La Asamblea General de las Naciones Unidas pone fechas de celebración para multitud de temas. Más de uno por día, hoy ha tocado celebrar el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”.
Algunos se recochinean y piensan que aunque “Un día al año no hace daño”… y celebrar este día pueda servir como un recordatorio de esta problemática escala mundial, lo que precisamos es educar a los chicos y las chicas en igualdad desde la base. Eso es fundamental para lograr la verdadera incorporación de la mujer en el mundo de la ciencia hasta los puestos más altos de dirección o representación, en lugar de forzar políticamente una cierta paridad artificial.
Dentro de los "Objetivos de Desarrollo Sostenible", la igualdad de género, y particularmente la igualdad en el campo de las ciencias, tienen un papel fundamental en la ONU. La meta a conseguir para el año 2030 es lograr una participación real y equitativa de las mujeres y las niñas en este campo de gran importancia para el desarrollo de la humanidad, fomentando así su empoderamiento.
Recientemente cuatro revistas de prestigio mundial han publicado artículos relacionados con la participación de las mujeres en el mundo científico:
-la revista Nature estudia la presencia femenina como evaluadora de los trabajos de sus pares a la hora de publicar artículos y concluye que se evalúan mejor los artículos firmados por hombres que si son firmados por mujeres.
-La Unión Geofísica Americana dice que las mujeres tienen menos posibilidad de participar en el proceso de revisión o arbitraje.
-La Revista de la Academia Nacional de las Ciencias Americanas publica que cuando los profesores, tanto hombres como mujeres, evalúan una candidatura para dirigir un laboratorio puntúan más favorablemente a un hombre que a una mujer.
-La revista Science analiza las causas de infrarrepresentación femenina en las ciencias y en las ingenierías. A partir de los 6 años, las niñas opinan que hay menos mujeres superinteligentes que hombres. Seguramente a esa corta edad no sepan que las niñas tienen exactamente las mismas capacidades que los niños para llegar a ser científicas, pero mantener ese tópico seguro que influenciará los intereses de estas niñas de ahí en adelante. Por cierto los niños resultaron ser más paritarios.
Seguro que estos días se darán charlas, talleres, actuaciones, concursos, encuentros con científicas, mesas redondas y otras tantas actividades. No faltará quien pida igualdad y que justifique el que se dicten leyes y decretos para asegurar la paridad. Pocos se atreverán a decir en voz alta y menos a escribir que muchas mujeres son más machistas que los hombres al defender un modelo patriarcal a la antigua usanza frente a uno más igualitario en el que prevalezca la igualdad de educación, de oportunidad y el “mérito” personal.
Todavía se mantiene la falsa creencia de que las denominadas carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son “carreras de hombres”. Estos prejuicios sociales provocan un alejamiento de las mujeres, que prefieren optar por carreras de letras. Las probabilidades de que las mujeres opten por apuntarse a una carrera de ciencias son mucho menores que las existentes para el género masculino. Además, se estima que solo el 18% de las mujeres que inician una licenciatura en esta área la culminan, mientras en el caso de los hombres un 37% llega al final de su carrera.
El número de doctores en ciencias es similar al de doctoras pero estas no consiguen llegar en la misma proporción a cargos de representación. Se acabó ahí el igualitarismo. En España sólo hay una mujer que ocupe el Rector (en la Universidad de Granada).
Vivimos en un mundo enfermo de desigualdad —no sólo económica, de pobreza real o por contraste de los muy ricos con otros poco ricos— sino de desigualdad entre sexos cuando los méritos no tienen nada que ver con lo que habita en la entrepierna.
Está bien que se celebre hoy el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”, pero hay que seguir trabajando mañana y todos los días desde el seno de cada familia, porqué si no lo hacemos todos —las mujeres primero y de verdad— nunca lograremos vivir en una sociedad meritocrática e igualitaria.
A ninguna mujer le debería bastar con poder “entrar y salir” cuando ella quiera, con quien quiera y a la hora que quiera —hace sólo cincuenta años sólo podían hacerlo los hombres— perfectamente maquilladas, vestidas a la última y paseándose guapísimas con sus pelazos, sus bolsazos, sus gafas de ir de incógnito y el aire de diva para ir a la oficina o al mercado. Algunas publicidades rezan: ¡Antes muertas que sencillas! y declaran que quieren ser dueñas de si mismas aunque al mismo tiempo se aprovechen de otros o necesiten a otros —la mayoría de las veces un hombre— que les saquen las castañas del fuego.
Estas mujeres —no conozco estadística que indique el porcentaje— juegan con el “rol habitual que la sociedad del siglo pasado les imponía” para hacerse las tontas (recuérdese el caso de la Infanta de España) y así aprovecharse de algunas situaciones. Si verdaderamente creyeran en la igualdad de oportunidades y de méritos, no tendrían ninguna necesidad de usar las armas de su sexo ni asumir el rol de mujer tonta-dependiente. ¿O es que son “listillas depredadoras” que se hacen las tontas?
Por suerte hay muchísimas mujeres que colaboran como uno más en su hogar, que nunca han necesitado a un hombre para que las “mantenga” y que con su ejemplo enseñan y consiguen más en pos de la igualdad de sexos que cientos de declaraciones y reivindicaciones feministas.
Ojalá que cada uno, en su casa-familia, ponga su granito de arena y dé ejemplo tratando a sus hijos, vecinos y conocidos, respetuosa y equitativamente independientemente de otras características que les adornen.
©JuanJAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario