Cada semana más de dos mil inmigrantes llegan a Inglaterra: Fontaneros polacos, limpiadoras rumanas, camareros españoles y otros tópicos británicos modernos, que en las últimas semanas han saltado al centro del debate europeo.
Los emigrantes procedentes de otros países europeos como España no van a Alemania, Inglaterra o Suecia para pedir ayudas, sino para intentar desarrollar su carrera o al menos trabajar y ganar más dinero que en su país.
Aunque hablar del impacto fiscal es complicado, diversos estudios señalan que los inmigrantes “europeos”, más cuanto más cualificados están, son contribuyentes netos:
1.- Aportan a las arcas públicas más de lo que reclaman de ellas. El impacto fiscal de la inmigración es relativamente pequeño como parte del PIB y del gasto público.
2.- La inmigración de ciudadanos europeos tiene un impacto fiscal mucho más positivo que la de los no europeos.
3.- Los recién llegados tienen mejor impacto que los que llevan más tiempo.
La negociación de Reino Unido con sus ¿socios? de la UE, para reformar los términos de la relación del país con la UE, llega a su fin y lo cierto es que introducir el “freno de emergencia” (los trabajadores británicos podrán tener a partir de ahora más derechos que los ciudadanos de la Unión que decidan buscar empleo en el Reino Unido) supondría para la Unión Europea la mayor restricción de su historia al principio de la libre circulación de ciudadanos, uno de los pilares del proyecto.
¿Quién hablaba de estos temas hace diez años?
Pienso que hay cuatro razones para que ahora sí sea relevante hacerlo:
1) Existe un excedente de oferta de trabajo y todo indica que la tendencia de la demanda de trabajo va a ser decreciente. Sobre todo a no cualificada.
2) La relación entre recaudación fiscal y necesidades de gasto es y va a continuar siendo negativa, por lo que la vía hacia el equilibrio fiscal (recuerden: 0% en el 2020 en la UE, ¡y UK no firmo ese papel!) serán los recortes de gastos. (Mientras algunos en España proponen subir el gasto público. El mundo al revés)
3) La contribución directa e indirecta del modelo de protección social a la generación de PIB es decreciente porque el objetivo ha dejado de ser que aumente el PIB como sea, por lo que puede reducirse el modelo de protección social.
4) Ya no es necesario comprar la paz social a base de un sofisticado y completo conjunto de coberturas sociales ya que ahora se pueden utilizar otros métodos para imponer el orden público.
Lo que se ha denominado ‘freno de emergencia’, es un ensayo como en su día lo fue lo que pasó en Irlanda, en Portugal, en Grecia, en Chipre y en España. Aquello afectó a los bancos, a la deuda pública, al gasto público, al sistema bancario; esto va a afectar al núcleo de lo que ha sido casi toda Europa desde el final de la II Guerra Mundial: el principio del fin del Estado del Bienestar (welfare state). Reino Unido logra que las decisiones de la eurozona no afecten al mercado único: la oferta del presidente del Consejo, Donald Tusk, garantiza que las medidas “de emergencia” que se adopten “no impliquen responsabilidad presupuestaria para los Estados que no forman parte del euro como UK.
Ya hace tiempo que notamos “reducciones” en las prestaciones sociales y cada vez hay más discursos manifestando que el modelo de protección social que hemos disfrutado, no es sostenible, y que es imprescindible pasar a una sociedad participativa en la que todos y cada uno de nosotros sea más responsable de sus necesidades.
El todos-juntos-yendo-a-más se ha acabado. Ni es necesario para el sistema ni conveniente para el modelo, ni la ciudadanía nos hallamos en condiciones de reclamarlo ni de exigirlo porque la misma ciudadanía somos cada vez menos necesarios. Es muy duro decir esto, pero no sirve de nada seguir emulando a las cigüeñas.
Para quienes no puedan valerse enteramente por si mismos vienen tiempos complicados. Por ello cada vez más gente piensa que la Renta Básica será el último reducto de supervivencia para muchos y por tanto imprescindible su implantación.
Mientras, nuestros políticos siguen pensando en su silla y discutiendo sobre el sexo de los ángeles, como si eso importara a alguien. Los periodistas se relamen retransmitiendo y ampliando el ruido de fondo hasta producir gran dolor de cabeza y provocar la desconexión de muchos ciudadanos para que no se molesten en opinar y si puede ser no vayan a votar. Mientras, en Europa van con su tren…y sálvese quien pueda.
Señores, ¡despierten y al grano!, porque vamos cuesta abajo y sin frenos.
©JuanJAS
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