miércoles, 1 de junio de 2016

Salarios y Pensiones

España es uno de los países donde la población envejece más rápidamente. Vivimos mucho más. Pero también tenemos cada vez menos hijos. Y el riesgo de una pérdida de población con menos ciudadanos en edad de trabajar y más jubilados.
Hay 9,3 millones de pensiones con un poco más de 17 millones de afiliados a la seguridad social. España jamás ha tenido más de 20 millones de cotizantes y se considera que un sistema de reparto de pensiones es difícil de sostener si ese ratio es menor de dos contribuyentes por pensionista. Las pensiones ya suponen más del 11% del PIB. Los jubilados cobran ahora de media cerca de 1.040 euros al mes, un crecimiento en términos reales de más de un 45% comparado con el periodo 2003-2004.
El sistema de pensiones español es de reparto, no de capitalización. ¿Qué significa eso? Que usted no cotiza para asegurar su pensión, sino que contribuye a las que se pagan hoy con la esperanza de que en el futuro otros continúen haciendo lo mismo, aumentado por la inflación. 
Un sistema de “capitalización” sería si lo que contribuye usted para pagar las pensiones de los jubilados actuales se lo guardara en una “inversión” rescatable cuando usted se jubilara: personal e intransferible.
Actualmente, los salarios son decrecientes, las pensiones crecientes y la tasa de cobertura cayendo. ¿Cuál es el escenario al que nos conduce esta situación?
Todos los políticos nos repiten que ‘Las pensiones no van a bajar’. Prácticamente toda la población se lo cree a pies juntillas. Esta afirmación no se basa en nada concreto; es más bien un deseo transformado en convicción: Y quienes eso dicen lo justifican: ‘Si hace falta se creará un impuesto para financiar las pensiones’. Y algunos de estos van más allá: ‘La presión fiscal en España es baja’.
La presión fiscal en España es menor que en la mayoría de los países europeos, pero eso es a nivel medio. Bajando al detalle y comparando con las bases imponibles… ¿Uds. creen que ‘el español medio’ está en disposición de soportar una mayor detracción de sus ingresos en forma de un mayor pago de impuestos? La respuesta es que no. Bien, entonces, ¿qué nos deja eso?.
Los ingresos por cotizaciones sociales tienden a la baja porque la mayoría del trabajo cada vez vele menos, y eso afectará a quienes trabajen: el desempleo estructural tiende a más. Por ese lado parte de la solución está en que quienes trabajen no se jubilen, lo que no gustará nada a la mayoría de empresas porque un trabajador antiguo es mucho más caro que uno joven siendo las condiciones laborales del primero más caras que las del segundo, y como en España el coste laboral es parte fundamental de la competitividad …
¿Contamos con la Caja de Reserva de la Seguridad Social?
En el Grafico se muestra la Caja de Reserva de la Seguridad Social (barra azul), el gasto anual en pensiones (barra verde) y la evolución del PIB (línea morada).
A pesar de que el PIB no ha crecido, el gasto en pensiones si es creciente porque cada vez hay más pensionistas (más población debido al baby boom) y también porque la esperanza de vida ha aumentado debido a la expansión de las coberturas del modelo sanitario.
La Caja de Reserva ha permitido seguir abonando las pagas extras a los pensionistas cuando los ingresos por cotizaciones han empezado a dejar de ser suficientes. La Caja de Reserva ha seguido cayendo y le queda para menos de tres años.
Si los salarios tienden a la baja y por tanto la recaudación de la Seguridad Social tiende a menos, ¿qué creen que va a suceder?. ¿Se va a drenar más dinero a los magros ingresos de un creciente número de personas? ¿Va a intentarse recaudar más a ‘los ricos’, unas gentes que cuentan con una amplia panoplia de recursos legales para optimizar su fiscalidad y eludir lo que les venga en gana? 
Si en la ecuación (envejecimiento de población, aumento de afiliados, ingresos y gastos) no ponemos como pilar fundamental el crecimiento y el empleo, el resultado será el recorte de las pensiones, como ha ocurrido en todos los sistemas intervencionistas que prometían garantizarlas.
Parece que la solución en nuestro país no es acabar con el sistema de reparto, sino hacerlo sostenible y compatible con uno de capitalización. Es decir, la solución a las pensiones es recuperar el crecimiento económico y número de afiliados -20 millones- y mejorar la productividad y, con ella, los salarios y los ingresos de la Seguridad Social. No solo nos permitiría recuperar las cantidades del Fondo de Reserva, sino mantener el poder adquisitivo de las pensiones.
Si facilitamos la creación de muchas más empresas y atraemos más capital y así conseguimos generar más empleo y más productividad, conseguimos mitigar el efecto demográfico y, a medio plazo, aumentará la población. Al fin y al cabo, eso nos diferencia de Japón, la capacidad de atraer inmigración por afinidad cultural, idioma y localización.
Es imposible conseguir este escenario idílico de forma duradera entorpeciendo inversiones, aumentando la burocracia y subiendo impuestos como nos porponen algunas formaciones políticas.
La tendencia demográfica no se revierte desde una fiscalidad confiscatoria. En Francia se han recortado las pensiones desde 1996 con el famoso impuesto “solidario”. ¿Por qué?, porque se reduce la capacidad de consumir, ahorrar y tener descendencia si acometemos las reformas aumentando la fiscalidad y nos lanzamos al estancamiento.
En Suecia el Estado da una pensión mínima garantizada. A ese mínimo, equivalente a las pensiones no contributivas -y que solo se percibe si no se tienen otros ingresos-, se suma un sistema de capitalización personal en el que la empresa pone un 10% y el trabajador un 7% de su salario bruto en un plan individual de gestión estatal, y dicho plan se complementa con un 2,5% que se invierte en fondos, privados o públicos. Los que tildan el sistema de capitalización de “privatización” de las pensiones, mienten.
Para implementar este sistema se estableció en 2001 un periodo de transición por el cual los trabajadores nacidos antes de una fecha permanecían en el sistema antiguo y el resto pasaban al nuevo sistema. Dadas las diferencias demográficas y de desempleo, en España se podría utilizar parte del Fondo de Reserva y reducir los impuestos al trabajo para aumentar el empleo y reducir los desequilibrios. Un sistema sostenible, justo y a la vez que garantiza una pensión a todos.
Nuestro sistema de pensiones lleva criticándose desde que yo estaba en la universidad, diciendo que es insostenible, aunque se ha mantenido siempre que se ha fortalecido la creación de empleo y el crecimiento económico. 
Lo que pone en peligro las pensiones públicas son las llamadas a cubrirlas desde las políticas que solo han creado salida de empresas y destrucción de empleo. 
Merece la pena proponer un sistema en el que, como en Suecia, el ciudadano sepa exactamente cuánto tiene para su jubilación, sin depender de lo que diga un comité que varía de contenido y de criterio con el tiempo, según el equilibrio de fuerzas políticas en el Parlamento.
Porque los mismos que se rasgan las vestiduras con el poder adquisitivo de las pensiones son luego los que las hunden, sea recortándolas, devaluando constantemente la moneda y creando inflación excesiva.

Puede gastarse menos en ciertas cosas para gastarse en pensiones, pero ¿en qué?. 
Se puede perseguir con saña el fraude fiscal (de los autónomos y pequeños empresarios; los grandes se van si se les pretende tocar la cresta), pero hay un número apreciable de negocios que sólo son viables ‘en negro’, por lo que a menos fraude supone menos actividad y más paro. 
Por último se puede optimizar el gasto, pero ahí entra en juego la política y los “políticos”, muchos de ellos dedicados a extraer rentas de las clases medias.
Piénsenlo; lo más fácil para los “politiquillos” es … ¡recortar las pensiones!; claro que sí. Y vestirlo como algo necesario para … “salvar las pensiones futuras”. 
Además, la caída de la esperanza de vida a medida que caiga el modelo de protección social ayudará: habrá menos pensiones que pagar. ¡Qué no falte el humor!
©JuanJAS

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