viernes, 11 de noviembre de 2016

Incívicos

Me sorprende un artículo leído en el periódico gratuito “20 minutos” de Barcelona el 7/11/16. El titular es “Tres multas a la semana por colillas en el suelo”.
A tenor del mar de colillas que se ven por las aceras, ¿No les parece de risa sólo tres multas a la semana?. Claro que, parece que la Guardia Urbana sólo puede multar si pilla infraganti al infractor. El record de multas (543) se puso en 2011 cuando entró en vigor la Ley Antitabaco que libró de humo a bares, restaurantes y oficinas y echó a los fumadores a la calle. Tampoco es que fueran muchas. Ya se sabe, en España resulta barato delinquir y por ello no hace falta esforzarse mucho en no hacerlo, porqué lo más probable es que no te pillen —si no van a por ti con premeditación y alevosía— y si lo hacen; 90,15€ tampoco es que sea mucho comparado con la tranquilidad que supone echar la última calada y tirar el resto del cigarrillo. Por ese precio, ¿quien no se permite el lujo de alquilar el enorme basurero en que muchos convierten a la vía pública?. 
El artículo de “20minutos” pone en boca de las chicas: “Nosotras fumamos y tiramos las colillas al suelo”. En las fotos se las ve sonrientes mientras se disculpan: “Si no tienes una papelera o cenicero cerca, ¿dónde las tiras?. El Ayuntamiento debería instalar más y así no pasaría esto”. También explican que ellas están educadas para comportarse así, diferente de otras ciudades europeas. También opinan que “Barcelona está muy sucia” y que “no sabían que la Guardia Urbana multara por tirar colillas al suelo”.
¡Vaya, vaya, vaya!
¡Vaya personas más incívicas!.
Por cierto Barcelona no es sucia, ni limpia; en todo caso la ensuciamos más o menos los que vivimos en ella o la visitamos.
Si en Singapur te pillan cometiendo un acto incívico,
como tirar una colilla o papel al suelo, te imponen una multa,
te ponen una camiseta que recuerde a todos los que
te vean que estás trabajando gratis para la comunidad
por haber cometido un acto in
cívico, mientas dure el trabajo social
que te han asignado. Resultado: las calles superlimpias,
en una ciudad-estado con clima tropical y multitud
de etnias conviviendo en un espacio reducidísimo.
¿No se les a ocurrido pensar que la ciudad y la vía pública es de todos y que para que todos podamos disfrutar de ella, “todos” debemos hacer el mejor uso cívico de la misma?.
Se les ha ocurrido pensar ¿qué pasaría si todos dejáramos en mitad de la vía pública… los “regalitos” que hacen los animales de compañía cuando los sacamos a pasear, los pañuelos usados, los envoltorios de los caramelos, los papeles-periódicos que ya no necesitamos, las botellas y latas de bebida vacías, etc.?
Peor aún, ¿qué pasaría si todos decidiéramos circular por las aceras en moto, bicicleta, patinete, perros con cuerda larga, grupos de señoras cogidas del bracito, corros de padres esperando la salida del colegio, personas esperando el bus, etc. ocupando todo el ancho de la acera, además de los andamios, utensilios para anunciar comercios, personas cruzando la vía pública por donde queramos sin respetar los pasos de peatones ni semáforos, etc.? ¿Que ocurriría si en verano plantáramos la tienda de campaña en medio de la acera porque hace fresquito y nos apetece, e hiciéramos nuestras necesidades donde nos vengan ganas, etc.? 
¿Qué pasaría si reinara el incivismo del que hacéis gala, sonrientes (espero que por salir en el periódico y no por vuestro comportamiento)?
Parece que no sabéis que en Barcelona hay más de 26000 papeleras que tienen ceniceros o apagadores incorporados. Aún así, no estaría de más que llevarais un cenicero portátil en vuestro bolso, donde depositar las cenizas que tal vez también tiráis al pavimento. Os serviría para guardar vuestros desechos hasta que paséis por delante de un mueble urbano “adhoc” donde reciclar vuestros residuos. ¿Os suena la palabra “reciclar”?
Por cierto, el mobiliario urbano es de todos, como la vía pública, y no está ahí por obra del Espíritu Santo. Su mantenimiento cuesta mucho dinero y vosotras, como el resto de ciudadanos podéis disfrutarlos gracias al dinero que aportamos los que pagamos impuestos al Ayuntamiento.
Antes de reír y criticar, por favor, pensad un poco y sobre todo sed más cívicos con el resto de ciudadanos. Por fumar y tirar colillas al suelo o por emborracharse y romper las botellas en el suelo, por hacer mucho ruido hasta altas horas de la noche no se es más moderno ni más libre ni más guay; sólo se és más incívico. Si queremos vivir en una ciudad moderna, cosmopolita y amigable, aprendamos a respetar al vecino y enseñemos a los que nos visiten a que nos respeten a nosotros y a nuestro modo de vida. Así podremos seguir estando orgullosos de nuestra ciudad y acoger con garantías a los que quieran venir a vivir en nuestra comunidad. 
©JuanJAS

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