Hoy por la tarde, como cada año, llegan los Reyes Magos. Los niños felices van a ver la Cabalgata de Sus Majestades de Oriente. Hay que aclarar la procedencia, porque los de aquí no solo no regalan nada sino que cobran unos sueldos estratosféricos, una inmoralidad en los tiempos que corren.
Los niños deslumbrados por las carrozas y las vestimentas de los pajes reales y de los mismos Reyes, regresan a sus casas con los bolsillos llenos de caramelos. Se van a dormir pronto, soñando con que, por la mañana, les hayan dejado en casa los regalos que pidieron en su carta de hace un mes.
Por la tarde del día de reyes vendrán los primos a su casa, irán ellos a la suya o se reunirán todos en casa de los abuelos para ver que les han dejado allí y enseñarán todos los regalos que han recibido: El mío es más grande, mejor, más caro, hace más música o se mueve mas rápido y tiene más colores, etc.
A principio de siglo era usual ver montones de “juguetes” llenando habitaciones enteras. Los niños, bombardeados con omnipresentes y agresivas propagandas consumistas pedían el juguete o el último gadget de moda, que si o si les regalaban, aunque tuvieran que pagarlo en cómodos plazos. Se vivía el presente y este era tan corto que los niños olvidaban el juguete al cuarto de hora siguiente de haber rasgado el papel de colores que lo envolvía.
Para los pequeños: Aniversarios, Carnaval, Pascua, Fin de curso, Halloween, Black Friday, CiberMonday, Papá Noel, Reyes, etc. Para los mayores: Día del Padre, de la Madre, de los enamorados, Sant Jordi, aniversarios, etc., etc.… oportunidades para que los niños reciban regalos de sus padres, abuelos, tíos, etc. ¿Han contabilizado alguna vez, cual es el valor monetario de todos los regalos que reciben sus hijos en todo el año? ¿Y lo que las familias globalmente nos gastamos en regalos?
Con la crisis, la euforia descendió un poco y con el tiempo, algunos han empezado a regalar cheques regalos y unos pocos dinero, no para la hucha, sino para meter en el banco, porque piensan que es adecuado, reducir el exceso de regalos y guardar el excedente para cuando se pueda necesitar.
Ayer oí una conversación de un niño —tendría unos 7 años— con su padre que se lo llevó al gimnasio para distraerlo, en estos días de vacaciones escolares.
Hijo: “Ya tengo 200 euros que me han regalado los abuelos y los tíos con los aguinaldos... ¿Cuánto tengo además en el banco?”
Padre: “Hijo, tu no tienes dinero en el banco, lo tienes en un fondo de inversión”.
Hijo: “Ah, vale... ¿Y porqué en un fondo de inversión (FIM)?"
Padre: “Porqué cuando seas mayor tendrás mucho más dinero que si lo tienes en una cuenta del banco, porque a través del FIM habrás puesto dinero para que muchos chicos muy listos pongan muy buenas tiendas, que habrán ganado mucho dinero y cada año te irán dando a ti una parte".
¿Piensan que una —o las que se puedan comprar— participación en un FIM puede ser un bonito regalo que pedirle a los Reyes Magos para vuestros hijos o nietos, aunque ellos, condicionados por la propaganda televisiva, puedan que pensar que prefieren un muñeco de la Patrulla Canina o una muñeca de Ladybug?
Personalmente pienso que “sin ninguna duda”. Máxime si se da el caso que ya tienen multitud de muñecos y juguetes varios que sólo usan para desparramar por el suelo.
Y lo pienso por varias razones:
1.- "Cuando seas mayor" = el efecto
tiempo.
El mejor amigo de una buena inversión es el paso de los años, porque dejamos trabajar al interés compuesto. Es decir, las ganancias se van acumulando y la rentabilidad la obtenemos cada año de una base mayor. Nuestra mente no puede llegar a imaginar, si no lo ven nuestros ojos, la enorme diferencia en dinero que podemos tener dentro de 20 años si vamos ahorrando en un FIM que logre una buena rentabilidad media anual.
Veamos un ejemplo. Pongamos que tu hijo/nieto tiene 1 año, que al nacer le metes 1.000 euros en una cuenta en el banco, y cada mes a partir de ahora 100 euros más (1000€ al año- dos meses no le meto nada porque le compro dos regalitos uno para su aniversario y el otro para Reyes). Al cabo de 20 años tendrá más de 23000€. Si en cambio hace lo mismo pero comprando participaciones de un FIM que obtenga una rentabilidad media del 4% al final de los 20 años tendrá más de 33000E para su hijo y si busca bien y los invierte en un FIM que consiga una rentabilidad media del 8% (que los hay) habrá conseguido casi 55000€. Si cuando su hijo tenga 20 años, no necesita este capital que ya ahorrado para él y lo mantiene produciendo 20 años más, (aportando sólo 100€ cada mes) puede llegar a tener para cuando él cumpla los 40 años más de 300000€. Un colchón de seguridad excelente para que pueda emprender el proyecto que más le ilusione.
Esto, partiendo de cantidades tan bajas como 100€ al mes -1000€ al año. Si se esfuerzan y cada mes ahorran más (gastan menos en regalos más o menos inútiles), … ¿Se imaginan lo que podrían conseguir, pensando un poco en el futuro?.
2.- "Habrás puesto tu dinero
en chicos muy listos que pongan muy buenas tiendas y ganen mucho dinero".
Invertir en buenos negocios y diversificación. No vale con invertir en cualquier cosa. No vale con meter el dinero en acciones del Santander, del BBVA o de Iberdrola. No. Hay que hacer una buena selección y diversificada de buenas compañías, con ventajas competitivas a largo plazo y bien gestionadas. Y es importante que sean unas cuantas, porque a lo largo del tiempo alguna saldrá rana. Quien tenga capacidad de hacer esta selección, adelante, pero hay muy buenos gestores de FIM que se dedican sólo a esto... Y les va muy bien. ¿Porqué no aprovecharnos de este buen hacer a cambio de una comisión?
3.- "Cada
año te irán dando a ti una parte".
Esto no pasa si tienes el dinero en el banco. Las compañías sí pagan dividendos a sus accionistas, sobre los que además, mientras no reembolsas el FIM, no tendrás que tributar, con lo cual estás potenciando la magia del interés compuesto. Además las buenas tiendas que ganan mucho dinero y se lo reparten a sus accionistas acaban valiendo más y, por eso tu trocito de esa compañía también vale más, que en realidad es la clave del asunto.
Si han leído hasta aquí y consiguen autoconvencerse de separar al menos 100 € cada mes para ahorrar para el futuro de su hijo, y mantener la estrategia durante el máximo de años posible, seguro que cuando sea mayor él se lo agradecerá mucho más que si se gastan ese dinero en “chuches y regalos”. Si además consiguen convencer a su hijo de que parte de los regalos de cada año lo inviertan en su FIM, cuando sea mayor le dará mayor provecho. Aprovechen mientras los niños sean pequeños, porque ahora tienen la ventaja de no tener aversión al riesgo, ese miedo a perder que tanto nos paraliza; todavía no se alteran ni se ponen nerviosos si de repente la bolsa baja un 12% un día por el Brexit... A ellos lo que les preocupa en realidad es que el muñeco de la Patrulla Canina que le han pedido a los Reyes Magos vengan con las pilas puestas.
Por lo general, hay muy pocas gestoras que ofrezcan condiciones especiales para menores: comisiones de gestión más baratas e inversión mínima inicial, sea una participación de alrededor de 100 € , para que ello constituya un aliciente para el ahorro a largo plazo y una ayuda para los más jóvenes.
El titular de las participaciones del FIM siempre deberá ser el menor de edad. El representante legal del menor, generalmente padre, madre o ambos (los que tengan la patria potestad), firman el contrato de apertura y el resto de documentos. Es un procedimiento idéntico al de abrir una libreta de ahorro para menores en cualquier entidad financiera.
Más allá de todos estos temas, estaría el asunto de la fiscalidad, que merece capítulo. Por un lado, lo que Hacienda pueda entender por donaciones... Uno tiende a pensar que la Agencia Tributaria no se dedicará a pedir que declares como donación los 1.000 euros que le das a tu hijo para que se abra un fondo, pero vaya usted a saber. Por otro, la tributación en caso de reembolso de la participación, que además si supera los 8.000 euros puede implicar que ese año los padres no se puedan aplicar el mínimo exento por descendiente en la declaración.
Todo esto, de todas formas, también se aplica para cualquier otro activo que quieras donar, sea efectivo, acciones, fondos o bienes inmuebles.
Eso sí, en el caso de los fondos, mejor y más sencillo hacerlo de partida y que la participación esté a nombre de tu hijo contigo como tutor (aunque tengas que hacerle DNI si no lo tiene aún) que hacer la donación de la participación dentro de 20 años.
Cuando pase de los 18 años su hijo, ya se preocupará él de si quiere reembolsar y pagar plusvalías o mantenerse invertido.
Así que, ya sabéis, papel y boli, y a escribir: "Queridos Reyes Magos, como este año mi hijo se ha portado bien, me gustaría que le traigáis una participación de..."
©JuanJAS
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