Como dice el anuncio de la Primitiva que pasan estos días por televisión, no sabemos lo que significa este Ppfffffff. Lo que es seguro es que la mayoría no tenemos sueños baratos.
¡Juega a la Lotería! Nos animan por doquier.
La tentación de jugar es grande. Hay tantas oportunidades de hacerlo y es tan asequible e ilusionante el posible premio a ganar…
Cuanta más crisis hay, más ganas tenemos de volvernos ricos por arte de magia. Pero, ¿Cuantos de nosotros estamos preparados psicológicamente para ganar el “premio gande”?
Las estadísticas indican que la mayoría de los agraciados con los grandes premios de loa juegos de azar, arruinan su vida después de hacerse ricos porqué son inmaduros, y no saben como afrontar psicológicamente el convertirse en millonarios de la noche a la mañana. Piensan que con el dinero lo podrán comprar todo, y así alcanzarán un estado de felicidad duradera.
Solemos pensar en las cosas buenas que nos traerá una lluvia de centenares de miles euros. Casi nunca tenemos en cuenta el estrés de tomar decisiones difíciles y enfrentarnos a los miedos: ¿se acercarán a mí sólo por el dinero?, ¿me querrán estafar?, ¿me amenazarán?. El problema empieza al día siguiente del premio: ¿lo cuento?, ¿lo invierto?, ¿dónde invierto?, ¿a quién doy dinero? ¿en qué lo gasto?, ¿dejo de trabajar?… Nos llenan la cabeza multitud de preguntas que ponen en juego deseos que hasta entonces quizás ignorábamos.
El que recibe la noticia del “superpremio”, debe tomar rápidamente muchas decisiones y miedos que no todo el mundo sabe manejar y, finalmente, resolver. Sucede que cuantas más oportunidades tiene el ser humano, más necesidad tiene de control emocional. ¿Cuántos de ustedes logran salir de casa con un billete de 100€ y volver, después del paseo por el Centro comercial, sin haber gastado nada?
Dicen que la mayoría de los agraciados con grandes premios o grandes herencias de improviso, se arruinan y no son más felices. Esto suele suceder porqué:
1.- No planifican ni destinan ahorros para más largo
plazo.
Las personas con problemas para gestionar su economía doméstica también los tendrán para administrar un ingreso súbito importante. De pronto hay multitud de deseos que ya no están enjaulados por la obligación de llegar a fin de mes.
Cambian su vida de una forma impulsiva y radical. Dejan su trabajo y al tiempo entran en crisis personales porqué no saben que hacer. Los que ganan un gran premio tienden a pensar que son más listos que los demás y que por eso han conseguido el dinero. Es una distorsión cognitiva. Se atribuyen el mérito de algo que fue por suerte. Y se meten en negocios sin tener la capacidad intelectual necesaria para ello. Adoptan un tren de vida lujoso… Como si con el dinero se les inoculara una ansiedad que les obliga a transformar inmediatamente su vida en otra cosa más grande, más lujosa, más nueva, más emocionante. Como si el dinero decidiera por ellos.
2.- Se cambian de casa y de barrio
Intentan hacer nuevas amistades en sintonía con el recién estrenado esplendor de la cuenta corriente a la vez que pierden su día a día y los conocidos de siempre. Estos te tienen una cierta (o mucha) envidia y los nuevos “vecinos” no terminan de aceptarte porqué el dinero no es de cuna o no se ha ganado por méritos propios (sean los que sean).
3.- Compran bienes de lujo
Muchos se compran coches de lujo, casas de lujo, ropa de lujo, jacuzzi de lujo. Bienes con altos costes de mantenimiento. ¿Y luego qué?
Quizá se aburren, no saben qué hacer y para distraerse siguen comprando bienes que no necesitan y que siguen sin hacerles felices, porqué la felicidad es algo que cada uno lleva dentro. Depende de tu armonía interior, de que valores lo que tienes, sea mucho o poco, de que ames a los demás… El que era inseguro lo seguirá siendo; el que no aguantaba a su pareja seguirá sin aguantarla; el que se sentía solo se dará cuenta de que se puede comprar compañía pero no amistad.
4.- Dejan de trabajar y entraron en crisis personales con
posterioridad.
El problema es que hay muchos deseos que son más placenteros en la fantasía que en la realidad. Fantasear que uno es el jefe de un próspero negocio, amado y respetado por sus empleados, es más sencillo que enfrentarse al día a día de la gestión de una empresa. Pensar que lo más importante es no estar “esclavizado” por rígidos horarios y jefes tocap-----as y tener todo el tiempo del mundo para ti puede resultar atractivo, pero hace falta saber como emplear tu tiempo de forma satisfactoria y hacerlo.
5.- Terminan por enfrentarse a medio plazo a sus
supuestos “amigos” o familiares.
Cuando se huele a dinero siempre se complican las relaciones personales. El dinero puede provocar envidias, ya que mucha gente quiere “pasar por caja” y no se puede ayudar a todo el mundo a pagar la hipoteca, comprarse un coche, montar un taller, invitarles a un crucero alrededor del mundo o simplemente a rellenar su cartera porqué pierden el dinero gastándolo en cosas de poco valor casi sin darse cuenta de lo que hacen. Al fin y al cabo saben donde está la fábrica de billetes… Todo objeto vale lo que cuesta conseguirlo, y a ellos no les cuesta nada más que pedirlo. Por ello ese dinero no vale nada para ellos y lo pueden malgastar tranquilamente. No entienden que a pesar de que ese dinero le haya tocado en la lotería a su familiar o amigo, este debe “conquistarlo”. La lotería toca por azar, como el amor. Pero para que el amor funcione hay que cuidarlo cada día. Lo más difícil es darle valor a ese dinero cada día y hacer lo adecuado con él para que nos aporte bienestar a todos.
Parece que cuando el dinero irrumpe en grandes cantidades de pronto en la vida de las personas causa grandes problemas. Entonces, ¿porqué no siguen con su estilo de vida?, ¿por qué complicarse la vida y dejar de hacer algo que más o menos les gusta o al menos parece que dominan?
Aunque cada caso es un mundo, es bueno recordar que si alguna vez nos visita la suerte, es importante mantener la cabeza fría, hacer números antes de ir a cobrar el premio y planificarse. Hay que analizar la situación personal, familiar y patrimonial. Ver qué objetivos reales tenemos, que “agujeros” se podrán tapar con el premio después de impuestos, analizar bien los gastos en los que vamos a incurrir y que costes de mantenimiento vamos a tener en un futuro… es decir, hacer una buena planificación financiera.
Distribuir, planificar, diversificar
Una vez separada la cantidad que nos vamos a gastar en el corto plazo, ya sea para pagar deudas, hacer viajes, para gastárselo en antojos o bienes o en temas sociales y ONG, el resto hay que dividirlo según los plazos en los que no vayamos a utilizar previsiblemente el dinero y dentro de esos horizontes temporales, medio, largo, jubilación o herencia, hay que ir seleccionando los distintos productos financieros.
Por ejemplo en el medio plazo, se puede invertir en fondos de rentas, fondos mixtos, fondos de retorno absoluto, productos de seguro-ahorro, etc. La rentabilidad puede estar en el entorno del 4% + IPC.
Para el dinero del largo plazo se puede invertir en fondos de renta variable que inviertan en todo el mundo y esperar una rentabilidad media de 5% TAE + IPC.
Dependiendo d ela cuantía del “super premio” también hay que analizar si es conveniente invertir en negocios inmobiliarios, en startups – empresas nuevas – o incluso montar con una parte una SICAV para aprovechar las ventajas fiscales.
Una gran renta diaria
Si el agraciado del gran premio (por ejemplo 20 M) decidiera invertir todos los millones del premio, por ejemplo en un FIM de reparto con una rentabilidad media de un 5% anual, recibiría más de 2000€ diarios, una vez pagados los impuestos. Si la rentabilidad fuera de un 3%, podría gastarse 40000€ al mes. Sólo con el rendimiento, podría darse la gran vida e incluso repartir parte del dinero entre familiares y amigos para ayudarles a pagar colegios, hipotecas, etc. y con la tranquilidad de que mantendría el capital íntegro e intacto a salvo de veleidades propias o de terceros. Los familiares tendrían que seguir forjándose su porvenir, aunque con una red protectora adicional y permanente que les proporcionara con parte de sus rendimientos. Recordemos que todo lo que se da acaba por terminarse y si se da el capital este ya deja de producir para el futuro. A los “amigos” que se interesarán por los “billetes”, se les puede decir la verdad: “El principal del dinero lo administra un asesor de patrimonios independiente y no se puede tocar”. De esa forma, será más fácil protegerse de los que tienen la tentación de pedir “algo imprudente”, porqué, si han leído hasta aquí, ya se habrán dado cuenta de que no todo el mundo está preparado para administrar una gan suma de dinero. Algunos ni siquiera una pequeña, porque el dinero les quema en el bolsillo.
Repartir el premio antes de cobrarlo
Si a pesar de todo lo visto, decidimos repartir el premio entre familiares y amigos, no es lo mismo cobrar uno todo el premio y repartirlo después que repartir participaciones del boleto premiado. En caso que el reparto se haga a posteriori, además de pagar el 20% inicial a Hacienda, deberá tributar por el impuesto de donaciones, que depende de la comunidad autónoma donde residamos. En Barcelona, puede llegar al 31% de la cantidad entregada si son familiares directos o el doble si se trata de amigos o familiares lejanos. Es decir, si le damos a alguien 10.000.000 en caso de decir que jugaba con nosotros una parte de la apuesta, no deberá pagar por donaciones, mientras que si le damos a un amigo esos 10 millones, en realidad recibirá menos de 4 millones porqué más de 6 M se lo cobrará Hacienda a cuenta del impuesto de donaciones.
Para terminar, les dejo en consideración dos plácidos itinerarios vitales:
- Uno sería viajar (¿un crucero?) y empezar una nueva vida en otro lugar. Para evitar, de este modo, el acoso de bancos, amigos y familiares.
- Otra opción sería hacer como si no hubiera pasado nada. Sigues con tu vida, con tu trabajo, con tu círculo social. Y te das a ti mismo una paga cada mes que empleas en lo que te apetezca.
No tiene porqué ser malo que a uno le toque mucho dinero de golpe. Lo que suele suceder es que la fatalidad llega con la toma de decisiones impulsivas.
Ahora que todavía no te ha tocado nada, puede ser un buen momento para preguntarte con calma qué quieres en la vida. Porque lo bonito, no es poseer mucho dinero, es disponer del tiempo, la salud y la inteligencia e iniciativa suficiente y adecuada para construir una vida de deseo por hacer cosas.
©JuanJAS
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