La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) estudia convocar una "huelga de deberes en casa".
A tenor de los resultados en las pruebas de nivel que se han realizado en los últimos años en las escuelas españolas y que anuncia un considerable fracaso escolar, parece claro que la escuela actual no responde de forma adecuada a las necesidades educativas de los niños y adolescentes. Por ello es lógico que se pida a los legisladores, a todo el sector educativo y al resto de implicados en el tema formativo, una mejora radical en este tema.Lo que me ha sorprendido es esta iniciativa de huelga, las razones que se dan para la misma y la forma de llevarla a cabo.
Todas las huelgas, deberían hacerse con un objetivo claro, la mejora de la situación de los afectados, que en este caso son los niños y adolescentes que están en la escuela, y no consigo ver en el artículo en que beneficiará esta acción a los estudiantes. Tampoco consigo entender en qué medida esta acción perjudicará a los que provocan la baja calidad de la enseñanza y les motive para que la mejoren.
Todas las huelgas, deberían hacerse con un objetivo claro, la mejora de la situación de los afectados, que en este caso son los niños y adolescentes que están en la escuela, y no consigo ver en el artículo en que beneficiará esta acción a los estudiantes. Tampoco consigo entender en qué medida esta acción perjudicará a los que provocan la baja calidad de la enseñanza y les motive para que la mejoren.
De la lectura de los argumentos que dan las organizaciones convocantes se me ocurren los siguientes comentarios:
1º Enseñanza poco motivadora, poco práctica y alejada de la cultura audiovisual en la que crece el niño, que sigue fundamentándose en el libro de texto y el aprendizaje memorístico. Así el sistema educativo echa «balones fuera» y encarga más deberes para casa.
Más importante que el medio es lo que se enseña y como se enseña. Aquí se puede intuir claramente que la falta de productividad que se ve en el mundo del trabajo, se empieza a gestar en la edad infantil: Muchas horas en la escuela y muchas horas en actividades complementarias. Los niños cargados con mochilas grandes como baúles llenas de libros, cuadernos, tablets, ordenadores, etc a los que sacan un rendimiento ínfimo. Como se pierde el tiempo, siempre faltan horas para revisar los materiales que el que puede y quiere, debe estudiar fuera de las horas lectivas sino quiere terminar el periodo escolar siendo un analfabeto funcional. De todas formas hay que tener claro que el estudio es un trabajo que conlleva un esfuerzo y hay que distinguir entre entender la lección y aprender la lección, algo que debe hacerse estudiando con esfuerzo, en casa o en el colegio.
2º Los deberes provocan desigualdades sociales. Mientras unos padres intentan ayudar a sus hijos, otros recurren a clases particulares o academias, otros muchos no tienen ni el nivel educativo ni el dinero para poder pagar esos apoyos. Con lo cual todos los alumnos no tienen las mismas ayudas.
En España, el tiempo del analfabetismo ya pasó y es prácticamente inexistente en los padres que hoy tienen hijos pequeños o adolescentes. Por tanto, la inmensa mayoría de los padres deberían estar suficientemente capacitados para transmitir a sus hijos menores, conocimientos y sobre todo actitudes, ética y valores. Lo que si se necesita es asertividad y responsabilidad. Responsabilidad para ocuparse de conocer lo que hacen los hijos en la escuela y asertividad para exigir a los enseñantes la calidad debida y que se utilice el tiempo que los alumnos pasen en la escuela con productividad. No se trata de pasar mucho tiempo delante de los materiales de estudio sino de aprovechar el tiempo con ello. La labor formativa de los padres y familiares puede complementar la de la escuela y ayudar a conseguir que sus hijos adquieran un hábito de estudio, de orden y de superación. Esto forma la personalidad y prepara para la madurez.
3º Crean tensiones entre padres e hijos. Muchas veces, para poder hacer los deberes se quedan sin jugar, por lo que generan rechazo.
Esto puede ser porque ni los maestros, ni los padres, han conseguido hacer entender a sus hijos el valor que para ellos tiene el aprendizaje. Los enseñantes deben prepararse y esforzarse en hacer que los alumnos reciban sus conocimientos de forma entretenida, sin olvidar el esfuerzo necesario para adquirirlos y conservarlos, y también la satisfacción que se obtiene al conseguir los objetivos marcados y el trabajo bien hecho.
4.- Constituyen un problema para muchos progenitores que salen tarde de trabajar y no disponen de tiempo.
Los padres pueden delegar en parte la educación de sus hijos pero no pueden abdicar nunca de su responsabilidad, que es darles la mejor educación que sea posible. Aquí entramos en un tema de elegir y priorizar. También de productividad. De elegir qué es lo importante para cada uno y de asumir las muchas responsabilidades que implica traer un hijo al mundo. ¿Es más importante atender las necesidades educativas de los hijos o el colmarles de muchos bienes materiales?. ¿Se busca la cantidad o la calidad en el tiempo que se pasa con ellos?. Todo el mundo tiene 24h en su día y cada cual lo emplea como prefiere o como sabe. Como en todos los aspectos de la vida, debería priorizarse lo importante antes que lo “engañosamente urgente” o lo placentero con poco esfuerzo.
5.- Los menores necesitan tiempo para realizar actividades deportivas, culturales o de esparcimiento, que también contribuyen a su desarrollo personal.
Totalmente cierto, ya lo dice el antiguo aforismo: “mens sana in corpore sano”. Esto queda entroncado con la falta de productividad en la escuela, sin olvidar que la acción de aprender también es una fuente de satisfacción y un generador de placer en sí misma. De todas formas, ojo con el consumismo, es mejor hacer menos cosas y bien que una sobredosis de múltiples actividades extraescolares que producen ansiedad en los niños y un dispendio económico extraordinario. Menos consumismo y más sentido común.
Tengamos en cuenta que los niños de hoy serán los adultos del mañana y dependiendo de cómo se formen hoy, serán más o menos capaces de sobrevivir en la sociedad que se han encontrado y de desarrollarla adecuadamente para que la convivencia, el desarrollo y el bienestar para todos, sea posible.
Esta es mi opinión y me gustaría compartirla con vosotros y escuchar la vuestra.
©JAS2012
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