viernes, 20 de enero de 2017

El BREXIT se acerca

Tras la intervención el Martes 17 de la Primera Ministra británica Theresa May el tema del Brexit ha vuelto a ponerse de moda.
El mensaje de May es una continuación de aquellas trifulcas que organizó Margaret Thatcher para que Gran Bretaña dejara de ser contribuyente neto a la Unión Europea. Fue en la cumbre de Dublín de 1979 cuando amenazó con la célebre frase de “I want my money back”. Y le devolvieron el dinero hasta el punto de que Londres dejaría de aportar los fondos previstos en los tratados tras su ingreso en 1973.
Theresa May quiere salir pero quedarse, se pronuncia nacionalista y a la vez internacionalista, pretende combinar la little Britain con la global Britain. Aboga por la centralidad financiera, económica y política de Londres como en los tiempos imperiales. Y ya no es así. Los imperios no son eternos.
El discurso nacionalista de May desafía a Europa diciendo que cualquier acción punitiva de Bruselas contra el Reino Unido no sería propia de amigos y tendría consecuencias calamitosas. 
Si el nacionalismo de los estados o el populismo excluyente aumentan en Europa, será el principio del fin de los grandes éxitos de la UE.
El nacionalismo es algo natural siempre y cuando no comporte la idea de que “mi nación es mejor que la tuya y tú debes someterte porque tú no lo sabes, porque eres inferior a mí…, es una forma de extremismo patológico que puede conducir a horrores inimaginables y es incompatible con el pluralismo que siempre he defendido”.
El patriotismo, por el contrario, es una visión positiva e irrenunciable sobre lo propio sin despreciar lo ajeno. La paradoja de querer movilizar a las masas democráticas únicamente en favor de la causa de la nación excluyendo la causa de la libertad explica muchas de las monstruosidades del siglo pasado.
Llegados a este punto, definan que entienden por amigos. ¿Amigos de que y para qué?, Como decian en las olimpiadas, ¿Amigos para siempre? 
¿Porqué nos escandalizamos tanto? Para siempre no hay nada, ni los imperios, ni los estados, ni nosotros mismos duramos siempre. Todo nace, existe y desaparece o muere. Todo cambia y a velocidades diferentes.
¿Era imaginable el Brexit en el 2006? Indudablemente no: en el 2006 “el mundo iba bien” y el Brexit ha sido consecuencia directa de la crisis, porque lo que UK quiere del Brexit es defenderse de un mundo que cada vez va a ser más hostil en una guerra comercial que ya está aquí. Seguramente el Brexit sería la versión británica de aquel ‘America First’ que proclamó Trump y aplaudieron sus votantes.
Nos resulta cómodo pensar que UK es parte activa e incondicional de Europa, y en realidad nunca ha sido así. Ya se ha olvidado –porque convino que así fuese– que Inglaterra fue la única potencia que intervino en las siete Guerras Napoleónicas, porque le interesó. La mejor definición de la política británica –inglesa– la dio Lord Palmerston: “No tenemos aliados eternos, y no tenemos enemigos perpetuos. Nuestros intereses son eternos y perpetuos, y nuestra obligación es vigilarlos”. Cuando el peligro napoleónico desapareció el ya constituido Reino Unido se desentendió de Europa … y se fue a Asia.
Al Reino Unido nunca le ha interesado la UE porque nunca le interesó el Tratado de Roma y a lo que llevaba: la unión política. De esa cosa llamada “colaboración con Europa” a UK le interesaba el comercio, y el tráfico de capitales; y si necesitaba un profesional cualificado, poder traerlo sin problemas y que se instalase en el país. A UK le interesaba su Commonwealth, los bienes que de allí podía obtener; y convertir a la City en una potencia financiera ofreciendo ventajas que otros no podían. Por eso inventó la EFTA en 1961 y la EFTA se hundió cuando su inventor se fue en 1972 … para unirse a la CEE.
Hoy UK quiere volver a algo parecido a la EFTA porque otras cosas no las necesita y no las quiere: jurisdicciones comunes, Schengen, libre circulación de personas (ni inmigrantes que no aporten valor añadido ni menos refugiados), … Puede parecernos horrible, pero los hechos son estos.
Por otra parte, Europa no quiere un follón con UK porque con los follones, en ninguna parte, globalmente nadie acaba ganando. Recuerden la maldición gitana:”tengas muchos pleitos aunque los ganes”.
Por ello ni uk, ni tampoco la UE tiene la sartén por el mango y los dos deberán ceder en sus pretensiones porque están condenados a entenderse.
La UE sabe lo bueno que es tener a UK como aliado y lo problemático que es tenerle como enemigo. El británico medio vive bastante parcamente, tras la salida de la UE y con los cambios que van a llegar no es previsible que vaya a vivir ni mejor pero tampoco mucho peor. Ya se sabe todo depende de donde estés sentado en la escala social.
Seguiremos esperando acontecimientos, pero sin sobresaltos.
©JuanJAS

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