viernes, 25 de julio de 2014

IDENTIDAD PERSONAL en la era de las APP’s

Antes se decía que “la cara es el espejo del alma”, “dime con quien vas y te diré quien eres” y para muchos la imagen de una persona decía mucho de cómo era. Hoy en día la Home de su Smartphone o Tablet que muestra las App’s que usa y la Home de Facebook (sección de Gustos, Notas, los grupos de los que forma parte, los libros que ha leído, las películas que ha visto, los programas de TV que le gustan, etc.), podrían considerarse su huella digital. Seguro usted sabe muchísimas mas cosas de cualquier “conocido virtual”, que de su vecino que vive, desde hace muchos años, sólo a escasos metros de usted. 
Estos datos compartidos nos identifican por nuestra singular combinación de intereses, costumbres y relaciones sociales y, revelan múltiples facetas de nuestra personalidad. Lo positivo es que esto permite contactar con personas de gustos parecidos. Un “buscador de amigos virtuales” con filtros de este tipo, facilitaría enormemente la labor. No desesperen, ¡Todo llegará!
En lo no tan positivo encuentro que la prefabricación de nuestra biografía virtual aleja el foco de la vida interior, de los conflictos o de las dificultades personales, de la reflexión pausada y de la planificación personal; y, además, desalienta la asunción de riesgos y responsabilidades de cualquier tipo.

¿Cómo les afecta a ustedes esta realidad virtual que invade nuestras vidas?
¿Modela su identidad o sólo la superficie?. ¿Transmiten sólo la imagen deseable de su mundo?. En las redes sociales, ¿Pasa como en los álbumes de fotos de viajes, que mayoritariamente sólo muestran lo “bueno y bello en condiciones óptimas”?

Toda esta vida, en el universo virtual, puede llevarnos a una identidad global prefabricada. Las tecnologías digitales de la comunicación han dado lugar a una plétora de nuevos entornos y herramientas con las que podemos expresar y explorar las identidades ajenas: desde redes sociales hasta plataformas de mensajería instantánea, sitios para compartir fotos y vídeos, blogs, videoblogs y mundos virtuales tipo Second Life y otros.
Basta con mirar la ventana del Chat en Facebook para constatar que la mayoría acceden a esta vida virtual a través de su Smartphone o Tablet. La interfaz de la aplicación es parte integral de cómo decidimos expresarnos en línea. Incluso podemos modificar nuestra imagen y voz fácilmente con el uso de App’s dedicadas. Hay espacios en línea donde se pueden probar identidades que poco tienen que ver con la propia y sin que ello tenga la menor repercusión en el mundo real. Es posible alterar, sin apenas esforzarse, el aspecto físico (género, color de los ojos, cabello, altura y peso), así como aspectos relativos a la personalidad como el sentido del humor o la extroversión. Puestos al límite, incluso se podría cambiar de especie.
Sin embargo esta posibilidad cada vez es más difícil de usar en la práctica. Cada vez más personas de los “países desarrollados” están en línea (Facebook, Twitter, Pinterest, Tumblr, etc.) con lo que se amplia la probabilidad de conocer personalmente a los amigos y seguidores de esos sitios y como el medio es cada vez más audiovisual, cada vez tienden a confundirse más la identidad virtual y la real. Como se pueden tener amigos virtuales comunes con intereses variados es prácticamente imposible contentar o agradar a todos y por ello no es fácil separar la identidad virtual de la real. Recuerden que se coge antes a un mentiroso que a un cojo.
La correspondencia entre la identidad virtual y real no tiene porqué ser exacta, pero si coherente. Es lógico que la mayoría se esmere en presentar una identidad pulida y socialmente deseable cuando estamos en línea. Es verdad que unos más que otros. Siempre existe la posibilidad de destacar un tipo de información y obviar otra por completo. Algunas “biografías” están llenas de fotos favorecedoras, fiestas con amistades, grandes viajes realizados durante unas vacaciones glamurosas y emocionantes y, de hinchados logros personales. Es como mirar a través de un cristal rosa enmarcado en laurel, porque mayoritariamente sólo se comparten las “cosas buenas” y se silencian las malas. Nadie quiere airear sus “problemas personales” en la plaza pública; para eso van al terapeuta. Tal vez ese sea un gran determinante del éxito de estas redes virtuales. Facilitan un entorno bonito, exitoso en el que no cabe el error, el problema o el disgusto. Sólo se permite…¡Me gusta! O el voto en blanco (no decir ni miau) que siempre es difícil por no decir imposible de interpretar.
Muchos usan Twitter para seguir a actores, políticos o empresas y para contar irrelevancias sarcásticas a cerca de la vida cotidiana y, Tumblr para leer y rebloguear publicaciones de otras personas, que tienen que ver con su combinación particular de gustos culturales. Cada uno de estos espacios nos permiten expresar y explorar distintas facetas de nosotros mismos y completar nuestro pensamiento futuro.
Nunca antes hemos tenido a nuestra disposición herramientas tan poderosas, y fáciles de usar. En nuestra mano está sacarles el mejor partido personal y para todos los que quieran contactar con nosotros.
©Juan JAS

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