Muchos españoles vuelven a comportarse como si España fuera sobre ruedas y eso que llevamos
siete meses sin Gobierno ¿o será por eso mismo? Vuelve el crédito, pero más
restringido. No sólo se pide dinero para irse de vacaciones. Se está pidiendo
más crédito para comprar televisiones (Eurocopa), aire acondicionado (sucesivas
olas de calor), coches (el parque está muy viejo) y, así, sucesivamente...".
Pasado el verano, El Corte Inglés nos informará de cuantos créditos ha
concedido su agencia de viajes.
Numerosos hogares españoles deben todo,
absolutamente todo. Deben la casa donde viven. Deben las cosas que contiene la
vivienda, como la televisión, el móvil, el microondas, la lavadora, el
frigorífico y demás electrodomésticos. Deben el coche y por deber, deben las
vacaciones del año pasado, que las disfrutaron con un crédito. No es ninguna
broma absurda. Es una de las grandes atrocidades de una sociedad, que, como la
española, dejo hace tiempo de ahorrar ¿para qué, por cierto? y se lanzarse a
consumir alocadamente.
Entre todos nos acostumbraron a pensar
que todos tenemos el mismo derecho a irnos de vacaciones, conducir el coche más
moderno y ver el futbol en la pantalla mas grande, aunque no tengamos dinero para
ello. Para eso están los bancos que nos facilitan las cosas. Algunos se
enteraron de que el Estado —los contribuyentes pagaron la cuenta— los tuvo que
rescatar, pero pronto lo olvidaron y vuelven a caer en la trampa. Mucha gente
piensa que hay que disfrutar ahora lo que se pueda e intentar escaquearse para
que la deuda la pague otro. La economía mundial navega en un mar de deudas. La
suma de la deuda estatal, provincial, municipal, individual, hipotecaria,
corporativa, financiera y bancaria sugiere que en cualquier momento la nave
puede naufragar o estrellarse contra el témpano de lo impagable. ¿Cuál es la
deuda total, la suma de la deuda de los Estados, Autonomías, Corporaciones,
Ayuntamientos, Empresas, Familias e Individuos?
En este ambiente, el Gobierno ha vuelto a
sangrar otros mil millones de la Hucha de la Seguridad Social. Ya sólo quedan
para pagar cuatro pagas extraordinarias más. Muchos no hacen caso de estas
escuetas noticias y siguen viviendo la vida. ¡Cuando se rompa todo, ya nos
quejaremos! ¡Que me quiten lo bailao!
El Gobierno mintió, miente y vuelve a mentir. No pasa nada, España se
está recuperando. El petróleo seguirá barato, todos los turistas vendrán cada
vez más a España, porque no tienen a donde ir y nuestra economía crecerá viento
en popa, por los siglos de los siglos.
Los jubilados están “aco--nados” porqué
saben que cuando el rio suena… Saben que si sólo se saca y no se mete, al final
la bolsa se vacía. Ven que todo el mundo “pide”: les piden cuando salen de casa
mientras pasean por la calle, mientras descansan en el banco del parque, cuando
van a comprar el pan, cuando entran y salen del super, les piden sus hijos, sus
nietos, Hacienda va detrás de los ahorrillos que guardaron para la vejez,… Cuando muchos piden y pocos dan, es que algo
va mal. Hoyen por la tele como el Gobierno dice que la economía española
crecerá, pero sus hijos siguen pidiendo créditos y vuelven a endeudarse.
¡Tiemblan del miedo que tienen!
Oyen a mucha gente manifestarse para que
“acojamos” más refugiados, más emigrantes, para que haya más solidaridad, para
que el gobierno dedique más recursos para el desarrollo internacional, etc. y
no entienden como se van a pagar todos estos gastos adicionales si la Seguridad
Social no recauda lo suficiente para atender sus obligaciones con los españoles.
Una posible solución lógica
podría ser aumentar la población para que subiera la cotización y el gobierno
tuviera más ingresos para financiar las pensiones de los jubilados. Entonces…
¿Basta que la población aumente para que
la Seguridad
Social recaude más?
Si así fuera, la administración debería
incentivar la procreación y todos los españolitos jóvenes deberían ponerse a
jugar a papas y mamás con alegría. Se dice que la mayor satisfacción que dan
los hijos es el “ir a buscarlos” porqué es una de las tareas más baratas y muy
placentera. Aún sabiendo eso y la fama
de buenos amantes que tienen los españoles, no se consigue aumentar la
natalidad. Tal vez sea porque los posibles padres piensen que el tiempo que
tarda un bebé en convertirse en “adulto activo” es largo y caro mientras que el
problema de las pensiones es perentorio.
Viendo
que la producción autóctona no basta para resolver el problema de las
pensiones, algunos políticos y empresarios vieron la solución mágica en los
inmigrantes: la mayoría de sus miembros son adultos y listos para producir y
contribuir a la Seguridad Social.
Esta
idea tampoco tuvo éxito. ¿Porqué?
Si
bien la mayoría de los inmigrantes que llegaron a España eran adultos, al poco
tiempo trajeron a la familia (numerosa en la mayoría de los casos) y consumieron
más servicios sociales, médicos y educativos que lo que aportaba el “cabeza de
familia productivo”.
También
hay que tener en cuenta que una gran parte de la inmigración que ha llegado a
España no ha podido considerarse “población
activa” porqué no ha llegado con un contrato de trabajo legal. Para que un
extranjero, inmigrante, refugiado, sin papeles, etc. pueda considerarse
“población activa” que aporta fondos a
la Seguridad Social, debería existir en España una oferta de trabajo a la que
puedan optar y debería formalizarse un “contrato legal” que contribuyeran a las
cotizaciones sociales.
Actualmente
en España no se si existen estimaciones de la tasa de subempleo de la población
inmigrada, ni de la ocupación sumergida de los inmigrantes activos, ni tampoco
de su nivel salarial medio que determina su base de cotización. Lo que si
parece razonable suponer es que, partiendo de la base de que la tasa de
desempleo de la población inmigrante ronda el 35%, sus niveles de subempleo y
de ocupación “en negro” serán elevados, y su salario medio reducido.
También
está demostrado que el aumento de la oferta de trabajo, producido por un
aumento de la inmigración, tensa los salarios a la baja —sobre todo en
determinadas actividades— porque la demanda de trabajo no aumenta en consecuencia
(si es que aumenta realmente). Viendo esta realidad, las preguntas son:
¿Cuál es la
aportación media a la Seguridad Social de la población inmigrante que llega sin
un contrato de trabajo?.
¿Cuál es el
gasto medio en servicios sociales, salud y educación de la población inmigrante
que llega sin un contrato de trabajo?.
No se trata
de hacer juicios de valor, morales, de solidaridad, de buenismo, de repartir
“todo lo que hay” (alguien ha trabajado y contribuido para que eso esté ahí)
para todos los habitantes del planeta que quieran venir a Europa y a las “ciudades
de acogida” españolas. Si alguno tiene datos o sabe de alguien que los tenga
(Gobierno, políticos, tecnócratas, ONG’s, etc.), por favor, apórtenlos y
háganlos públicos. Así acabarían con toda clase de elucubraciones y tal vez xenofobias.
Las cosas, claras.
©JuanJAS
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