Los españoles estamos tan
enganchados al crédito nos cuesta horrores vivir sin él…
Hoy mismo, 1 de
Septiembre he recibido un mail con un “canto de sirena” que me recuerda a
tiempos pre-crisis. El texto íntegro es este:
“Dice un refrán que la calma precede a la
tempestad y no puede ser más verdad, porque se acabaron las vacaciones y llega
la temida cuesta de septiembre.
Entre la vuelta al cole y
los gastos de casa, este mes es físicamente imposible no gastar... pero solo
por ser de XXXX, la cuesta de septiembre es menos cuesta.
Porque del 1 al 30 de
septiembre, todas las compras de 100 EUR o más que realices con
tu tarjeta de crédito XXXX y aplaces en 6 o más meses, tienen un 5% de devolución.
Con XXXX, volver a la
rutina cuesta menos y …
¡Tu dinero vuelve a
casa!”
Al final del mail, hay
unos párrafos escritos con letra pequeñísima y difícil de leer, por lo que casi
nadie repara en ella, pero que es imprescindible leer para mejorar la
comprensión de la oferta que nos hacen. Dice esto:
“Las compras que podrán
beneficiarse del 5% de devolución serán las compras superiores a 100 EUR que
sean aplazadas de manera individualizada mediante el servicio "XXXX Compra
en Cuotas" por un plazo igual o superior a 6 meses.
Ejemplo de una compra
realizada con tarjeta de crédito o tarjeta inteligente por importe de 300 EUR,
fraccionando el pago en 6 mensualidades con una cuota de 52,84 EUR y un importe
total adeudado de 317,04 EUR. TIN 19,21%-TAE 21%. Y teniendo en cuenta que no
existan incidencias en los pagos.
La entidad se reserva el
derecho de anular la devolución del 5% de la compra efectuada, si no se
mantiene el pago fraccionado de la compra por el plazo mínimo de 6 meses. Del
mismo modo, la devolución del 5% de descuento se abonará en la cuenta asociada
de la tarjeta de crédito o tarjeta inteligente durante el mes de octubre.
De acuerdo con la
normativa vigente, esta promoción tiene consideración de ganancia patrimonial
sujeta al Impuesto sobre las Rentas de las Personas Físicas ( IRPF) de su
perceptor, …”.
Resumiendo:
La parte bonita es que
nos devuelven un 5% de algunas compras que podemos hacer durante el mes de
septiembre. La parte mala que debemos
pagar a Hacienda en el próximo IRPF por esta devolución y además debemos pagar
a la entidad financiera hasta un 21% TAE de “todo” lo que paguemos con la
tarjeta en este mes.
La cantidad pagada de más
es muy difícil de calcular para el común de los mortales y prácticamente nadie
la calcula porqué pasa diluida en los “6 cómodos plazos mensuales en los que se
paga la deuda”. Eso no es ninguna disculpa para que todos seamos conscientes
que cuando aceptamos una “¡¿oferta?! De este tipo está envenenada y que nos
costará cara. Más si ya estamos pagando las vacaciones que “¡pagamos?” a
crédito, los plazos del coche, de la hipoteca, de las otras tarjetas de crédito,
etc.
Desde pequeño aprendí de
mis padres y abuelos que cuando quería comprarme algo, primero debía ahorrar la
cantidad que costaba mi “deseo” y sólo cuando había logrado conseguirlo podía
ir a comprarlo. Aunque esta era una práctica muy común para casi todas las
compras, salvo para la vivienda, en el siglo pasado, ya hace algunos decenios
que muchos lo han olvidado. Se engancharon a la milonga del “crédito fácil”, de
poco coste y cómodos plazos y se acostumbraron a comprar bienes y servicios
antes de ahorrar el dinero necesario. Esta novedoso proceder permitía disfrutar
desde el primer momento y con un poco de suerte igual no hacía ni falta ni
devolver el préstamo. El término “socializar las pérdidas” se hizo famoso y las
siglas TAE —costó mucho de entender su significado— se hizo popular. Del sueño
de los créditos fáciles para consumir, hace casi diez años que despertamos de golpe y
hace pocos meses que el espejismo vuelven a aparecer. Al mismo tiempo ha
aparecido un nuevo término cuyas siglas son TIN y que acompaña cualquier texto
informativo sobre créditos.
Cuando nos ofertan
cualquier producto financiero —especialmente préstamos para financiación o
inversiones— hay al menos dos datos que debemos conocer: el TIN y el TAE. ¿Saben
realmente que significan, qué diferencias hay entre ellos y como nos afecta a
los consumidores?
Según el Banco de España, el Tipo de Interés Nominal (TIN), es el tipo que se menciona usualmente en los contratos
en los que se pacta el pago de intereses y se caracteriza porque en no se descuenta la tasa de inflación (por oposición al
tipo de interés real, en el que se resta la inflación).
El TIN es el interés que
la entidad financiera nos va a cobrar por el aplazamiento de los pagos. Éste interés se cobrará en cada recibo y se sumará a la
parte de capital que se amortiza en ese mismo recibo. El TIN puede ser diario,
semanal, mensual, trimestral, semestral o anual; aunque el más habitual es el
mensual.
A los solicitantes esta
cifra nos puede confundir porqué con solo el TIN no podemos saber cuánto nos va
a costar el préstamo. Es un poco como los billetes de avión que se compran por
internet. Te dicen que un vuelo a un destino vale 10 euros, pero cuando lo
compras en firme, tienes que pagar 60 euros. Faltaba añadir las maletas, el
asiento reservado, el seguro, las tasas, el pago con tarjeta, etc.
El TIN no tiene en cuenta
las comisiones ni otros gastos que tenga que pagar el usuario. Se refiere
siempre a un periodo de tiempo concreto que hay que especificar: por ejemplo un
6% nominal anual, es equivalente a un 0,5% nominal mensual. No tiene en cuenta
la periodicidad de los pagos. Con el mismo TIN el importe de intereses es
diferente si los pagos son mensuales, frente a un único pago anual.
La Tasa Anual Equivalente
(TAE) es el tipo de
interés que indica el coste o rendimiento efectivo de un producto financiero y
por ello es el dato objetivo en el que
hay que fijarse para comparar el coste de un préstamo. Puesto que es lo que
mide el coste efectivo de un préstamo a un plazo concreto, en términos anuales
y teniendo en cuenta las comisiones y gastos a pagar por el consumidor y la
frecuencia de los pagos. Simplificando: nos interesará contratar la tarjeta
con pago aplazado, el préstamo o crédito con menor TAE.
Aún así la TAE legal todavía no es la TAE real. La normativa obliga a las entidades
financieras a informar a los clientes y a hacer constar la TAE en distintos
lugares: en los contratos, en la información previa a la contratación y en la
publicidad entre otros.
Los elementos que debe
incluir la TAE están legalmente definidos: la normativa ha ido evolucionando y
adaptándose a nivel europeo, y la TAE legal incluye cada vez más gastos,
pero...
Siempre falta algún gasto
que deba hacer frente el consumidor (por ejemplo los gastos de notario y
registro no se incluyen en el cálculo de la TAE legal). Además, hay gastos,
como la contratación de productos adicionales —piensen en los mantenimientos de
las empresas eléctricas, gas y agua— que, aunque en teoría sean voluntarios
(por lo que su coste no se incluye en la TAE), en la práctica son de
contratación obligatoria. Por otro lado, en muchos casos el cumplimiento de la
norma deja mucho que desear y no se informa al consumidor debidamente de los
costes del préstamo. Es preciso tener en cuenta todo esto para conocer la TAE
real de un préstamo.
La TAE se calcula de acuerdo con una fórmula
matemática normalizada que tiene en cuenta el tipo de interés nominal de la
operación, la frecuencia de los pagos (mensuales, trimestrales, etc.), las
comisiones bancarias y algunos gastos de la operación. Como
siempre, para tener la mejor
información, lo mejor es hacer cálculos para llegar a nuestra propia TAE. La
manera más sencilla de hacerlo es utilizando una “calculadora
de TAE real”.
Solo se necesitan tres
datos:
Precio al contado, que
indica el importe del préstamo o de la compra que deseas financiar.
Cantidad que paga en el
momento de la compra, donde debes indicar todos los gastos relacionados con la
financiación que debas pagar (desde una comisión de apertura hasta cualquier
otro gasto o pago, impuestos, gastos de notario, una cantidad inicial a pagar
en el caso de una compra, el coste de un seguro, etc.).
Importe de la cuota
mensual, con la cuota a pagar facilitada por la entidad. Si además existe
alguna cuota de un importe diferente, podrás indicarlo.
Una vez completados los
datos, clic en “Calcular” y obtendremos la TAE real comparable con la de otras
ofertas.
Un ejemplo claro:
Supongamos que queremos realizar la compra
de unos electrodomésticos para el hogar valorados en 1.000 euros y queremos
aplazar el pago a nueve meses.
Supongamos que nuestra entidad habitual es XXXX,
y nos ofrecen aplazar el pago mediante la Tarjeta XXXX con un interés nominal
mensual de 1,10%.
Preguntamos al vecino y su entidad le ofrece
una tarjeta de similares características que nuestra, pero al 0% de interés,
con una comisión de gastos de gestión y estudio del aplazamiento de los pagos
de 25 euros. Nuestro vecino nos dice
que la tarjeta de su entidad es mejor que la nuestra por que, al no pagar
intereses, la financiación le sale gratis.
¿De verdad le sale gratis
la financiación?
¿Su financiación es más
barata que la que nos ofrece nuestro banco?
Además de la calculadora anterior (OCU)
tenemos la calculadora de TAE online que facilita el
Banco de España.
Nuestra entidad:
TIN mensual (1,10%), TIN anual (1,10% x 12 =
13,20%),
TAE ( (1+ 0,1320/12)^12-1) = 14,02%
Entidad del vecino:
TIN mensual (0%), TIN anual (0%), = = > TAE (6,29%)
Cómo podemos ver, la financiación no le sale
gratis a nuestro vecino porque mientras el banco remunera sus ahorros al 0%, le
cobra nada menos que un 6,29% TAE por el préstamo.
Aún así las condiciones son mucho mejores
que las de nuestro banco XXXX para el importe y plazo indicados que nos cobra más del doble.
Por esta razón, recomendamos fijarnos en la TAE siempre que haya que realizar
una operación financiera, además, las entidades
financieras están obligadas a publicarla, aunque en muchas ocasiones sea en la
letra pequeña. De este modo, podremos comparar los dos productos llevándolos al
mismo escenario temporal y escoger la que mejor condiciones nos ofrezca.
Por tanto, no se
compliquen con el T.I.N. Pueden olvidarse de esta nueva palabreja, que sólo
sirve para engañarnos o al menos confundirnos, al hacernos pensar que disfrutar
dinero prestado sale más barato de lo que en realidad sucederá.
©JuanJAS
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