En los años pasados se
han producido recortes en sanidad y el gobierno los propone aún más severos
para el próximo 2013. Parece que este gobierno va dejar irreconocible lo que ahora
identificamos como uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo, empleando
los métodos y soluciones que ya Thatcher demostró como ineficaces e injustos. Situar
como responsables de los servicios públicos a quienes no creen en ellos, dejar
en manos de una clase oligárquica el bienestar social, no parece que haya sido
una buena idea. Si junto al poder económico se le añade el político y con un
poder europeo copado por políticos mezquinos y sometidos al dictamen de los
mercados financieros, el horizonte se ve oscuro. Si añadimos además el escenario
de crisis económica y de miedo por lo que los ciudadanos todo lo aceptan
inmersos en una sociedad abducida y manipulada, el panorama es para despertar
ya mismo y protestar como hacen el personal sanitario en diferentes centros de salud y hospitales.
Estos últimos meses se
ha recrudecido la polémica sanidad privada o salud pública. Los medios filtran
noticias para sentenciar, en el mejor de los casos, que "la salud pública universal y gratuita ya no es
posible como la conocemos hasta ahora".
Pienso que, de toda la frase anterior, lo único cierto son las últimas 5 palabras.
Está claro que cuando se incentiva a los trabajadores por “realizar bien su trabajo” son más eficaces al desarrollarlo. Por ello, mucha gente tiende a pensar que un producto o servicio realizado bajo gestión privada es más eficiente y eficaz que cuando se realiza desde la empresa pública.
El quid de la cuestión está en definir bien que se entiende “por realizar bien su trabajo” y cual es la finalidad del Centro de Salud: Ganar dinero o mejorar la salud del ciudadano.
Si se pretende conseguir la mejor atención para tratar la salud de todos los pacientes, se precisará un presupuesto grandioso. Si además se es poco eficaz, (se desperdician medicamentos, instrumental, tiempo, etc.) y/o se tolera la corrupción, el costo aumenta hasta el infinito y tarde o temprano se hace insostenible con lo que no hay más remedio que “recortar”. Los abusos, tarde o temprano requieren penitencia. Esto quiere decir que hay reducir gastos, pero no en servicios básicos sino eliminando gastos generados por las malas-inadecuadas inversiones o actuaciones; por ejemplo en maquinas costosísimas de diagnóstico que permanecen almacenadas en algunos hospitales, etc.
Si sólo se pretende optimizar la gestión para gastar lo menos posible, incluso para obtener beneficios (gran tentación) y derivar los casos difíciles y costosos a los hospitales públicos, el sistema de salud se tornará en una fuente de riqueza para las empresas de gestión privada y un servicio de salud deficiente para los ciudadanos. Puede que en muchas ocasiones estos se sientan mejor tratados, pero estarán contentos y engañados. Una gestión sanitaria visto como negocio implicará no sólo que podrás recibir la atención que puedas pagar, significará que aunque tengas dinero pasaras en la cola de atención por detrás del que pague más que tu. Esto que dicho así parece una salvajada sucede realmente en países del primer mundo desarrollado.
Si se pierde la confianza en los profesionales y en el sistema sanitario, nos espera un aciago futuro.
Todo el mundo sabe que tenemos algunos de los centros privados de medicina mejores del mundo: Clínica oftalmológica Barraquer, Clínica urológica Puigvert, etc.
De lo que mucha gente no es consciente, es que en España tenemos uno de los mejores sistemas de salud públicos del mundo. Basta con enterarse cómo funcionan los sistemas de salud, en otros países del mundo desarrollado hablando con usuarios de los mismos o con médicos, enfermeras, etc. con experiencia en esos sistemas de salud, para entenderlo.
Dicho esto, debe corregirse lo que no funciona siempre, mejorar lo mejorable también. Sobre todo, perseguir la corrupción, denunciar todos los casos que se descubran y luchar por erradicarla, desde ya y con todos los medios. Esto va para los que cobran comisiones, roban “medios materiales” (desde pañales hasta papel higiénico), usan el tiempo de trabajo inadecuadamente, dan una mala calidad de atención médica o administrativa, etc...
No todo el mundo puede dar recetas para mejorar al sistema sanitario. Muchos tratan de confundirnos cuando nos justifican sus recortes, claramente ideológicos, por los problemas de "sostenibilidad" del sistema sanitario (falso) en vez de presentar mejoras en la eficiencia (gestionar mejor los recursos). El rigor presupuestario no debe ser escusa para conseguir buenos resultados en salud sin necesidad de imponer recortes en los servicios sanitarios.
Tal vez deberían recetarse más medicamentos genéricos y aumentar la productividad del sector público, hacer más cosas dentro y subcontratando menos al sector privado, desinvertir en cosas que no aportan valor clínico contrastado, preservando y mejorando la calidad,que también supone ahorro.
Puede que tengamos demasiada estructura y precisemos ahorrar en ella, fusionando algunos hospitales y centros de salud, ganando en escala y especialización, compartiendo pacientes y atendiéndolos en centros superespecialiados en tratamientos concretos y super-eficaces y eficientes.
El tema es muy
complejo y cada uno conoce su parcela y habla del tema según como le ha ido
personalmente en su relación con el sistema, pero si hacemos examen de conciencia
y tenemos un poco de empatía, seguro que servidores y usuarios tenemos muchas
cosas que mejorar y mucho que ahorrar.
Todos los
contribuyentes que pagamos nuestros impuestos debemos exigir que el gobierno primero
haga que todos los españoles sean contribuyentes de forma justa y todos
contribuyan, también las grandes empresas y segundo, que los invierta adecuadamente y deje de influir
en los medios para que se califique un derecho ciudadano como una caridad. Es
bueno que los ciudadan@s seamos solidarios, pero no debemos aceptar sobre
nuestras recortadas y debilitadas espaldas la responsabilidad de resolver todos
los problemas sociales con caridad (banco de alimentos comedores sociales,
albergues sociales, Caritas, ONG’s varias, etc.), máxime cuando muchos de estos
problemas sociales son permitidos por el estado al no perseguir adecuadamente
la corrupción y el fraude fiscal.
Los usuarios deben
exigir un buen servicio por parte de todo el personal del sistema sanitario y
el estado debe proporcionar las remuneraciones e incentivos adecuados para
que estos desarrollen su labor con eficiencia y eficacia, haciendo honor a la importancia
que su labor tiene para la sociedad. También, cada uno en su esfera de responsabilidad,
debe cuidar de optimizar el uso de medicamentos y medios materiales y el
rendimiento del personal y se deben establecer los sistemas formativos y
controles necesarios para supervisar la consecución de los objetivos.
Son tareas muy
complejas e interdisciplinares y para ello debe ponerse a los mejores
profesionales en su desarrollo. No nos faltan ni universidades ni
personal capacitado si actuamos antes de que se vayan de España todo el
personal sanitario y gerencial que en ellas se han formado. Lo que parece
que falta y mucho es, en primer lugar, aplicar la ley y vigilar su
cumplimiento para no tolerar ni la corrupción ni la evasión-fraude fiscal,
en segundo lugar falta voluntad política de los legisladores para
actuar con ética y de acuerdo con las necesidades de los ciudadanos-usuarios
del sistema público de salud, que somos todos.
Ya tenemos el euro por
receta, el copago, muchas vacunas no obligatorias por ley, pero necesarias para
la salud, copago en prótesis, retrasos en las programaciones de las operaciones,
eliminación de revisiones que hace tres años eran necesarias y que por arte de
magia han dejado de serlo,etc. Los recortes
en servicios básicos irán in crescendo si todos los ciudadan@s no despertamos y
luchamos cada día para no permitir que los beneficios de unos pocos se ganen a
costa de la salud de todos.
©JAS2012
Muy ilustrativo el vídeo Teresa Forcadas en el encierro en el Hospital de Sant Pau de Barcelona
http://www.youtube.com/watch?v=Kdd6hLAVdcI
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