Más allá de las palabras, de los discursos y de las escenificaciones, lo cierto es que se ha perdido totalmente la confianza entre muchos catalanes y el Gobierno de España. Lo peor de todo es que no se detecta ninguna actitud y menos proyecto para que esta confianza, que se ha perdido, se pueda restablecer.
De poco sirven las palabras si los hechos no las corroboran. De poco sirven las palabras si no se establece un diálogo respetuoso, sincero y con ganas de resolver el gran problema político que tenemos en España. De poco sirve descalificar al adversario, de ningunearlo a la vez que se le amenaza con las siete plagas bíblicas. De poco sirve silenciar sus argumentos y cualquier explicación de sus ideas políticas, para que al permanecer desconocidas para la mayoría de españoles se puedan tergiversar y emitir juicios de valor contra ellas.
Parece que nadie se da cuenta de que no hay ninguna propuesta por parte del ejecutivo español ni de la mayoría de partidos políticos en el Congreso para buscar una solución al problema político que tenemos. El “problema catalán” como algunos lo llaman es grave y nos atañe a todos los españoles; y no se resuelve tapando la boca a todos los que dicen algo que no nos gusta e intentando encarcelarlos para que no molesten.
Los medios de comunicación nacionales despliegan sus tentáculos hasta los más recónditos paisajes de España y suministran a sus habitantes solo las informaciones que estiman oportunas. Son mayoritariamente favorables a las tesis del Gobierno de España y críticas con la actuación de los independentistas catalanes que tildan de locos insensatos, antidemocráticos, desleales, contrarios a la ley y el orden y hasta terroristas. Lamentablemente, ya hace tiempo que los medios españoles, salvo honrosas excepciones, abordan el tema del “Procès” con un exceso de visceralidad. El problema es que no utilizan sólo la crítica, siempre legítima y también necesaria, sino el insulto y la descalificación. Si se considera necesario, dan un paso más y recurren a la mentira. Cuando se querellan contra ellos y los tribunales concluyen que son culpables, pagan la multa, publican la noticia bien escondida en paginas interiores en letra pequeña, y vuelven con descaro y desvergüenza a las andadas.
Los voceros del Gobierno de la Generalitat de Catalunya reparten su cosecha entre los fieles adictos a la causa, a poco más llegan. Unos pocos retransmiten sus consignas, pocos conocen las verdaderas propuestas y proyectos y una minoría ha leído el Llibre blanc per la Transicio Nacional de Catalunya que recoge el conjunto de los informes elaborados por el Consejo Asesor para la Transición Nacional y una síntesis realizada por la secretaría del Consejo.
Todos hemos oído voces que reclaman transparencia al Gobierno de la Generalitat. Reclaman que se hagan públicos los proyectos, los planes y las leyes que prepara el ejecutivo catalán, de mayoría independentista, para que todos los ciudadanos puedan conocerlas y opinar sobre ellas. Ninguno explica que estos proyectos están publicados en papel y colgados en Internet (catalán y castellano) desde hace años. La síntesis de dicho libro también está publicada en catalán, castellano e inglés. ¿Porqué no los leen?. ¿Porqué no los difunden para el conocimiento de todos los españoles en lugar de mentir y decir que el Gobierno de la Generalitat actúa con secretismo?.
Algunos periodistas que presumen de un cierto pedigrí piden honestidad, respeto, transparencia al Gobierno de la Generalitat mientras se limitan a dar informaciones/opiniones parciales en sus blogs sin tener la honestidad de dialogar con sus lectores que les ofrecen puntos de vista diferentes al suyo. Estos periodistas publican su epístola, sus lectores comentan críticamente sus escritos —unos ofrecen argumentos favorables y otros contrarios— y ahí queda todo. Eso si, siempre dentro de la más estricta educación y respeto. ¿Por qué nos cuesta tanto dialogar? ¿Porqué nos cuesta tanto aportar datos-pruebas que refrenden-expliquen porque pensamos lo que pensamos?
Pienso que hay un gran desconocimiento general entre los ciudadanos españoles sobre el grave problema político que tenemos en España y que ningún Gobierno ha podido o querido resolver. Todos hemos visto a los pequeños taparse los ojos/orejas y simular que no te ven/escuchan lo que les dices. Todos sabemos que ese proceder es una automentira y que tapándose los ojos y las orejas para no ver al otro ni escucharlo, no se resuelven los problemas ni dejan de existir.
No recuerdo haber leído/escuchado ninguna propuesta del Gobierno de España para resolver el “¿problema?” catalán ni siquiera para dialogar sobre el mismo. Me consta que ha habido propuestas de los últimos Gobiernos de Catalunya al Gobierno de España que han recibido la callada por respuesta: Oídos sordos, ninguneos, descalificaciones y amenazas. Ninguna propuesta política para reconducir el Procès que dicho sea de paso es lo que querrían una parte significativa de catalanes, castellanos, valencianos, andaluces, gallegos, etc. españoles en definitiva.
No recuerdo haber leído/escuchado ninguna propuesta del Gobierno de España para resolver el “¿problema?” catalán ni siquiera para dialogar sobre el mismo. Me consta que ha habido propuestas de los últimos Gobiernos de Catalunya al Gobierno de España que han recibido la callada por respuesta: Oídos sordos, ninguneos, descalificaciones y amenazas. Ninguna propuesta política para reconducir el Procès que dicho sea de paso es lo que querrían una parte significativa de catalanes, castellanos, valencianos, andaluces, gallegos, etc. españoles en definitiva.
Las portadas en papel de los cuatro principales diarios se llenaron de críticas a las palabras de Puigdemont, pero también al líder de Podemos por haber ido a oírlo. En las versiones digitales, o bien la noticia pasa casi desapercibida, o bien han aprovechado para tirarse encima del Govern de la Generalitat, llenándolo de críticas y desaprobaciones en sus editoriales.
No sé cuantas televisiones, fuera de Catalunya, retransmitieron la conferencia —exquisita en el tono y en las formas— que dieron en la capital del Reino de España el President Puigdemont, el Vicepresident Junqueras y el Conseller Romeva. ……
No sé cuantas personas, fuera de Catalunya, pudieron escuchar los argumentos que expusieron para explicitar la última oferta para alcanzar un pacto con el Estado y poder celebrar un referéndum de independencia de acuerdo con el Gobierno de España.
No sé a cuantos, fuera de Catalunya, les interesa escuchar, analizar y valorar las razones que expusieron.
No sé cuantos representantes de embajadas internacionales atendieron la conferencia en directo (16 según el Govern) …..
"No sé cómo se MIDE la democracia" escribe el periodista Foix en su blog. El papel lo aguanta todo, también las metáforas y las sornas de algunos “veteranos de oficio periodístico” pero las decisiones políticas y jurídicas, o su ausencia, tienen consecuencias.
No sirve de mucho que el Sr. Foix nos intente trasladar la preocupación por la dificultad de cuantizar el nivel de democracia que practica el Gobierno Español. Hoy en día hay reglas y calculadoras para casi todo. Lo que falla demasiadas veces son los datos empleados para “cocinar” los cálculos. Si los datos empleados tienen calidad y son verdaderos, se puede trabajar con ellos y obtener a partir de los mismos resultados razonablemente correctos. Si no se tiene memoria o se tergiversan/diluyen con el paso del tiempo o simplemente no se quiere recordar, por muy buena que sea la calculadora, el métido de cálculo y el calculista, el resultado será deficiente. Recordemos algunos hechos para que cada uno de nosotros podamos realizar nuestro cálculo:
La guerra sucia que practica el más poderoso. Las Fiscalías afinadas por el Gobierno Español. El Tribunal Constitucional desprestigiado y manipulado por el Poder ejecutivo. No respetar los derechos y las libertades de las personas y de los pueblos. Querellarse y perseguir a los políticos que quieren pone urnas para que los ciudadanos voten en libertad y secreto para decidir su futuro. Impedir que el Parlamento pueda hablar, debatir y votar. Tratar a los soberanistas catalanes demócratas y pacíficos de terroristas mientras permiten que entidades que defienden y propagan idearios fascistas, como la Falange y la Fundación Francisco Franco, estén legalizados y recibiendo subvenciones del Estado español. Complots para destruir la sanidad catalana gestionada por la Generalitat, despojándola de los recursos necesarios. Años y años con presupuestos incumplidos para construir en Catalunya infraestructuras, que en su proyecto ya eran insuficientes para mantener el desarrollo de su tejido productivo básico para el funcionamiento del Estado español. Ataques permanentes a la lengua y a la cultura catalana. No publicación de balanzas fiscales y negativa permanente a suministrar los datos para que los economistas de la Generalitat calculen y publiquen las balanzas fiscales reiteradamente desniveladas, que han mermado gravemente durante años la capacidad de Generalitat para mantener los servicios sociales que la sociedad catalana merece. Etc. Etc. Etc.
Todas estas afrentas y actuaciones deberían servir a los indecisos para ayudarles a medir el grado de democracia en el que cree el Gobierno de España. Pero repito que no hay peor sordo ue el que no quiere oir y peor ciego que el que no quiere leer.
A la vista de estos “datos” y “sucesos”, parece que es el Gobierno de España el que quiere separarse de Cataluña, mientras acusa a Cataluña de separatista, ingrata y de no se cuantas cosas más. ¡Habrase visto mayor desvergüenza!
Algunos no soportan tanta jeta y descaro de algunos políticos, y aún conscientes de todas las dificultades que entraña el “Procès” y de que muchas de las actuaciones de los políticos favorables a la independencia son muy mejorables, les cuesta volver a cometer el mismo grave error que se cometió creyendo al Presidente Zapatero cuando declaró “Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán”. Todo quedó en una gran bofetada y un gran desprecio a la mayoría del pueblo catalán que había aprobado aquel Estatut y al Parlamento español que lo refrendó.
Muchos catalanes tienen miedo de que siga estando vigente aquella descripción de la realidad española que escribió Don Miguel de Unamuno a José Martínez Ruiz (Azorín), el 14 de mayo de 1907, unas semanas después de las elecciones generales en las que Solidaritat Catalana había conseguido 41 de los 44 escaños en disputa al Congreso de los Diputados. Indicios en toda la prensa española no faltan y esto es descorazonador para cualquier persona sensata.
Por cierto, si alguno desconoce el comentario aludido de Unamuno desahogándose contra la actitud de la prensa española de 1907 fue: "Merecemos perder Cataluña. Esa cochina prensa madrileña está haciendo la misma labor que con Cuba. No se entera. Es la bárbara mentalidad castellana, su cerebro cojonudo (tienen testículos en vez de sesos en la mollera)".
Para que no se “rompa nada” no queda más que “dialogar con respeto”. Si el Gobierno español se obstina en no hacerlo, alguna reencarnación de la Sultana Aixa (madre de Boabdil) le recordará aquella célebre frase: “Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre”. El “gallego” suspirará mientras todos perderemos más de lo que pensamos.
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