viernes, 27 de marzo de 2020

La importancia de ampliar los conocimientos multidisciplinares






Suele definirse la genialidad como la capacidad extraordinaria que tenemos cada uno de hacer cosas diferentes y dignas de admiración. No importan las horas y el esfuerzo que nos cueste hacer una cosa, lo importante es tener la suficiente fuerza de voluntad para perseverar mejorando lo que nos hemos propuesto conseguir. Cuando terminemos un trabajo se nos valorará si lo hemos mal, regular, bien o excelente sin que a nadie importe demasiado cuánto tiempo hemos tardado en conseguirlo o que medios hemos empleado en conseguirlo. 
El Renacimiento fue aquel periodo de la historia de la humanidad en la que se dejó de hacerle caso a papá (Dios). Fue en aquella época cuando por primera vez la gente empezó a tener acceso a la lectura y pudo aprender de Platón y demás sabios de la antigüedad, ampliar sus conocimientos multidisciplinares y practicarlos. Colón descubrió América y a la vuelta contó cosas que nadie sabía ni había visto antes: flora, fauna, personas, construcciones, productos, otra cultura,…. Hubo un cisma porqué se demostró que “Dios-la Biblia-el clero” NO lo sabía todo, como se pensó durante siglos. Así empezó el pensamiento crítico y científico, y con la autoformación cada uno se fue especializando aprovechando la transversalidad de conocimientos. 
Cuando hemos visitado un museo seguramente nos hemos preguntado porqué los artistas, hicieron lo que hicieron en el momento que pintaron/esculpieron/construyeron esas grandes obras. Los amantes del arte se dan cuenta de que no se puede estudiar historia del arte sin utilizar otras disciplinas, incluidas las matemáticas. La perspectiva, Alberti, el número pi, la proporción áurea… están siempre presentes. En el Partenón, en las pirámides, … todo es matemáticas, incluso la música. 
Ls especializaciones han permitido que la economía, la medicina, el conocimiento creciera exponencialmente y nos han permitido ser mas productivos, longevos y vivir cada vez mejor, pero hay que respetar la polimatía y la multidisciplina.
Uno puede estar especializado en pintura, escultura, arquitectura, ser poeta, filósofo, botánico, músico, etc. y hay que demostrarlo con tus obras para que los entendidos te reconozcan y te respeten. 
Pensemos en un genio reconocido universalmente como Leonardo da Vinci. Leonardo fue iletrado, hijo ilegítimo, disléxico, bipolar, homosexual y con déficit de atención. Fue un hombre de carne y hueso, que fracasó muchas veces en su tiempo y en diferentes ciudades por ser tan raro. 
Leonardo, por ser hijo ilegítimo, nacido fuera del matrimonio, no obtuvo el apellido ni tampoco pudo ejercer la profesión de su padre. 
Al no poder ser notario, empezó de aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio. Ese niño EXTREMADAMENTE CURIOSO QUE NO DEJÓ DE PREGUNTARSE POR QUÉ Y PARA QUÉ, se convirtió en el genio que hoy admiramos. 
Leonardo cambió el paradigma de la representación de la mujer. Gracias a las tradiciones griegas y romanas, la mujer se masculinizó un poco y el hombre se feminizó un poco. Leonardo también buscó, desde un punto de vista científico, el alma. Estaba convencido de que existía, pero no el alma teológica sino EL ALMA QUE RESIDÍA DONDE RESIDÍA EL JUICIO, Y EL JUICIO RESIDÍA DONDE RESIDÍA EL SENTIDO COMÚN. Es aquello que nos permitía estar en constante movimiento. 
En el Renacimiento se le daba mucho valor al objeto (como ahora) y, de vez en cuando, las mujeres, por desgracia, eran objetos. Cuando un padre entregaba a su hija en matrimonio, entregaba un retrato de perfil de esa mujer, según marcaba el 'Decor Polorum', un libro de finales del siglo XV. La mujer podía mirar, pero no era una identidad individual. Leonardo marcó un cisma en su primer retrato de mujer y también cuando pintó 'La Gioconda’. Leonardo giró directamente la mirada del espectador. Posición tres cuartos, ‘contraposto' mirando a su interlocutor, a ese espectador, a quién iba dirigido ese regalo. Esto supuso un cisma en la creación artística y los Médici le dijeron a Leonardo: "Te has pasado de frenada”. 
Leonardo se tuvo que marchar de Florencia, porque allí no estaba bien visto. Llegó a Milán, y se puso a las órdenes de los Sforza ofreciendo sus conocimientos como ingeniero militar. 
Francia invadió Milán y Leonardo no le hizo ascos a los franceses por lo que los Sforza se enfadaron, le retiraron su apoyo y tuvo que irse a Venecia. Llegó tarde, porque con la caída de Constantinopla, ya no servían sus instrumentos subacuáticos de guerra y volvió a Florencia. Compitió contra Miguel Ángel, y perdieron los dos. 
Se fue a Roma, y también fracasó, porque tuvo que competir también contra Miguel Ángel y Rafael. Terminó huyendo a Francia y pasó allí los tres últimos años de su vida. 
El que hoy admiramos como el gran Leonardo da Vinci fracasó en Florencia, en Milán, en Venecia, en Florencia de nuevo, en Roma y triunfó sólo al final de su vida. Cuantitativamente se pasó más tiempo fracasando y perdiendo que viviendo como un genio exitoso. 
A pesar de que murió con 67 años, nunca dejó de ser ese niño que se preguntaba por qué y para qué, que fue muy constante, luchador, apasionado y, al final, a pesar de todo eso, dejó una gran obra y hoy en día seguimos disfrutándola y celebrándole. 
Se dice que Leonardo dominó 14 ramas del saber y se suele estudiar sólo en “Historia del arte” ¿Porqué no se estudian también sus creaciones y trabajos en las otras 13 disciplinas? Pocos reparan en que una gran parte de las cosas cuyo invento se atribuye a Leonardo, no las inventó él, y de las que inventó muchas no terminaron de funcionar muy bien. 
Se dice que Leonardo tenía una inteligencia expansiva y una inteligencia concentrada. Al igual que Miguel Ángel los dos eran polímatas: pintores, arquitectos, escultores, poetas, etcétera. 
Miguel Ángel, enfocaba todo su saber a una misma cosa, a la fuerza intelectual y psicológica. Con su inteligencia concentrada Miguel Angel cambió la historia porque decidió cambiar “el cómo” más que “el qué”. Notemos que “David” siempre se representa de la misma manera: un joven, imberbe, con un casco, con una espada y, normalmente victorioso con la cabeza de Goliat bajo sus pies. Con su inteligencia concentrada cambiaba el “cómo se cuentan las cosas”. 
Con su inteligencia expansiva Leonardo, hacía lo contrario. Cuando estudiaba cosas, lo ampliaba el abanico, buscando la transversalidad de los conocimientos. Leonardo se tiró entre 15 y 20 años estudiando el vuelo de las aves porqué estaba convencido de que el hombre podía volar. Hasta que se dio cuenta de que la fuerza motriz de nuestros brazos nunca podría llegar a imitar el aleteo de los pájaros, y cambió de idea. No olvidó su sueño de que el hombre consiguiera volar. Estudió a los murciélagos y dijo: "Oye, igual podemos planear” e inventó el Ala delta. ¿O lo inventó Abbás Ibn Firnás en el siglo IX en Córdoba? 
Porque Leonardo era científico, y UNA MÁXIMA DE LA CIENCIA ES TRABAJAR A HOMBROS DE GIGANTES. Es decir, Leonardo leía lo que habían hecho otros anteriormente, recogía los fallos, los aciertos y continuaba esa investigación. Lo mismo que hacen los científicos y los ingenieros incluso hoy en día. La rueda ya se inventó hace siglos y aún hoy se sigue mejorando. Paracaídas ya existían, pero nunca habían conseguido funcionar. Los tanques o los carros armados ya existían en la Edad Media pero nunca llegaron a funcionar y el de Leonardo tampoco. Hasta el 'Hombre de Vitrubio' lo copió Leonardo, como diseño. Es verdad que él, estudiando a Vitrubio, siglo I a.C., el arquitecto de Julio César, encontró la solución al problema, pero el dibujo es una copia mejorada de otros anteriores. 
Leonardo, más que inventor creativo fue una especie de científico o ingeniero que utiliza sus conocimientos para aplicarlos a la invención, que es diferente. 
Si uno observa el imaginario o la mente poliédrica de Leonardo, se da cuenta de que nunca se rendía y siempre lo intentaba una y otra vez. Los tipos geniales tal vez imaginan grandes cosas, diseñan bocetos espectaculares, los artesanos trabajadores las construyen y los perseverantes las perfeccionan. Detrás de toda gran obra suele haber un décimo de inspiración y el resto es transpiración. 
Todas las grandes obras hay que estudiarlas desde muchos puntos de vista y aún así la explicación puede ser difícil de encontrar. ¿Se han preguntado alguna vez porque es tan famoso/importante/valorado el retrato de la Gioconda?. 
La cara, el rostro, los rasgos faciales se estudian desde los tiempos de Aristóteles: fisonomía, morfopsicología, sinergología, microexpresiones… entonces… 
Leonardo provocó un cisma en la historia del arte representando a la mujer mirando de frente al espectador y otorgando personalidad propia a cada uno de los personajes que representó en sus lienzos. Cuando la pintó, 'La Gioconda' no era un cuadro famoso. Llegó a ser famoso siglos después fruto de una campaña de marketing cuando no se conocían las campañas de marketing. Si les interesa saber lo que pasó sigan leyendo: 
En en el siglo XIX, el “Risorgimento” (unificación de los Estados Italianos), conllevó un sentimiento patriótico, un anhelo nacionalista y la recuperación de los seres patrios: Dante, Petrarca, Miguel Ángel, Rafael… Los italianos habían echado a Leonardo de su país de nacimiento, al menos no le habían valorado, y Leonardo había pasado sus últimos años en Francia. Los italianos conservaban la obra cumbre de Leonardo, “la última cena” (en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie, en Milán, y para no ser menos, los franceses presumieron de tener también “algo bueno” de Leonardo y ensalzaron “la Gioconda”. Alrededor de 1911 los poetas románticos franceses e italianos generaron un duelo intelectual artístico para ver quien era más “leonardista”. “La última cena” volvió a convertirse en obra suprema y “La Gioconda” en la “femme fatale” y a Leonardo lo convirtieron en un genio. 
En 1911, Vincenzo Peruggia, un antiguo trabajador del Louvre, contó que al pasar por delante de 'La Gioconda’, el cuadro que estaba en un pasillo sin que nadie se fijara en él, Vicenzo miró a 'La Gioconda’, y 'La Gioconda' le miró a él y sintió que le dijo: “sácame de aquí y llévame a Italia”, y el decidió que si se lo pedía 'La Gioconda', lo haría y cogió el cuadro, se la metió debajo del abrigo, se la llevó a Florencia y se la entregó a la Galleria degli Uffizi. Esto no era ni legal ni moral y se la devolvieron a Francia. 
Al recibirla los franceses, habiendo ganado la guerra intelectual y artística colgaron el cuadro en una gran sala y todos fueron a visitarla y admirarla. Incluso para celebrar un mundial de futbol los franceses colocaron una imagen de 'La Gioconda' en la camiseta de Francia. 
La gente llegó a hacer largas colas incluso para ver el vacío que había dejado 'La Gioconda’, un cuadro que nunca habían ido a ver. En psicoanálisis se estudia “la añoranza del objeto perdido”. Se inventaron la fama de 'La Gioconda' sin saber siquiera a quién representa la pintura del cuadro. 
El peso de la tradición y la psicología de masas siempre ha sido capaz de depositar sobre nosotros determinadas cosas que damos por verdaderas sin que realmente lo sean. Por ejemplo: los vikingos no tenían cuernos, al menos en los cascos, los romanos no jugaban con los pulgares, no se hacían "yugular", ese tipo de cosas. 
¿Sonríe 'La Gioconda' o es un defecto de la no restauración? Porque nosotros no observamos 'La Gioconda' que pintó Leonardo. Leonardo no pintó una Gioconda ocre, marrón, amarillenta...Pintó una Gioconda de vivos colores. Si decidieran restaurar y limpiar 'La Gioconda', el Louvre perdería mucho dinero durante todo el periodo que estuviera fuera de exposición, porqué hay gente que paga solo la entrada para ir a hacerse un selfie al lado del cuadro. 
Además, si sonriera, habría que dilucidar si es una sonrisa de felicidad o una sonrisa de postureo, eso que tanto se lleva ahora. Cuando se estudia comunicación no verbal, sinergología o las microexpresiones, si tú tapas la boca a tu interlocutor y sonríe con los ojos, estás viendo una sonrisa sincera, de felicidad. Si no, puede ser una mueca de cortesía, de protocolo. O si sonreímos solo de un lado, estamos indicando desprecio y soberbia. 
En el caso de 'La Gioconda', mas que saber si sonríe o no, lo que es importante es lo que provoca la giocondolatría y todo el espíritu leonardiano. 
Existe un público que tiene la necesidad de culturizarse, de saciar su apetito intelectual visitando un museo, aprendiendo arte, historia, técnicas, conservación, restauración, etcétera. 
En el Renacimiento la gente ya empezó a tener acceso a la cultura y a la literatura. Los mecenas ha apoyado el arte y lo utilizaban como propaganda. El discurso, no era del artista sino del que pagaba y eso se ve claro porque cuando Leonardo intentó ser libre no se lo permitieron. 
Vivimos en una sociedad en la que, constantemente, nos obligan a decidir. Y cuando decidimos y nos quedamos en un lugar neutro, significa que estamos a favor del contrario siempre. ¿Qué eres, de derechas o de izquierdas? ¿Pero de la nueva o la antigua? ¿Madrid o Barça? ¿Eres ateo o eres creyente?. Desinteresadamente, muchas veces, se busca el conflicto al posicionarnos. ¿Cuál es el mejor artista, el mejor deportista, el mejor genio, el mejor país…? 
Se considera a Leonardo como prototipo de hombre universal, como prototipo de hombre transversal, como un personaje grande en la historia de la humanidad, aunque seguramente no hubiera llegado a ser lo que fue sin Miguel Angel, Raphael, Boticelli, Andrea del Verrocchio, Donatello, Brunelleschi, Giotto, Piero della Francesca, Fra Angélico y tantos otros. 
Volviendo al presente, hace ya varias décadas que la educación reglada, imprescindible y necesaria, está al alcance de todos los niños y jóvenes. Cuanta más mejor, dependiendo de las capacidades y gustos de cada uno: escuela, enseñanza media, universidad, etc. Pero, a partir de ahí, lo que marca la diferencia de una persona a otra es la curiosidad y la pasión por aprender y trabajar para conseguir los sueños personales. La autoformación está al alcance de la inmensa mayoría de nosotros. La facilidad para difundir los logros personales está hoy muy extendida, pero más que admirar a alguien “por lo que sabe” o “por lo que tiene” hay que aprender a preguntarse ¿cómo ha conseguido saberlo o tenerlo? y trabajar con pasión para hacer lo necesario e intentar conseguir lo mismo que el famoso/admirado/envidiado o mejorarlo. 
Cuando estudiamos a los grandes genios del Renacimiento, a Rafael o a Leonardo, siempre nos fijamos en sus grandes obras de arte, pero no nos acordamos, casi nunca, de sus fracasos ni de las innumerables bocetos, maquetas, pruebas y ensayos que tuvieron que hacer para finalmente producir la obra que ha pasado a la posteridad. 
No se puede hablar de arte, sin tener en cuenta la historia, la economía, las matemáticas o la religión. 
La transversalidad de conocimientos es fundamental en la pedagogía. Hace más de 30.000 años, los primeros homínidos hacían arte pintando animales en las paredes de las cuevas. Y, cuando mirábamos hacia arriba, hace 6.000 años, y veíamos el espacio e intentábamos comprenderlo. ¿Qué había allí y qué no había? Y lo primero que hicieron aquellos lejanos antepasados nuestros fue dibujar constelaciones. Unieron con líneas las estrellas más grandes y brillantes y les dieron nombres de cosas conocidas: el carro, Lyra, a Osa, Águila, Leo, Scorpio, Canis, Capricornio, Lupus, Géminis, etc. 
Para comprender lo que había más allá, para comprender la ciencia, utilizábamos el arte, dibujábamos figuras. Desde el principio de los tiempos, detrás de está la transversalidad de conocimientos, está la incesante curiosidad del ser humano. Y, dentro de esa curiosidad, el fracaso, o mejor dicho, la manera cómo afrontamos ese fracaso, es lo que nos forma como personas. 
Somos especialistas en ensalzar, y luego, usar y tirar. En cambio no es tan usual enseñar a gestionar el fracaso. Creo que hay un punto de voluntad de humillación y el ser humano, desde un punto de vista psicológico, pierde más tiempo en utilizar sus energías señalando el más pequeño fallo ajeno y criticando lo peor de los demás, antes que utilizar esa energía en hacer cosas que le provoquen verdadera satisfacción y a la vez le sirvan para algo a él y a otros. En estos tiempos de consumismo nos cuesta recordar que podemos encontrar mucha satisfacción al hacer algo por nosotros mismos más que limitarnos a consumir algo que han hecho otros, porque consumir o conseguir algo proporciona un placer efímero que finaliza tan pronto como hemos conseguido lo deseado y un trabajo bien hecho nos proporciona un placer tal vez menos fuerte pero mucho más duradero porque se siente durante todo el proceso y no sólo una vez finalizado y compartido. 
Todos hemos ido a la escuela y se nos ha enseñado a aprobar exámenes y a conseguir metas. A muchos nos dijeron: "no estudies eso, que no hay salida”. Eso era válido hace 40 años, pero hoy en día las cosas cambian tan rápido que ya nadie puede saber lo que será necesario dentro de 5 o 6 años, cuando acaben los estudios. Y una vez acabados quien no tenga la disposición de actualizarse continuamente se quedará pronto obsoleto en su trabajo y hasta en la vida social. 
Por tanto en estos momentos lo que hay que estudiar/hacer es lo que nos apasiona, porque en esos campos podremos marcar mejor la diferencia. Hay que esforzarse en hacer bien lo que se decida hacer y mantener una actitud interdisciplinaria, estudiando también otras materias transversalmente. Ello puede generar sinergia y ayudar a ser mejor. Lo mismo que practicar diferentes trabajos o diferentes hobbies, porque ello ayuda a entender mejor las cosas, y tener más éxito en los retos que nos vaya deparando la vida. Deberíamos recordar que experimentar, aunque fracasemos, es un elemento fundamental para ser mejores personas, para ser mejores profesionales y, por encima de todas las cosas, para ser más felices. En la enseñanza LA CLAVE ESTÁ EN LA PASIÓN, TANTO DEL QUE ENSEÑA, COMO DEL QUE APRENDE, Y EN LA CURIOSIDAD por encima de todas las cosas. 
Siempre nos han contado que hay personajes tan excelentes que son inalcanzables, y yo pienso que no es verdad. Pienso que, A TRAVÉS DE LA CURIOSIDAD, LA OBSERVACIÓN, EL SACRIFICIO, LA PERSEVERANCIA Y LA PASIÓN, PODEMOS LLEGAR A SER COMO ESOS GRANDES PERSONAJES DE LA HISTORIA
De hecho, fijaos en vosotros mismos. Curiosidad, habéis tenido. Observación también porque habéis leído. Perseverancia, también si habéis leído hasta aquí. Tal vez hayan ayudado estos días de confinamiento por el Covid-19. Sacrificio o al menos esfuerzo, habéis puesto de vuestra parte por seguir el tema y entenderlo. 
A todos los que habéis pasado este rato conmigo, leyendo lo que os he contado, creo que nos une la pasión por ser mejores personas y, por encima de todas las cosas, por ser más exitosos y felices en esta vida que nos ha tocado vivir y seguir siéndolo mientras nos funcione el intelecto. 
Ojalá cuando salgamos de esta pandemia del Covid-19, que nos ha tocado pasar, recordemos que LAS CLAVES DE LA GENIALIDAD SON: CURIOSIDAD, AUTOFORMACIÓN, PERSEVERANCIA Y PASIÓN y actuemos en consecuencia.