viernes, 15 de marzo de 2019

¡A empoderarse!

¡A “empoderarse” todos!. Que la palabra es muy fea pero conseguir lo que significa es muy importante.
¡A empoderarse todas las mujeres! 
(El término empowerment o empoderamiento de las mujeres, como estrategia para la igualdad y la equidad, fue impulsado en la Conferencia Mundial de las Mujeres de Naciones Unidas en Beijing (1995) para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder.)

Nadie debería olvidar que también los hombres necesitamos que nos empoderen, o sea, que nos ayuden a ser mejores personas, mejores profesionales, mejores padres de familia, mejores hijos, mejores yernos, mejores primos, mejores compañeros de trabajo, mejores en TODO. ¡Todos!.

El empowerment no lo regalan, no es el premio de ninguna lotería, ni se reparte por solidaridad, ni se hereda de unos padres/abuelos trabajadores y ahorrativos, sino que exige: 
  1. No creer que lo sabemos todo. 
  2. Determinar qué nos falta. 
  3. Saber dónde lo podemos aprender. 
  4. Y cuánto cuesta. 
  5. Ver de dónde sacamos el dinero y en qué condiciones (vendemos algo que heredamos, nos lo dan, nos lo prestan, en qué plazos y con qué intereses, conseguimos una beca...). 
  6. Nos inscribimos. 
  7. Estudiamos, estudiamos, estudiamos. 
  8. Seguimos estudiando. 
  9. Y quizás aprobamos. Pero si no aprobamos, nadie nos quita el esfuerzo que quizá se nos había olvidado qué hay que hacer en la vida (porque nada es gratis) y, también, algo que nos habrá quedado de lo que hemos estudiado. 
  10. Porque el título es importante, pero lo otro, más. 
Cuando encuentro por la calle a un grupo de personas mirando como uno trabaja, recuerdo este viejo chiste:
“Unos cuantos intentaban subir un mueble pesado en un camión. Como no podían, el capataz los apartó, empujó muy fuerte y en varias embestidas consiguió subir el mueble. Uno de los que no habían podido se quejó: "¡Hombre, haciendo fuerza, cualquiera!”.

Por mucho que se grite y se llenen las calles, como no somos ricos, sino que somos pobres “dopados”, poco conseguiremos. Mas que gritar hacen falta más personas con ideas claras, voluntad y esfuerzo que se empleen a fondo en su trabajo para conseguir “empoderarse”.
Una persona/familia/país que debe todo lo que produce en un año no es rica, y es fundamental que no se engañe a si mismo ni eche toda la culpa a los demás. Un primer paso útil sería hacer examen de conciencia y reconocer que sobrevive gracias al “dopaje” que le inyectan desde el exterior. Cuando una persona/familia/país lucha por la supervivencia no se puede permitir lujos innecesarios. Y si, además, son lujos para pagar los chantajillos, los que han hecho el esfuerzo —pagado— para “empoderarse” más pronto que tarde se empiezan a preguntar si ha valido la pena el esfuerzo personal y pronto buscarán la formula a su alcance para dejar de apoyar el “proyecto”.

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