Según Obama, la “desigualdad” en el mayor reto de nuestro tiempo.
Hablar de desigualdad en la distribución de la renta y riqueza es entrar en un terreno complicado, especialmente a nivel ideológico. Pero, con evidentes connotaciones a nivel económico y financiero.
La desigualdad en la distribución de la riqueza es mucho mayor que en la distribución de la renta y ha crecido en los países desarrollados con la Crisis.
A mayor desigualdad, más riesgo de que el ritmo de crecimiento no sea sostenible. Y esto desde una triple perspectiva: económica, social y política. Me temo que muchos de las tensiones geopolíticas que sufrimos en estos momentos tienen mucho que ver con la desigualdad y la falta de perspectivas de crecimiento, en un círculo vicioso de difícil salida.
En un reciente trabajo del FMI se analiza el desarrollo de la desigualdad social. Este es un resumen:
El progreso tecnológico y el mayor gap en salarios en función de la educación, han sido claves en la mayor desigualdad en las economías desarrolladas. Mientras, la globalización, especialmente financiera, ha contribuido al aumento de la desigualdad en las economías en desarrollo.
Políticas económicas enfocadas en las rentas más bajas y en la clase media son eficientes para luchar contra la desigualdad.
Capital humano y formación son claves para reducir la desigualdad en las economías más desarrolladas. Sin olvidarnos de la aplicación de una política fiscal más progresiva.
La desigualdad es inherente al crecimiento económico. Genera incentivos para el desarrollo y para el crecimiento. El problema surge cuando crece muy por encima del propio desarrollo. También cuando este crecimiento de la desigualdad se ve acompañado de un menor acceso al desarrollo. Con menores oportunidades.
La desigualdad excesiva conlleva mayor riesgo de escasa movilidad social; una mayor desigualdad, estable, ha sido compatible en el pasado con crisis financieras (exceso de apalancamiento) y desequilibrios, como los de la balanza de pagos. Naturalmente, la desigualdad prologada conlleva menor cohesión social e inestabilidad política. Esto puede traducirse en respuestas erróneas en términos de política económica.
Dicen que la confianza tarda mucho tiempo en alcanzarse, pero es muy rápida en perderse. Conflictos militares regionales, nacionalismos, populismos....al final, radicalismos.
Es importante luchar contra la desigualdad y al mismo tiempo, debemos ser conscientes que nadie debería vivir de limosnas ni auto compadecerse por su “mala suerte en el reparto”. Los lamentos puede que toquen fibras sensibles y le ayuden a corto plazo, pero a largo plazo no pagarán sus facturas. Que otro hablen y pidan, usted trabaje, ¡Que otros critiquen, usted construya!.
Hablar de desigualdad en la distribución de la renta y riqueza es entrar en un terreno complicado, especialmente a nivel ideológico. Pero, con evidentes connotaciones a nivel económico y financiero.
La desigualdad en la distribución de la riqueza es mucho mayor que en la distribución de la renta y ha crecido en los países desarrollados con la Crisis.
A mayor desigualdad, más riesgo de que el ritmo de crecimiento no sea sostenible. Y esto desde una triple perspectiva: económica, social y política. Me temo que muchos de las tensiones geopolíticas que sufrimos en estos momentos tienen mucho que ver con la desigualdad y la falta de perspectivas de crecimiento, en un círculo vicioso de difícil salida.
En un reciente trabajo del FMI se analiza el desarrollo de la desigualdad social. Este es un resumen:
El progreso tecnológico y el mayor gap en salarios en función de la educación, han sido claves en la mayor desigualdad en las economías desarrolladas. Mientras, la globalización, especialmente financiera, ha contribuido al aumento de la desigualdad en las economías en desarrollo.
Políticas económicas enfocadas en las rentas más bajas y en la clase media son eficientes para luchar contra la desigualdad.
Capital humano y formación son claves para reducir la desigualdad en las economías más desarrolladas. Sin olvidarnos de la aplicación de una política fiscal más progresiva.
La desigualdad es inherente al crecimiento económico. Genera incentivos para el desarrollo y para el crecimiento. El problema surge cuando crece muy por encima del propio desarrollo. También cuando este crecimiento de la desigualdad se ve acompañado de un menor acceso al desarrollo. Con menores oportunidades.
La desigualdad excesiva conlleva mayor riesgo de escasa movilidad social; una mayor desigualdad, estable, ha sido compatible en el pasado con crisis financieras (exceso de apalancamiento) y desequilibrios, como los de la balanza de pagos. Naturalmente, la desigualdad prologada conlleva menor cohesión social e inestabilidad política. Esto puede traducirse en respuestas erróneas en términos de política económica.
Dicen que la confianza tarda mucho tiempo en alcanzarse, pero es muy rápida en perderse. Conflictos militares regionales, nacionalismos, populismos....al final, radicalismos.
Es importante luchar contra la desigualdad y al mismo tiempo, debemos ser conscientes que nadie debería vivir de limosnas ni auto compadecerse por su “mala suerte en el reparto”. Los lamentos puede que toquen fibras sensibles y le ayuden a corto plazo, pero a largo plazo no pagarán sus facturas. Que otro hablen y pidan, usted trabaje, ¡Que otros critiquen, usted construya!.
Siempre ha habido quienes se rieron de los grandes hombres aunque luego terminaran por admirarlos. Muchas veces después de muertos. Lo hicieron con Miguel de Cervantes , con Tesla, con Cristóbal Colón. Dudaron de Henry Ford, de Napoleón Hill. También se rieron de Andrew Carnegie y hasta del propio Einstein. La burla y la duda son antiguas. Son más viejas que el fracaso y tienen la misma antigüedad que la derrota.
Nadie paga por adelantado. Primero hay que esforzarse y demostrar la valía. Sólo después de perseverar puede esperarse la recompensa, el honor personal y tal vez, el reconocimiento. El éxito responde tan bien que hasta envidias desata. Los mediocres suelen hacer esa transición: pasan de burlarse en público a envidiarte en secreto. Deja que los perros ladren porque si te detienes a tirar piedras a cada perro que te ladre, perderás el tiempo.
En estos momentos está en marcha una cuasi-revolución industrial, llamada Industria 4.0 con procesos de fabricación Inteligentes, que se “auto programan” y se “autoajustan” en función de variables tanto internas de las propias fábricas como externas, ya sean de clientes o proveedores. Es decir es la automatización de las actuales automatizaciones. Esto creará riqueza pero también paro.
Por otro lado, vienen nuevos negocios derivados de la conexión a “Internet de las cosas”, nuevos servicios, nuevos negocios. Es necesaria la creación de nuevas empresas de base tecnológica y esto creará trabajo, pero el perfil profesional necesario licenciados en matemáticas, físicas, ingenieros, etc. de alto nivel.
Para la próxima legislatura es fundamental fijarse en que prevén los partidos políticos no solo en “educación” sino en que medidas van a tomar para primar la excelencia educativa; para potenciar a los jóvenes de alto rendimiento; para construir y/o reconvertir y, evidentemente dotar, centros formadores de profesionales que se hallen a la última de la última; en los que hablen de concesión de becas para el perfeccionamiento en centros internacionales de élite; en los que digan de invertir en programas de prácticas en las que verdaderamente se aprenda y utilice lo aprendido, … Y en aquellos que aborden y desarrollen programas para hacer frente a la oleada de desempleados y subempleados que esa Industria 4.0 va a generar y que va a ahorrar hasta puestos de trabajo en el cajón de sastre en el que han acabado los desplazados por avances tecnológicos anteriores: los servicios de bajo valor.
Recordemos el tema con que empezamos: la “desigualdad”. Para poder reducirla, primero hay que “generar riqueza”, que pueda luego repartirse solidariamente. Si no potenciamos a los que tienen facultades y les facilitamos que desarrollen y pongan en práctica sus brillantes ideas para crear "recursos" que produzcan riqueza, lo único que podrá repartirse es miseria y además sólo a cortísimo plazo. Primero, lo primero.
©JuanJAS