lunes, 27 de julio de 2020

Incapaces: No hay que temer el futuro, hay que formarse, prevenir y adaptarse.


Comentarios al escrito del Dr. Manuel Benitez titulado "incapaces"

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En mi caso, que soy más viejo que tú, me educaron también “sin temor al futuro”, pero no en lo de “tanto tienes tanto eres”. En mi familia, el futuro no daba miedo porque, teniendo salud, me educaron para que acumulara los suficientes “recursos” para ser capaz de ganarme la vida honradamente por mí mismo sin esperar ayudas de nadie, con perseverancia, sin victimismos ni lamentaciones. Nos enseñaron desde pequeños que en el camino encontraríamos dificultades que debíamos resolver. Aprendimos a no aburrirnos, a vencer adversidades, a solucionar problemas, sin quejarnos, sin lamentarnos, sin echar la culpa a otros, sin pedir ayuda a menos que fuera absolutamente necesario, a guardar para mañana, a retrasar gratificaciones inmediatas para conseguir algo mayor y mejor en el futuro, a no matar la gallina de los huevos de oro, etc. Aprendimos todas esas “cosas” que ahora les suenan a neozelandés a las generaciones actuales acostumbradas a la satisfacción inmediata.

No veo negativo que se valoren los “logros individuales” (sin llegar a la “glorificación”) porque son necesarios, aunque no suficientes, para que una persona, grupo o sociedad progrese. 

Competir en igualdad de oportunidades es bueno siempre que no se refiera a un enfrentamiento o contienda cruenta para someter o degradar a otro, sino como un gran acicate para la superación personal. Siempre me ha gustado y he practicado la “competencia” conmigo mismo (los japoneses lo llaman "mejora contínua)  porque ello ha alimentado mi afán de superación, el perfeccionamiento y la búsqueda de la excelencia en todas las tareas en que he participado individualmente o como integrante de un grupo.

Los que aspiran con soberbia a la felicidad, desintegrados socialmente y destrozando el ecosistema del que forman parte,  tienen unas miras muy cortas. Los asimilo a aquellos estudiantes “listillos” que memorizan el temario una semana antes del examen, lo superan y continúan con el siguiente peldaño. Adquirir y acumular conocimientos y saber que les permita progresar a largo plazo no les importa, solo conseguir metas puntuales aunque los cimientos sean débiles e inseguros y les dificulten superar por sí mismos las crisis en el largo plazo.

Más adelante denuncias en tu escrito la falta de autocrítica y que el “rebaño” sigue ciegamente a sus líderes.  ¿A quien te refieres con el calificativo de “nuestros líderes”? ¿No será a nuestros políticos?

Supongo que tampoco te refieres a los futbolistas, famosillos mediáticos o “influencers” varios. Porque respecto a los políticos está sobradamente demostrado que gracias a ellos no hemos conseguido ni seguridad, ni libertad (a no ser que sea para decir lo que nos viene en gana e insultar) y sí, tal vez algo de dinero y longevidad (que no salud). Respecto al resto de supuestos "líderes", lo único que pretenden es ser la “voz de su amo” y servir sus intereses, mas o menos ocultos.

Denuncias que al estresado se le receta “desconectar”. Siempre se ha dicho que en la variedad (sin extremismos) está el gusto. De todas formas hay que tener en cuenta que de la única persona o circunstancia de la que no escapas, por muy lejos que te vayas de vacaciones, es de ti mismo. El que no aprenda a adaptarse de forma razonable (soportable) en su día a día lo tiene crudo. Es como aquel que exclama después de castigar su sistema digestivo con una opípara comida: "ahora me voy a tomar de postre un yogurt 0%0% y un cortado descafeinado con leche 0% y sacarina para contrarrestar". Se ve que las enseñanzas religiosas del "pecado perdonado con el subsiguiente acto de contrición" calaron hondo, aunque muchos no sean conscientes de ello. Todos necesitamos descansar y recuperar después de un esfuerzo, pero eso no tiene nada que ver con intentar “escapar” durante un tiempo (para volver después a la normalidad) de algo que no te gusta (de tu trabajo, de tu familia, de ti mismo…)

Puede que la culpa del fracaso NO sea solo personal, pero uno mismo es el que mejor y mas fácilmente puede mejorar. Si el entorno acompaña, tanto mejor, pero empecemos a dar el primer paso y el siguiente, perseverando, con ilusión y sin desaliento.

Último párrafo:

Teóricamente una sociedad es una colectividad organizada de personas, que viven en un territorio común, cooperan en grupos para satisfacer sus necesidades sociales básicas, adoptan una cultura común y funcionan como una unidad social distinta de otras vecinas. Según esta definición de libro sería muy difícil hablar por ejemplo de la “sociedad española/catalana” y tanto más complicado cuando más queramos agrandar el colectivo. 

Desde los medios de comunicación y desde la política se promueven valores que no ayudan ni siquiera a preguntarse cuales son las necesidades del otro, base para empezar cualquier diálogo constructivo, que fomentan la pérdida de la humanidad, la glorificación de la incultura y del no raciocinio. Hace décadas que la sociedad no ha evolucionado al mismo ritmo que la ciencia o la tecnología (según la ley de Moore cada dos añosse duplica el número de transistores que caben en un chip), y ello nos desconcierta porque pensamos que como logramos muchas cosas simplemente pulsando un botón todo debería funcionar igual. Y no es así. Nunca ha sido así y tampoco lo es ahora. La gravedad siempre ha empujado hacia el centro de la "gran masa", no en la dirección que cada uno de nosotros queramos, como sucede en los efectos especiales del cine de ficción. Siempre ha habido déspotas, villanos, vagos, esclavos, narcisistas, paro, etc.  

Seguro que muchos conocemos "La alegoría de las cucharas largas” que nos enseña que cuando se lucha para satisfacer solo nuestras querencias, todo el mundo pasa hambre. Pero cuando nos centramos en el hambre de nuestro vecino, descubrimos que hay maneras de alimentar a todo el mundo y de que al mismo tiempo los demás nos alimenten a nosotros (en recordar y valorar esta última parte de la frase es donde falla casi siempre la mayoría de las personas). Lo mismo pasa con las mascarillas (podríamos readaptar la "alegoría" sustituyendo cucharas por mascarillas (póntela-pónsela) y la comida por “protección vírica”. ¿Por qué nos cuesta tanto de entender? ¿Qué necesitamos para grabarlo de forma permanente en nuestro sistema límbico?

Seguiremos conversando...