miércoles, 15 de agosto de 2018

En busca de la “financiación asegurada”

El mercado bursátil, que tradicionalmente ha significado un paso fundamental a la hora de capitalizar las compañías y obtener fondos para su expansión, se ha convertido en un lugar incómodo, en el que analistas, con criterios de interés cortoplacista o simplistas, someten a las compañías a constantes vaivenes en su cotización. Muchas veces esto va en contra de la visión a largo plazo y estratégica de la empresa.
Esta volatilidad que crea el mercado secundario distraen a los gestores, crean incentivos perversos y no alineados con el interés corporativo, y generan discusiones en muchos casos completamente estériles. Si los mercados financieros, base de la economía capitalista, están pasando a tener esa consideración, podríamos estar ante el presagio de un importante problema futuro.
¿A quien no le gustaría tener "financiación asegurada para su proyecto"? Quien pudiera obtenerla fuera de la bolsa, estaría a salvo de las turbulencias provocadas por los vaivenes especulativos de los mercados secundarios de capitales.
Elon Musk publicó el pasado 7 de agosto un tweety un artículo en el blog corporativoque pilló por sorpresa incluso a su mismísimo consejo de administración, sobre la posibilidad de excluir a Tesla del mercado bursátil pagando a los accionistas (que han visto multiplicar su inversión los 8 últimos años por 13 veces) unos 420 dólares por acción. Puede ser un bulo para provocar una subida de la cotización o una estrategia innovadora que otras compañías de Silicon Valley pueden plantearse en el futuro próximo: la búsqueda de socios que aporten una “financiación asegurada” para que las empresas puedan seguir adelante con sus planes de crecimiento a largo plazo.
Musk afirmó que el accionista comprometido con “asegurar financiación” a su empresa es el fondo soberano de Arabia Saudi, que ha confirmado su interés en la operación, para llevarla a cabo don capital en lugar de deuda.
Parece que el fondo soberano de Arabia Saudí, constituido fundamentalmente gracias a la riqueza acumulada mediante la explotación del petróleo, está dispuesto a financiar la salida de Tesla del mercado bursátil, entra dentro del ambicioso plan de Arabia Saudí (Vision 2030) para reducir la dependencia del país del petróleo, diversificar su economía y desarrollar sectores de servicios públicos como la salud, la educación, las infraestructuras, el ocio y el turismo. Las más de doscientas inversiones del fondo soberano tienen como objetivos fundamentales campos como las telecomunicaciones, la industria aeroespacial, las tecnologías sostenibles, la seguridad, las energías renovables y las tecnologías de la información, y en ese sentido, Tesla encaja en el plan de los saudíes para generar energía sostenible, aprovechar el sol y los vehículos eléctricos. 
Por otro lado, el movimiento del fondo soberano de Arabia Saudí sería la confirmación de que Silicon Valley, en la práctica, tiene más bien pocos reparos en la procedencia del dinero de sus inversores, la calidad de su democracia o sus tendencias al absolutismo, algo que, de hecho, ya había sido confirmado por la abundante presencia de inversores procedentes de un país como China. En la práctica, en Silicon Valley, los componentes ideológicos pasan a un claro segundo plano cuando hablamos de inversionesque pueden ayudar a las compañías a alcanzar sus objetivos a largo plazo: indudablemente, la misión de Tesla, establecida como “acelerar la transición del mundo hacia las energías renovables”, podría verse reforzada gracias al hecho de contar con una base de financiación más estable que los mercados financieros, y el hecho de que ese dinero pudiese provenir en una parte muy significativa del fondo soberano de Arabia Saudi, el país que supone la fuente más importante de petróleo del mundo, podría llegar a convertirse en un auténtico símbolo de ese cambio de época que la compañía pretende provocar, y para el que Arabia Saudi, un país con abundantísima insolación y con buenas bases para adaptarse a un nuevo modelo económico, afirma estar preparándose.
¿Llegaremos a ver una Tesla convertida en compañía privada y con Arabia Saudi como uno de sus inversores de referencia? (en realidad, el fondo posee ya casi un 5% de la compañía, mediante compras llevadas a cabo en el mercado). La idea no parece ya tan alocada cuando Elon Musk ya ha anunciado el nombramiento de asesores para llevar a cabo sus planes, y cuando el voto de los accionistas de la compañía, fundamental para la operación, podría inclinarse masivamente por dar su apoyo al plan. 

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