miércoles, 8 de abril de 2020

¿Prefieren "evadirse" o encarar la realidad?

A mucha gente no le gusta que le cuenten las verdades o los escenarios más probables de acuerdo a los datos conocidos, y prefieren evadirse para poder mantenerse ilusionados o al menos no deprimirse al encararse con las adversidades. 
Ni ser un paranoico / hipocondríaco ni un “viva la virgen”, en el término medio está el acierto. Es bueno intentar que los problemas no nos preocupen tanto que esta nos cause parálisis. Hay que “ocuparse” de ellos: concentrarse en examinarlos, analizarlos y sintetizar un plan de actuación para conseguir resolverlo a corto plazo y de forma que no se repita en el futuro. Los pequeños profesionales/empresarios de éxito están acostumbrados a hacerlo, se pasan muchas noches sin dormir, buscando el éxito paso a paso. 
El Covid-19 ha producido un shock en muchísima gente. Conozco a personas que se lo tomaron a guasa al principio y un mes después se lo están tomando muy en serio. Máxime cuando han comprobado algunos muertos entre las personas que conocen. Hay que desarrollar una estrategia para salir airosos del problema. Depndemos del Gobierno, dependemos de los vecinos de las personas con las que interactuamos y de nosotros mismos. Deberíamos pensar en una estrategia personal que nos permita salir lo mejor posible del “gran problema”. 
La recuperación se prevé lenta y ciertos patrones de comportamiento van a cambiar, si no para siempre, al menos durante un largo tiempo. 
Boris empezó diciendo que la selección natural actuaría. Semanas después, él en la UCI y los londinense confinados
Todo depende de cuánto dure el confinamiento. Si dura mucho tiempo, sin duda tendremos la madre de todas las crisis financieras, el desempleo masivo exigirá costos sociales y la bancarrota generalizada podría dejar a la industria en un estado debilitado, sin inversión e innovación. 
Parece que el virus Covid-19 se extiende fácilmente de persona a persona especialmente en hogares, hospitales y otros espacios confinados. El patógeno se puede transportar en pequeñas gotas respiratorias que caen al toser o estornudar. También puede transmitirse cuando tocamos una superficie contaminada y luego tocamos nuestra cara. Por eso es tan bueno intentar quedarse confinado y si tenemos que salir es necesario taparse la boca con un pañuelo/mascarilla, para evitar contagiar a otros (pensemos que podemos ser portadores asintomáticos). Al volver, antes de tocar nada del interior, es imprescindible lavarnos las manos con jabón y desinfectar todos los objetos que hayamos tocado en el exterior, con una solución de lejía diluida en agua. Todos hemos hecho planes por si nos tocara la lotería, pero debemos ser conscientes de que el desarrollo rápido de una vacuna potencial no tiene precedentes. Si se consigue y hasta que se demuestre que es segura y efectiva, probablemente no estará disponible antes de 18 meses. Luego hay que contar el tiempo para que todos podamos vacunarnos. 
¿Cuántos entrarán en esta peluquería a la vez? ¿Le saldrán las cuentas? 
Entre tanto esto no llega y mientras la interacción humana siga siendo peligrosa, ciertas empresas que requieren trabajo humano intensivo o concentraciones de clientes, no podrán volver a la normalidad de manera responsable. Y lo que antes era normal puede que ya no lo sea. Las personas estaremos menos inclinadas a comer en restaurantes abarrotados o a asistir a salas de conciertos, cines o grandes centros lúdico-comerciales incluso después de contener el virus. El temor al virus y la pérdida del “efecto riqueza” reconfigurará el concepto mismo de espacio público y frenará el crecimiento económico liderado por el consumidor. 
A todos nos gustaría que después de haber presionado el botón de pausa, luego bastara con presionar el botón de inicio y la maquinaria comenzara a funcionar nuevamente, pero eso depende de que los paquetes de rescate de los Bancos Centrales resulten efectivos y eso no es algo seguro. En las crisis económicas anteriores el Gobierno gasta dinero para tratar de alentar a las personas a salir y gastar, pero ahora aunque queramos no podemos y en el futuro inmediato no podremos y el miedo al contagio hará que tardemos tiempo en volver a consumir. Además pensemos que la economía de muchos países ya estaba funcionando con “dopage” y alimentación asistida, aunque, como en España, el honor patrio se negara a admitir esta realidad. 
En cualquier lugar en el que se mire la economía global en estos momentos, se prevé un impacto en la demanda interna además de los impactos en la cadena de suministro. El capital está huyendo de los países en desarrollo; incluso antes de que el shock sanitario les haya golpeado. Las materias primas que exportaban están a precios bajísimos, pero la desaceleración de la economía en los países consumidores no los compran. Las cadenas de suministro se paran, los componentes no se producen y las fábricas de productos finales no funcionan. 
Parece que China ha contenido eficazmente el virus y sus ciudadanos están comenzando a volver a trabajar, aunque gradualmente y con muchas medidas de seguridad y control. En los países occidentales, mas libres y democráticos pero menos disciplinados, nos resistimos a aceptar e incorporar las prácticas sociales chinas y también a ser controlados electrónicamente, via móvil o pulsera. Por ello será mas difícil mantener a raya el virus y volver al trabajo exterior. 
¿Quién comprará estos coches?
Si las fábricas chinas vuelven a plena producción, eso puede extenderse por todo el mundo, generando demanda (chips fabricados en Taiwán, cobre extraído en Zambia, Coltan del Congo, soja cultivada en Argentina, etc.). Pero la industria de China no es inmune a la realidad global. Los consumidores chinos devoran cada vez mas y son una fuerza cada vez más poderosa, pero no pueden estimular una recuperación mundial completa. Si los estadounidenses todavía están luchando con la pandemia, si Sudáfrica no puede endeudarse en los mercados mundiales y si en Europa estamos en recesión (algunos países/regiones necesitados de rescate), eso limitará el apetito por las mercancías chinas. Porque ¿a quién le venderá china exactamente?. ¿Cómo puede el crecimiento global no recibir un golpe a largo plazo? 
¿Quién viajará a la Gran ciudad a "consumir" en sus tiendas de lujo?
La interrupción de la actividad comercial amenaza con imponer un dolor económico tan profundo y duradero en todas las regiones del mundo que la recuperación podría llevar años. ¿De que sirve dar una prórroga en los pagos de algunos impuestos a las pymes y autónomos si no ingresan nada porque no pueden trabajar? 
Las pérdidas para las empresas, muchas ya saturadas de deudas, corren el riesgo de desencadenar una crisis financiera de grandes proporciones. Los países super-endeudados no podrán ni siquiera pagar los intereses de sus deudas y precisarán ser “rescatados” si es que queda algún “refugio seguro”. No quedará más remedio que reducir el “nivel de gasto” reduciendo el consumismo de los particulares y el malgasto de los Gobiernos, limitando la dependencia de los préstamos. Los que no puedan retornar al trabajo precisarán de una Renta Básica ¿universal? Que les permita comer cada día y vivir bajo techo, poco mas. Los que puedan conservar su trabajo (con rebajas) tendrán que ahorrar, si o si. Sino para guardar para futuras pandemias, al menos para poder consumir una vez ahorrado lo que cueste el bien o servicio deseado. 
Como siempre he tenido claro que “ante el vicio de pedir está la virtud de no dar” y que “cuando el Rey no tiene recursos, no puede mandar”, me estoy mentalizando para, si hay suerte, vivir en el escenario descrito al menos durante el próximo quinquenio.