Se han escrito muchos libros sobre cómo enseñar a los niños (y a los mayores) a hacer un uso responsable del dinero, pero nos gustaría conocer vuestra propia experiencia.
¿Cómo habéis enseñado a vuestros hijos a darle
importancia al dinero y cómo les habéis inculcado la cultura del ahorro?
Los jóvenes de hoy viven inmersos en una
cultura de lo inmediato, gracias a las nuevas tecnologías y la influencia de
Internet. Quieren tenerlo todo y con prontitud. A la gente más joven le cuesta
plantear su futuro y por lo tanto piensa que ahorrar es una pérdida de tiempo y
un desajuste en sus planes más cercanos. También es verdad que cada vez es más
difícil plantearse metas a largo plazo.
En este escenario, ¿Conocéis y usáis alguna
técnica que pueda ser de utilidad para otros padres-educadores? ¿Qué resultados obtenéis con su aplicación?
Aquí van algunas historias de otros padres:
A.-
“Para nosotros, lo más importante es hablar
abiertamente sobre el dinero. Nuestros hijos presencian tanto, cuándo nos
planteamos darnos de baja en el club, como cuándo vamos a cambiarnos de casa. A
pesar de que no siempre entiendan de lo que estamos hablando, lo que pretendemos
es que adquieran una actitud “sana” hacía el dinero y lo integren como un valor
más en su vida. Ser consciente de lo que
cuestan las cosas y hacer “gastos
inteligentes”, no significa ser avaricioso, porque cuando hay que
recompensarles somos generosos con el presupuesto.”
B.-
Escuchar continuamente de la boca de nuestros
hijos-nietos: “¡Quiero eso y lo quiero ahora!”, estresa a cualquiera. Después
de varios intentos de hacerles entrar en razón, desistí, tome aire y les dije:
“¡Voy a dejar esto en vuestras manos: Si
vosotros no ahorráis para el futuro, yo tampoco lo voy a hacer por
vosotros”
C.-
Mis hijos son adolescentes y desde pequeños les compensamos monetariamente por hacer tareas de la casa o sacar
buenas notas, por ejemplo si han tenido un sobresaliente les doblamos la
“paga”.
Pero esto no es todo, emulando a la vida real, cada euro que ganan está
sujeto a una deducción del 25% que metemos en un fondo referenciado al índice
S&P 500 (los niños no saben lo que es el índice, pero saben que sube y
baja) a la que tendrán acceso cuando sean mayores de edad y otra deducción del
25% en Letras del Tesoro. un depósito a plazo de un gran banco que paga
intereses semestralmente. Los niños tienen que calcular el interés que recibirán
el día de pago y pensar en que lo usarán. El 50% restante puedan gastárselo
como quieran (aunque muchas veces nosotros no estemos de acuerdo). El objetivo es que reciban una educación
financiera y de inversión y aprendan una actitud responsable hacia el gasto.
D.-
Yo lo que intento es que mis hijos tengan una
visión más a largo plazo del dinero. Cuando me dicen “¡Son sólo dos 0 tres
euros al día!”, le digo… “¿Qué? …
Has pensado que dos o tres cafés, un refresco,
un helado, una copa, el tabaco, etc. son muchos euros al mes. Sólo con que los
pusierais en una hucha, (más si los invirtierais) os permitirían pagar la
guardería del niño o iros de vacaciones
una vez al año. No estaría mal que pensarais. ¿Qué otros “pequeños” gastos innecesarios cómo esos podríais ahorrar?”
Seguro
que mejoraríais el estado de vuestras finanzas domésticas.
E.-
Compré a mis nietos, ya mayorcitos, un banco
de juguete. Es transparente y tiene cuatro compartimentos con una ranura cada
uno: Gastos, Ahorros, Inversión y Caridad. Después de explicarles el
significado que le doy a poner dinero en cada uno de los cajones, cada vez que les doy dinero, ellos elijen
en que cajón lo ponen y aprenden con la práctica el uso que quieren dar al
dinero.
·
Gastos para satisfacer caprichos
inmediatos.
·
Ahorros para satisfacer caprichos
o necesidades a medio-largo plazo.
·
Inversión para que el dinero
trabaje por ti y con el tiempo y gracias a la magia del interés compuesto te
ayude a caminar hacia la independencia financiera.
·
Caridad para ser solidario y
ayudar a los necesitados, empezando por los más cercanos.
F.-
Este año nos
fuimos de vacaciones a Disney y la abuela les dio a mis hijos 100€ a cada uno.
Les llevamos a la tienda de Disney y les dijimos que se podían gastar lo que
quisieran pero que deberían de ahorrar algo porque el día siguiente nos íbamos
a Futoroscope y seguramente allí querrían comprarse algo. Agarraron todo lo que
vieron y empecé a ir calculando el coste hasta que les dije, “ya está os habéis
acabado el dinero de la abuela”. Lo que ocurrió exactamente al momento fue lo
más gracioso, empezaron a devolver cosas a la velocidad del rayo. Los dos
volvieron de Francia con la mitad del dinero. Ser conscientes de cómo y en qué gastamos el dinero nos ayuda a mejorar
nuestra economía personal.
Recuerda: Primero ¡Págate a ti mismo! |
Ahora os toca a vosotros comentar vuestras experiencias…
Resumir vuestras experiencias y plasmarlas por escrito ayudarán a todos los demás a mejorar la escasa educación financiera que suelen tener los jóvenes y muchos adultos en nuestra sociedad.
©JAS2013
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