Mucha gente confunde el concepto “competitividad” de la economía de un país con el verbo “competir” entre personas, con el pasar/quedar por encima del otro.
Cuando decimos que “hay mucha competitividad entre empresas” nos referimos a la rivalidad u oposición entre dos o más “empresas” —también podrían ser personas, clubs, comunidades, Estados,…— que compiten con otras para conseguir un mismo fin.
¿Qué hacen estas empresas para mejorar su capacidad de competencia (Competitividad)? Todo lo necesario para generar la mayor satisfacción de los consumidores de forma que les permita asumir mayor cuota de mercado a expensas de empresas menos competitivas, si no existen deficiencias de mercado que lo impidan.
Frecuentemente se usa la expresión pérdida de competitividad para describir una situación de aumento de los costes de producción, ya que eso afectará negativamente al precio o al margen de beneficio, sin aportar mejoras a la calidad del producto. La competitividad puede definirse de manera clara, cuando se aplica a una empresa o grupo de empresas que venden sus productos en un mercado bien definido como producir más cosas en menos tiempo. En ese caso una pérdida de competitividad amenaza a largo plazo la supervivencia de una empresa o grupo de empresas.
¿Qué es la competitividad aplicada a un país?
Aplicado a un país el concepto de "competitividad" es más dudoso, ya que un país no es una empresa y el principio de la ventaja comparativa establece que dados dos países con fronteras de posibilidades de producción adecuadas encontrarán especializaciones mutualmente beneficiosas que garanticen la continuidad del comercio, sin que la viabilidad económica de uno de los dos países esté comprometida.
Cuando nos referimos a países competitividad no puede asociarse a “guerra o lucha por ser mejor que el otro”. Al menos no puede limitarse sólo a ello. Cuando se refiere a países hay que valorar la capacidad que tienen estos países de crear las condiciones económicas, sociales y medioambientales que les permitan desarrollarse y proveer altos niveles de prosperidad a sus ciudadanos.
Hay dos grandes mitos sobre la competitividad de los países:
1.- Ser competitivo equivale a ser más barato. Todos hemos escuchado a analistas decir que se necesitan “devaluaciones competitivas” que abaraten la moneda de un país para fomentar así las exportaciones y la industria nacional. ¡Gran error!
La competitividad basada en ser más barato acaba muriendo del propio éxito: si haces las cosas bien, creces. Si creces, suben los salarios. Si suben los salarios, también lo hacen los costes por lo que dejas de ser competitivo.
Cuando no puedes hacer las cosas más baratas que los demás, tienes que pasar a hacer las cosas mejor. Pero incluso eso no es sostenible porque si sigues haciendo las cosas bien, los salarios y por ende los costes siguen subiendo hasta que no pueden ser compensados por el diferencial de calidad. Cuando uno no puede hacer las cosas más baratas que los demás ni mejor que los demás, sólo te queda una alternativa: hacer cosas distintas a los demás. Cosas nuevas. Es decir, a la larga, la competitividad no se basa en los costes sino en la innovación.
2.- Para ser competitivo hay que hacer investigación y desarrollo (I+D) en unos sectores que el estado ha decidido que son prioritarios. Los sectores que suelen elegirse son telecomunicaciones, biotecnología, sectores verdes y renovables, etc.
Para que un invento tenga efectos sobre la competitividad, tiene que ser implementada empresarialmente. Una tesis doctoral que acaba almacenada en los sótanos de alguna biblioteca puede avanzar nuestros conocimientos, pero ni aumenta la productividad de los trabajadores ni genera crecimiento económico. Si uno estudia las grandes ideas empresariales de las últimas décadas, uno se da cuenta de que ha habido avances en sectores milenarios como el circo (Cirque Du Soleil), el vestido (Zara), los muebles (Ikea), el vino (todo el sector en Australia) o el café (Nespresso o Starbucks). Al contrario grandes empresas como Nokia o Kodak que investigaron y descubrieron el primer Smartphone o la primera cámara digital, al no innovar y no implementar estos grandes descubrimientos en “productos físicos” que pudieran venderse, terminaron por desaparecer. Otras empresas que supieron innovar y sacar partido de los descubrimientos logrados por los grandes departamentos I+D de estas empresas, se llevaron el gato al agua, fabricaron, vendieron y crecieron.
Además está comprobado que sólo el 8% de las ideas empresariales provienen de científicos a través del I+D formal. El 92% de las ideas empresariales provienen de los trabajadores (Amancio Ortega de Zara era un vendedor de camisas y batas de marujas antes de crear Inditex), estudiantes (Mark Zuckerberg, creó Facebook siendo estudiante) o incluso artistas callejeros (como Guy Laliberté, el creador de Cirque du Soleil). Todos los países y todos los sectores pueden y deben innovar para progresar.
La política de competitividad, ni debe confinarse a los países ricos que tienen grandes centros de I+D, ni debe favorecer sectores escogidos por el gobierno, ni debe priorizar la educación de los mejores estudiantes con potencial para ser científicos. Al contrario, la competitividad debe sustentarse en dos pilares:
A.- La educación moderna para la totalidad de la población. Con las grandes bases de datos y los buscadores para acceder a todo tipo de conocimientos a trasvés de Internet, casi al momento, cada vez va siendo menos útil memorizar. Lo que si se hace imprescindible es fomentar la creatividad y el espíritu crítico en la totalidad de la población y no sólo en las élites, porqué los innovadores no van a ser los científicos sino los trabajadores, los estudiantes o incluso los saltimbanquis de la calle.
B.- La implementación: el estado debe asegurarse que a los ciudadanos de a pie que tienen ideas les sea fácil implementarlas a base de crear nuevas iniciativas empresariales. Para ello hay que crear un entorno regulador eficiente compatible con la libre empresa, unas infraestructuras modernas, un sistema financiero que financie ideas “extrañas” y un mercado laboral flexible que permita a los trabajadores adaptarse a las nuevas ideas.
Está claro que la “competitividad” importa porque de ella depende el aumento de la prosperidad y la creación de más oportunidades para todos. Cada año, el Foro Económico Mundial (WEF) analiza la competitividad y los esfuerzos conjuntos que necesitan las empresas, los gobiernos y las sociedades, para ayudar a mantener el mundo en una senda de crecimiento sostenido y publica los resultados del estudio —Informe de Competitividad Global (Índice GCR)– que dirige el profesor Xavier Sala-i-Martín, como Asesor Principal de la Competitividad Global y la evaluación comparativa de red.
Para obtener este Índice GCR se tiene en cuenta un concepto de Competitividad que se explica en este video. En el mismo se describen los 12 elementos vitales que impulsan la productividad de un país: Instituciones, Infraestructuras, Entorno macroeconómico, Salud y Educación Primaria, Educación superior y profesional, Eficiencia del mercado de mercancías, Eficiencia del mercado laboral (capacidad que tiene el país de utilizar eficientemente el talento de sus ciudadanos), Desarrollo del mercado financiero, Preparación tecnológica, Sofisticación en los negocios e Innovación. Cada uno de estos grandes grupos se dividen en medidas concretas (entre 4 el que menos y 21 el que más) para calcular indicadores que sirven para medir el nivel de competitividad de una economía y compararla con los niveles que alcanzan los mejores países. También se hace una encuesta para recopilar datos de percepción. Una red de más de 160 Institutos Socios del WEF —uno en cada país del mundo— recogen la visión de más de 14.000 ejecutivos, conductores críticos del desarrollo de sus respectivos países para completar la Encuesta de Opinión Ejecutiva, la más extensa que se hace de este tipo en el mundo. Esta encuesta recoge información valiosa sobre una amplia gama de variables y factores que afectan el clima de negocios dentro de la economía de un país, para las que las fuentes de datos son escasos o inexistentes.
Con los datos y con la Encuessta de Opinión Ejecutiva, un equipo de expertos elaboran cada año, desde 1979, el “Índice de competitividad Global”. Este GCR evalúa la eficiencia de la economía de 148 del mundo que producen casi el 99% del PIB mundial.
Por la integridad del WEF, la investigación relacionada, el muestreo de rigor y comparabilidad en todo el mundo, este Índice GCR es fundamental para conocer la competitividad global y poder realizar una evaluación comparativa de todos los países del mundo en este tema.
El índice GCR da una información a los gobiernos de los países y a sus ciudadanos porqué se publica y es accesible a todo el mundo que tenga una conexión a Internet. España ocupa el puesto 35 del índice, Suiza el primero y Chad el último (148).
El informe presenta una lista exhaustiva de las principales debilidades y fortalezas de los países, centrándose en los esfuerzos conjuntos que necesitan las empresas, los gobiernos y las sociedades, que pueden ayudar al mundo en una senda de crecimiento sostenido. Conocer y estudiar estos datos puede ayudar a los gobiernos de los países del mundo a tomar decisiones políticas en su país o en su área de influencia y colaborar así a que los ciudadanos puedan mejorar su eficiencia y su prosperidad.
Aquí pueden consultar el GCR de 2014-2015
Si leen este informe, podrán estar contentos por vivir en un país que ocupa los primeros lugares mundiales en esperanza de vida, calidad de la infraestructura ferroviaria (AVE), cantidad de personas que reciben enseñanza primaria y secundaria y que dispone de buenas escuelas de negocios, con pocos aranceles comerciales, con bastantes ingenieros y científicos, aunque cada vez más tienen que emigrar a otros países para encontrar oportunidades de desarrollar su profesión, etc.
También estarán en disposición de preguntar a nuestros políticos que cosas concretas hacen para mejorar: el acceso a la financiación, la transparencia en las políticas gubernamentales, la enorme deuda pública, la enorme carga de funcionarios públicos, el derroche en los gastos públicos, las restrictivas regulaciones laborales, la ineficiente burocracia gubernamental, las altas tasas de impuestos y las regulaciones fiscales ineficientes, la corrupción, la insuficiente capacidad para innovar, el bajo desarrollo del sistema financiero, etc. Y cuando les digan que son antipatriotas, les responden que no se escondan tras la bandera y les muestran los datos del GCR que no tienen ninguna razón para tratarnos ni mejor ni peor que al resto de países del mundo.
Va siendo hora de crecer y asumir responsabilidades. Tal vez así, nuestros políticos dejen de tratarnos como niños y empiecen a tratarnos y respetarnos como a adultos. En nuestro sistema democrático, que no e perfecto, pero si es el menos malos de todos los conocidos, cada cierto tiempo votamos a nuestros políticos y ellos eligen gobierno. Su cometido es servir los intereses de la ciudadanía. Los ciudadanos no somos los súbditos de nuestros gobiernos, aunque algunos parece que les gustaría. En todo caso conviene recordar que la subordinación es cómoda, pero tiene un coste y la libertad es incómoda, porque tiene un precio. Debemos elegir entre asumir el coste de la subordinación (callar y no reclamar ante las injusticias) o pagar el precio de la libertad; en este caso empezando por leer el Informe GCR, pensar y actuar en consecuencia. De nosotros depende.
©JuanJAS
ANEXOS:
Vídeo: ¿Que es “Competitividad”?
Vídeo: Global Competitiveness Report 2015-2016
Un apunte sobre WEF
El Foro económico mundial (World Economic Forum) es una fundación sin ánimo de lucro, cuya sede es en Ginebra.
No defiende ningún interés político, partidario o nacional y se ha puesto como misión «mejorar el estado del mundo».
Tiene su sede en Cologny, en la esquina de Ginebra, en Suiza. En 2006 abrió oficinas regionales en Pekín, en China, y en Nueva York, a Estados Unidos.
Tiene el estatus de observador en el Consejo económico y social de las Naciones Unidas y está bajo la supervisión del gobierno suizo.
El Foro es conocido por su reunión anual en Davos, Suiza, que reúne a una élite mundial de dirigentes de empresa, responsables políticos del mundo entero así como intelectuales y periodistas, a fin de discutir los problemas más urgentes del planeta, incluyendo en los ámbitos de la salud y del medio ambiente.
El Foro organiza igualmente la «Reunión anual de los nuevos campeones» en China y varias reuniones regionales que se mantienen a lo largo del año. Fue creado en 1971 por Klaus M. Schwab, profesor de economía en Suiza. Paralelamente a las reuniones, el foro publica un cierto número de informes económicos e implica a sus miembros en diferentes iniciativas vinculadas a sectores específicos.
La financiación del foro es asegurado por las 1.000 empresas miembros. El perfil tipo de la empresa miembro es una multinacional que realiza un volumen de negocios superior a cinco mil millones de dólares USD, una cifra que puede sin embargo variar según la rama y la región afectada. Por otra parte, estas empresas se sitúan entre las mejores en su sector de actividad y/o país y juegan un papel predominante en la evolución futura de su sector de actividad y/o región.
Desde 2005, las empresas miembros ingresan derechos de adhesión anuales de 42.500 CHF, así como de los derechos de 18.000 CHF, un importe que cubre la participación de su PDG en la reunión anual de Davos. Las Industries Partners y Strategic Partners contribuyen respectivamente con 250.000 CHF y 500.000 CHF, lo que les permite jugar un papel más importante en las iniciativas del foro.
El Foro sirve también de laboratorio de ideas y publica diferentes informes económicos anuales:
· El Global Competitiveness Report (desde 1979) mide la competitividad de los países y de las economías.
· El Global Information Technology Report (desde 2001) evalúa su competitividad en función de su propensión a utilizar las tecnologías de la información (networked readiness).
· El Global Gender Gap Report (desde 2005) analiza los ámbitos críticos de desigualdad entre los hombres y las mujeres
· El Global Risk Report (desde 2006) sopesa los principales riesgos globales
· El Travel and Tourism Competitiveness Report (desde 2007) aprecia la competitividad en términos de viaje y de turismo.
· El Global Enabling Trade Report (desde 2008) presenta un análisis internacional refiriéndose a un amplio abanico de medidas útiles a los intercambios comerciales entre países.
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