Intenten visualizar esta escena:
Un joven precario que empieza a considerar una quimera el cobro de una pensión el día que sea viejo mientras paga religiosamente una parte de su nómina que sirve para ayudar al Estado a pagar la pensión de sus abuelos, el empleado que no sabe cuál será su futuro dentro de diez años, el trabajador de cincuenta años que ve como se eclipsan las buenas prejubilaciones de las que disfrutaron los trabajadores de bancos y grandes empresas, el trabajador de sesenta que teme un cambio de normas a última hora que le alargue la jubilación algunos años más, y, al final de la fila, el jubilado que no acaba de estar seguro que le paguen la actual pensión durante muchos años (si no fallan las “pastillas” debería seguir cobrando su pensión durante muchos años).
¿La escena da miedo verdad?
¿No les parece que la escena describe con bastante realidad nuestro entorno?.
Se acercan elecciones. Los políticos de derechas esperan ganar votos prometiendo subsidios, mano dura con los inmigrantes y menos impuestos (al menos para las sociedades, los más ricos y los trabajadores cualificados en lo alto de los escalafones).
Los políticos de izquierda dicen que si no acogemos cada vez más inmigrantes, no se suben los impuestos (a todo el que no pueda eludirlos) y no se gasta más en medidas sociales NO se podrán pagar las pensiones futuras, que quieren que sean de al menos 1000€ para los más desfavorecidos.
La realidad es que la actual mejora de la economía está frenando el crecimiento del déficit de la Seguridad Social, sin rebajarlo, de momento. Se está ganando tiempo mientras rezamos para que no venga otra recesión que podría causar verdaderos estragos en la endeudada España.
Parece cierto que el número de personas que viven en la pobreza ha disminuido a menos del 10% de la población. Nunca en la historia ha habido tan pocas personas realmente pobres, pero se da la paradoja de que, al mismo tiempo, en todos los países la desigualdad ha crecido. Hay dos tendencias opuestas en marcha. El problema es que no solo se está produciendo un aumento de la desigualdad de renta, sino que también crece la desigualdad inflacionaria.
Los pensionistas hace más de un año que se manifiestan por las calles (más en Bilbao que en ninguna otra ciudad. Los pensionistas, cada vez más numerosos en España quieren su parte del pastel, y parece que todo lo que han conseguido hasta ahora es que las pensiones se vuelvan a revalorizar al mismo ritmo que lo hace el IPC. ¡Contentos y engañados!.
¿Porque digo eso? Porque se nos vende que este cambio de política (que las pensiones se vuelvan a revalorizar con el IPC) es un gran logro para los pensionistas cuando en realidad NO lo es tanto.
¿Se han preguntado qué significa realmente ese “logro” en su economía doméstica particular?
Por ejemplo si la pensión mínima de 600€ en 2007 se hubiera revalorizado todos los años con el IPC se hubiera convertido en 676€ en 2019 en lugar de los 642€ en que realmente cobra ese pensionista. El chocolate del loro.
¿Saben que la inflación es una estadística plutocrática?. El IPC (índice de precios al consumo) está formado por una “cesta de bienes de consumo”, y ¿saben que “quién gasta más dinero” tiene más influencia en decidir qué es lo que llena la cesta y por tanto sirve para calcular el IPC?
La metodología del cálculo pueden leerla aquí, pero prueben a buscar en la web del INE la composición/ponderación de la “cesta de productos-servicios” que supuestamente usan para calcular el IPC. En lugar de ser un dato (Clasificación ECOICOP y Enlaces con la COPICOP-IPC) fácilmente accesible, como debería ser, tendrán que sudar mucho, si es que llegan a encontrarlo. Pasa algo similar a lo que ocurre con los “datos brutos” para calcular las “balanzas fiscales territoriales”… el Gobierno NO las publica desde hace muchos años y así nadie puede valorar como correctas o incorrectas las valoraciones que en cada momento decide hacer. Una cosa es lo que “se nos dice que es” pero la falta de transparencia da pie a que puedan mantenernos “engañados”.
Eso significa que en la mayoría de los países el índice IPC refleja los usos de consumo de la “clase media alta”, NO los de la mayoría de la población.
Si usted pertenece a una familia de renta baja o mediana, ¡Calcule en qué cosas realmente gasta su familia su dinero! Los bancos ayudan a que lo sepamos porque nos ofrecen tablas y gráficos para que nos sea fácil conocer en que nos gastamos nuestro dinero.
Comprobará que las categorías mas importantes en las que se engloban sus gastos suelen ser alimentos, energía y vivienda. Si son mayores, también en asistencia médica. Los impuestos indirectos y los directos (locales, autonómicos, nacionales, etc) también representan un buen porcentaje.
¿Saben que esos son los componentes de la inflación que mas han subido en los últimos 25 años?.
El hecho es que para el 75% de la población nuestros gastos anuales han subido bastante más que la inflación oficial medida por el IPC. La diferencia es bastante mayor para los jubilados que se supone que además tienen algunos ahorros (si no los tienen lo pasarán todavía peor) que les rentan menos que la inflación y colaboran a que pierdan poder adquisitivo.
Durante mucho tiempo, la diferencia entre la “inflación familiar” y el IPC, no fue un problema social o político, porque hasta 2008 teníamos “crédito fácil”. Eso creó una sensación falsa de igualdad en el consumo puesto que mucha gente que no tenía dinero podía comprarse a crédito el mismo coche/casa/paquete vacacional, etc. que quienes podían pagarlo en efectivo. El crédito nos permitió ilusoriamente usar nuestro nivel de vida de mañana para mejorar nuestro nivel de vida hoy y nos olvidamos de como se comportaba la gente antes de esos tiempos gloriosos (primero ahorcan y cuando tenían el capital necesario, daban la entrada para un pisito, se compraban un electrodoméstico o se iban de vacaciones a donde sus ahorros les permitían. Deudas las mínimas)
El problema vino cuando el hechizo se deshizo y se interrumpió el crédito. ¡Estalló la crisis!. Los bancos y principalmente las “Cajas” dejaron de dar créditos sin comprobar la capacidad de retorno. Quienes, hace unos años, compraron a crédito bienes de consumo y llevaron un tren de vida por encima de sus posibilidades, ahora siguen teniendo el mismo coche/casa/equipamiento, etc, ya viejo o muy viejo y rezan para que no se rompa nada. Quienes primero ahorraron y compraron en efectivo o con el mínimo crédito, hoy se pueden comprar un bien de consumo nuevo más barato y con mejores prestaciones o simplemente tienen un mejor grado de libertad económica.
Par acabar de apuntillar al herido, el Gobierno sigue ayudando a hundir más en la miseria a esas personas si obliga a cambiar por ley el vehículo (eliminación de diesel y posteriormente gasolina), a realizar “embellecimientos innecesarios en las fachadas de todos los edificios”, si sigue poniendo “impuestos al sol” para que tengamos que consumir obligatoriamente a las compañías su cara energía, si sigue impidiendo usar redes WiFi públicas o semi-privadas en los edificios, etc.
En términos medioambientales, estamos haciendo lo mismo: pedir prestados recursos futuros para mejorar nuestro nivel de vida hoy. Si solo utilizáramos recursos renovables, nuestro nivel de vida se reduciría en una tercera parte. Si quemo un barril de petróleo hoy, no voy a poder quemarlo mañana. Para 2030, la mitad de nuestro nivel de vida será un crédito medioambiental prestado del futuro. Por otra parte si decidimos utilizar solo recursos renovables, nuestro nivel de vida en 2030 será un 50% inferior a menos que las cosas cambien. Hay que decidir ¿qué es lo que realmente queremos?, ¿qué estamos dispuestos a hacer?, ¿cuánto estamos dispuestos a sacrificarnos y a ¿que estamos dispuestos a renunciar para conseguirlo?
Nuestros políticos tienen grandes desafíos que resolver. El crecimiento nominal del PIB [PIB más inflación] no ha sido tan bueno como se vanaglorian los políticos que han gobernado España durante los años postcrisis. El problema es que la deuda española también es nominal, por lo que la ratio PIB-deuda se reduce muy despacio.
Tampoco nadie nos cuenta que en los últimos años el desempleo ha caído porque mucha gente joven (la mejor formada y capaz de generar valor añadido) se ha marchado del país a otras regiones donde les han dado la oportunidad de desarrollar sus carreras o al menos les han ofrecido un puesto de trabajo mejor del que podían conseguir en España.
Los cambios futuros en la economía mundial van a exigir un capital humano bien formado y flexible. El hecho de que mucha gente joven, con talento y bien formada, se haya marchado de España sin que puedan “retornar” parte de los recursos que el país ha invertido en ellos, no es una señal positiva.
Podríamos seguir hablando de temas importantes para los que los políticos deberían trabajar en busca de soluciones y mejoras, en lugar de hacer viajes de postureo, discursos y promesas incumplibles, pero claro, parece que nos esperan 30 años de populismo. Ellos se gritan, insultan, nos mienten descaradamente, malversan recursos públicos, mientras nosotros discutimos los unos con los otros atrincherándonos en bandos que no nos llevan a nada bueno.
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