miércoles, 30 de noviembre de 2011

El milagro de la banca: La Reserva fraccionaria

En la antigüedad el comercio se realizaba por medio del trueque. Las personas  pagaban productos y servicios suministrando otros productos o servicios a cambio de los primeros. El dinero se inventó como un símbolo. Es decir, era más fácil cargar una moneda como representación del valor de un campo o del grano que se intercambiaría. El problema comenzó cuando comenzamos a ver el dinero como "un producto": de ahí nacieron los bancos como administradores o guardianes del intercambio de ese producto llamado dinero.
Al principio lo administraron guardando unos papelitos que tenían su equivalente en oro y el valor de todos los “papelitos” que circulaban tenía su equivalente exacto en lingotes y monedas de oro, depositados en los bancos centrales de cada estado. Llegó un día en que abandonó el patrón oro y por uno de esos “papelitos” si íbamos al banco ya no nos darían su equivalente en oro. Había nacido la Banca moderna.
Además de disponer de un capital inicial proveniente de sus accionistas, los Bancos atraen el dinero de las personas y las empresas, para que sea depositado en ellos. Por recibir y mantener este dinero, las entidades financieras suelen pagar una cierta cantidad de dinero al depositante que se conoce como interés. El cálculo de esa cantidad se hace a través de porcentajes y recibe el nombre de "tasa de interés de captación".
De acuerdo con los depósitos recibidos, las instituciones financieras conceden préstamos a personas y a empresas que necesiten financiamiento para llevar a cabo gastos de consumo o de inversión. A quienes obtienen estos préstamos, las entidades financieras les cobran por ese servicio una determinada “tasa de interés de colocación” que normalmente es superior a la tasa de interés de captación.
Los bancos obtienen beneficios de la diferencia entre la tasa de interés que cobran a quienes piden préstamos y la tasa de interés que pagan a las personas que depositan su dinero en las instituciones financieras.
Los bancos ofrecen servicios tales como recibir depósitos, realizar transacciones, conceder préstamos, cajas de seguridad, asesoramiento financiero, etc.
Los principales tipos de depósitos son “a la vista” (cuentas corrientes de disponibilidad inmediata), “de ahorro” (son las libretas de ahorro), “a plazo” (depósitos a plazo que no se pueden retirar antes de la fecha de su vencimiento sin una penalización).
Las transacciones  son los servicios que los bancos prestan a sus clientes y que consisten, fundamentalmente, en aceptar cheques y órdenes de transferencia de dinero de una cuenta a otra. Pueden llevarse a cabo a través de cajeros automáticos.
Las oficinas principales de los bancos ofrecen cajas de seguridad para que sus clientes puedan guardar sus objetos de valor, joyas, oro, etc a recaudo de los ladrones
Todos los bancos ofrecen servicios de asesoramiento financiero sobre los productos que comercializan aunque en la historia reciente se han creado EAFI (asesorías financieras independientes supervisadas por la CNMV)
Los préstamos se conceden a los clientes que necesitan financiamiento.
Los bancos permiten a sus clientes tener líneas de créditos
 u otros tipos de crédito, esto es, disponer de dinero sin tenerlo. Este dinero, aunque mucha gente parece no tenerlo en cuenta al solicitar el préstamo, hay que devolverlo íntegramente complementado con un tipo de interés. Si no se devuelve a tiempo, hay que pagar una fuerte penalización y además se puede llegar a perder la garantía (la vivienda en caso de un préstamo hipotecario). Esto es de vital importancia tenerlo en cuenta antes de aceptar las tentadoras ofertas que hacían los bancos en los años anteriores a la crisis. (“No te preocupes, te valoro la casa por el valor que tendrá dentro de sólo 5 años y así tendrás dinero para comprarla a valor actual, para amueblarla, para comprarte el BMW y hacer un viaje de bodas fantástico a las Maldivas). Lo que no explicaba el banco era que no tenía bola de cristal para saber el valor que tendría su casa dentro de 5 años (rentabilidades pasadas, no aseguran rentabilidades futuras). Tampoco explicaba muy claro que tendría que devolver el préstamo más un interés de aupa. El cliente ya no se acordaba del corolario del cuento de La lechera y como le “habían dicho” que tenía derecho a todo lo que quisiera…. No hace explicar las consecuencias de todo este desaguisado.
Pero el principal negocio de los bancos, no procede de todo este elenco, tan variado de servicios, sino de …..


…un privilegio que les otorga la ley: la reserva fraccionaria.
Básicamente consiste en que el banco no está obligado a guardar en sus arcas todo el dinero que le entregan los ahorradores para su custodia y devolución en cuanto se lo soliciten. Sólo deben mantener una reserva sobre el importe que los clientes depositan, el argumento que sustenta este funcionamiento es que solo un pequeño porcentaje de clientes solicita simultáneamente la retirada de sus depósitos. Por esto es tan importante mantener la “confianza” en el sistema bancario y  por ello todos los gobiernos se esfuerzan por rescatar a los bancos quebrados y a intentar que no quiebren más. Porqué si cunde el pánico, se acaba el negocio y podría desencadenarse una serie de revueltas sociales o incluso guerras.
Para explicar el sistema de la reserva fraccionaria supongamos que un cliente deposite 10.000 € en un banco permite que este utilice una parte para conceder préstamos a clientes. Así el banco reserva un 10 % y el resto lo utiliza para conceder financiación, en este caso 9.000 €. Pero la operación no acaba aquí. Supongamos que otro cliente solicita un préstamo de 9.000 €, en el momento que el banco formaliza el préstamo y abona los 9.000 € en la cuenta del cliente vuelve a realizar la misma operación de reserva fraccionaria, es decir, reserva el 10 % (900 €) y dispone de 8.100 € para continuar dando más financiación. Esta operación repetida muchas veces converge a que los 10.000 € depositados permiten al banco conceder préstamos por valor de 90.000 €. Este privilegio legal llamado “reserva fraccionaria que tienen los bancos les permite multiplicar virtualmente el dinero de sus depositantes por 9 veces.
Pero esto no es todo. Como el banco presta el dinero a sus clientes a un interés mucho mayor que el que les paga a los ahorradores que se lo prestan a él (supongamos un 10% de spread) esto permite al banco aumentar en cada transacción la cantidad de dinero que puede prestar. Según estas condiciones el banco podría multiplicar el dinero real inicial por 75 veces o por 10000 veces, todo depende del spread y del porcentaje de reserva fraccionaria que la ley les obligue a realizar.
Es evidente que este sistema de funcionamiento es claramente insolvente. Es imprescindible aprender a vivir sin que los pies toquen al suelo y a “confiar en el sistema”. Es u acto de fe constante, como en una religión. Las matemáticas  y el sentido común dicen una cosa, pero si se “cree” en otra, mientras la creencia siga siendo aceptada mayoritariamente…….
Por si acaso y para perpetuar la “confianza” se inventaron la figura del prestamista de última instancia, es decir los bancos centrales (FED. El BCE debería hacer lo mismo que la FED, pero no hay acuerdo político y así nos van las cosas en Europa,  … ), que deberían inyectar el capital necesario a los bancos en situaciones críticas. Estos prestamistas de última instancia, al contrario de la creencia popular, no son organismos públicos y tienen total independencia de los gobiernos. Son los propietarios de la imprenta de imprimir “Cromos” que todos consideramos dinero.
La realidad es que el dinero que solicitamos a los bancos no corresponde a los depósitos de los clientes, ni tan siquiera al gobierno del país, simplemente los bancos generan un apunte contable en su ordenador y fabrican el dinero ante la petición de un préstamo (El dinero es “deuda”). Un dinero que en realidad no tienen y que obliga al prestamista a devolver el capital más los intereses, de hecho el dinero que existe en circulación procede siempre de la deuda que alguien ha contraído.
Pero la maldad del sistema no acaba aquí, resulta que el banco fabrica el dinero que solicita un prestatario (el cliente) pero no fabrica los intereses que tiene que devolver. Así una persona que solicita una hipoteca de 100.000 € a 30 años tendrá que devolver 100.000 € de capital que el banco ha fabricado de la nada más 100.000 € de intereses que no existen, ya que el banco no los ha creado. Entonces, ¿Cómo puedo devolver unos intereses que no existen? la realidad es que no puedes, se los quitas a alguien que también se ha endeudado y de esta forma siempre hay alguien en la cadena que no puede devolverlos y pierde su casa u otros bienes.
Inevitablemente el hecho que unos tengan que pagar los intereses con la deuda que otro solicitó, obliga a competir y los menos afortunados perderán en este sistema diabólico. Alguien puede pensar que él no tiene deuda porque no ha solicitado ningún préstamo nunca y sin embargo tiene dinero, la realidad es que la empresa (o el Estado) que le paga, o la persona que le contrata un servicio seguramente sí que se endeudó para poder funcionar, siempre hay alguien en la cadena que ha tenido que solicitar financiación para obtener dinero. El sistema para funcionar necesita siempre generar más deuda y en el momento que se frena la concesión de deuda (préstamos), empiezan las dificultades para la sociedad. Pero, como parece obvio, esta manera de funcionar no es sostenible ya que los préstamos se dan en base a alguna actividad económica que genera consumo de energía, bienes, produce residuos, etc. y la economía real no es infinita, aunque la deuda sí que lo pueda ser.
Seguramente, esta crisis que estamos sufriendo en los “países desarrollados” responde en gran medida a que ya hemos llegado a un punto insostenible de deuda.
Llegados a este punto, toca preguntarnos… ¿a quién debemos dinero?
Estos serán nuestros señores y nosotros sus esclavos.
©JAS 2011

PD.-
Os adjunto unos vídeos de los cuales hay una gran variedad en you tuve.
Claro que, al recibir el mensaje, hay que saber diferenciar el grano de la paja y saber discernir lo que son “hechos contrastados” o sólo propaganda política.
http://www.youtube.com/watch?v=SusWeGoL3gM&feature=player_embedded
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=r7RH8BoxD2o

1 comentario:

Maria dijo...

Muy interesante, toda esta información que tan hábilmente has expuesto, debería enseñarse en los institutos y universidades. Para que la gente a la hora de tomar una decisión como pedir una hipoteca, tengan claro a lo que se enfrentan.
Si la gente, tuviera educación financiera, cosa que en España muchos no saben ni lo que significa, seguramente muchas familias no estarían en la situación tan penosa en la que se encuentran, al no poder su hipoteca.
Lástima que los jóvenes sean tan reacios a aprender cosas útiles, que les ayudarían a no ser esclavos durante toda su vida de cualquier entidad financiera. Sobretodo lástima que a los poderosos no les interese que las aprendan.