El día de Reyes, la mayoría de niños y jovencitos se despiertan antes del amanecer gritando a sus padres que se levanten porque han venido los Reyes Magos.
Los pequeños anhelan el instante de abrir los paquetes, sin embargo no hace falta que el salón esté repleto de ellos —como en las películas de Hollywood navideñas— para hacerles felices. Basta con tener los justos y necesarios para que realmente disfruten; basta con regalarles algo que realmente deseen con todas sus fuerzas. Aunque suene extraño, los niños disfrutan más jugando con sus padres, hermanos o “alguien que les haga caso”, que solos con tabletas caras.
Con el tiempo, pocos recordamos los juguetes que nos regalaron de pequeños pero si recordamos aquellos días en que salimos al campo a disfrutar de la naturaleza (fuimos al bosque a buscar “enanitos”) o fuimos a algún lugar a “descubrir” algo nuevo con los padres, familiares o amigos. Hacer excursiones para ver cosas nuevas o reunirse en casa de amigos de los padres que tengan hijos de su edad y poder pasar el día todos juntos es algo que suele gustar mucho a los niños. También les gusta interactuar con distintas generaciones, por ejemplo con los juegos de mesa donde puedan participar todos, padres, tíos, abuelos...
Los niños suelen reclamar más tiempo libre de calidad con sus padres. No se trata de estar por estar, compartiendo un espacio y cada uno a lo suyo; sino de hacer juntos alguna actividad, de jugar juntos. Los niños quieren que los padres sean participativos con ellos y si no lo hacen, lloran, protestan y “se portan mal”.
Es cierto que el ritmo de vida actual, la prisa, las obligaciones y los deberes hacen casi imposible pasar más tiempo con los hijos. Hay un problema grave con el tiempo familiar, y la solución pasa, ante todo, por la conciliación. Esto requiere voluntad política y empresarial porque sin conciliación y sin unos horarios racionales, mantener una vida personal y familiar satisfactoria es difícil. Pero esto no puede ser la gran excusa de ningún padre, sino no haber hido a buscar un hijo.
Tampoco hay que demonizar el trabajo. Lo que hay que hacer es ponerse las pilas, organizarse y distribuir mejor el tiempo. Es fundamental que los niños aprendan a valorar el esfuerzo, porque el trabajo siempre va a ser un medio para conseguir un fin, para llevar una vida mejor y para realizarse uno mismo como persona, y con el que, además de pagar facturas, podemos conseguir muchas satisfacciones. Por ello, es fundamental inculcar a los hijos el valor del trabajo, y la enseñanza de que las cosas hay que ganárselas. Hay que enseñarles que los padres no deben asumir solos todas las responsabilidades de casa y que por ello se les pide su colaboración —promoviendo valores como la gratitud, la honestidad, la generosidad o la amistad— en lo que ellos puedan ayudar, para que todos puedan disfrutar del hogar.
Todos debemos esforzarnos en dedicar tiempo, un poco cada día, a nuestros seres queridos. Un rato de “desconexión” para centrarnos en la familia: jugar, una cena tranquila, una charla sobre cómo ha ido el día, comunicarse, hablar,... porque ello mejora el clima familiar, incrementa los vínculos afectivos, fomenta el desarrollo de los hijos o aumenta la confianza y la autoestima.
Algunos “modernos” llegan a regalar a los niños una “libreta de cupones" llena de vales canjeables que el niño usa cuando le apetece escoger una actividad, para hacer en familia: una película para ver todos juntos, leer un cuento, elegir un juego de mesa, visitar un museo, preparar su cena favorita o asistir a un concierto o a un evento deportivo.
Dedicar tiempo a jugar con los hijos es clave y uno de los objetivos es conocerse más entre todos los miembros de la familia, los padres a sus hijos y también al revés. Durante el tiempo de juego hay que aprovechar para hablar de las cosas que han pasado, para saber cómo se comporta uno u otro y, en definitiva, para conocerse mutuamente.
A veces cuesta que los pequeños hagan las cosas que queremos, que se laven los dientes, que recojan su cuarto, que vengan a cenar en cuanto se les llama, etc. y empleamos al menos 10 minutos o más insistiendo en que obedezcan. ¿Qué tal si cambiamos ese tiempo negativo por otro positivo? Si los niños cumplen su parte del trato y obedecen a la primera, los padres después tienen también que cumplir su parte y jugar con ellos; apagando sus móviles, sin Facebook, sin Watsapp, ni correo.
Es muy importante que los niños fomenten su creatividad. Para ello, no hace falta jugar con nada material, se puede por ejemplo jugar a las películas, a los disfraces o al juego de los personajes: No se precisa nada económico, pero sí ganas, ilusión y dedicación.
Los niños tienen necesidad de jugar, y a través del juego, los niños aprenden y desarrollan capacidades como la curiosidad, la experimentación, la posesión y utilización del objeto, aprenden a dilatar la gratificación, a superar la frustración, a colaborar, a competir... y así crean su lugar en el mundo.
No es bueno dejar a los niños que siempre se levanten de la mesa o abandonen las reuniones familiares y dejarles nuestro móvil o nuestra Tablet para que no molesten y los padres puedan seguir haciendo sus cosas. Aunque con esos juegos panorámicos pueden aprender ciertas estrategias y destrezas, no experimentan demasiado y no aprenden a socializar adecuadamente. Es fundamental la interacción con otros niños o con los padres y familiares, porque en esa relación pueden surgir posturas contrarias y, si uno quiere seguir jugando, tiene que saber acatar unas normas y unos límites. Si no se aprende a eso, lo que se crian son pequeños dictadores incapaces de dialogar ni negociar adecuadamente.
La edad de juego tiene unas edades muy concretas (desde los tres o cuatro años hasta la preadolescencia) que no se pueden desaprovechar dándole al niño una maquinita para que esté entretenido. Es una etapa maravillosa que fundamentalmente tienen que cubrir con juegos que impliquen relacionarse con otros.
Los pediatras miembros de Top Doctors sostienen que "los menores de dos años no necesitan apenas juguetes y los que se regalen deben favorecer la estimulación psicomotriz, la maduración del lenguaje y la sociabilidad". Para niños de dos a cinco años, "se recomiendan juguetes que estimulen la imaginación, la memoria y habilidades manuales". En la etapa escolar, "son útiles los juegos que requieren normas y otros jugadores con el fin de desarrollar razonamientos mentales". Y es muy importante fomentar la lectura en todas las edades. Por último, y con respecto a los juguetes electrónicos, "les pueden aportar habilidades que les van a ser muy útiles en el futuro, pero es importante limitar el tiempo empleado".
El objetivo principal de los juegos es que los niños se diviertan. Además, el 'regalo perfecto' debe fomentar sus capacidades cognitivas y de relación. Por ello nunca debemos obligar al niño a jugar a algo que no sea de su agrado pues muchas veces nos encontramos con situaciones para las que todavía no está preparado, y sólo conseguiremos que se sienta presionado y pierda las ganas de jugar.
Es recomendable que el juego siempre se haga en compañía, bien de otros niños (amigos o hermanos) o incluso de sus padres, lo que fomentará el vínculo de unión y confianza entre progenitores e hijos. Pero en esto, hay algunas excepciones. Por ejemplo, en el caso de niños con problemas de atención y/o hiperactividad o impulsividad, son más recomendables los juegos que deban realizarse individualmente.
Recordemos que los padres son un reflejo en el que los hijos se miran y por tanto un modelo a seguir. Si los padres no leen o no usan el tiempo compartido para transmitir a sus hijos buenas enseñanzas y valores tan importantes como la honestidad, la gratitud, la paciencia o la amistad… ellos no los aprenderán. Para planificar los regalos que la familia hará a los niños, algunos picólogos recomiendan aplicar la “regla de los cuatro regalos”:
Algo para leer: Fomentar la lectura es una de las mejores opciones y, además, incentiva la imaginación, la creatividad, el desarrollo de emociones y la comunicación. Es un regalo útil y adecuado para todas las edades porque también engloba los cómics y los álbumes ilustrados. Los requisitos a seguir son que el libro se adapte a los gustos del niño y que, naturalmente, sea una lectura adecuada a su edad y también a su capacidad.
Algo deseado: El juguete que ellos hayan pedido a los Reyes Magos con todas sus fuerzas. Aquel regalo que llevan meses pidiendo y no paran de soñar con él. Por ejemplo, ese Scalextric que usted sabe que no para de pedir, la bicicleta de la que no para de hablar y que le hará una ilusión loca y sentirse feliz.
Algo necesario: Puede ser algo de material escolar que necesiten porque se les haya quedado viejo o se haya roto o material deportivo, como una raqueta o un balón de fútbol o baloncesto, según el deporte que les guste. Si les interesa la música, se puede regalar un reproductor musical, o un CD de su grupo favorito, o material para explorar posibles aficiones nuevas, como pintar.
Algo útil: La ropa y el calzado siempre vienen bien y será útil no sólo para los niños sino también para los padres. Se pueden regalar desde zapatillas de deporte hasta ropa para estar en casa o pijamas, sudaderas, jerséis, ropa deportiva si el niño practica algún deporte... Es importante, eso sí, respetar los gustos de los pequeños y, también, que estén acorde a su edad.
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Hoy en día hay tanta presión mediática y una gama tan extensa de juguetes y cosas para regalar que no vienen mal algunas recomendaciones.
En nuestro país con un clima tan benigno, los juguetes deberían fomentar las actividades al aire libre y también son preferibles los juguetes de grupo para que así el niño aprenda a compartir con sus iguales y a desarrollarse socialmente.
Mejor elegir juguetes sencillos porque hacen más fácil el desarrollo de las capacidades de abstracción e imaginación de los niños. Son recomendables aquellos en que el niño pueda ser el protagonista de las escenas de juego. Hay que evitar los juguetes sexistas y los que promueven la intolerancia o la violencia y recordar que una de las funciones del juego es el aprendizaje de valores. Siempre hay que optar por aquéllos que se adecuan a las preferencias del niño porqué no conseguiremos nada regalando un juguete que estimule, por ejemplo, las actividades musicales cuando eso no es lo que quiere el niño en ese momento.
Es erróneo, y un mito, pensar que si compramos un juguete destinado a niños más mayores ayudaremos a que el desarrollo del hermano menor vaya más rápido. Puede que hacerlo conlleve efectos negativos.
En todas las edades y etapas, un libro siempre debería ser bienvenido y es ideal como complemento a otros regalos de tipo recreativo, aunque si los padres-mayores con los que se relacionan no leen, es difícil que sus hijos se aficionen a la lectura por mucho que les regalemos libros.
Siempre está muy indicado inculcar la práctica de alguna actividad deportiva. Todo depende de sus gustos y de las circunstancias de cada familia. Desde unos patines con su correspondiente equipo de protección a una raqueta o una pelota de voleibol, fútbol o baloncesto, etc. En ciertas edades, sobre todo a partir de los seis años, es más importante la práctica deportiva, por lo tanto serían los momentos en los que nuestro regalo podría significar un gran avance en el desarrollo del niño.
La ropa no suele tener un significado especial para los niños pequeños, pero sí lo hace cuando la prenda está relacionada con su personaje de dibujos favorito (ej.: pijama de Spiderman o del “hombre verde”, etc.). A partir de la adolescencia o pre-adolescencia es cuando la ropa en sí empieza a tener un lugar más destacado e importante.
Algo que rechazan los expertos es el uso del móvil entre los más pequeños. Raúl de la Rosa, responsable del área de contaminación electromagnética de la Fundación Vivo Sano, pide que se prohíba los dispositivos móviles a niños menores de siete años porque al estar en fase de desarrollo, son más vulnerables a las radiofrecuencias que emiten. Hay que pensar en las necesidades básicas del menor. En algunos casos, un móvil puede dar tranquilidad a los padres si, por ejemplo, el niño se tiene que desplazar varios kilómetros para ir al colegio, pero también, explica la especialista, tenemos que tener en cuenta las consecuencias negativas: "Cada día hay más casos de acoso escolar (bullying) y de chantaje a menores tras haber enviado mensajes o fotos con contenido erótico/sexual (sexting)". De este modo, hay que pararse a reflexionar en que, "abriendo una puerta tan importante a la comunicación, estamos abriendo una grieta para que se vulnere más fácilmente la intimidad del menor".
En el caso de los demás aparatos electrónicos, como videojuegos, tabletas y ordenadores, puede ser positivo, dependiendo del uso que le demos (es importante marcar un tiempo fijo que juego, no más de 30 minutos al día, por ejemplo), y que no fomenten la violencia. Los sonidos e imágenes brillantes que facilitan estos aparatos facilitan ciertos aprendizajes al hacerlo de manera más distendida y divertida para el niño. Un ejemplo son las nuevas tabletas y ordenadores para el aprendizaje de idiomas, matemáticas, etc.
Los juguetes son también un instrumento para que los padres-abuelos puedan orientar debidamente los gustos de sus hijos-nietos, muy influenciados por la publicidad en general. Regalarles algún juguete no pedido que estimule nuevas capacidades nunca está de más. Tarde o temprano sienten curiosidad, lo sacan del rincón y a veces hasta les acaba gustando. Y quien dice juguete, también enseñarles la bondad del ahorro, de guardar algo para cuando sea más necesario. Si enseña a tiempo algo bueno, algo queda.
¡Suerte y ojalá consigan una buena elección!
©JuanJAS
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