miércoles, 14 de junio de 2017

La culpa siempre es del otro

Estos días hay espectáculo en el Congreso de los Diputados. Unidos Podemos ha presentado una moción de censura contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Mientras Podemos denunciaba la corrupción con un discurso demoledor, primero de Irene Montero y después de Pablo Iglesias, el PP contestaba que “la corrupción ya está siendo perseguida, España crece por encima del 3%, y Podemos es un auténtico peligro para la recuperación. Un Gobierno suyo sería letal para el interés general”. Cada uno convenció a los suyos y nadie pensó en los demás.
En el Congreso sólo se percibía al tándem “PP-Podemos”. La vieja derecha y la nueva izquierda,... prescindían de todos los demás y tenían algún recuerdo jocoso para Pedro Sánchez, que por no estar no estaba ni de cuerpo presente en la Cámara. ERC aplaudía. El PdCAT observaba. El PNV dormitaba con las alforjas llenas.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y el candidato alternativo a la Presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias, se han enzarzado a cuenta de quién es el "responsable" de que el PP esté en el Gobierno y ambos se han acusado mutuamente de ello. No han faltado las descalificaciones mutuas y el cruce de duros reproches.
Para acabar, el diputado Hernando ha soltado la típica "tontería machista" para captar la atención de las redes sociales y que se deje de hablar de lo relevante.
El secretario general socialista hayer escribió ayer un tuit recordando que el PSOE es la izquierda pero la realidad es que todos intentan ningunearlo, incluso muchos de su propio partido. Algo similar han conseguido que pase en Catalunya: A Convergencia reconvertida en PdCAT entre todos la mataron y ella sola se murió. 
En este tiempo en que reina la “pos verdad”, mucha gente se mira los toros desde la barrera viendo la marea de fondo, el postureo, las luchas intestinas por el poder (¿Por qué será que todos se pelean por la “silla”?) e intentan salvar sus muebles o los de sus empresitas. Han notado lo calladitos que están los empresarios más medianos y pequeños que los grandes. Las palabras son una cosa y otra distinta son los hechos y los propios intereses que hay que intentar salvaguardar.
Podemos habla de plurinacionalidad en Madrid y se queda “indefinido” y calladito en Catalunya. Cantos de sirena en la lejanía que se atenúan al llegar a la playa y no se oyen en absoluto en el Parlament. 
Muchas veces confundimos lo que nos gustaría que fuera con lo que es, pero “Hechos son amores y no buenas razones”. No sirve de nada oír continuamente como unos se echan la culpa a los otros. La mayoría de las veces está claro que formaciones son tóxicas porque se ha demostrado que muchos de sus componentes han cometido actos reprobables e incluso delictivos contra los ciudadanos y entonces es necesario buscar, entre lo existente, “quienes pueden hacerlo mejor”. Para encontrarlos, parece adecuado fijarse, dentro de las formaciones políticas alternativas, en ¿qué programa proponen? ¿qué posturas defienden? ¿qué capacidad de diálogo y de llegar a acuerdos con otros tienen? ¿actúan con responsabilidad?, etc. , pero ¿Somos suficientemente racionales cuando tomamos nuestras decisiones?

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