martes, 6 de febrero de 2018

Todo el mundo puede ahorrar…

… aunque la mayoría no sabe como hacerlo y prefiere negar que es posible hacerlo incluso con su sueldo siempre insuficiente. 
¿Cuántas veces hemos oído excusas como… el dinero no me alcanza, tengo muchos gastos, la vida está muy cara, las mensualidades del colegio subieron, con el sueldo pírrico que cobro es imposible ahorrar nada…? 
Primero de todo debemos entender que la libertad siempre suele ir asociada, de forma inseparable, a la responsabilidad. El reconocimiento de la incertidumbre en la vida no es agradable. Hoy estamos bien, mañana no se sabe… Como las personas necesitamos un cierto grado de seguridad, la incertidumbre nos produce miedo. Cuando aparece alguien que nos inspira confianza (aunque sea ficticia) porque parece que entiende nuestros anhelos o nuestros miedos, tenemos tendencia a seguirle. Los políticos lo saben muy bien y nos suelen decir lo que queremos oír para que les “sigamos” automáticamente. 
Tenemos tantas ganas de que lo que nos prometen sea cierto, que a pesar de saber que nadie nos puede asegurar el futuro individual y muy poco el colectivo, a menudo nos dejamos subyugar por sus cantos de sirena. Cuando chocamos con las rocas, le echamos la culpa a lo que sea y seguimos atentos a sus cantos tan cautivadores como falsos. 
La naturaleza es incierta y azarosa, nos gusta porque venimos de ella y formamos parte de la misma, pero no tiene ni voluntad ni ningún plan conocido… Ocurren hechos sin que los humanos podamos controlar eficazmente su desarrollo. 
Nuestra fragilidad solo puede ser aliviada por la solidaridad y el amor entre las personas, empezando por las cercanas; sin olvidar que nuestra actitud personal y responsable es fundamental para conseguir nuestros objetivos. Si esta falla o disminuye, entonces estamos a merced del azar en su forma más escalofriante. 
Todos conocemos a personas que se lamentan de que no pueden llegar a fin de mes; más en el ultimo decenio en el que la crisis económica nos ha visitado después de unos años de boom inmobiliario en el que la mayoría de los españoles nos considerábamos millonarios por el echo de haber comprado una casa (a pesar de que muchos la tenían hipotecada y en realidad la casa era del banco). 
A la mayoría nos gustaría ser libres financieramente y para conseguirlo compramos lotería de Navidad, cupones de la ONCE, boletos de la Primitiva y más si el bote está lleno. Sabemos que de esta forma es muy difícil conseguirlo, pero nos aferramos a esa ilusión. Lo de ahorrar es una palabra que, desde pequeños, siempre hemos oído pero que dejamos de hacerlo cuando rompimos la hucha. 
La mayoría de las personas, cuando cobran su salario, salen disparados hacia la “gran superficie” para realizar la compra mensual, pagan el alquiler/cuota mensual de la hipoteca, luz, agua, gas teléfono electricidad, los pagos de las tarjetas de crédito, etc. Si sobra algo, tal vez lo ahorran. Casi nunca queda nada para ahorrar, eso si la cuenta no está en números rojos. 
Si de verdad quieres ahorrar cada año, el secreto es empezar a “preahorrar”. Kiyosaky en sus bestsellers recomendaba: “págate primero a ti mismo”. Es la misma idea que preahorrar. Para ello basta que abras una cuenta de ahorro y el mismo día que te ingresen la nómina, ordenes una transferencia de la cantidad mensual que quieres ahorrar a tu cuenta de ahorros. De esta forma ahorrarás de manera automática a principio de mes y el hecho de tener menos dinero disponible en tu Cuenta Corriente, te motivará a encontrar los mejores trucos para optimizar tus gastos. 
Lo mismo deberías hacer cuando recibes un aumento de sueldo en el trabajo, cobras un plus, una paga doble o un ingreso extra con el que no contabas. 
A la mayoría de personas les pasa que, al encontrarse con más dinero en el bolsillo, su nivel de gasto sube inmediatamente y se adapta al nuevo nivel de ingresos. Empiezan a “necesitar” cosas que antes ni imaginaban poseer: un coche nuevo, una cena en ese restaurante de moda, la suscripción al gimnasio... Una lista interminable. Esta espiral del gasto creciente les atrapa independientemente de si tienen un nivel de sueldo alto o bajo. Cuanto más altos son los ingresos la “lista de deseos” sube de valor. 
Una forma muy sencilla de romper la espiral del gasto creciente es preahorrar las subidas de sueldo. Como el dinero de la subida no llega a tu bolsillo, nunca tienes la tentación de aumentar tu nivel de gasto y ahorras sin precisar ningún esfuerzo de voluntad. 
Durante los diez primeros años de vida la laboral de las personas es frecuente que su sueldo llegue a doblar lo que recibía cuando empezó. Utilizando el truco de preahorrar las subidas de sueldo te resultará muy fácil llegar a ahorrar todos los meses una cantidad considerable sin ningún esfuerzo. 
Si te llega una una subida de sueldo o mayores comisiones de ventas, como estás acostumbrado a vivir con el nivel de salario anterior, puedes utilizar el incremento para pagar por adelantado un préstamo personal y la hipoteca de tu casa. 
Si tienes tus necesidades básicas cubiertas, los caprichos que te puedas permitir con el nuevo sueldo no te compensan frente a la satisfacción de quitarte todas tus deudas con mayor rapidez.
Si has tenido la buena idea de no endeudarte, invierte tus ahorros (los de tu libreta de "preahorro") para que el dinero trabaje para ti. Hazlo con prudencia y busca el mejor asesoramiento independiente que puedas encontrar y permitirte. No busques gangas y huye de las promesas de alto rendimiento. Nunca han existido duros a cuatro pesetas, ni ahora existen negocios espectaculares de alto rendimiento esperando a que alguien los comparta contigo gratuitamente. 
Cuando pensamos en gente millonaria, a nuestra mente llegan imágenes de Ferraris, champagne, yates con pista de aterrizaje para helicóptero y relojes de oro. Esta imagen proviene de las películas tipo “50 sombras de Grey”, ¿cuál es el motivo? La gente corriente, con hábitos comunes, no suele interesarnos y son estos “personajes” histriónicos los que nos llaman la atención y hasta nos deslumbra soñar con sus excentricidades. 
De vez en cuando oímos hablar de algún millonario un poco extraño, como es el caso de Warren Buffett, una de las mayores fortunas del mundo, que, sin embargo, conduce un viejo coche al trabajo. Lo mismo pasa con Carlos Slim, durante años el hombre más rico del mundo y que se ha negado a vestir un reloj de lujo y es autor de célebres frases como “Soy sobrio y mis hijos también, por gusto, por convicción, no por disciplina”. ¿Saben que el propietario de Ikea que se pasa todo el día trabajando en los almacenes de sus fábricas como un empleado más?. Cuando oímos hablar a personas así creemos que son una rareza: ¿Millonarios y espartanos? ¡Eso no puede ser verdad! 
La mayoría de los millonarios siguen el modelo de Warren Buffett: beben cerveza, no champagne; lucen relojes de cuarzo y conducen coches sencillos, nada que ver con Ferraris o BMW último modelo. Es más, el estudio de Stanley y Danko concluyó que un nada desdeñable 37% de ellos conduce coches de segunda mano. Las personas que conducen coches de lujo o últimos modelos necesitan mostrar su estatus a los demás. “¡Fíjate, he tenido éxito en la vida!”. Salvo raras excepciones, las personas que conducen estos coches tienen altos salarios pero baja libertad económica. 
Muchas veces nuestra sociedad de consumo nos intenta convencer de que para ser felices tenemos que comprarnos una casa más grande, un coche más lujoso o viajar a un destino más exótico. En el fondo todos sabemos que es una gran mentira, pero a demasiadas veces nos dejamos arrastrar por lo que hacen los demás. El truco “Ten peor coche que tu vecino” te ayuda a no dejarte engañar y a utilizar tu dinero en lo que “de verdad” te hace feliz a ti. 
Un consejo para ponerlo en práctica es que cuando vayas a comprar cualquier artículo por encima de 100 euros párate un segundo, ¡Olvídate de lo que tienen los demás! y pregúntate a ti mismo: 
. ¿De verdad lo necesito y comprármelo me hará mucho más feliz? 
. ¿Necesitas un “XXXXXXX” así tan caro para usarla un par de veces al año? 
. Si la respuesta es sí, entonces pregúntate: ¿No es mejor comprarlo de segunda mano? 
. Si finalmente decido “comprar” ¿Puedo pagarlo al contado o necesito un crédito personal o pagarlo a plazos? ¿Sabes cuáles son los riesgos de endeudarte? 
Todos los días la televisión, la radio, los periódicos, Internet... en todos los medios de comunicación imaginables nos bombardean con mensajes publicitarios ofreciéndonos facilidades de pago: “Compra ahora y no pagues hasta septiembre” o “Te lo financiamos al 0% de interés durante los seis primeros meses”. Puede parecer que todo son ventajas pero hay que tener en cuenta los tres grandes peligros de endeudarte: 
 Gastas más de lo que necesitas. Con esas financiaciones consiguen hacer que compres más cosas de las necesarias. 
 Te cuesta mucho más dinero que pagar al contado, ya que tienes que pagar los intereses. 
 Te conviertes en esclavo del dinero por la necesidad de hacer frente a los pagos mensuales… 

¡Adiós a tu libertad financiera!

Una forma fácil de saber cuan libre eres, financieramente hablando, es calculando el número de meses que puedes vivir sin reducir tu nivel de gasto si hoy mismo dejaras de ingresar por tu trabajo. Es una cifra sencilla y, sin embargo, tiene una gran importancia. Tu libertad financiera mide el tamaño de tu “red de seguridad”, de tu colchón financiero si hay imprevistos, si las cosas van mal o si quieres emprender una nueva aventura profesional. 
Si tu libertad financiera es de sólo 6 meses, tu red de seguridad es muy pequeña. Es como tener una Espada de Damocles sobre tu cabeza en todo momento. Sabes que si te equivocas, si un día tu empresa va mal y te echan, o si tienes cualquier problema de salud, las cosas se pondrán muy negras. Si tu libertad financiera es de varios años, puedes ver la vida desde una perspectiva muy diferente. Si tu libertad financiera es de por ejemplo 120 meses, puedes tomarte catorce años sabáticos antes de tener la necesidad de volver a ganar un sueldo. 

Tener mucha libertad financiera tiene tres grandes ventajas: 
- Permite lanzarte a cumplir tus sueños: como tienes una red de seguridad grande, no tienes miedo a asumir riesgos y lanzarte a hacer realidad tus sueños profesionales. 
- Tienes más éxito profesional: cuanto más eres tú mismo en el trabajo, más éxito alcanzas. El miedo al fracaso o a perder tu empleo inhiben tu creatividad en el trabajo y te impiden estar al nivel que te gustaría. Cuando eres libre financieramente desaparece por completo el miedo a que te despidan o al qué dirá de ti tu jefe, y te concentras sólo en dar lo mejor de ti. Curiosamente, en el momento que dejas de preocuparte de si pueden despedirte, empiezan a llegar los ascensos. Todos, incluidos tus jefes, queremos trabajar con gente segura de sí misma, que da lo mejor de sí y que se atreve a tomar riesgos calculados. 
- Vives feliz y tranquilo: como dice Eduardo Punset, “el principal obstáculo para ser feliz es el miedo”. Cuando vives con una red de seguridad debajo no tienes miedo a caerte o a equivocarte. Vives tranquilo y feliz. Puedes trabajar en un puesto que a otras personas les causa un estrés enorme pero que, sin embargo, a ti te parece una oportunidad de aprender y crecer. En definitiva: cambia totalmente tu perspectiva de la vida y empiezas a disfrutar cada momento. 
Ser libre financieramente no es lo mismo que ganar mucho dinero; es mucho mejor. Es dejar de vivir con estrés, con miedo a equivocarse y a fracasar en el trabajo. Te permite estar relajado, ir cada mañana a trabajar con una sonrisa en la cara e incluso dejarlo para dedicarte a otras actividades o a tu familia cuando te apetezca. ¡Así da gusto vivir! 
¿Les seduce la idea? 
¿Cuándo dejan de endeudarse y empiezan a preahorrar?

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Para aprender un poco más, pueden ver estos vídeos en el que se dan consejos de sentido común, pero que pocos aplican en sus vidas…

Tres errores típicos al ahorrar:
Ahorrar a fin de mes, confundir ahorrar con cazar gangas y ahorrar sólo para el corto plazo y para objetivos puntuales de gasto.

Tres errores típicos al invertir:
Concentrar la inversión en el corto plazo, concentrar la inversión en España e invertir siguiendo los consejos del vecino o de un “comercial” de una empresa financiera (asesor no independiente).

Tres errores de los “profesionales” con su dinero:
Trampa del gasto creciente, endeudamiento e invertir sin un buen asesoramiento independiente:

Cinco errores típicos al preparar la jubilación:
Ahorrar poco y depender de la pensión pública, empezar demasiado tarde, pensar que sólo existen los Planes de pensiones para ahorrar para la Jubilación, pensar que comprando tu vivienda habitual ya tienes mucho resuelto y planificar una jubilación gris en lugar de una dorada para disfrutar del “penúltimo” tramo de tu vida.

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