¡El que desconoce u olvida la historia está condenado a repetirla!. Ahora que se avecinan elecciones y además de los mercadillos navideños, una muchedumbre de políticos entrará en nuestras casas cargados de regalos virtuales -en este país prometer y no cumplir sale barato- tal vez les apetece leer un resumen del último medio siglo.
Corrían los años 70 del Siglo pasado, cuando en España, fallecido en la cama el dictador y una vez nombrado sucesor a título de Rey, S.M. Juan Carlos I, el pueblo salía a votar.
Primero, la Ley de Reforma Política, para la cual el PSOE pidió el “no”. Después, la “Carta Otorgada” de 1978, que no es “Constitución” en puridad, pues no hubo Cortes Constituyentes que la redactaran, pero que fue aprobada por amplísima mayoría, también en el País Vasco y Cataluña. Pronto se supo que los partidos habían negociado el contenido, sometido como un todo a votación.
La hoy mitificada "Transición" celebró los llamados Pactos de la Moncloa a de espaldas a la gente, que seguía notando las heridas de la última contienda y con el miedo metido en los huesos. Por encima de todo deseaba una transición pacífica y tranquila. Nadie quería volver a los viejos tiempos, a ese guerra-civilismo que la prensa, día si y día también, se afanaba en mantener vivo en las mentes de todos. Por si acaso alguien hubiera olvidado el horror o pensara en reclamar justicia.
Se imponía la reconciliación, que en realidad había comenzado tiempo antes. Al frente, el Rey junto a Adolfo Suárez, anterior Secretario General del Movimiento Nacional. Un Suárez reconvertido en presidente de una amalgama de partidillos llamada UCD. El invento del centro que el de Ávila birló a un decepcionado Manuel Fraga, quien, después de asumir que no se contaba con él, se resignó a formar, junto a otras figuras de la derecha, Alianza Popular, origen de la formación de centro-derecha que hoy es el Partido Popular.
Cuarenta años después el “consenso socialdemócrata”, una especie de confabulación de las oligarquías políticas con las financieras, mediáticas y comerciales para la imposición de un pensamiento único y que aparecía plasmado en la llamada “Constitución”, perdón, "Carta otorgada", sigue estando plenamente vigente y lo invade todo.
Cuarenta años después sigue estando proscrito debatir muchas cuestiones y muchas personas sienten desafección por los políticos y por los medios de comunicación, al tiempo que empiezan a sentirla por los representantes del poder judicial.
En España seguimos observando poca predisposición a entenderse con el que piensa de otro modo y a admitir que son los medios los que justifican el fin y no al revés.
Entre los que han podido mantener un pensamiento crítico, …
¿Quién no tiene la sensación de que nos han timado y hay que cambiarlo todo?
Pero el problema es ¿Cómo se puede cambiar esta dinámica?
¿A quien elegir para que lo cambie ordenadamente y en la buena dirección?
Estamos en un país donde uno de los libros más vendidos, y se venden pocos, es el de Belén Esteban o algún otro mediático.
Estamos en un país en el que se remunera mejor a un “paquirrin” cualquiera que a un médico y no digamos ya a un investigador.
Estamos en un país en donde prácticamente todas las manifestaciones que están saliendo a la calle son para pedir más “Estado”. Tildan a todo lo malo de “Neo-L_b_r_l” y se odia al “ultra-liberalismo” confundiéndolo con el súper-intervencionismo que practican los que se quedan con los beneficios y socializan los problemas y los gastos.
Hay motivos para ser poco optimistas, pero también hay que saber que en el fondo las masas jamás han tenido la importancia que parece a la hora del “cambio” y la revolución, simplemente entendida como cambio de sistema político. El cambio se produce cuando se amplía suficientemente la base de las personas formadas que piensan críticamente hasta alcanzar un volumen suficiente para influir sobre el resto.
Mientras eso sucede, sigamos leyendo, escuchando mucho, pensando más y separando el trigo de la paja. Les dejo al pie algunos títulos para empezar.
©JuanJAS
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Johann Gottlieb Fichte - El Estado comercial cerrado, Tecnos, 1991
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Jean-François Revel - El Estado megalómano, La tentación
totalitaria, La gran mascarada,
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Antonio Maura - Municipalismo,
Pretendió reformar el sistema
político, «dignificando leyes e instituciones», que erradicaran el sistema caciquil,
al tiempo que atacó un supuesto carácter insurreccional de la izquierda
republicana y obrera y buscó la agregación de la derecha tradicionalista
católica al bloque de la derecha liberalconservadora.
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