miércoles, 1 de agosto de 2018

¿Vale la pena heredar?


Cuando era niño, la gente soñaba con heredar de un pariente que hubiera hecho las américas. No importaba que no se hubiera conocido al pariente en vida. Lo importante era que fuera rico y nos dejara su fortuna en herencia. 
Mucho han cambiado los tiempos y la voracidad recaudatoria de los políticos ha aumentado, a pesar de la democracia que conseguimos ya hace décadas. Como nuestros políticos despilfarran tanto (algunos incluso roban o cobran voluminosas comisiones) siempre quieren más dinero y lo extraen, no de quien y de donde deben, sino de donde es mas fácil obtenerlo. La excusa, siempre la misma: “Quitárselo a los ricos para dárselo a los pobres” aunque no todos, a los que se les quita, sean ricos malvados que han extorsionado y robado durante toda su vida a los pobres, ni los pobres lo sean a causa de las malas prácticas de esos calificados como ricos. 
Actualmente no hay ningún impuesto tan caótico en España como el “IMPUESTO DE SUCESIONES”. En España padecemos un impuesto de sucesiones distinto por cada una de las 15 Comunidades Autónomas de régimen común. Por otra parte, Navarra tiene un impuesto distinto, y cada Diputación Foral tiene su impuesto propio, el alavés, el guipuzcoano y el vizcaíno. 

Hay diferencias de más de 100 a 1, entre lo que se paga por recibir exactamente la misma herencia, en función de residir en una Comunidad (o territorio foral) o en otra. Esto quiere decir que, por heredar 300.000 euros, igual se pagan 80.000 euros en una CA o solo 800 euros en otra. Hace tres años, el Tribunal Constitucional señaló que estas diferencias, "por el mero hecho de residir en una u otra Comunidad Autónoma", no eran un criterio razonable de distribución de las cargas públicas. Esta disparidad de impuestos es incompatible con que en España haya un mínimo de igualdad de oportunidades para todos sus ciudadanos. La ministra Montero (PSOE) quiere solucionar este problema con un remedio peor que la enfermedad: subiendo impuestos a la clase media y trabajadora, armonizando por arriba el impuesto.
Algunos analizan el tema desde el punto de vista de la lucha de clases: La lucha entre la clase media que con su valía, esfuerzo y sacrificio consigue tener unos ahorros por encima de la media, y los que no tienen nada que transmitir ni que heredar. Entre los que no tienen nada, hay de todos los colores: los que nunca curraron más que lo justo, los que se lo fundieron en bobadas y gastaron en cosas no básicas por encima de sus posibilidades, los que tuvieron oportunidad de estudiar y despuntar pero no lo hicieron porque no les dio la gana (jóvenes NI Ni-ni), y otros que no pudieron porque no dieron más de sí.
Algunas veces si, pero la mayoría de las veces no es cierto que cuando uno tiene algo que dejar en herencia es porque se lo ha quitado al que no tiene. La riqueza no es una ecuación de suma cero. La creación de riqueza existe aunque requiera esfuerzo e inteligencia.
La verdadera diferencia de clases estará entre los que heredarán algún día y el esfuerzo de sus padres servirá para ayudarles a vivir una madurez y vejez más o menos confortable; y los que, por variadísimos motivos, van hacia la pobreza. Estos últimos, nunca admitirán ningún tipo de responsabilidad por su parte y siempre responsabilizarán a los primeros de su estado.
Lo preocupante es que haya jóvenes candidatos a recibir herencia de sus padres o abuelos, votando a partidos que están deseando hincar el diente con grandes impuestos sucesorios para robarles su bienestar futuro lo antes que puedan con las más variopintas excusas.
El impuesto de sucesiones puede llegar a ser confiscatorio puesto que se puede llegar a pagar más de un 80% de tipo efectivo por una herencia.Al mismo tiempo tenemos herencias millonarias que no soportan apenas tributación por el impuesto de sucesiones. Para más INRI, este impuesto a medida de las grandes fortunas, con agujeros y desigual, no consigue una gran recaudación, además de tener unos efectos económicos sumamente negativos, ante la deslocalización de muchos presuntos grandes contribuyentes, para evitar pagar el impuesto.
La clase media y trabajadora no debería ser el grueso de los que pagan el Impuesto de Sucesiones. Debería reducirse la irracionalidad actual y establecer un mínimo exento elevado y tipos reducidos generalizados en todo el territorio nacional para asegurar la igualdad de los ciudadanos y que la inmensa mayoría no pagaran impuesto de sucesiones por las herencias que les han dejado sus padres que han ganado y pagado sus impuestos, y ahorrado (en lugar de gastárselo todo) para dejarles una herencia a sus hijos, para que puedan afrontar mejor el difícil futuro que les espera.
Si es de los que tiene posibilidades de heredar o de dejar algo en herencia, no se quede callado (defienda su postura) y sea consciente de cuales son las políticas que piensan defender los políticos a los que vote, antes de regalárselo inconscientemente.