En el mejor de los casos, una televisión pública no es más que un medio de comunicación financiado coactivamente por los contribuyentes en beneficio de los periodistas que lo integran; en el peor de los casos, es una herramienta de propaganda partidista al servicio de las formaciones políticas que tutelan en cada momento al Gobierno de turno.
Aquellos que habían prometido reiteradamente despolitizar el ente: en realidad, jamás quisieron despolitizarlo sino solo repolitizarlo, esto es, desterrar la manipulación del PP para instaurar la manipulación de PSOE y Podemos. Justo lo mismo que confía en volver a hacer el PP/Ciudadanos si es que consigue regresar al Gobierno o instaurarse en el.
Tenemos unos gobernantes —tanto a derechas como a izquierdas—que nos mienten con descaro, y que ambicionan el control de los medios públicos (y privados) para inocularnos sus engaños con mayor eficacia. Ante semejante oligarquía política, uno no puede más que plantearse si lo más sano sería cerrar definitivamente esa agencia de manipulación masiva que es RTVE al igual que el resto de medios públicos autonómicos.
Periódicamente nos informan que son el canal más visto/apreciado por los televidentes, que los informativos de mediodía de las Televisiones Publicas Autonómicas son una referencia informativa para los ciudadanos y que se posicionan en situación de liderazgo en su ámbito de emisión por delante de los espacios informativos de mediodía del resto de cadenas nacionales.
Me hace gracia que FORTA resalte el importante papel que desempeñan los servicios audiovisuales públicos autonómicos en nuestro país, como impulsores de la diversidad cultural, innovadores y únicos, de la generación de riqueza y de la exportación de talento; cuando los españoles no podemos ver más que los canales de RTVE y la cadena autonómica propia, pero NO (si no es por medios privados y de pago) las del resto de las comunidades autónomas. ¿Dónde quedó la difusión de la diversidad cultural?
En este ambiente enrarecido los profesionales de RTVE, quieren el usufructo de los activos de RTVE y que los contribuyentes les sigamos financiando para que puedan ejercer su control en exclusiva de la totalidad del ente público. Quieren que les paguemos alrededor de unos 50€ /año por persona (lo que nos cuesta de media ahora —a algunos bastante más, porque no todos los españoles pagan los mismos impuestos—) para que desarrollen aquellas actividades de comunicación que solo ellos juzguen oportuno.
A estas alturas del siglo, con más vías de información que nunca (hasta el punto de que uno puede construir su 'posverdad' exponiéndose únicamente a aquella selección de medios de comunicación que refuercen sus ideas preconcebidas) y con más mecanismos de financiación alternativos de los que podemos imaginar, no tiene ningún sentido seguir defendiendo la obligación de todo ciudadano a sufragar en contra de su voluntad un medio de comunicación que no desea sostener porque le merece poca credibilidad o no lo usa para su ocio.
Parece que tenemos dos posibilidades: o cierre y liquidación de RTVE y demás televisiones públicas autonómicas, municipales, etc. o 'crowdfunding' para su financiación. Los socios interesados en la subsistencia de esos canales de difusión deberían cuidarse de efectuar las aportaciones periódicas para cubrir sus gastos al margen de —o de manera complementaria a— la publicidad que pudiera recibir.
Estamos artos de que políticos y burócratas metan su mano en nuestra cartera para financiar sus altavoces de propaganda. Un estado así no solo es nefasto para nuestro bolsillo sino también para nuestra salud…
No hay comentarios:
Publicar un comentario