Cuando se hacercan las elecciones, los medios de
comunicación se afanan programar “DEBATES”. Todos los políticos declaran que
están de acuerdo en debatir con todos los demás donde quieran y cuando quieran.
A la hora de la verdad, más que debates, ofrecen a la audiencia espacios
propagandístico s enlos que vocean discursos aprendidos de memoria y aderezados con gritos, muchas
insinuaciones veladas y algún insulto directo y multitud de gritos y discursos
solapados. El resultado es que los teóricos receptores del “espectáculo”
salimos con la cabeza como un bombo y con la sensación de haber perdido el
tiempo. Muchos medios, al día siguiente hacen una encuesta preguntando ¿quién
ha gnado el debate?
Los que atienden la encuesta, responden: Albert ganó de
calle, se comió a Pablo. Se notaban sus tablas en debates parlamentarios.
Otros, se lamentan, el entrevistador estaba de parte de su conciudadano. Otros
no albergaban ninguna duda de que los argumentos de Pablo eran los más
convenientes para la ciudadanía. “Se nota que Albert representa al IBEX y a los
banqueros, y de esa gente no se puede esperar nada bueno” concluían.
Parece que muchos confundieron el debate con una pelea de
pollos. Tal vez es que por la falta de uso, la mayoría tiende a olvidar el
verdadero significado de las palabras o al menos a degradarlo con el tiempo.
De vez en cuando vale la pena hacer un alto en el camino,
aislarse de la influencia de los medios que nos bombardean con muchos mensajes
de poco calado y reinformarse sobre el verdadero significado de las cosas para
no confundir lo que nos ofrecen como “debate” y en realidad es espectáculo
mediático.
El debate es un acto de comunicación y exposición de
ideas diferentes sobre un mismo tema de dos o más personas. Será más completo y
complejo a medida que los argumentos expuestos vayan aumentando en cantidad y
en solidez de sus motivos.
La finalidad directa de un debate es exponer y conocer las
posturas, bases y argumentos funcionales, de las distintas partes.
Un buen debate, como
medio informativo/expositivo puede ayudar al espectador a clarificar mucho
acerca de los temas tratados o debatidos. También debería elevar el criterio
para tomar una decisión si expone las ventajas y desventajas de cada punto de
vista. Por lo menos es un medio para alcanzar la pluralización en cuanto a
ideas.
En un buen debate, los participantes deben hacer gala de su
capacidad para la escucha, el razonamiento y el pensamiento crítico, Deben ser
capaces de capaz de estructurar las ideas y de dar respuestas rápidas y
adecuadas. No de recitar discursos previamente memorizados sin relación con el
hilo de la argumentación, como por desgracia suele suceder.
Para desarrollar y llevar a
buen término un debate resulta muy importante que tanto el emisor como el
receptor, consideren los siguientes puntos:
·
Ser breve y concreto al hablar.
·
Ser tolerante respecto a las diferencias.
·
No subestimar al otro.
·
No hablar en exceso para así dejar intervenir a
los demás, evitando la tendencia al monólogo y la monotonía.
·
No burlarse de la intervención de nadie. Ni de
sus argumentos a favor (pruebas) ni de sus argumentos en contra (objeciones)
·
Evitar los gritos para acallar al interlocutor.
·
Hablar con seguridad y libertad, sin temor a la
crítica.
·
Acompañar las críticas con propuestas. (El
espectador debera contrastar su factibilidad)
·
Oír atentamente al interlocutor para responder
de forma adecuada y coherente y sólo después de responder, contraargumentar.
·
Articular correctamente los sonidos, empleando
un tono de voz adecuado a la situación concreta de entonación y al contenido
del mensaje (interrogación, exclamación, sonidos indicativos de fin de
enunciación, pausas, etc).
La próxima vez que anuncien un
debate por televisión, les pasaré esta criba para ver qué me han vendido.
©JuanJAS
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