miércoles, 1 de febrero de 2017

Diez comentarios al señor Notario

Lectura crítica y comentarios una vez leído el artículo del señor notario Juan-José López Burniol en LV :

UNO
La proyección a futuro de todos los sondeos y consultas realizados hasta hoy apuntan a que los resultados de un referéndum en Catalunya aportaría una buena ventaja del número de los catalanes que quieren la independencia frente a los que no la quieren, pero no respecto al resto del censo. Tal vez incluso podrían llegar a quedar por debajo del 50% si algunos convencidos del Si se cansan, desaniman, cogen miedo al ver el linchamiento al que seguramente las fuerzas del Estado someterán a las personas que lideran los sectores más activos del independentismo, o se tiran para atrás cuando se les pida que se posicionen en serio ante temas importantes que impliquen desobediencia a las leyes vigentes en el Estado español. Los acérrimos del No difícilmente verán la luz y cambiarán su voto a “Si” porque muchos están convencidos de su voto y otros ni siquiera quieren oír ni leer ningún argumento a favor de la independencia. Tengamos en cuenta que la opción del “No” cuenta con una importante bolsa de voto oculto puesto que ese colectivo, para no buscarse problemas de convivencia innecesarios, no se revela ni en los sondeos-encuestas ni en sus conversaciones con vecinos o conocidos. El resto de indecisos, suficientemente grande para hacer decantar el resultado por el Si o por el No, está formado por tres grupos:
· Los que necesitan escuchar un debate transparente, público y más en profundidad para tomar una decisión 
· Los que simplemente no quieren líos o no les importa nada más que su presente, con lo que nunca llegaran a tomar posición o lo harán emotivamente en el último momento. 
· Los antisistema e inadaptados que están en contra de todo y de todos con los que es inútil contar para construir ningún nuevo Estado porqué sus pretensiones son otras.

DOS
La comunidad internacional sólo se pronuncia sobre hechos reales y existentes, y como todavía nadie sabe si hay una mayoría suficiente de catalanes que quiera tener un Estado —porqué el Gobierno español no ha permitido nunca realizar un referéndum— no hay ningún “hecho” sobre el que la comunidad internacional deba pronunciarse. Lo que si ha habido es países de probado talante democrático que no entienden la negativa pertinaz de los gobiernos españoles a dialogar de verdad con el amplio colectivo de catalanes que de forma pertinaz ha expresado su deseo de que Catalunya sea además de una nación un Estado dentro de la UE.

TRES
Y estos medios estatales son más potentes en Catalunya e infinitamente más influyentes como creadores de opinión en el resto de España. En los medios públicos catalanes, y que escriben o difunden en catalán, se invita a representantes de todas las tendencias —no valoraré si en la proporción justa según su peso electoral— , en cambio en el resto de medios a nivel estatal, los representantes del sector independentista catalán —al menos el 50%— brillan por su ausencia como si ese 50% de catalanes que parece que quieren un estado para Catalunya no pagaran ningún impuesto al Estado español con el que se mantienen esos medios públicos.

CUATRO
De cajón que hay “estados” para rato. Si no fuera así ¿porqué razón querrían muchos catalanes que Catalunya fuera una nación con “Estado” propio dentro de la UE.

CINCO
Ese espíritu bizarro y dominador que muestran muchos políticos en España, tal vez heredado y mantenido desde los tiempos de la conquista de América, es, por su falta de diálogo y su injusticia de trato, lo que ha hecho que muchos catalanes se hayan cansado de intentar dialogar y llegar a acuerdos justos para todos con los gobiernos españoles y no conseguir más que desprecio, humillación y “hechos consumados” que con el tiempo han aumentado el trato peyorativo hacia los catalanes. Mientras se mantenga esta actitud de los gobiernos españoles está claro que la desafección y el anhelo de independencia continuará. Muchos de estos catalanes que con el tiempo se han decantado por pedir un Estado propio no lo hubieran hecho si los diferentes gobiernos españoles hubieran “tratado de verdad a todos los españoles por igual” en lugar de extraerles más impuestos y a cambio invertir menos en su territorio y hacer ver que les prestan parte de su dinero, endeudándolos.

SEIS
Está claro que será muy difícil conseguir la independencia con la oposición de un Estado y de unas fuerzas políticas que se oponen frontalmente a cualquier petición que venga del sector independentista. Unos políticos que desprecian a aquellos catalanes que están artos del trato que reciben de los gobiernos españoles y se empeñan en dominar la voluntad de esos catalanes desafectos. Unos políticos que se llenan la boca con la palabra diálogo pero que no lo practican salvo para tejer estrategias con los que se oponen al gobierno democráticamente elegido en Catalunya. 
También es lógico pensar que aquellos catalanes que imaginan y esperan que bastará con declarar la independencia para hacer de Catalunya el paraíso terrenal, están muy equivocados; porqué en Catalunya hay personas con sensibilidades políticas, sociales y culturales tan diferentes, que la palabra “paraíso” tiene un concepto diferente para cada uno de ellos. Si la parte de sociedad que desea un Estado propio para Catalunya no es transversal y suficientemente amplia nunca llegará a buen término o saldrá en falso; y se habrá perdido un tiempo y unas energías miserablemente.

SIETE
Esta afirmación es muy atrevida por parte del Sr. Notario, —supongo que Dios no le ha dado el poder de la adivinación— aunque si es posible; el vaticinio. Es cierto que, hasta el momento, el sector independentista ha conseguido mantenerse en un equilibrio inestable, pero los próximos meses las andanadas de todas las fuerzas contrarias a este proyecto ilusionante se multiplicarán y pondrán a prueba la fortaleza de las convicciones de los políticos que pilotan el “Procès”, la de la sociedad civil y la de los independentistas. Todos ellos habrán de multiplicar sus esfuerzos en no cometer más errores de párvulo y en explicar profusa, claramente y sin eufemismos lo que se pretende conseguir con la independencia y en mantenerse firmes cuando haya que tomar las decisiones públicas y personales relevantes y definitivas. Todo esto, sin una sensata transversalidad en las fuerzas que apoyen el Procès, sin una voluntad inclusiva, sin unión en pos de un objetivo que favorezca a la mayoría de catalanes, es imposible de conseguir. Otra cosa es que algunos pescadores quieran beneficiarse personalmente directa o indirectamente del rio revuelto. El tiempo pondrá a cada uno en su lugar y las hemerotecas estarán para recordárnoslo a todos.

OCHO
Y yo, desde mi más pura inocencia que me proporciona el estar totalmente alejado de los círculos del poder político, económico y mediático, me encantaría conocer que le hace vislumbrar su contundente afirmación de que el Gobierno español no puede demorar más la situación actual. 
Si ningún Gobierno español después de haber “laminado” el Estatut aprobado por los catalanes y por el Congreso español y de no haber querido dialogar —menos que ninguno el PP— ni haber concedido ninguna de las peticiones administrativo-económicas que el President Mas primero y el President Puigdemon después le hicieron, de haber incumplido reiteradamente la ley en materia de transferencias… ¿Por qué se iba a sentar a dialogar después de un fracaso del “full de ruta”? 
¿Porqué iba a conceder magnánimamente —palabra que no se si conocen, pero que no han empleado nunca con Catalunya— ninguna petición que saliera del parlamento catalán?
La descripción del futuro que nos regala ¿es fruto de sus deseos?. Si es así, es una lástima que los atendieran hace más de 10 años porqué si lo hubieran hecho ahora no estaríamos como estamos.

NUEVE
Aquí si que estoy totalmente de acuerdo con Ud. señor Notario, y es que “querer entender las demandas de los catalanes que al cabo de los años se han vuelto independentistas” es lo que no ha sabido o querido hacer ningún Gobierno español hasta la fecha.

DIEZ
Ojalá sepa usted —que sí está muy relacionado con los círculos de poder— “algo” que permita dar credibilidad a sus afirmaciones, porqué si no es así, deberá vender su bola de cristal en la Plaza de les Glories o en la Ribera de Curtidores que es más castiza y de rancio abolengo…
©JuanJAS



Anexo.-
Artículo del señor López, en el que he insertado números entre paréntesis correspondientes a cada uno de mis diez comentarios.

JUAN-JOSÉ LÓPEZ BURNIOL La Vanguardia  28/1/2017
Uno.
La política catalana vendrá definida durante el 2017 por tres hechos:
1) No habrá referéndum pactado ni unilateral.
2) No habrá independencia.
3) No habrá choque de trenes, si se da a esta expresión al alcance de un enfrentamiento balcánico.
Habrá manifestaciones y movilizaciones, con posibles y esporádicos episodios de confrontación de gravedad imprevisible. Los juicios contra varios líderes secesionistas serán su caldo de cultivo.
Dos.
Las causas de este triple “no” son dos: la división de la sociedad catalana (1), respecto al tema de la independencia, en dos partes iguales, y la falta de respaldo internacional a una hipotética secesión catalana (2).
Tres.
Esta división es evidente, sostenida e indiscutible, y hace imposible forzar una negociación para la independencia y, menos aún, para una proclamación unilateral de esta. Se trata de una mera división política, que no implica una fractura social perturbadora de la convivencia. Es cierto que las instituciones autonómicas y buena parte de los medios catalanes están en manos de independentistas, pero lo mismo ocurre, en sentido contrario, con las instituciones del Estado y los medios del resto de España (3).
Cuatro.
La falta de respaldo internacional al intento secesionista catalán ha sido confirmada por la reciente sentencia del Tribunal Constitucional alemán, contraria a la celebración de un referéndum de autodeterminación en Baviera. En esta línea, es prudente pensar que, en contra de la creencia-deseo de los independentistas catalanes acerca de que los estados son estructuras obsoletas próximas a desplomarse, hay estados para rato (4). La razón estriba en que los estados son en esencia un sistema jurídico, es decir, un plan vinculante de convivencia en la justicia y en la seguridad. Y, dado que el espacio global carece hoy de una mínima regulación que garantice la justicia y la seguridad, los pueblos –en especial sus miembros más débiles– vuelven sus ojos hacia los estados en busca de protección. Los estados, además, sólo negocian con otros estados.
Cinco.
Los “no” que marcarán la política catalana en el 2017 no deben hacer pensar al Gobierno central que ha ganado la partida y que el movimiento secesionista se diluirá como un azucarillo. No. El independentismo ha venido para quedarse. Responde a la fuerte convicción sentida por muchos catalanes –no sólo por los independentistas– de que Catalunya es una comunidad humana con conciencia clara de poseer una personalidad histórica diferenciada y voluntad firme de proyectar esta personalidad hacia el futuro mediante su autogobierno (autogestión de los propios intereses y autocontrol de los propios recursos). Es más, la pasividad gubernamental agrava el problema y propicia que el equilibrio entre independentistas y unionistas se erosione a favor de aquellos. La gestión gubernamental del problema catalán (que es el problema español de la estructura territorial del Estado) ha sido, hasta hoy, pasiva y errada. No es, por tanto, tiempo de dogmáticos y escépticos, ni de bizarros que saquen pecho de hojalata (5).
Seis.
Los independentistas sienten tal desdén por todo lo hispánico, por España y por el Estado que la articula jurídicamente, que muchos de ellos creen que lograr la independencia será cosa de nada (6), dependiendo sólo de su querer. Olvidan que, pese a sus defectos, España es una vieja nación con una mala salud de hierro, ni mejor ni peor que otras, cuya inercia –la voluntad de seguir siendo– no puede minusvalorase. Hay que contar con ella. Sobran, por tanto, los tenores, los jabalíes, las vestales y los zascandiles.
Siete.
Sólo hay una salida: la convocatoria de elecciones autonómicas (7). Su resultado es previsible: ganará Esquerra, que podrá formar gobierno coaligándose con otros dos partidos (uno será, tal vez, el de los comunes; el otro es imprevisible). En cualquier caso, este resultado supondrá la victoria de uno de los dos grupos sociales (del menestral sobre el burgués) que, por debajo del debate independentista, han venido luchando por el poder en Catalunya. Oriol Junqueras será el próximo presidente de la Generalitat de Catalunya y, siendo un político reservón como es (dícese reservón, en la jerga taurina, del toro tardo en arrancarse pero que, cuando lo hace, embiste con fuerza y peligro), puede que sea propicio a un pacto con el Gobierno central, siempre que este vaya más allá de una oferta de diálogo incolora, inodora e insípida, y se faje con una realidad que no puede eludir más y que cabe concretar en una quíntuple demanda catalana (8):
1) Reconocimiento de la identidad nacional de Catalunya.
2) Competencias identitarias exclusivas.
3) Tope a la aportación al fondo de solidaridad (principio de ordinalidad) y Agencia Tributaria compartida.
4) Participación en la toma de decisión sobre cuestiones de carácter general a través del Senado. 5) Consulta a los catalanes sobre si aceptan estas reformas.
Ocho.

Esto no exige una reforma constitucional de cuajo. Buena parte puede lograrse –como dice Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón– por medio de una disposición adicional. El problema es querer (9).

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