Toda persona responsable del devenir de su familia, procura ahorrar algo de lo que gana por si necesita utilizarlo en el futuro. Por supuesto, además de ganar hay que conservar y en la medida de lo posible, procurar que el dinero "trabaje" y rinda algún beneficio con el que incrementar los ahorros. Para conseguirlo hay que montar un negocio exitoso o invertir los ahorros en los mercados mobiliarios o inmobiliarios y saber como hacerlo para no perecer en el intento.
Sabido es que la capacidad para inferir las intenciones de otros agentes, llamada Teoría de la Mente (TdM), confiere grandes ventajas para las personas en situaciones sociales. Sin embargo esta habilidad puede ser inadecuada para participar en los mercados financieros o para participar en otras instituciones modernas complejas.
En el estudio “En la Mente del Mercado: Teoría de la Mente”, se explica como se puso a prueba unos estudiantes de finanzas para que actuaran en un “mercado financiero estable” y a los mismos actuando en un “mercado experimental en fase de burbuja” que se produce cuando el precio de un activo es muy superior a su valor fundamental subyacente.
Se descubrió que las señales sociales calculadas en la corteza dorsomedial prefrontal afecta a los cálculos de valor en la corteza prefrontal ventromedial, aumentando así la propensión de un individuo a operar durante y normalmente a perder dinero en sus inversiones.
Comprar acciones o colocar ahorros en FIM’s o en cualquier otro activo financiero relacionado de alguna forma con la renta variable influidos por el comportamiento de otros participantes del mercado suele dar malos resultados. Da igual que leamos asiduamente las publicaciones de “expertos” en las páginas salmón de los periódicos o del amigo del trabajo que dice que se forra en Bolsa o del cuñado de turno que es el que más sabe de estos temas y para eso habla de tu a tu con el director del banco. Cada vez que hacemos esto, pasamos a fijarnos más en lo que otros están comprando o vendiendo que en el valor intrínseco de lo que estamos comprando o vendiendo. Las ganas de obtener dinero fácil, la envidia por los éxitos de los conocidos, aunque sean sólo aparentes, casi nunca y nuestro ego hace que pensemos que llegará otro primo más tonto o al menos con peores “contactos” que nos comprará más caro lo que nosotros compramos antes más barato. Y cuanto mayor es la subida de la acción, menos pensamos en los fundamentales de la compañía y más en colocársela a otros. Así somos los humanos.
Las decisiones que se toman en base a las intenciones de los demás suelen conducir a la formación de burbujas en el mercado y como es prácticamente imposible adivinar cuando va a cambiar el ciclo, el resultado son pérdidas.
¿Qué conclusiones podemos sacar de este estudio para nuestra vida diaria?
Para empezar, reconocer nuestras limitaciones como inversores. Quizá este mecanismo de pensar en lo que hacen otros es bueno para adaptarnos a la sociedad y la supervivencia de las especies, pero no es precisamente de ayuda para operar con nuestros ahorros en los mercados de capitales y recortemos que aunque sea indirectamente, todos lo hacemos.
Si no conseguimos reconocer cuales son nuestros objetivos y atenernos a ellos continuamente y abstraernos del “ruido” o incluso con un cierto rasgo 'contrarian', mejor que dejemos los ahorrillos en una cuenta corriente remunerada. Puede que suframos mucho al oír las fantochadas exitosas de los “listillos” de turno, pero a la larga, perderemos mucho menos dinero que si hubiéramos sucumbido a sus cantos de sirena.
También podemos pensar en sistemas de compras y ventas periódicas (por ejemplo, hacer suscripciones a fondos a principio de mes o de trimestre) que nos reduzca el riesgo de entrar en los momentos de burbuja, aunque lógicamente tampoco compraremos en los precios más baratos.
Como ven a mi no se me ocurre ninguna idea mágica, tampoco presumo de rico degustando un Martini en un paraíso fiscal del Caribe, como hacen muchos que se ganan la vida dando consejos sobre inversiones pero no viviendo de las que ellos hacen personalmente. Seguro que mas de uno habría agradecido leer estos pequeños consejos cuando se puso a comprar como 'inversiones' pisos en la costa como si no hubiera un mañana...
Fuera bromas, no olvidemos que la naturaleza humana es así y nuestras neuronas nos hacen reaccionar de esta forma una y otra vez. Nos vendrá bien recordarlo para intentar no caer en errores importantes en la toma de decisiones futuras.
©Juan JAS
PD.-
Los Gestores de FIM están en el escaparate y como los periódicos hacen rankings de rentabilidad deben procurar “bailar al son de la música” para no quedarse demasiado descolgados. Todos sabemos que puntualmente se nos informa que “la rentabilidad pasada de un FIM no debe tomarse como declaración de rendimientos futuros”, pero también sabemos que nadie le hace caso a esta declaración tan importante. Es algo similar a lo que oímos en las películas cuando el juez dice “ el jurado no tendrá en cuenta lo que acaba de ver y oír”. Simplemente es imposible. Nuestra naturaleza humana no nos lo permite.
Sin embargo como gestores privados de nuestros ahorros, muchos o poquitos, que todos somos, no estamos en el escaparate y no debemos dar cuenta a nadie más que a nosotros mismos es bueno tener en cuenta:
- Hacer compra-ventas periódicas según los cambios de posiciones en la cartera de FIM que con consistencia y a muy largo lazo han sido capaces de aportar valor a las inversiones que han gestionado, incluidas las suyas.
- De entre varias opciones posibles, invertir en la menos volátil. Analizar siempre ratio beneficio/volatilidad.
- Sobreponderar ratios de valor intrínsecos (valor en libros, PER, crecimiento sostenido, etc) e infraponderar valores de demanda (MACD, RSI, momentum, etc.)
- Cuando todo el mundo pieza a hablar del mismo activo ....salir del mismo.
- El último euro, que lo gane otro.
Antes de tomar la decisión de invertir los ahorrillos que tanto nos ha costado ganar y mantener tomarse 40 segundos y repasar esta pequeña lista
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