jueves, 19 de octubre de 2017

Negando la realidad

"Por ahora no hay fuga de empresas" aseguran algunos hiperventilados para quitar hierro al asunto y mantener alta la moral de la tropa. 
Aclaremos: Hay traslados de las sedes sociales, en algunas empresas además se traslada su sede fiscal y que se sepa, en ninguna de ellas se trasladan sus centros productivos. Dado el hermetismo con que esas más de 800 empresas diseñaron en el pasado sus “planes de contingencia” y la celeridad con que los han “empezado” a aplicar —por presión del Gobierno del España o por la de sus accionistas relevantes— cualquier persona prudente espera como agua de mayo —persistente, continuada y benefactora— explicaciones de nuestro Govern o de los múltiples “economistas expertos” que le han venido asesorando.
No necesitamos que nos comuniquen sus opiniones o valoraciones, sino que nos faciliten los datos económicos para que nos los interprete nuestro “experto de cabecera” y nos podamos hacer una idea de lo que significa para la economía del país, y para TODOS los catalanes. Las mismas explicaciones, con datos, cabe exigir a los alcaldes de las principales ciudades turísticas, encabezados por la de Barcelona que se declaró contraria a la expansión turística en la capital, y que nos den cuenta de cómo piensan recuperar el notable descenso de visitantes en la ciudad.
El peor ciego es el que no quiere ver y sólo un ciego se tapa los ojos para negar la realidad. ¿Qué harían ustedes si estuvieran planeando un viaje a una ciudad en la que los medios, sesgadamente o no, informan que hay huelgas y policías aporreando a personas con una papeleta en la mano? Lo lógico es cancelar la reserva y dejarlo para cuando se aclare el tema, si para entonces aún no han trasladado piedra a piedra la Sagrada Familia a Benidorm; en cuyo caso prepararían un viaje a la Costa Blanca.
Dejando de lado el sentimiento de cada uno, que es suyo e intransferible, no se puede pedir a nadie que siga ciegamente un ideario sin explicarle todas las ventajas y también los sacrificios, a corto plazo durante la transición y a medio plazo, que comportan. Esto último no se ha hecho nunca, al menos nadie lo ha explicitado y sobre todo sabiendo que el Gobierno español, no iba a poner nunca fácil una separación amistosa. Y de esto, si que avisaron.
La culpa es muy negra y nadie la quiere. Si escuchas a los unionistas, la culpa la tienen los locos separatistas. Si escuchas a los independentistas, la culpa de todo lo tienen el Gobierno de España que ha exaltado los más rancios nacionalismos españoles y la UE que se tapa los ojos para no ver los abusos de poder (según los independentistas) que comete el Gobierno español contra el Govern de la Generalitat elegido democráticamente. 
El Gobierno español quiere rendición, sumisión total, castigo y si acaso realizar algún cambio cosmético cuando lo estime oportuno. El Govern de la Generalitat dice que quiere negociar bilateralmente una solución para Catalunya y que debería ser aceptada por el pueblo catalán en un referéndum.
Sin mediadores que presionen suficientemente fuerte para que se aproximen posturas la solución se antoja dolorosa. Mientras, todo parado, cuesta abajo y sin frenos, jugando al juego de la gallina. No han aprendido que los experimentos sólo deben hacerse en ambientes controlados y este no es uno de ellos. 
Mientras los medios disfrutan como si se estuviera filmando un reality show y las “buenas gentes” (de todas las opiniones) sobrellevando todo lo que no se imaginaron nunca que fueran a vivir, con un nivel de angustia tal que pronto requerirán tratamiento médico.

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