sábado, 25 de agosto de 2018

“La Cigarra y la Hormiga” Spanish Version Reloaded

En la fábula “La cigarra y la hormiga” atribuida a Esopo y recreada por Jean de La Fontaine y Félix María Samaniego, aparece una cigarra que al venir el invierno se encuentra desprovista de alimento y acude a pedirlo prestado a su vecina la hormiga. Ésta, temiendo no tener suficiente para ambas le niega el préstamo y le recrimina el haber pasado el verano holgando en vez de haber hecho acopio de alimentos para la estación fría. El trabajo incesante de la hormiga se ve recompensado con la supervivencia y la despreocupación de la cigarra se paga con la propia vida.

Comportamientos como el de la hormiga trabajadora y la cigarra bon-vivant han existido desde antes que Esopo los retratara en su fábula, en todo el mundo, España incluida. Sin embargo, algo ha cambiado en las últimas décadas y en España, la fábula de Esopo debería reescribirse con un texto que podría asemejarse al que circula por las redes sociales: 

La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno.
La cigarra —piensa que la hormiga es tonta— vive la vida y se pasa el verano riendo, bailando y jugando. Se ríe de los esfuerzos de la hormiga que termina la jornada agotada y ni se le pasa por la cabeza ayudarla en su esfuerzo productivo.
Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita donde a guardado con su trabajo de todo el año, todo lo que le hace falta para sobrevivir más o menos cómodamente hasta la primavera. La cigarra, tiritando, sin comida y sin cobijo...organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida, cuando hay otros, con menos suerte que ella, que tienen frío y hambre. El auditorio está bastante lleno porqué durante el verano muchas otras cigarras siguieron su ejemplo. Preferían disfrutar de la vida que trabajar, sudar y guardar parte de lo conseguido con su esfuerzo como hacía la hormiga. 
El famoso televisivo de turno, siempre atento a la caza de la noticia en la que los ricos machacan a los pobres, organiza un programa en vivo en el que la cigarra sale pasando frío y calamidades, acompañada de muchas otras como ella con sus mujeres y niños. ¡Pobres niños, al borde de la miseria!. Durante el relato lacrimógeno, van pasando extractos de vídeo en la que se resaltan escenas de la hormiga bien calentita en su casa y con la mesa llena de comida, jugando con sus niños.
En programas similares entrevistan a otras cigarras que explican no entender como es posible que en un país próspero como el suyo dejen sufrir a la pobre cigarra mientras hay otros que viven en la abundancia. En pocos días, organizan, a través de las redes sociales una marcha en apoyo a la cigarra.
En la TV dicen que la “mani” ha tenido un gran éxito y llaman a la ciudadanía para que ayude a resolver el problema del a desgraciada cigarra. Rápidamente, Podemos, las Asociaciones Contra la Pobreza, ONG’s, los Sin Tierra, los Sin Techo, los Sin Departamento y la Comisión de Derechos Humanos hacen un escrache y se manifiestan delante de la casa de las hormigas y las pintarrajean.
Se organiza un programa especial en Prime Time de la TV de mayor audiencia, en el que se cuestiona cómo la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra... y se insta al público a opinar en sus encuestas telefónicas y on line, a través de una mañosa pregunta donde tienen qué escoger si son partidarios de la igualdad o de la discriminación. (como la "egoísta e insensible hormiga").
En respuesta a los sondeos de opinión (totalmente espontáneos y sin amañar porqué se han oído a todas las partes, ja, ja, ja), el Gobierno prepara una ley sobre la paridad económica y otra - con efecto retroactivo desde el verano- contra la discriminación. ¡Deben respetarse escrupulosamente los derechos de todos! (De los “deberes para con uno mismo y con la comunidad” hace mucho tiempo que no se sabe nada. Hay una ley no escrita que prohíbe hablar de ellos y por tanto no hace falta tenerlos en cuenta y menos respetarlos.
El Gobierno, dicta un “Decreto Ley” por la vía de urgencia en la que se elevan notoriamente los impuestos a la hormiga y para evitar males a la cigarra y sus amigas, se le asigna una altísima multa porque no se hizo cargo de la cigarra al comenzar el invierno.
La hormiga enfadada por lo injusticia que se comete con ella, recurre la multa. La respuesta inmediata de la autoridad, es embargar la casa de la hormiga...
La hormiga, cansada de luchar y trabajar para los demás y decepcionada por el trato recibido, hace el equipaje y emigra a otro país, donde su esfuerzo sea reconocido y pueda disfrutar
libremente de los frutos de su trabajo... A otro país donde no se le juzgue ni se le castigue, cuando tenga éxito. Tal vez tampoco se le ayude cuando tenga problemas, pero es que aquí tampoco ha recibido nunca ninguna ayuda. Como siempre a sido proactiva, siempre le ha tocado pagar. Lo suyo y lo de otros.
La antigua casa de la hormiga se convierte en albergue social para cigarras que para celebrarlo montan una gran fiesta y siguen con lo suyo. 
Llega el primer invierno y la TV realiza un programa especial sobre la cigarra, que ahora luce “curvi” y lustrosa... Los políticos y todos los involucrados en el “Tercer Sector” se apresuran a señalar el éxito de su Decreto Ley de invierno pasado.
Las cigarras pronto empiezan a detectar una cierta escasez de alimentos. Ya se sabe que buen cobrador, mal pagador. Hacen una gran asamblea y nombran unos comités para buscar “recursos”. Hacen grandes pancartas y octavillas que reparten por todos lados llamando a las buenas gentes para que les donen alimentos, la Coca-Cola, la cerveza, y todo el dinero que puedan para que puedan sobrevivir dignamente ellas y sus descendientes.
Llega año nuevo y hacen una gran fiesta. A mediados de enero, notan que están a punto de terminar las últimas provisiones que quedaron de la hormiga el año pasado. La primavera queda lejana todavía.
La antigua casa de la hormiga, ahora convertida en vivienda social para cigarras, se deteriora por la falta de cuidados de ésta.
Se critica duramente al gobierno por la escasez de medios asignados a la cigarra... Los partidos proponen una comisión de investigación pluripartidista, que costará millones de euros. Muchos se pierden por el camino y las cigarras siguen quejándose y, dada su potente voz, lo hacen alto y fuerte.
Viendo el final de las existencias, la cigarra abuela, se pega un atracón y muere de una sobredosis. Es enterrada con más público que una tonadillera...
Los medios de comunicación comentan que la “muerte” es debida a la falta de medios del gobierno a la hora de luchar contra las desigualdades sociales y la injusticia económica.... ¡Toda la culpa es de los malvados neoliberales!.
La casa termina siendo okupada por unos cientos de sub-saharianos a los que ha abierto las puertas sin pensar como encarrilarían su estancia. No han tenido más remedio que caer en las garras de los mafiosos y dedicarse al top manta para sobrevivir como pueden. Durante el verano dormían en la playa, pero llegado el invierno no les ha quedado más remedio que “okupar”.
Mientras el gobierno se felicita por la diversidad multicultural del Estado Español, el consistorio municipal prepara otro decreto para “expropiar” todo lo que pueda y albergar a todas las cigarras que cada vez son más numerosas. Algunos desesperados y animales de mala fe, organizan una red de tráfico de drogas y están aterrorizando a todo el barrio...

FIN???...

El relato se aproxima bastante a la realidad. A algunos les parecerá triste y a otros de lo más normal. Todo parece según sea el color del cristal con que se mire. 
Espero nos sirva a todos para reflexionar…