miércoles, 9 de octubre de 2013

¿Cuanto tardaremos en percibir la "recuperación"?



El gobierno español quiere levantarnos el ánimo para encarar las próximas navidades. Los principales medios nos inundan con declaraciones al estilo de : "El Ejecutivo del estado español espera tasas positivas del producto interior bruto a final de año y marcar una suave expansión del 0,7% en el conjunto de 2014". El Banco de España aseguraba en su último informe que en el tercer trimestre ya podría haber un “leve avance”. Lo cierto es que hace unos días el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, señalaba que España estaba dejando atrás la recesión, pero aún no la crisis. El FIM hace previsiones bastante más pesimistas aunque también las cambia en periodos de sólo 6 meses. Parece mentira que el personal que oye, ve y lee estas declaraciones todavía no sepa que la bola de cristal para adivinar el futuro sólo sale en los cuentos de fantasía.
Los economistas hablan de fin de recesión cuando la economía logra crecer tres trimestres consecutivos de forma continuada y sólida. Por tanto, todavía es pronto para suscribir las palabras de Rajoy. Eso sí, parece que el PIB (muestra los bienes y servicios que se producen en el país) puede cambiar de tendencia: de gran decrecimiento a decrecimiento leve. Si el PIB crece es que la actividad económica y la riqueza están aumentando. Ultimamente, las bolsas han tenido un comportamiento espectacular, aunque estos días Wall Street esté amenazado por el cierre del gobierno y la posibilidad, espero que remota, de impago de de la deuda USA. (Hasta el 17 de octubre estaremos en vilo pendientes de la hecatombe) 
A pesar de las declaraciones del gobierno y de que haya indicadores, como algunos de consumo, inversión o actividad industrial, que pueden interpretarse como si mostraran una cierta recuperación, el sentir de la ciudadanía todavía está lejos del optimismo. Aunque el último informe PISA deja a los ciudadanos adultos españoles en el penúltimo puesto de los países desarrollados en comprensión lectora y matemáticas, lo que vemos los ciudadanos con nuestros ojos es si el empleo crece o no. La clave es el empleo real y legal. 
Por eso, hasta que el crecimiento de la actividad económica no se traduce en aumento de puestos de trabajo “legales”, la mayoría de los ciudadanos no lo notamos. Hay ciertos indicadores económicos que pueden ir anticipando una situación posterior, aunque la percepción de los ciudadanos va con retraso porque no mejora hasta que lo hacen las condiciones laborales, (las que mejoran la situación económica de las familias). 
Los economistas realistas dicen que para que el desempleo comience a reducirse y se creen puestos de trabajos reales y legales en términos netos, hace falta crecimientos sostenidos del PIB en torno al 2%. Después de estos años de penuria en que se han encadenado crisis financiera, inmobiliaria, bancaria, etc. la recuperación se prevé aún más lenta: Es previsible que se tarde muchísimo tiempo en volver a dar créditos más o menos “elásticamente”. Sin créditos las empresas no pueden mantenerse algunas y crecer otras. No pueden crear empleo, aunque sea de forma muy gradual, con el que las familias aumentarán su renta, darán “confianza” a inversores y familias que volverán a consumir y harán que la “carrera de la rata” vuelva a engrasar la maquinaria. 
Esta lenta salida de la crisis se apoya además en que las empresas son y serán cada vez más tecnológicas y productivas y por tanto requerirán menos mano de obra. Por ello “cada vez se tardará más años en recuperar el empleo”. El economista Niño Becerra es más drástico y asegura que la única solución posible es que se reduzca la masa laboral: repatriación de emigrantes, salida importante de fuerza de trabajo a otros países más desarrollados, etc. El problema es: ¿Quién se va, adonde se va, en que condiciones se va, que pierde o gana el país que pierde esta masa de trabajadores, etc. Una cosa son los números fríos y otra cosa las personas y los efectos colaterales y a largo plazo.
Además, no hay que olvidar que seguimos teniendo importantes problemas y aún pueden producirse acontecimientos que la hagan descarrilar el tren de la tímida recuperación. Se ha rebajado el compromiso con Bruselas y ello facilitará el crecimiento, pero si hay que hacer más recortes el comportamiento será peor. Hay economistas que creen que al menos hará falta una década para volver a pensar en los niveles anteriores a la recesión en términos de empleo numérico, que no debemos confundir con términos de calidad de condiciones laborales ni sueldos. Mejor no hablar de salud ni del estado del bienestar. 
Lo sé, ¡Es duro ser realista!.
Por muy bien que salga todo y por mucha suerte que tengamos con los imponderables, se precisa un cambio de paradigma por parte de todos: ciudadanos, empresarios y principalmente políticos con visión de largo plazo e interés por servir a la comunidad. Y aún no lo veo por ningún lado, ni en los ciudadanos y mucho menos en los políticos. Los pequeños empresarios ya tienen bastante con intentar no cerrar el chiringuito de la forma que sea.
Habrá que esperar mucho tiempo para que el ánimo de la ciudadanía sienta el cambio de tendencia que vislumbra nuestro gobierno. No esperemos milagros que cortocircuiten el problema. Nos espera una carrera de muy largo recorrido llena de obstáculos. Será mejor que nos mentalicemos, nos preparemos no sólo física sino también psicológicamente para entender que nada volverá a ser como en los quiméricos, alegres y locos años del último cambio de siglo. 
Queda mucho por hacer, pero todo es posible si perseveramos. ¡Ánimo! 
©Juan JAS

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