martes, 22 de octubre de 2013

La falacia de la narrativa

¿Qué prefieren? El optimismo desbordado de Don Emilio Botín o el enfado con todo lo que le rodea de Albert Pla. 
Entre el “momento fantástico” y el “me da asco ser español” todos deberíamos reconocer una graduación de matices. Aunque ‘el optimismo se desborda’, recuerden que ‘nunca hay dinero para todos’. 
Si tienes muchas acciones del Santander, o mejor de Google, estarás mucho más contento que si formas parte del 26% de desempleados de España. Pero, mejoramos conforme a un patrón clásico que empezará a llevar a la calle el maná de la recuperación más tarde de lo que lo va a hacer a la Bolsa. 
Mientras, la sentencia “Llega dinero de todas partes” es una metáfora de la mejora del clima de confianza en la economía española por parte de los inversores extranjeros. Lo más sorprendente es que no es nuevo, tampoco universal. La secuencia de la recuperación es conocida si te gusta el tinglado financiero y empieza un 24 de julio de 2012: 
1. Draghi: “el BCE hará todo lo necesario para defender el Euro. Y créanme será suficiente”. Fijación de un efectivo mecanismo de último recurso con capacidades ilimitadas para proveer de liquidez a los agentes de mercado. 
2. MoU + 40.000 millones de € para el sistema financiero español (rescate bancario). MEDE en marcha. Primeros pasos para fijar la idea de Supervisor Único, de la Agencia de Resolución y del Mecanismo de Garantía de Depósitos. 
3. Medidas del gobierno encaminadas a crear una hoja de ruta fiscal creíble. La deuda aumenta, pero la sensación de “esto está bajo control”, es patente: el esfuerzo sobre el déficit ajustado cíclicamente resulta brutal. 
4. Medidas del gobierno relativas a múltiples reformas de naturaleza estructural. Reforma laboral, de las pensiones y a futuro del sistema tributario en su conjunto. Iba a poner la Ley de Educación, pero me parece que ésta entra más bien en la categoría de bromas pesadas. 
5. Mejora de la competitividad con costes laborales a la baja a costa de una devaluación interna de salarios y empleo. En último término uno de los efectos colaterales de este hecho es el cambio del signo de la balanza por cuenta corriente. Ya no nos endeudamos en el exterior, y cada vez más jugadores internacionales compran nuestros bonos. 
Hoy España es fiable gracias a estos elementos. Si han seguido cómo ha evolucionado el €, o la prima de riesgo del bono español (subastas, su cobertura y los tipos), o los informes que hablan de España como destino de inversiones (por ejemplo, el celebérrimo de Morgan Stanley, Viva España! podrán verlo más claro. 
Aunque ya saben: Sólo los necios confunden valor con precio. 

El matemático Nassim Taleb ya alertó de la vulnerabilidad que consiste en sobre interpretar datos aislados por la vía de juntarlos en una narración con vínculos causales ficticios que aumentan nuestra sensación de comprensión de la realidad. Llamó a esto la “falacia de la narrativa”. 
Para evitar inducir demasiado de los datos que van saliendo, propone como antídoto disponer de un esquema deductivo previo. Por ello, conviene tener claro qué es una economía sana antes de analizar la salud económica de España. 
En mi opinión una economía sana es aquélla en la que altas tasas de ahorro voluntario de los hogares permiten la realización de inversiones que traen, con el tiempo, un incremento de la productividad. Es recomendable un aparato estatal reducido, impuestos bajos, y pocas trabas burocráticas para que los empresarios orienten los recursos productivos allí donde el mercado los demanda. 
En la economía española partimos de una situación de deuda muy elevada en empresas, familias y Estado. Hay poco ahorro voluntario disponible para invertir hasta que no se reduzca esa deuda. El gasto público es excesivo y los impuestos demasiado altos. Se ha mejorado algo el nivel de burocracia/regulación, pero las reformas en este sentido son insuficientes. 
Por el lado de la financiación del Estado, cuenta España hoy con una pseudo-garantía del Banco Central Europeo que le permite financiarse a tipos reducidos. Creo que sin ese respaldo España no pagaría un 4%-5% por los préstamos a 10 años, sino mucho más. 
Si algún día ese respaldo desapareciera, el mayor coste de financiación supondría un varapalo para los presupuestos, amén de los problemas que provocaría en la banca. Sin embargo, la crisis vivida es ya en sí el germen de la recuperación, porque ha obligado a un ajuste significativo del coste de los factores: hoy el suelo y la mano de obra son razonablemente baratas ya en España. Esto, junto al clima y nuestras infraestructuras, animarán a algunos empresarios a instalarse en España para exportar. 

Algunos economistas de mi confianza piensan que la receta para lograr crecimientos sanos durante varios años que permitan reducir el paro pasa casi obligatoriamente por: 
1.- Reducir el gasto público de forma importante. 
2.- Bajar los impuestos significativamente. 
3.- Flexibilizar/liberalizar al máximo todos los mercados permitiendo que los recursos puedan acudir sin trabas allí donde el empresario los demande. 
Si no logramos reducir el gasto público y bajar los impuestos, a España sólo le quedará el impulso exportador. No creo que sea suficiente de cara a alcanzar las tasas de crecimiento necesarias para reducir el desempleo, y en cualquier caso se trata de un camino frágil ya que dependeríamos excesivamente del crecimiento del resto del mundo. 
Si algo se torciese, no son totalmente descartables ni la suspensión de pagos ni una salida del euro. Sin embargo, si nuestros gobernantes se atreven con el camino más duro de bajar el gasto público inútil (No confundir con maestros y médicos), reducir los impuestos y trabas al libre ejercicio de la actividad empresarial y apoyaran a las “locomotoras”, España podría lograr una recuperación sólida y duradera. 
El sector privado ya eligió aplicar hace años el dolor a corto plazo para obtener beneficios a largo plazo (“short-term pain for long-term gain”), recortando costes, reestructurando operaciones y empezando a pagar las deudas. Ningún empresario dice que haya sido fácil y ninguno duda de que es lo correcto. 
Ante la reciente alegría de la bolsa española, y la put aún en vigor del Banco Central Europeo, algunos inducen que no hay problemas gordos a la vista pero Nassim Taleb ya advirtió que “no es lo mismo la ausencia de evidencia que la evidencia de ausencia”. 
©JuanJAS2013

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