¿Nos acordamos de aquella adivinanza que nos preguntaba?…
Pobrecito, pobrecito, siempre andando y nunca se mueve de sitio. ¿Qué es?
El reloj. ¡Claro que si!.
¿Quien no lleva uno en la muñeca, en el móvil?.
¿Quien no tiene varios en casa?.
Es un instrumento que todos usamos a diario. Va con nosotros a todas partes. Nos sirve para medir el tiempo, para recordarnos la hora que es. Nos avisa para llegar a tiempo a nuestras citas, pero que no nos recuerda lo más importante: No nos ayuda a permanecer conscientes de lo importante que es aprovechar bien el tiempo. No malgastarlo inútilmente.
El tiempo es un bien escaso y muy valioso, más que el oro y no solemos ser conscientes de ello tan a menudo para actuar en consecuencia. ¿Necesitamos un reloj con una alarma que nos lo recuerde? ¡Tal vez sería una buena idea!
Imagínate que existe un banco, que cada mañana abona en tu cuenta la cantidad de 86400 €.
Ese extraño banco, al mismo tiempo, no arrastra tu saldo de un día para otro: cada noche borra de tu cuenta lo que no has gastado.
¿Qué harías?... imagino que retirar todos los días la cantidad que no has gastado, ¿no?
Pues bien: cada uno de nosotros tenemos ese banco: Se llama TIEMPO.
Cada mañana, ese banco abona en tu cuenta personal 86400 segundos. Cada noche ese banco borra de tu cuenta y da como pérdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayas invertido en algo provechoso.
Ese banco no arrastra saldos de un día a otro. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día.
Si no usas tu saldo durante el día, tú eres el que pierdes. No puedes dar marcha atrás. No existen cargos a cuenta del ingreso de mañana: debes vivir el presente con el saldo de hoy.
Por tanto, un buen consejo es que debes invertir tu tiempo de tal manera, que consigas lo mejor en salud, felicidad y éxito.
El reloj sigue su marcha... consigue lo máximo en el día.
Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que repitió curso...
Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario…
Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan para encontrarse...
Para entender el valor de un minuto, pregúntale al viajero que perdió el tren...
Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que estuvo a punto de matarse en un accidente de coche...
Para entender el valor de una décima de segundo, pregúntale al deportista que gano una medalla de plata en las olimpiadas…
Atesora cada momento que vivas; y ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartes con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo...
Como decía Steve Jobs, "tu tiempo es limitado", "no lo malgastes viviendo la vida de otros" o la que otros decidan por tí.
Recuerda que el tiempo no espera por nadie.
©JAS2011
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