miércoles, 22 de febrero de 2017

Todos mienten como bellacos

Hasta ayer pensábamos que no había habido “contactos entre el Gobierno de España y el Gobierno de la Generalitat de Catalunya”. Así nos lo aseguraban los máximos representantes de ambos gobiernos y sus portavoces. Hace tres días el Sr Millo dio la campanada: “Hay contactos a todos los niveles entre Gobierno y Generalitat”. 
Transcurrieron las fases típicas de negación airada, duda, matización, versionado e incredulidad de la gente al conocer la prueba publicada por la Vanguardia y no desmentida oficialmente. 
Tanto desde la Generalitat como desde el Gobierno de España, parece que nos mintieron. Y nos mintieron porqué habían acordado entre los dos no decirnos la verdad. Como suele pasar siempre el cuco cantó y dispersó el secreto a los cuatro vientos.
Dicen que cerrando los ojos y demás sentidos se es más feliz que conociendo la verdad, pero a mi me cuesta aceptarlo. No me gustan las mentiras y menos en temas importantes que me afectan. No me han gustado nunca. Me gusta la transparencia porque así se fomenta la confianza y sin confianza, crecen las dudas y con desconfianza, ninguna empresa puede llegar a buen fin.
Hace más de un año escuché unas declaraciones del President Mas en las que afirmaba que había que llevar los asuntos del Procès con “astucia” y eso me hace pensar en Maquiavelo. Este razonaba en su afamado libro “El Príncipe” que conseguir el éxito (Estado propio) es muy importante para quien gobierna la nación. Por ello debe esforzarse por garantizar la propia gloria y el éxito del proyecto. Para conseguirlo, no puede estar limitado por la moralidad, por lo que es una tentación actuar pensando que “el fin justifica los medios”.
No se si Maquiavelo escribió el libro —que obsequió al déspota Lorenzo el Magnífico— para cederle todo lo que había aprendido en sus años como diplomático. Tal vez lo escribió para avisar a sus compatriotas republicanos de Florencia de lo urgente que era evitar, a toda costa, ser gobernado por un “príncipe” que siguiera los consejos de su libro. 
Maquiavelo sostenía que todos debemos entender que un “príncipe” no puede observar todo aquello que se considera bueno en los hombres. Tal vez por ello no deberíamos rasgarnos las vestiduras si nos piden que firmemos un “contrato-petición” poco transparente o incluso si nos han mentido descaradamente. Ellos no se inmutan ni se sonrojan; y nosotros, el pueblo, tampoco deberíamos hacerlo.
No se si uno de los “príncipes” de nuestro suceso es astuto como un zorro plateado y el otro como uno de peluche, ni me importa. Para mi lo importante es ser práctico y preguntar a quien pueda responder:
¿Ha dado el Gobierno español alguna respuesta a alguna de las 23 demandas que en el año 2014 planteó el President Mas al Presidente Mariano Rajoy?. En casi tres años, ¿han programado alguna partida presupuestaria y han empezado la ejecución de lo pedido dentro de la legalidad vigente?
¿Ha respondido el gobierno del presidente Mariano Rajoy a alguna de las 46 peticiones que le hizo hace casi un año el President Puigdemont?
Eso es lo importante y otra cosa son “fer volar coloms” (hablar de proyectos inviables o de sueños o pretensiones futuras que nunca se realizarán). Hay que tener cuidado con tragarse los fuegos de artificio que trufan continuamente los medios informáticos y las redes sociales porque últimamente los “coloms” (palomos) se alimentan con pienso anticonceptivo —al menos en Barcelona— y corremos el riesgo de quedarnos sin descendencia.
©JuanJAS

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