El excoordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita, manifestó el pasado lunes que los recortes “brutales” que está acometiendo el Gobierno central en el país, la amenaza de más recortes en materia de salud y educación y decir que eso se lo imponen los mercados, “se llama delito de alta traición”. Supongo que con lo de “alta traición” se refiere a todos los trabajadores y empresarios que han ayudado a levantar este país. Pero nuestra actual desgracia colectiva es que, las clases bajas y lo que queda de las medias de este país, testamos demostrando que tenemos un miedo, una apatía y unas TRAGADERAS INMENSAS.
El Gobierno Central va a seguir atacando la educación y la sanidad. Va a seguir recortando prestaciones a los usuarios y sin dedicar ni un céntimo a poner en marcha ni una sola medida, ni inversión productiva que ayude a crear empleo y salir de la crisis. Por ejemplo, ha presupuestado muchos millones para construir líneas de AVE que unan Madrid con Extremadura, Galicia o Asturias, que costaran miles de millones de euros y cuando estén construidas, circularán casi vacías de personal y serán, por tanto totalmente irrentables.
El Gobierno Central va a seguir atacando la educación y la sanidad. Va a seguir recortando prestaciones a los usuarios y sin dedicar ni un céntimo a poner en marcha ni una sola medida, ni inversión productiva que ayude a crear empleo y salir de la crisis. Por ejemplo, ha presupuestado muchos millones para construir líneas de AVE que unan Madrid con Extremadura, Galicia o Asturias, que costaran miles de millones de euros y cuando estén construidas, circularán casi vacías de personal y serán, por tanto totalmente irrentables.
En cambio dedica apenas unas decenas de millones a la adecuación de las líneas
de cercanías, sus trenes y los sistemas de seguridad que eviten accidentes en
tramos por los que circulan más personas en un solo día que en muchas líneas de
ave durante todo un año. Si hablamos del transporte de mercancías, la comisión
europea, hace meses que se posicionó a favor de construir una fuerte línea
férrea en el “Corredor Mediterráneo” que una los puertos de Algeciras, Málaga,
Valencia, Tarragona y Barcelona y Marsella, se entronque con Lyon y de allí al
resto de Europa central y norte. Con ella se daría salida a todos nuestros productos
agrarios e industriales y podría transportar todos los productos que llegan,
vía marítima, al Mediterráneo procedentes de Asia, África y América del Sur. Un gran
proyecto que produciría un aumento de la actividad económica en nuestro país,
creación de puestos de trabajo y riqueza para todos. Parece claro ¡verdad?. Pues el Gobierno central no lo ve así y se empeña en
proponer, a espaldas de Europa y de todo el arco mediterráneo español, otros
recorridos y en invertir ingentes cantidades de dinero, que pide prestado
pagando altos tipos de interés, en proyectos de transporte de pasajeros
radiales (no de mercancías) cuya inversión nunca recuperará, porqué su
explotación no cubrirá ni siquiera los costes de funcionamiento. Nuestros
gobernantes siguen elaborando presupuestos recortando servicios sociales y peor
aún, malgastando el dinero, que no tenemos, en proyectos faraónicos; en lugar de
invertirlo en proyectos rentables, en educación, en sanidad y en aquellos
proyectos de investigación en los que somos punteros en el mundo. Por si fuera poco, el gobierno central es el primero en
incumplir las leyes y los acuerdos; o al menos, en marear la perdiz para
alargar su incumplimiento. Asigna partidas en los presupuestos y luego retrasa in eternum su licitación. Muchas de ellas no llega a adjudicarlas y por tanto no se invierte en el territorio al
que inicialmente iban destinados los presupuestos. En esto sí que tienen inventiva. Los mercados
no son tontos y no perdonan a España esta ineficiencia de sus gobernantes y
las consecuencias las pagan las eficientes empresas españolas, que las hay, los
trabajadores y los ahorradores. Los inversores desconfían de las medidas del
gobierno y hacen que suba el diferencial de la tasa de interés que debemos
pagar, todos los que pagamos impuestos, por nuestra deuda (aunque no la hayamos contraído nosotros directamente) y las bolsas bajan y deterioran directa, o indirectamente nuestros ahorros.
Hoy he escuchado al Conseller de
Territori y Sostenibilitat de la Generalitat de Catalunya, (Obras Públicas,
para traducir el concepto) que el Gobierno catalán, intentará mejorar los
presupuestos que ha presentado el Gobierno central durante el trámite parlamentario
que durarán prácticamente dos meses y que si no lo consigue “tomará medidas”.
Aún así pide que la “Sociedad Civil” se movilice para exigir “Seny”, cumplimiento
de las leyes y más sentido común en sus políticas al Gobierno central. ¡Seguimos
mareando la perdiz!.
El tiempo es oro y en tiempos de crisis, hay que tomar medidas valientes y rápidas. Precisamos, en los equipos de dirigentes públicos, personas con ingenio, creatividad y capacidad de trabajo. No podemos seguir perdiendo el tiempo y seguir dilapidando el dinero, que tanto cuesta ganar y que tanto cuesta pedir prestado cuando no se tiene.
Cuando sobra el dinero, es malo ser condescendiente o laxo en la aplicación de las políticas o en la ejecución de los proyectos. Pero cuando escasea, como es nuestro caso, hay que ser super-estricto y no se puede dejar pasar ni una. Cuando se detecte una malversación, mal uso del patrimonio, o incumplimiento de los acuerdos, el primero que debe denunciarlo y exigir que se cumplan, es la administración afectada, detrás la “sociedad civil” y por último, apoyándolos, los ciudadanos.
¡Despertemos pronto! Si seguimos mirándonos al ombligo y preocupándonos sólo por lo personal e inmediato, nos arriesgamos a seguir arrastrándonos por el fango, como los japoneses, durante muchos, muchos años.
©JAS2012
El tiempo es oro y en tiempos de crisis, hay que tomar medidas valientes y rápidas. Precisamos, en los equipos de dirigentes públicos, personas con ingenio, creatividad y capacidad de trabajo. No podemos seguir perdiendo el tiempo y seguir dilapidando el dinero, que tanto cuesta ganar y que tanto cuesta pedir prestado cuando no se tiene.
Cuando sobra el dinero, es malo ser condescendiente o laxo en la aplicación de las políticas o en la ejecución de los proyectos. Pero cuando escasea, como es nuestro caso, hay que ser super-estricto y no se puede dejar pasar ni una. Cuando se detecte una malversación, mal uso del patrimonio, o incumplimiento de los acuerdos, el primero que debe denunciarlo y exigir que se cumplan, es la administración afectada, detrás la “sociedad civil” y por último, apoyándolos, los ciudadanos.
¡Despertemos pronto! Si seguimos mirándonos al ombligo y preocupándonos sólo por lo personal e inmediato, nos arriesgamos a seguir arrastrándonos por el fango, como los japoneses, durante muchos, muchos años.
©JAS2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario