No hace falta que consulten el diccionario para asegurarse de la diferencia entre opinión y noticia. No les servirá para nada práctico, porqué hoy en día, pocos profesionales que trabajan en un medio de comunicación la tienen en cuenta. En las empresas manda quien aporta el capital y por ello, siempre será noticia lo que los medios elijan como portada, para contentar a su clientela, a los anunciantes o al grupo político al que sirven.
Mientras, la gente degusta el subproducto elaborado, mejor si tiene pocas frases y más barato le cuesta. Tengan en cuenta que los contenidos suelen llevar un aditivo que les activará la percepción del miedo, les adormecerá cualquier capacidad crítica, les ayudará a formar la opinión y les conducirá por el sendero de lo políticamente correcto. Eso si, con el tiempo les irá adormeciendo su “inteligencia ejecutiva” y por ello, todas las grandes y numerosas demostraciones virtuales de solidaridad, se quedarán en el limbo o como mucho en un simple postureo.
Las noticias que publican los medios profesionales, ni nos mostrarán los hechos desnudos, ni las opiniones incluirán respuestas a las preguntas inteligentes. Algunos lectores despiertos tienen preguntas y les gustaría que los grandes medios las trasladaran a los expertos. Ojalá dieran sus respuestas en prime time o en sus cabeceras para que el máximo número de consumidores de información pudieran oírlas. Supongamos el último caso de moda, los atentados yihadistas en París. ¿Les gustaría saber… para poder entender el conflicto?
¿Porqué estos medios de comunicación tan poderosos, con tantos recursos no nos hacen llegar ninguna respuesta a estas o similares preguntas?
Si no tienen medios para responderlas, no hace falta que perdamos el tiempo leyéndolos o consumiéndolos. Si conocen la respuesta y no la comparten con nosotros, ¿para qué vamos a consumirlos?
Lo cierto es que todos tenemos unos hábitos y modificarlos requiere un esfuerzo. Estamos acostumbrados a leer el mismo periódico cada día, a ver el mismo canal de TV, a mirar que han colgado nuestros amigos y conocidos en el Facebook o consultar algún periódico digital gratuito. Siempre lo mismo. Buscar otras fuentes, comparar, analizar… es pesado, requiere tiempo, y como hay tanta basura…
Este modo de actuar que tenemos la mayoría lo aprovechan los grupos de presión, para entrar en nuestro inconsciente y zarandear nuestro lado emocional, implantando ideas, deseos, miedos y temores, induciendo comportamientos irreflexivos, que nos hacen reaccionar. De esta forma consiguen que transmitamos la propaganda que desean, sin reflexionar críticamente sobre la veracidad de lo compartido ni la oportunidad de hacerlo en ese preciso instante.
En el plano privado, cada vez queda menos gente que guste de dialogar serenamente, sin gritos, escuchando, queriendo entender, preguntando, respondiendo sin eludir. Por ello cada vez cuesta más resolver los conflictos. Cuesta porqué se va perdiendo la capacidad de calzarse los zapatos del otro e intentar andar su camino, o al menos imaginarlo. Sin conocimiento, sin espíritu crítico, sin empatía y sin determinación para resolver los conflictos es muy difícil la convivencia y el mantenimiento de la paz.
En el plano público, no hay un monopolio de poder y los diferentes grupos elitistas no cejan de competir para asegurarse la mejor parte del pastel y mejorar su supremacía. Es un juego de estrategia “only for their eyes” que los ciudadanos de a pie no podemos entender. Al no conocer las verdaderas motivaciones, las agendas secretas, los medios de que disponen cada grupo, la ciudadanía no cesamos de divagar, lanzando elucubraciones al aire más o menos acertadas, pero siempre distantes de la realidad.
No queda más que mantener la calma y procurar que la ansiedad no nos domine.
¡Que la suerte nos acompañe!
©JuanJAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario