viernes, 9 de diciembre de 2011

Finanzas Personales

Para sobrevivir en nuestra sociedad, ahora más que nunca, todo el mundo debería ganar dinero, de una forma u otra; gastarse una parte para pagar las necesidades básicas e intentar ahorrar un poco.
Y ¿qué significa ahorrar? ….
El que no sepa sobre el tema, en Google puede encontrar más de 30 millones de entradas. Información a raudales.
Sinceramente… ¿Cuántas veces habéis buscado esta palabra en un buscador y habéis leído alguna de las entradas o blogs que hablan del tema?
A modo de ejemplo copio una de ellas:

Como ahorrar tu Dinero
En tiempos de crisis, como de bonanza, siempre es bueno saber cómo ahorrar el dinero que tanto te cuesta ganar. Aquí tienes unas reglas básicas:
Administra tus gastos.- La regla básica para todo plan de ahorro es que los gastos no superen los ingresos. Suma las facturas fijas, réstalas a tu nómina y divide el resultado entre las semanas que tenga ese mes para saber de cuánto dinero dispones.
Haz una planificación mensual .- Si quieres evitar las deudas, destina una parte de tu sueldo a los gastos fijos, otra al ahorro y una tercera a las compras más espontáneas.
Orienta tu dinero a la inversión .- Aunque la situación económica no sea muy estable, puedes hacer inversiones seguras que te garanticen unos beneficios.
Racionaliza tus compras.- Las rebajas pueden ser estupendas… si lo que ahorras no lo gastas comprando.
Recorta derroches.- Establece un tope para las compras prescindibles. Un buen límite puede ser el 15% de tu nómina.
Ordena tus facturas.-  Llevar un control de tus facturas es fundamental para organizarte un plan de gastos. Aunque estén domiciliadas, repasa los estractos del banco y guarda cada una de las que lleguen a tu correo y comprueba que no hay errores en ellas. Compáralas mensualmente para saber si podrías recortar gastos de alguna forma.
Consejos elementales y sencillos, pero seguro que mucha genta ni siquiera los aplica en el día a día.
....

Las finanzas personales se ocupan de nuestro dinero, de la misma forma que la medicina se ocupa de nuestra salud. La salud y el dinero son dos de nuestras necesidades materiales básicas, pero nuestra educación médica es muy superior a nuestra educación financiera. Las finanzas personales son una asignatura pendiente de los ciudadanos españoles.
Nadie, ni estado, ni la escuela, ni la familia, se ha preocupado de prepararnos para enseñarnos a gastar bien, a ahorrar y a llevar adecuadamente nuestras finanzas personales, como si han hecho con la medicina. El Estado nos facilita el acceso a buenos médicos, hospitales, centros de diagnóstico y medicinas con la Seguridad Social, pero NO un asesor financiero, imparcial y competente, que nos ayude con nuestros ahorros, ni reglamentando el sistema financiero para que actúe con equidad con sus clientes.
Como sabemos poco del tema, nos sentimos inseguros. El resultado es que cometemos muchos errores que nos cuestan mucho dinero.
Estos errores se pueden reducir aprendiendo a ahorrar e invertir bien. Conseguirlo es posible, pero nos solemos equivocar al imitar lo que hacen los demás o siguiendo sin razonar cualquier recomendación nos hagan. Sobretodo si el que nos la hace es nuestro banquero, porque pensamos que él y el equipo que tiene detrás, son "profesionales" y "saben mucho de este tema tan difícil y no apto para cualquiera". La mayoría desconoce que muchos de los "asesores personales" de las entidades bancarias actúan, por normativa de empresa, como comerciales que venden los productos financieros de ahorro o de seguro que "diseña" la entidad para la que trabajan. A veces estos productos tienen nombres largos, extraños y a veces tan ininteligibles que estos asesores conocen poco más del nombre y algo del plan de ventas que la entidad a escrito para su comercialización. Más a menudo de lo que debiéramos olvidamos, que el mundo está lleno de consejos financieros interesados y peligrosos que ponen en peligro nuestro patrimonio.
Ahorrar e invertir bien, no es fácil, pero tampoco es imposible para el común de los mortales, sin embargo pocos se esfuerzan y menos lo consiguen. Un ejemplo de ello es que casi nadie se preocupa por saber lo que tiene que ahorrar para su jubilación, un problema muy importante y muy de moda actualmente. Esto es así porque muchos Estados han prometido, durante los últimos años, pensiones que no nos van a poder pagar. Por eso es imprescindible que todos tomemos, cuanto antes, el control de nuestros asuntos financieros. No es difícil y está a nuestro alcance, pero la mayoría se resiste a meditar sobre este tema y menos pasar a la acción de ahorrar e invertir bien sus ahorros.
Primero debemos tener claro que hay que ahorrar dinero. Poco o mucho, pero ahorrar algo todos los meses. No sirve de nada lamentarse y decir “no puedo”, sin dedicar un solo segundo a pensar ¿En qué y cómo puedo ahorrar? y en ¿Qué gastos puedo suprimir?
En Google hay millones de ideas. ¡Basta de perder el tiempo! y...   ¡A leer y aprender!.
El que algo quiere, algo le cuesta. Se acabó el tiempo de las vacas grasas y el que no se ponga manos a la obra, lo puede llegar a pasar muy mal. Cuando esto suceda, no servirá de nada lamentarse y pedir ayuda, porque prácticamente nadie estará en disposición de prestársela.
Segundo, debemos aprender a conservar y si puede ser, hacer crecer nuestros ahorros. Para ello hay que invertirlos adecuadamente y aquí viene la gran pregunta:
¿Cómo invertimos nuestros ahorros?


En estos momentos de turbulencia, incertidumbre y desconfianza extrema, podemos tener la tentación de mantener nuestros ahorros o parte de ellos en una caja fuerte o escondite en nuestra casa. Si lo hacemos así, contando con que no nos lo robe ningún amigo de lo ajeno o lo tome prestado algún familiar necesitado, después de unos años y de haber descontado el efecto de la inflación nos encontraremos con que nuestros ahorros han decrecido mucho.
Lo mismo pasa con el oro físico. Es un refugio contra la inflación,. Por cierto, por ahora no está ni se la espera a corto plazo. Además un problema importante es que guardarlo, tiene un riesgo y un coste.
¿Ponemos el dinero en un depósito bancario?
Nos pasará lo anterior compensado, al menos en parte, por el interés que nos pueda dar el Banco en un depósito. Además, esta mejora tiene un riesgo: el dinero no lo tenemos nosotros, sino el Banco. Cuando le pidamos que nos lo devuelva, ¿Nos lo dará o nos explicará alguna milonga?. Para dar seguridad al personal, el gobierno aumentó a 100000 € por cuenta e impositor, el dinero que garantizaba el Fondo de Garantía de Depósitos en caso de que el banco tuviera problemas para devolver los ingresos de sus depositarios. Pero, en caso de necesidad, ¿podrá el FGD cumplir con lo prometido por el gobierno?. Anteayer leí esta noticia que anuncia que la CAM pasará a manos del Banco de Sabadell:

El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) dijo el miércoles que la adjudicación, que se realizará por el precio simbólico de 1 euro, no tendrá coste para las cuentas del Estado, que se había hecho con el control de la caja en julio, ya que la operación se realizará a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), un vehículo que se financia con las aportaciones de las entidades financieras para cubrir posibles contingencias del sector.
El FGD, que cuenta en la actualidad con unos 6.600 millones de euros, adquirirá el 100 por ciento del capital de Banco CAM mediante la suscripción de una o varias ampliaciones de capital por importe total de 5.249 millones, que posteriormente transmitirá a Sabadell por un euro.
Salvo error u omisión, se deduce que con sólo una cajita quebrada, el FGD se queda casi vacío. ¿Qué pasará cuando tengan que rescatarse otros zombis? ¿De dónde saldrá el dinero para garantizar todos los depósitos?
Vemos que ni los depósitos, ni la deuda pública, ni los fondos de inversión en deuda pública nacional, no sirven para incrementar nuestros ahorros, por la inseguridad real que representan. Puede que no los perdamos, pero puede que nos los inmovilicen, que a corto plazo, es prácticamente lo mismo. Hay gente que tenían un depósito en una Caja “intervenida” y cuando los fueron a reintegrar, les dijeron que estaban inmovilizados. Si necesitaban dinero les podían conceder un préstamo personal, a un interés preferente del 12%.
Al menos, los intereses de su inversión (un 3.5%) se los seguían pagando. Esto es real.
No se trata de coger miedo, se trata de conocer la realidad y no esconder la cabeza debajo del ala y decir: bueno tarde o temprano lo tendrán que arreglar.
Visto lo visto, nos seguimos preguntando ¿Dónde podemos invertir pues nuestros ahorros para que no mengüen o lo hagan lo menos posible?
Muchos de los productos de inversión accesibles para el pequeño ahorrador-inversor tienen costes muy altos y sus resultados son muy malos. Continuamente surge la tentación de invertir nosotros mismos directamente en el mercado de capitales y un gran número de personas se precipita hacia el trading como se hacía en la fiebre del oro en el siglo XIX: con el corazón lleno de esperanza y la cabeza vacía.
Ya podemos deducir que el problema está en las dos últimas palabras “cabeza vacía”.
Lanzarse al ruedo y exponer nuestro dinero, sin conocer el negocio ni la técnica y sin estudiar ni practicar antes el “oficio” es una temeridad. Es la vía más directa para salir gravemente herido en el intento.
Igual o más peligroso es hacer caso de los numerosos cantos de sirena y gurús de pacotilla que aprovechan el miedo que han tomado los inversores noveles, a causa de sus primeros fracasos, para darles consejos adivinatorios previa suscripción a los "medios". No digamos el riesgo que conlleva atender a las llamadas persuasivas o a los consejos recibidos en las entrevistas con su “asesor financiero personal” en su entidad financiera preferida. De los consejos del “cuñado” que sabe un montón de economía, mejor ni hablar.
Para invertir bien, como en cualquier otra actividad, es fundamental tener un objetivo claro. Un objetivo de rentabilidad concreto, compatible con la realidad del mercado. Para eso hay que conocer el mercado y "que" es lo razonable. Además, debemos sentirnos cómodos con ese objetivo, sin sufrir continuamente por el riesgo de nuestra inversión. Con un objetivo claro, es fácil saber lo que tenemos que ahorrar cada año para, por ejemplo jubilarnos. Pero la realidad es que pocos piensan en estos términos.
La mayoría de los ahorradores se comportan como especuladores, muchas veces sin ser conscientes de ello. Hay una invitación continua a especular de nuestros amigos, de los medios de comunicación e incluso de las entidades financieras. Por doquier proliferan multitud de "vendedores de herramientas", como los bautizó una amiga mía inversora, ofreciendo vendernos el "Santo Grial de la Inversión" por unas pocas monedas. Cuando el novel pica y aprende un método y después de haber perdido algo más de dinero se da cuenta de que no funciona, le dice que hay otro intrumento con el que invierten los "profesionales" y que ahora gracias a Internet, también está a su disposición y él puede enseñarle los "principios" de la inversión.
Así es como el pequeño inversor va conociendo, las acciones, los CFD's, los Warrants, los Futuros, las Opciones, las divisas y toda clase de productos, sistemas, métodos de trading y algoritmos cada vez más sofisticados. Por supuesto perdiendo cada vez dinero y moral.
Los Bancos retroalimentan este universo porque principalmente su negocio es cobrar comisiones cada vez que operamos. Cobran siempre, tanto si ganamos como si perdemos con la operación. Cobran más si las operaciones son pequeñas y distantes en el tiempo. Como la palabra «especular» tiene connotaciones negativas, las entidades usan eufemismos: «inversión dinámica», «agresiva», «inversión a muy corto plazo»...
La inversión a muy corto plazo simplemente no existe. Cuando hablamos así, queremos decir «especulación». Esta presión consigue que todos hayamos especulado alguna vez, tal vez sin quererlo. Al especular, operamos a corto plazo sin objetivos. Los especuladores hablan de ganar dinero, cuanto más mejor. Pero esto no es un objetivo, es simplemente un buen deseo. La realidad es que la gran mayoría de especuladores acaba por perder dinero.
¿Recuerdan el cuento de “La Lechera”?. Sólo piensan en lo que pueden ganar y prácticamente nadie piensa en lo que puede o está dispuesto a perder y en cuantas probabilidades tiene de salir trasquilado, herido o incluso muerto en el intento.
Por suerte para ellos, algunos, los menos, se comportan como verdaderos inversores. Buscan inversiones con beneficios a medio y largo plazo. Es un enfoque sensato. El mismo que usan las buenas empresas para invertir y generar empleo. El problema es que muchos de los productos de inversión disponibles tienen costes muy altos y sus resultados son peores que los que podemos obtener invirtiendo nosotros mismos directamente en el mercado. Los mejores gestores de fondos, salvo alguna excepción notable, no consiguen invertir tan bien como lo hacen los buenos empresarios. Además las comisiones son abusivas. Esto ocurre en España y en otros países. Por eso la inversión pasiva es la opción más adecuada para muchos inversores, porque no tiene estos inconvenientes.
Consiste en mantener una cartera de acciones bien diversificada, sin rotaciones y con el menor coste posible. Ello nos permite conseguir la mejor rentabilidad que nos puede dar el mercado, con el mínimo riesgo posible y sin el efecto devastador que tienen los costes altos para un inversor a corto plazo (day trader). Esto es suficiente para conseguir resultados a medio plazo mucho mejores que los de los especuladores.

¡Lo sé! Es una idea poco llamativa, pero simple y muy eficaz. Sin ser expertos financieros, ni seguir la bolsa día a día, conseguiremos mejores resultados que muchos de los que así se presentan en los medios y dan cursillos a altas horas de la noche, e incluso en fines de semana.
La inversión pasiva también incluye inmuebles para alquilar, aunque esto también se puede simular al invertir en un índice de bolsa que incluya acciones de compañías inmobiliarias. En España siempre hemos pensado que la inversión en inmuebles era rentable y segura, pero no es la panacea ni tanto como se creía. A largo plazo, apenas da para cubrir la inflación. Si se invierte regularmente, sin hacer "time picking", la bolsa es más rentable a largo plazo, más liquida y con menos costes de transacción.       
Los medios no escriben para los inversores pasivos, ni las gestoras les ofrecen productos adecuados. No ganarían tanto dinero con ellos como ganan ahora. Nuestra banca comercial es eficiente y ha exportado con éxito su modelo de negocio, pero sus productos de inversión no son adecuados para los ahorradores-inversores.
El producto ideal para el inversor pasivo es un buen fondo índice. Pero, por desgracia, los pocos fondos índice que han lanzado las gestoras españolas en la última década no merecen este nombre y son poco recomendables. Hay que irse a buscarlo a gestoras en USA o fabricarse uno propio con una cartera de acciones de diferentes índices, sectores y países. ¡Búsqueda y estudio!
¿Alguien dijo que fuera fácil?
¿Acaso ganar dinero ha sido fácil alguna vez?
¿Por qué todo el mundo tiende a pensar que con un simple consejo de 1 minuto de "alguien que sabe" puede dar el pelotazo y hacerse rico sin trabajar? ¡No tiene ningún sentido!
Pero, aún así, lo buscamos y pedimos consejo continuamente a cualquiera que dice o parece entender algo del tema. ¡Incluso al director de nuestra oficina bancaria. ¡Hablamos!
No hay atajos. Sólo estudio, esfuerzo, sentido común, búsqueda y perseverancia para investigar, probar y aprender de los errores, preservando la herramienta que queremos conservar e incrementar: nuestros ahorros.
©JAS 2011

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