lunes, 4 de enero de 2021

¿Inútiles o maléficos?

ANTICIPAR es tan importante que es lo más básico que deberíamos haber aprendido en esta crisis, y parece que los políticos-dirigentes ni mucha gente no lo han hecho.

He leído una entrevista a Belén Garijo que en mayo será Consejera delegada de Merck (multinacional Farmacéutica con 57.000 empleados) . Dice lo siguiente:

“Fui al partido Real Madrid-Barcelona con mascarilla. La gente me miraba como si fuera un marciano. El 27 de febrero lanzamos la primera guía para que la gente dejara de viajar. En marzo empezamos a hacer test a nuestros empleados en Alemania y a donar parte de nuestra capacidad diagnóstica a los entornos locales de las fábricas. Y con dos obsesiones: proteger a nuestros empleados y mantener la producción para que no hubiera desabastecimiento de medicamentos en ningún punto del mundo. Hemos visto lo mejor de nosotros mismos, la gente trabajando para otros, la colaboración entre competidores para liberar capacidad de producción para fabricar anticuerpos y vacunas. Hemos visto una industria que ha crecido enormemente.

A las farmacéuticas les pondría una matrícula de honor. También a los sanitarios. Máximo reconocimiento por la integridad, la profesionalidad y este compromiso que han demostrado la mayoría.

En cambio los Gobiernos han funcionado a diferentes niveles. En un momento cómo este nadie se debería distraerse mirándose el ombligo. Deberían tener una misión común, algo compartido que va más allá de sus intereses partidistas y particulares.”

Los políticos no han estado y siguen sin estar a la altura de lo que se precisa de ellos.

La gente de nuestra generación nunca se ha visto en unas circunstancias como las que hemos vivido en estos últimos meses. Muchos han colaborado y se han esforzado en sus trabajos mucho mas allá de lo exigible y han servido a sus conciudadanos. Otros han sacado lo peor de si mismos y han perjudicado la confianza necesaria que debemos tener los unos con los otros para hacer que la sociedad progrese.

Seguramente muchos que se dedican profesionalmente al mundo de la política entienden que progresar es subirse el sueldo, prometer muchas cosas que nunca cumplen y medrar en su silla el mayor tiempo posible porque fuera de su entorno nunca han demostrado ser capaces de ganarse la vida ni de subsistir por méritos propios y honestos. Se rodean de personas que les dicen “SI”, viven muy cómodos, cobran buenos sueldos, dietas, beneficios extras. Todos pillan algo y siguen extrayendo pero los resultados de su gestión son mediocres o malos. Están muy lejos de encontrar el equilibrio entre las aspiraciones personales y la eficiencia de liderazgo y servicio que requieren los cargos para los que fueron elegidos. No predican con el ejemplo. No se marcan objetivos claros ni se hacen cumplir con firmeza. No hay transparencia ni integridad en su gestión. No entiende que “progresar” es hacer “cosas buenas” para la sociedad, no solo para si mismos.

En lugar de poner trabas e intentar igualar por abajo los políticos deberían potenciar el talento y facilitar el progreso de la ciudadanía. Los votantes deberían salir menos a la calle a protestar y deberían instruirse y razonar más, trabajar, aportar, involucrarse en las soluciones y colaborar de forma constructiva y adecuada. 

Si los políticos dejaran de mirar atrás y echarse la culpa unos a otros, y tomaran decisiones apoyándose en sus colaboradores mas inteligentes  y no en los aduladores de los que suelen rodearse) podrían arrogarse parte del mérito y los ciudadanos se lo agradeceríamos en lugar de despreciarles.

Las circunstancias que nos rodean son volátiles, impredecibles, y todos somos enormemente vulnerables. Por ello deberemos estar todos preparados. Los mejores en cada campo al frente y los demás apoyándoles y haciendo nuestro trabajo, o al menos no estorbando.

Los sanitarios han hecho lo que han podido desde el primer momento de pandemia. Diez meses después todavía se ven faltos de apoyo y de medios. Están cansados y artos de tanta incompetencia directiva. Algunos han tirado la toalla y otros resisten por convicción propia pero enfadados con los que les dificultan su trabajo y no los apoyan como deberían.

Los científicos han creado unas vacunas en tiempo récord. Las multinacionales farmacéuticas las han producido. Los políticos y los gestores públicos deberían cuidar de que lleguen a la mayor parte de la población cuanto antes para que todos tengamos más probabilidades de inmunizarnos contra el virus y poder seguir con nuestra vida cuando antes.

Los políticos y gestores públicos sabían que las vacunas iban a llegar en algún momento. Tuvieron muchos meses para prepararse, para hacer planes, para organizar…


Las farmacéuticas ya van enviando vacunas. Pronto enviarán muchas más. ¿Ya tienen suficientes “congeladores” para almacenarlas? 

¿Han previsto los medios logísticos?

Hace un mes, cuando informaron de que las vacunas ya estaban en camino y hubo una gran alegría mundial y las bolsas subieron algunos chistosos advirtieron de que no se olvidaran de las jeringuillas. Parece que no iban desencaminados en su falta de confianza.
¿Ya tienen suficientes profesionales ENTRENADOS para inyectar las vacunas? 

Si pretenden inmunizar al 80% de la población (6 M de personas en Catalunya) antes de que llegue el siguiente otoño (9 meses) deberían poner más de 44000 vacunas al día (dos dosis decaladas por persona). 

¿Ya tienen previsto cuanto personal preparado debe vacunar? A grosso nodo se precisarían unos 1000 vacunadores por día trabajando ocho horas y sin fallos.

¿Ya tienen bien organizado a quién, cuándo, y donde vacunar?

Por desgracia para nosotros parece que NO.

He leído que el ministro de Sanidad ha subcontratado el plan de vacunación en España  por 1,5 millones de euros a las multinacionales Indra y Accenture como coordinadores. Mientras, se presenta como candidato a unas elecciones en plena pandemia y habla de su apuesta por lo público.

Por ahora se han puesto sólo el 6% de las vacunas recibidas. En Madrid y en Barcelona han sido igual de ineficaces.
Llevábamos 10 meses esperando una vacuna. Ya la tenemos y ahora no las ponemos. ¿Porqué?

¿No hay profesionales entrenados para ponerlas? ¿Porqué?


La transparencia sigue ausente. Nunca informaron sobre los infectados o los muertos reales y ahora siguen sin informar sobre cuántas personas se vacunan.

Valdría más que los políticos se ahorraran tantas comparecencias soporíferas, diseñaran mejor los protocolos y planificaran mejor.