajando y vendiendo relatos de su experiencia, fotos, videos, etc. y esto se va a multiplicar en las próximas décadas y extender a otras ocupaciones.
Los que profesionalicen sus hobbies necesitarán actualizar su formación y sus equipos y conseguir que la amortización sea rapidísima para poder sustituirlos por “lo último” o pagar por acceder al uso de lo que se necesite en cada momento, incluido el trabajo. Habrá que auto-preocuparse también de montar estructuras personales que sustituyan a figuras perdidas como ‘subsidio de paro’ y ‘pensiones’.
En este nuevo paradigma de sistema de trabajo que se avecina, el cultivo de la inteligencia emocional y su adecuada aplicación será fundamental porque si no se cuida habrá profesionales brillantes y trabajadores que se queden a un lado por falta de contactos y visibilidad. Por suerte, las nuevas tecnologías y plataformas como www.upwork.com (Las categorías de Freelancers se pueden ver en: https://www.upwork.com/i/freelancer-categories/) facilitarán este tema.
Los que no sean capaces o no se atrevan a arriesgarse a abrazar el nuevo paradigma de empleo, y sin embargo sean muy trabajadores y cumplidores, seguirán encontrando un trabajo ‘convencional’, aunque seguramente precario y sub-remunerado, que permitirá ir viviendo precariamente. 
El resto de personas,… si no se establece la “renta básica universal”, no se como sobrevivirán.
A muchos les parecerá ciencia ficción este escenario, pero si hace 10 años les hubiesen pronosticado que iban a estar como están ahora ¿qué hubieran dicho? 
Los cambios no sólo se producen continuamente sino que cada vez se aceleran más.
©JuanJAS

sábado, 21 de enero de 2017

¿A que aspiran los jóvenes de hoy en día?

Tal vez piensen que la economía es algo ajeno a ustedes pero en realidad es imprescindible en su vida. De ella dependen cosas tan importantes como dónde y cómo viven, de qué trabajan, como pueden mejorar su carrera profesional o cómo será su futuro. 

En EE.UU muchos estudiantes de Economía quieren crear su empresa. En España la mayoría aspiran a ser “funcionarios”. ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Por qué está tan arraigada la idea de vivir del Estado? ¿Porqué tanto miedo a emprender y a arriesgarse?
Cuando asocio “funcionario” a “vivir del Estado” y doy a entender que eso es algo peor que ser emprendedor, no me refiero a los médicos, enseñantes, bomberos, policías, etc. que por supuesto son funcionarios totalmente imprescindibles para el buen funcionamiento de la sociedad, sino a esos “funcionarios” que son totalmente ineficientes, muchas veces innecesarios y hasta contraproducentes para el buen funcionamiento de la Administración Pública que todos sabemos que existen y se perpetúan en su puesto, sólo para cobrar una abultada nómina hasta que se jubilen.
Los políticos se sirven del pozo sin fondo de la Hacienda Pública para fomentar el clientelismo y han enseñado a que muchas personas exijan pagas, subsidios y subvenciones sin ser conscientes del coste directo que tienen para los contribuyentes e indirecto para todos los demás; porque lo que se da a unos se deja de dar a otros o de invertir en servicios que pueden beneficiar a todos. Esta es una actitud empobrecedora que la mayoría de políticos no hacen nada por revertir, al contrario la alientan camuflada bajo una pátina de solidaridad mal entendida. 
¿Quiénes son los culpables de que España sea uno de los países con uno de los índices más altos de “intervencionismo”, con más trabas para la creación de empresas y con menos emprendedores de la OCDE?. 
No cabe duda de que los gobiernos españoles (independientemente de su tendencia política) dificultan la emprendeduría. También hay un factor cultural que penaliza el error en lugar de considerar el fracaso como un factor de aprendizaje. No olvidemos a toda la pléyade de personas conformistas sin ambición por crecer, que prefieren malvivir con una mínima ayuda del Estado o de cualquier ONG, que ponerse a trabajar para superar poco a poco su precaria situación.
¿Cuáles son las claves para salir de ese anquilosamiento y que políticas deberían implementarse en España para que facilitara las iniciativas productivas de sus ciudadanos?
En España cada maestrillo tiene su librillo. Mejor que sobren que no que falten y como el saber no ocupa lugar, es bueno leer y escuchar críticamente propuestas de diversas fuentes porque pueden sernos útiles para desarrollar nuestro criterio personal y para mejorar nuestro desarrollo vital en esta época y entorno que hemos tenido la suerte de vivir. 
Uno de estos “maestrillos” es Marc Vidal. En sus libros, conferencias y en su canal de You Tube, el economista y emprendedor desarrolla sus opiniones.
Si aún no lo conocen y gustan, aquí lo tienen…
https://www.youtube.com/user/marcvidalmarcvidal

viernes, 9 de octubre de 2015

Cuentos y fábulas

A los que nacimos en el siglo pasado, cuando éramos niños nos explicaban fábulas y cuentos con corolario. 
Esto era una forma de ayudarnos a obtener algunos aprendizajes muy útiles para la vida. Eran relatos cortos (y milenarios) con animales o cosas como protagonistas, que releídos al cabo de los años, también sirven para dar lecciones a los adultos que deben gobernar la “empresa de su casa”. 
Aquí os dejo cinco relatos breves que nos enseñan a ser perseverantes, trabajar duro, tener los pies en la tierra, ser responsables y cumplir nuestra palabra. 
Algunos, si las volvéis a leer, os producirán agradables recuerdos y si no tuvisteis la suerte de que os las explicaran de jóvenes, no os hará ningún mal leerlas ahora y meditar sobre las eseñanzas que destilan. 
Tal vez a algún abuelo pueda contarle alguna de estas fábulas a sus nietos. Seguro que les encantará la novedad y aprenderán algo que ha servido durante muchos años y seguro que servirá para el futuro. 
©JuanJAS 

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1. El león y el ratón 

Dormía un león cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y lo atrapó. A punto de ser devorado, el ratón le pidió que le perdonara, prometiéndole pagarle en el futuro. El león echó a reír y lo dejó marchar. Días después, unos cazadores apresaron al rey de la selva y lo ataron con una cuerda. Al oír el ratón los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre. “Días atrás” - le dijo -, “te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos”. 

Lección: Nunca menosprecies tu tamaño ni el de los demás. Es probable que como emprendedor, sientas que eres pequeño a comparación de las grandes compañías, y que nada puedes hacer para competir contra ellas u ofrecerles valor. La clave está en satisfacer las necesidades de un mercado y aprovechar las oportunidades para poco a poco ganar tracción. Conócete y descubre qué es lo que puedes hacer por los demás. 
Asimismo, nunca menosprecies a alguien por su tamaño, posición o condición. En tu empresa considera las opiniones de tus colaboradores, sin importar su área o cargo, ya que nunca sabes de dónde puede venir tu siguiente gran idea; tampoco juzgues a alguien por su condición o nombre, la persona que menos esperas puede convertirse en tu siguiente gran cliente o socio. Y por último: siempre cumple tu palabra. 

2. La zorra y las uvas 

Una zorra que tenía mucha hambre, al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca. Como no pudo alcanzarlos, se alejó diciéndose: ¡Ni me agradan, están tan verdes...! 

Lección: No culpes a los demás (o la situación) de lo que no puedes lograr. Éste es un mal muy común en los managers terribles y en los directivos poco efectivos: Culpar a su equipo por la falta de resultados para evitar salir dañado. Lo cierto es que los resultados de tus colaboradores son resultado de tus habilidades directivas; así que acepta tu responsabilidad y convierte esas uvas en tu siguiente meta. 
También, esta fábula puede aplicar a los emprendedores que buscan “excusas” y razones de sus fracasos. Si tu negocio no consigue despegar y fracasas, nunca digas que en realidad no te interesaba o que el mercado no estaba preparado o que los inversionistas no cumplieron. Si alcanzas las deliciosas uvas es únicamente porque te esforzaste en hacerlo, invirtiendo tiempo y dinero en tus estrategias; al final, todo dependerá de ti. 

3. La liebre y la tortuga 

Una vez, una liebre, se burlaba de las patas cortas y de la lentitud de una tortuga. Ésta dijo a la liebre: "Puede que seas muy veloz, pero estoy segura de poderte ganar una carrera”. Sorprendida, la liebre aceptó el reto. Llegó el día de la carrera y mientras la tortuga no dejaba de caminar aunque a paso lento, la liebre corrió rápidamente y al ver seguro su triunfo decidió echarse una siesta. Poco después, la liebre despertó y vio a la tortuga llegar a la meta y ganar. 

Lección: La carrera del emprendedor es una maratón, no una prueba de velocidad. No existen atajos ni fórmulas mágicas para llegar a la meta; sólo aquel perseverante y trabajador es el que consigue triunfar en el mundo de los negocios. No intentes saltarte etapas ni buscar el éxito fácil; la única receta es el trabajo duro. Y además: nunca te duermas en tus laureles. No sabes cuándo un competidor, por más chico que parezca, pueda superarte y ganar a los consumidores. 

4. La cigarra y la hormiga 

Llegó el verano y una hormiga recogía con afán granos para guardarlos y alimentarse durante el invierno. La cigarra, que pasaba el día cantando, se sorprendió de ver a la hormiga trabajar tan arduamente en época en que los animales se entregaban a la diversión. Cuando llegó el invierno, la cigarra estuvo hambrienta y fue a pedirle a la hormiga unos cuantos granos. La hormiga le dijo: “Si hubieras trabajado en el momento oportuno, hoy no tendrías escasez de alimento. Ahora canta, mientras yo como”. 

Lección: Planea, anticípate y organízate. Nunca permitas que el ocio se inserte en tu vida y dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. Aprende a ser un emprendedor eficiente que tiene anticipados cómo serán los meses “flojos” y cómo serán los “ocupados”. Distribuye tu carga laboral diaria de manera que no desperdicies el tiempo hoy para arrepentirte mañana. Sólo la autodisciplina te permitirá crear hábitos positivos que te conviertan en una persona productiva y de alto desempeño. Además, de esta manera podrás disminuir el estrés y equilibrar mejor tu vida personal y profesional. 

5. La lechera 

Una lechera llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba soñando despierta. Pensaba: “Esta leche dará mucha nata, la cual batiré hasta convertirla en una mantequilla que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero me compraré un canasto de huevos y pronto tendré pollitos. Cuando crezcan los venderé a buen precio, y con el dinero me compraré un vestido nuevo. Me lo pondré el día de la fiesta mayor, y el hijo del molinero querrá bailar conmigo. Pero no voy a decirle que sí a la primera. Esperaré a que me lo pida varias veces y, al principio, le diré que no con la cabeza”. La lechera comenzó a menear la cabeza para decir que no, y entonces el cubo de leche cayó al suelo y la lechera se quedó con nada. 

Lección: No esperes a tener para actuar. Muchas veces, los emprendedores “pecan” por soñadores; es decir, se imaginan todo lo que podrán hacer… una vez que tengan dinero, una vez que se posicionen en el mercado, cuando consigan a sus primeros cien clientes, cuando le ganen a la competencia, el día que levanten capital, etcétera. No te dejes caer en estas ilusiones y esperar a que tengas lo que soñaste para actuar. Un verdadero emprendedor sueña, pero tiene los pies en la tierra, y sabe que para lograr lo que siempre ha querido tiene que actuar… ahora. 

miércoles, 13 de marzo de 2013

El Ahorro : Es más difícil conservar que ganar

Sí, incluso en estos tiempos en que los noticiarios nos deprimen con sus titulares de paro, hay gente que tiene un puesto de trabajo. Algunos incluso consiguen gastar cada mes menos de lo que ingresan. También es verdad que muchos de estos héroes se sienten solos. Sus únicos conocimientos son consejos que les han dado sus padres o que han visto en casa. La verdad es que la generación de nuestros padres ha sacado adelante este país, pero en lo referente a las finanzas arrastra una serie de deficiencias importante, con brillantes excepciones, eso sí. 
¿Cómo ahorrar? ¿Qué hacemos con este dinero extra?  ¿Cómo invertir para conservarlo? 

Aquí tenéis 5 ideas básicas:

1. Tener un mínimo plan


Mis conocidos me suelen preguntar "Oye, ¿Donde me recomiendas invertir un dinerillo que estoy ahorrando?" Mi respuesta suele ser "¿Qué quieres hacer con ese dinero?" Y la respuesta más habitual es "No lo sé, yo lo único que quiero es sacarle rentabilidad". 

Si no sabes dónde quieres ir, da igual el camino que elijas. A mucha gente le da un poco de pereza ponerse a pensar, pero es el tiempo mejor invertido. 
¿Qué necesidades o aspiraciones tienes?: 
¿Hacerte un colchoncito por si pierdes el trabajo para seguir pagando el alquiler o la hipoteca? ¿Para montar un negocio? ¿Por si caes enfermo y no puedes trabajar? ¿Para tu jubilación? ¿Para los estudios de tus hijos? ¿Por si tienes que ayudar pagar a alguien que cuide a tus padres u una residencia? ¿Comprarte una moto? ¿Comprarte un coche? ¿Ahorrar para comprar una casa? ¿Para tus próximas vacaciones?, etc. 
En función de la respuesta a esta pregunta, tendrás que buscar unos productos u otros. Por ejemplo, si lo que quieres es el colchón por si acaso, lo suyo es optar por inversiones de muy bajo riesgo y en los que haya inmediata disposición del dinero. 
Si es para unas vacaciones, puedes asumir más volatilidad, a cambio de buscar una mejor rentabilidad invirtiendo en bolsa. Si puedes hacer tu viaje soñado a Australia, perfecto; pero si sólo te da para irte a una casa rural. Tampoco es un drama si te quedas a pasar las vacaciones en tu ciudad, si no sales a cenar los sábados a algún restaurante o si evitas pagar las salas de fiesta el triple de caras en festividades señaladas. 
Si quieres montar un negocio para autoemplearte y obtener mejores ingresos, debes gastar sólo lo imprescindible para sobrevivir y reunir un capital mínimo que te permita afrontar el despegue del negocio. También mentalizarte que, al menos los primeros años serán de sacrificio extremo y olvídate de vacaciones, ropa de marca, fumar, cafés, smartphones caros, ni nada que no sea estrictamente necesario para sobrevivir. ¡Quien algo quiere, algo le cuesta! Y nadie regala nada a nadie. Negocios se abren muchos cada día, pero triunfar lo hacen muy pocos. Sólo los más inteligentes, entusiastas, perseverantes y esforzados.

2. Todo tiene riesgo... Y tienes que saber cuál es

Nadie da duros a cuatro pesetas. Si nos presentan un producto aparentemente conservador con una alta rentabilidad, hay que poner las orejas tiesas. ¿Por qué me pagan más cuando podrían pagarme menos? 

Esto ha pasado con las preferentes, que se colocaron como productos muy parecidos a los depósitos pero que ofrecían más intereses. Pero ¿Por qué dan más intereses? ¿Por mi cara bonita? No, cuanto más nos paguen, más riesgo estamos asumiendo. 
Si no eres capaz de identificar ese riesgo, pregunta en páginas especializadas en Internet o en redes de inversionistas como Unience por el producto que te han ofrecido. Si a pesar de todos tus esfuerzos, no lo ves claro, mejor deja pasar la oportunidad. Ya vendrán otras. 
Si quieres montar un negocio es fácil deslumbrarse por el aparente éxito de otros. 
Los jóvenes suelen tener mucho ímpetu, se lo da la edad, pero poca experiencia. Piensan que son más listos y saben más que sus padres y los de la generación anterior y no se dan cuenta que el primer paso hacia la ignorancia es no darte cuenta que te falta mucho por aprender y que puedes aprender mucho, hasta de los mayores. No tienen ninguna duda que ellos son capaces de hacer más, mejor y más rápidamente cualquier cosa que aquellos hicieron. Lo que normalmente no saben son las circunstancias en las que crearon y desarrollaron su negocio, cuáles eran sus capacidades, los sacrificios que tuvieron que hacer para desarrollarlo y durante cuánto tiempo. 
Aparte del plan de negocio y como los pensamientos se olvidan y las palabras se las lleva el viento, será bueno que escribas en una hoja todos los retos-problemas que preveas te puedan surgir, antes y durante el desarrollo del negocio. Pide a tus familiares, amigos, mentores, etc. que, haciendo de “abogado del diablo”, te pongan con sinceridad, todas las pegas que se les ocurran. Tu primera labor es buscar soluciones a todos esos posibles problemas con los medios que cuentas tú (conocimientos sobre el negocio que quieres montar, capacidad de financiación, capacidad de trabajo, capacidad de respuesta ante emergencias, cargas familiares, etc.). Si no eres capaz de resolver virtualmente estos problemas, hay pocas razones para pensar que cuando te encuentres en medio del “fragor de la batalla”, cuando estés desarrollando el negocio, podrás resolverlos. 
Una última prueba: Si alguien te propusiera que tú invirtieras en un negocio como el que tú propones… ¡¿Le darías tus ahorros?! Si tienes dudas, ¿Por qué piensas que alguien arriesgará su tiempo o dinero por ti?

3. El tiempo importa más que el tamaño

Otro error común es pensar que "ahora tengo todavía poco dinero para empezar a invertir"... El problema es precisamente que pensando así tardarás mucho en tenerlo. 
Warren Buffet, el mejor inversor de todos los tiempos, se arrepiente de no haber aprendido a invertir antes. Y lo hizo a los 11 años. Cuanto antes empecemos, mejor. Con la cantidad que sea. Si elegimos bien, la rentabilidad de cada año irá acumulándose y haciendo más grande la bola. El interés compuesto juega a favor. 
Conozco a un abuelo que no privándose de nada necesario, se esforzaba por ahorrar algo cada día. Un año por navidades decidió que en lugar de comprar regalos para todos sus familiares, en las múltiples ocasiones que se suceden a lo largo del año, ahorraría este dinero invirtiéndolo. Así, sus nietos, cuando fueran mayores, podrían emplear eses dinero no ahorrado, en montar su propio negocio o en mejorar su autonomía financiera. Cada semestre invertía alrededor de 3000€. Cuando sus nietos tuvieron 24 años había invertido alrededor de 150000€ y la inversión ya acumulaba más de medio millón. La magia del interés compuesto ayudó, pero más, de la perseverancia en ahorrar cada día, por poco que sea, de estrujarse el cerebro para descubrir de qué puedo prescindir para poder ahorrar para con el tiempo conseguir lo que deseo. 
Actualmente está muy de moda el desear el éxito con el mínimo inmediato. La paciencia y la cultura del esfuerzo no son virtudes muy de moda. Los jóvenes están acostumbrados a vivir en una época de abundancia de liquidez monetaria, a pedir cosas a sus padres y que estos se las proporcionaran. Para ellos es normal pedir y recibir. Este comportamiento familiar lo han exportado al comportamiento social y se enfadan cuando no se atienden sus demandas, aunque sea lo lógico y lo deseable. Pueden llegar a coger rabietas como niños. Si cada vez que queremos algo y lo pedimos, alguien nos lo concediera, por qué razón deberíamos esforzarnos. Nos volveríamos unos inútiles incapaces de desarrollar nada por notros mismos. 
Es fundamental que dejemos de echar las culpas a los demás y busquemos que debemos hacer nosotros mismos para conseguir lo que deseamos. ¡Sacrificios incluidos!

4. Tu primer gasto mensual, tu futuro

Estoy seguro que muchas veces has oído la frase que popularizó Robert Kiyosaki. “Primero págate a ti primero”. Lo que no es tan seguro es que hayas entendido bien lo que significa y menos que lo practiques. Asumiendo que eres una persona responsable, lo que normalmente haces es: trabajar, ganar dinero, pagar tus facturas, gastar el dinero y finalmente, si le sobra algo, ahorrar. 
Si tienes un empleo por cuenta ajena, te habrás fijado que antes de que puedas siquiera ver el dinero de tu sueldo, el estado ya te ha quitado su parte. ¿Porqué no haces tú lo mismo?: “Antes de gastar tu dinero pagando tus facturas o en cosas que queramos, etc., deberías guardar una parte para ti”. No te estoy diciendo que no pagues tus deudas, solo te estoy diciendo que primero cubras tus necesidades después de haber hecho todo lo posible por reducir gastos innecesarios. 
-Haz un listado de tus responsabilidades y necesidades. 
-Pregúntate… ¿Cuáles de mis necesidades puedo reducir? (todas las que no sean imprescindibles para mantener nuestro cuerpo productivo) 
-Presupuesta una estimación de tus ingresos para el siguiente mes 
-Después de pagarte a ti primero, por ejemplo un 10% de tu sueldo, ¿Cuánto dinero te quedó para pagar tus responsabilidades? 
¿Cuál de estas responsabilidades es más importante? 
¿Cuánto dinero te falta para cubrir todas tus necesidades? 
-Si ya redujiste lo mas que podías tus necesidades ¿Qué puedo hacer ahora para conseguir lo que me falta de dinero para cubrir mis responsabilidades sin dejar de cubrir mis necesidades? 
Si este proceder se convierte en hábito, desarrollado en edades tempranas, puede ayudar mucho a una persona a construir riqueza. 
· Cuando te pagas a ti mismo primero, mentalmente estableces que el ahorro es una prioridad. Ahorrar motiva mucho y te hace sentir capaz. 
· Pagarte a ti mismo primero potencia buenos hábitos financieros. La mayoría de la gente gasta su dinero en el siguiente orden: facturas, diversión, y ahorro. No es muy sorprendente que siempre les quede poco dinero para ahorrar. Colocar el ahorro delante -ahorro, facturas, y diversión- te permite apartar ese dinero antes de que racionalices alguna buena excusa para despilfarrarlo. 
· Pagándote a ti mismo primero estás construyendo una defensa económica con aplicaciones en el mundo real. Hacer aportes regulares al ahorro es una excelente forma de conseguir un buen colchón financiero. Luego podrás usar ese dinero para hacer frente a emergencias, o para poner los cimientos de un negocio o una inversión 
La mejor forma de desarrollar el hábito del ahorro es hacer el proceso lo menos doloroso posible. Hazlo automáticamente. Haz que sea invisible. Organízalo para que un 10% de todos los ingresos sea transferido de tu cuenta nada más llegar a un Fondo de Inversión o Cuenta especial de ahorro. Si no ves el dinero no lo vas a echar de menos. Esta factura debe ser la más importante para ti cada mes.

5. Aprende, pregunta y compara



Pasaron los tiempos en los que estaba mal visto hablar de dinero. Nadie puede permitirse el lujo de estar ocioso y mucho menos el dinero. Hay que pensar la manera de hacer que el dinero trabaje para ti. Hay infinidad de particulares y profesionales en las redes de los que puedes aprender y a quienes puedes preguntar. Puedes encontrar inversores expertos en fondos de inversión, en bolsa, comparadores de cuentas corrientes, de depósitos... Aprovecha toda la información a tu alrededor. A sí. Selecciona bien las fuentes de información. ¡Cuidado con los impostores y con los que te ofrecen fantásticas rentabilidades! 
Siempre que te ofrezcan un producto en tu banco, pide la información por escrito o por email. Busca en Google el nombre del producto, abre un post en Unience y pregunta a otros inversores sobre el producto. Para comprar un coche o incluso un móvil o una lavadora, sueles preguntar a varias personas, lees revistas especializadas y visitas varias tiendas buscando el mejor precio. ¿Por qué no suele hacerse lo mismo cuando se trata de “productos de ahorro”?. Máxime cuando lo que está en juego son tus ahorros que tanto te han costado ganar y conservar. 
Sobre todo, evita siempre los regalos. Nunca elijas un producto de inversión por el “regalo” que te ofrecen en la entidad. De un modo u otro, lo acabarás pagando y muy caro. Normalmente, con mayores comisiones en el producto que estás contratando o con menor rentabilidad. 
Seguro que alguno tendrá alguna duda, sugerencia o consejo que aportar sobre este tema. Este blog está abierto a todos para que todos aportéis vuestra experiencia. 
©JAS2013